jueves, mayo 14, 2009

Huertilografic

Debatiéndome me hallo estos últimos días, pensando y pensando en cómo salir adelante en estos duros tiempos que vivir nos ha tocado, me cachis en la mar. Enfrentándome, quiero decir, al dilema de si ora adquirir en La Clandestina (si lo tuvieren, porque no sé yo si trabajan estos autores) la última obra de José Maria Aznar, “España puede salir de la crisis” y seguir sus sabios consejos, ora agarrarme a las directrices que el sucesor de aquel, nuestro actual presidente Zapatero, ha ido enumerando a lo largo de sus intervenciones en el debate sobre el estado de la nación, de la nación que puede salir de la crisis.

Pero mira tú por dónde que al final mi decisión ha sido bien distinta, y he optado por emprender un novedoso camino hasta ahora para mí desconocido pero que estoy convencido de que proporcionará a mi persona nuevos frutos hasta la fecha nunca antes saboreados. O mejor, nuevas hortalizas.

Que me he montado un huertecito en un terrenito familiar. Familiar porque es de mi familia, no porque resulte conocido.

Así que ando echando cuentas por un lado, y documentándome por el otro, porque a mí todo esto me pilla de nuevas, con lo que estoy descubriendo todo un fascinante mundo hasta la fecha desconocido. Las condiciones y técnicas de los cultivos, las variedades de hortalizas, su composición y valor nutritivo, etc. Un universo harto complejo, que nadie se piense lo contrario.

Hasta hace bien poco, por ejemplo, uno no tenía ni idea de qué demonios era eso del raf. ¿La Fuerza Aérea Británica o Royal Air Force, de trascendente participación en la II Guerra Mundial así como en numerosos conflictos bélicos? Pues no. ¿La Fracción del Ejército Rojo o Rote Armee Fraktion, organización terrorista que operó en la República Federal Alemana, también conocida como la banda Baader-Meinhof? Pues tampoco, listos que sois unos listos.

Me refiero al tomate. A la variedad de tomate conocida como raf por todo horticultor que se precie. Y debido a sus difíciles condiciones de cultivo, pero también a su excelente calidad, el tomate raf va a ser precisamente la joya de mi huerta.

Si es que me crece.

Todos los manuales consultados al respecto vienen a coincidir en explicaciones y advertencias:

“¿Sabía usted, Señor Estilografic, que.. (nótese la fina y expresiva aplicación del recurso literario consistente en utilizar el nombre del interlocutor, esto es, Estilografic, aunque en realidad en el libro consultado no aparezca éste ni por asomo, como era de esperar) ... sabía usted, decíamos, que el tomate raf es una de las variedades más difíciles de cultivar, y que al ser un producto muy delicado, sólo los agricultores más experimentados – selecto grupo de profesionales a los que usted, Estilografic, de momento, no pertenece – son capaces de cultivar con éxito?”

“Resulta que el jodío ... (trátase de un nuevo recurso literario, lo de “el jodío”, puesto que las publicaciones y estudios serios, al menos las que abordan el asunto del tomate, no acostumbran a utilizar este tipo de expresiones soeces y malsonantes) ... el jodío necesita una temperatura óptima que no puede ser ni inferior a los cinco grados ni superior a los 25. Si la temperatura fuera mayor, mi querido Estilografic, el tomate perdería su sabor, lo cual es una putada; y si es menor, la planta es que no crece, lo cual viene a ser, auque de distinta naturaleza, también otra putada.”

Y además del susodicho tomate, si la naturaleza tuviera a bien echarme una mano, en poco tiempo podré degustar y, lo que es más importante, comercializar, el tomate cherry, el tomate de suelo, la zanahoria común (que digo yo que será la naranja y alargada), la berenjena negra, el pimiento y el calabacín o calabacito. Aunque este último me tiene preocupado, que lo encuentro algo pachucho y falto de ánimo. Quizás se deba a una selección natural o quizás, como dirían en Televisión Española, a un "error humano".

En general, la cosa pinta bien y, la verdad, las cuentas también me van saliendo, que ya es raro.

A ver: con los 400 euros que pensaba destinar a la adquisición del portátil de mi hija la mayor para el curso que viene, que va a hacer quinto y ya no le va a hace falta porque Zapatero le ha prometido uno, con esas cuatrocientas castañas, decía, tengo para invertir durante toda la temporada en semillas, bulbos, tallos, fitosanitarios, abonos y otros productos hortofrutícolas.

