jueves, julio 13, 2006

Sobre Zidane, en serio

De entre los muchos artículos dedicados a Zidane que aparecen hoy en la prensa recogemos los de cinco firmas que no guardan relación directa con el periodismo deportivo : Lluís Bassets, Gonzalo Suárez, Maruja Torres (los tres enlaces son de pago), Benjamín Prado y Darío Valcárcel. Todos ellos - quizás empujados por la admiración general hacia el astro francés -coinciden en tratar de justificar en mayor o menor medida el gesto que motivó la expulsión del ya ex jugador del Real Madrid.

Destacamos algunas frases dignas de mención:

"¿En un mundo lleno de materazzis, vamos a exigir a un simple jugador de fútbol la ejemplaridad que no hay por ningún lado de nuestra vida política?" (Lluis Bassets)

"El asunto Zidane es una nimiedad sacada de quicio, fácil de entender y perdonar sin rasgarse las vestiduras. Lo que es difícil de explicar a los niños son las imágenes del horror cotidiano en nuestros televisores. Las guerras que algunos aplaudieron, las catástrofes que Dios permite, la miseria que fingimos no ver y la estupidez programada con nuestra aquiescencia y para nuestra vergüenza. Ese es el verdadero escándalo difícil de explicar. Lo demás es ruido entontecedor." (Gonzalo Suárez)

"Puede que muchos vieran un intolerable cabezazo en el plexo solar de un jugador a otro. Lo que yo vi es al señor Zinedine Zidane, nacido en Marsella, hijo de la inmigración africana como casi todo su equipo, reaccionar contra lo insoportable." (Maruja Torres)

"La distancia entre la gloria y el desastre es de dos cabezazos, si llega a entrar en la portería el que Zidane le dio al balón unos minutos antes de embestir al defensa italiano, todo habría sido tan bonito que parecería mentira. Imagínate, sólo cinco centímetros a la derecha o la izquierda, y la historia sería justo la contraria." (Benjamín Prado)

"¿Hay algo que explique la respuesta de Zidane? Sí. A la altura del 2006, todas las trampas son posibles en un equipo italiano." (Darío Valcárcel)

Añadimos:

Pero la diferencia entre Materazzi y Zidane reside en el número de niños que se ponen la camiseta de uno y otro. La pregunta sería: ¿es justo exigir a los ídolos deportivos un comportamiento ejemplar?

Estilografic.art

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