Luego, con los 2.000 euracos que a partir del 1 de junio reparten a troche y moche entre Gobierno, Comunidad Autónoma y fabricantes del sector automovilístico para la adquisición de vehículos motorizados, casi que voy a optar por la prudencia y el practicismo y olvidarme por tanto del Lexus LS 600H, con Sistema de Control Electrónico de Tracción (TCS), Sistema de Dirección con Relación Variable (VGRS), Sistema de Control de la Presión de los Neumáticos (TPWS), incluso Sistema de Control Electrónico de Estabilidad del Vehículo (VSC), y otras muchas cosas más que el lujoso vehículo, al que ya tenía echado el ojo, trae de serie, y me voy a decantar por un John Deere 790 27 HP, con transmisión mecánica, 8 marchas de avance y dos de reversa y embrague monodisco seco, entre otras muchas especificaciones que no viene a cuento detallar. Una verdadera monada de tractor.

Como Hortilografic – que, no lo he dicho, será el nombre de mi empresa – va a ser una pyme que contará con menos de 25 trabajadores (uno o dos a los sumo, contando a servidor y al becario), obtendré una reducción de cinco puntos en el gravamen del impuesto de sociedades, que es una cifra – oye - nada despreciable y que bien podría destinar - por qué no - a la compra de regalos y cestas navideñas para tener satisfecho y motivado al personal antes detallado y que no me monten huelgas o movilizaciones sindicales a las primeras de cambio, no te jode.

Y por último, si todo va bien, optaría por construirme una nueva y acogedora vivienda como futura residencia de verano para la familia Estilografic, junto a la que ya será, espero, extensa porción de terreno cultivable plagada de hortalizas y árboles frutales, con un cobertizo adjunto que servirá para la elaboración de los diferentes productos derivados del cultivo, tales como zumos y concentrados, mermeladas, jaleas y confituras, por poner algunos ejemplos apetecibles para abrir boca. Aprovechándome - toma ya - de la desgravación en el IRPF por pago de hipoteca como consecuencia de la compra de la vivienda, ya que ésta sólo se va a suprimir – ha dicho Zapatero – en el caso de rentas superiores a los 24.000 euros anuales. Es decir, para los ricos.

Aunque..., ahora que lo pienso, para seguir siendo pobre y ganar menos de 24.000 euros anuales no me meto yo en todo este berenjenal – nunca mejor dicho, lo de berenjenal – de la huerta y sus derivados.

Vamos, ni loco.

martes, mayo 12, 2009

El sitio de su recreo

Dejo el post de hoy para mañana. Ha fallecido el músico Antonio Vega. Nunca he sido muy mitómano, pero que ya no estén ni Enrique Urquijo ni él, dos voces que con sus destellos e imperfecciones me acompañaron en los años más jóvenes, me hace pensar que todo sucede muy deprisa.

En mi época de profesor, siempre prefería comentar con mis alumnos “El sitio de mi recreo” antes que El Poema de Mío Cid. Si a alguno le sirvió para aficionarse a la Literatura, mérito es de Antonio más que del profesor.

jueves, mayo 07, 2009

"Chesil Beach", o de cómo un instante puede cambiar toda una vida

Anoche le dije estas palabras a mi chica: sé que ni siquiera lo intentas; venga, venga, venga, venga, por favor, compláceme, oh sí, como yo te complazco a ti.

No, no se me ha ido la olla. En realidad yo no le dije anoche esas palabras a mi chica, sino que estoy tratando de contextualizar el libro del que voy a hablar. La cita es de Please Please me, la vieja canción de los Beatles, y el libro del que voy a hablar es Chesil Beach, de Ian McEwan. Así que la cosa va hoy de ingleses, y he dicho bien, Chesil, no Chelsea. Te lo juro por Iniesta, a quien Dios guarde muchos años.

Pero no nos vayamos del tema, no. Entre otras cosas porque si por algo destaca la novela de McEwan es precisamente por eso, por ser directa, ir al grano y no poseer ni un gramo de grasa que le sobre.

“Eran jóvenes, instruidos y vírgenes aquella noche, la de su boda, y vivían en un tiempo en que la conversación sobre dificultades sexuales era claramente imposible. Pero nunca es fácil”. Es el punto de partida elegido por McEwan para comenzar a narrar la historia de dos jóvenes que, en la Inglaterra de los inicios de los Beatles, pasan su noche de bodas en un hotel de Chesil Beach, en el Canal de la Mancha.

Por entonces, Lennon y McCartney se quejaban de que siempre tenían que estar insistiéndoles a las chicas, come on, come on, come on, come on..., please please me, oh yeh, like I please you..., y lo mismo le sucederá a Edward - un muchacho de origen modesto - ante las reticencias de Florence - una chica de familia acomodada - y la repulsión de ésta por el sexo.

Mucho parecen haber cambiado las cosas después de la revolución que supusieron los años 60, hasta llegar a nuestros días. ¿O quizás no tanto? Yo diría que McEwan deja abierto ese interrogante - como otros muchos, que para dejar puertas abiertas es un maestro – y la mejor prueba de ello es, sencillamente, gramatical. Volvamos si no a la frase del principio: “eran jóvenes... vivían un tiempo... pero nunca ES fácil” ¿Qué pinta ahí ese tiempo presente?, se preguntará el lector. A lo mejor me equivoco, pero no creo que sea un dato intrascendente.

El sexo se muestra, aquí, como en tantas y tantas obras literarias, como motor que mueve y conduce los sentimientos del alma humana. Queda bien clara, desde el principio, la obsesión de los dos personajes: en el uno por realizarlo y en la otra por evitarlo. “Ahí vienen”, susurra ella como queriendo decir “qué fastidio” cada vez que los camareros interrumpen los momentos de intimidad de la pareja previos al primer contacto sexual. Pero no, poco a poco iremos descubriendo que para Florence más que un fastidio la presencia de los camareros durante la cena íntima constituye un alivio, un respiro en la batalla que acaba de comenzar, aunque ella misma se niegue a admitirlo. En cambio él, en su obsesión por que llegue el anhelado momento que sólo ha logrado tener “a tiro de pájaro” después de acceder a la boda, se acuerda hasta de la fecha en que por primera vez logró tocarle los pechos. Y seguro que hasta de la hora, si se le apura.

La facilidad para la descripción de McEwan le hace en ocasiones recrearse en situaciones que otro autor despacharía a lo sumo con un par de líneas, pero casi siempre al final el lector acabará agradeciendo su generosidad. Es antológica, por ejemplo, la descripción del beso: labios, lengua, maxilares..., él queriendo penetrar y ella tratando de escapar. Prueba de su dominio del lenguaje es que McEwan no sólo se encuentra a gusto explayándose, sino que también sabe resumir. Si todo el libro ha sido una demostración de lo primero, el último capítulo resulta ser todo lo contrario. Así, si la descripción de una cena podía llegar a ocupar ochenta páginas al principio, ahora el autor resume cuarenta años en seis páginas y se queda tan fresco. Toda una demostración de dominio de la técnica narrativa.

Con sorprendente habilidad, McEwan es capaz también de trazar a la perfección caracteres, contextos y situaciones en un espacio muy limitado. En efecto, Chesil Beach es un novela corta, intensa pero corta, en la que – insistimos - al final, y aunque a veces lo parezca, nada es superficial. La tensión de la escena final de la playa, ella junto al tronco caído y él con la piedra en la mano, sólo se entenderá habiendo leído antes un episodio, aparentemente intrascendente, en el que se nos retrata a un Edward violento que un día fue capaz de darle una verdadera paliza a otro joven.

¿Y ella? ¿Cómo se entiende su actitud hacia el sexo? ¿Es sólo consecuencia de la educación de la época, de su carácter o hay algo más? No creo que sea arriesgado pensar que en la relación de Florence con su padre, a la que se alude en varias ocasiones, se dejan una vez más muchas puertas abiertas. ¿Qué sucedió realmente en aquellos viajes en barco de los que padre e hija nunca hablaban? ¿Cuáles son esos recuerdos que ella había decidido olvidar, como si en realidad no le pertenecieran ,y que vienen a la mente de Florence en el momento más oportuno? Que el lector saque su propias conclusiones, porque el autor poco más nos va a aclarar.

Lo que Lennon y McCartney nos contaban con la sencillez del lenguaje del pop, McEwan nos lo relata haciendo gala de una inmensa capacidad narrativa, adentrándose paralelamente en otros muchos terrenos del alma humana y de la vida misma, y en especial en una idea que parece ser, más que el sexo, el verdadero motor de la obra: cómo un solo instante puede hacer cambiar toda una vida.

Como en el gol de Iniesta.

martes, mayo 05, 2009

Evaluación

- ¿Míster Estilografic, por favor?
- A ver...; al utilizar el término “míster” precediendo a mi verdadero nombre..., uno, ¿se refiere usted a que me considera bello hasta decir basta?; dos, ¿utiliza el popular término dejándose llevar por la corriente futbolera que nos invade por doquier, comparándome con un afamado entrenador de algún equipo de categoría semejante o superior al exaltado y dignificado conjunto de Pep Guardiola?, o tres, ¿es usted, simple y llanamente, ciudadano extranjero?
- The third; la opción tres es la correcta, sí señor.
- Vaya; me lo temía. Pues sí, el tal Mister Estilografic soy yo. ¿Y ustedes quiénes son?
- Somos los examinadores. The examiners. ¿Sería tan amable de acompañarnos?
- Ah no, están ustedes confundidos, si son los examinadores a quien buscan entonces es a mi hija la mayor. Pues ahí está, en su cuarto, dándole un último repasito a los mapas, que no acaba de colocar el Guadiana y el Segura en sus ubicaciones correspondientes, Pero ya casi lo tiene. Esperen que la aviso... ¡niña!...¡los señores del examen de Cono....!
- ¿Cono? ¿What´s the meaning of “cono”?
-Conocimiento del Medio, hombre. ¿Es que no tiene ustedes hijos/as en edad escolar?
- Oiga, ¿quiere usted acompañarnos de una vez, que no tenemos todo el día?
- Pero si yo no le voy a decir nada a la criatura: Si yo además también confundo en el dichoso mapa el Júcar con el Tormes, y Fuerteventura con La Gomera, y los Montes de Toledo con los Cerros de Úbeda...
- Es que el que se tiene que examinar es usted.
- ¿Yo?
- Sí, usted. Salga de una vez y acompáñenos.
- Discúlmenme pero me pillan en chándal.
- No, no, si es mejor así. En chándal está bien. Y díganos, ¿qué modalidad deportiva se disponía usted a practicar sin más dilación? ¿jogging?, ¿fútbol siete’ ¿baloncesto?
- ¿Cómo dice?
- ¿O es que es usted quizás de gustos más rebuscadillos? ¿Parachute, disco volador, natación con aletas, body building?
- No, no. A mi es que en casita me gusta estar cómodo, y una vez que llego, ya no me despojo del chándal ni para bajar la basura. ¿Por qué lo dice?
- Hombre, pues porque no estaría de más que usted, como representante de los madrileños que es, fuera un esforzado y aplicado deportista.
- Y lo soy, ya lo creo que lo soy. Lo que sucede es que llevo unos días con una epicondilitis lateral que me trae de cabeza.
-¿What´s the meaning of...?
- También llamada codo de tenista.
- Oh good, entonces, ¿do you like playing tennis?, ¿como Nadal?
- Bueno.., sí...., pero...
- ¿What...?
- Pues que causómela más bien, la lesión digo, el uso continuado de la Wii.
- ¿Cómo?
- Pero no, por Dios, no, no vayan a pensar ustedes que me paso las horas muertas dándole a la Wii con mi hija, no, que ella estudia mucho y bien, ya lo verán cuando la examinen.
- ¡Y dale! ¡Qué manía! ¡Pero si a ella no la vamos a examinar! Si el examinado es usted.
- ¡Ah, es verdad! ¡Qué nervios! ¿Y qué nota voy sacando?
- Pues hasta el momento flojita, la verdad.
- Oiga, y dígame, ¿esto para qué es?, ¿para algún programa de televisión?
- No hombre no. Nosotros somos los miembros de la Comisión de Evaluación.
- ¿De la primera, de la segunda o de la tercera?
- I don´t understand.
- Que digo que de cuál de las tres evaluaciones del curso correspondiente?
- No, no. Del COI, IOC o incluso CIO, según se opte por la lengua de Cervantes, de Shakespeare o de Moliere, en cada caso.
- ¿Pero de Literatura o de Cono?
- De los Juegos, qué leches.
- ¡Anda! Haber empezado por ahí. Entonces buscan ustedes a la pequeña. ¡Niña...! ¡Sácate los Pet Shops y la granja de Play Mobil, que lo vean aquí, estos señores!
- Muy pez le veo yo a usted, señor madrileño, permítame que se lo diga.
- Óiganme, señores, se están poniendo ustedes un pelín impertinentes, ¿no les parece?
- Lo que estamos es poniéndole a usted un muy deficiente, que lo sepa.
- ¿Ah sí? ¿Pues saben que les digo? Que me da en la nariz que ustedes lo que buscan al final es venderme algo, seguro. Ya no saben qué técnicas inventar. ¿Se trata del inimitable Pyramid Power para fortalecer abdominales?, ¿del genuino Slender Shaper o aparato de gimnasia pasiva? ¿o quizás del revolucionario Sit Down Sit Up Gym, con el que por primera vez uno puede obtener desde casa los mismos resultados que obtendría pasándose las horas muertas en el gimnasio? A qué sí, ¿eh? ¿A que los he pillado?
- Oiga que no, que nosotros...
- Ande, ande, hagan el favor de marcharse por donde han venido. Adiós, muy buenas. ¡Paso de ustedes olímpicamente!

¡Vamos hombre!, con la de cosas que tiene uno que hacer, entre otras sin ir más lejos decorar y engalanar la terracita, por si acaso les diera por pasarse por el barrio a los miembros del Comité Olímpico Internacional, que andan por aquí con el fin de evaluar la candidatura de Madrid para la Organización de los Juegos de 2016. No vaya a ser que luego por mi culpa... que nunca se sabe oiga, que nunca se sabe...