lunes, marzo 31, 2008

Un hombre nuevo

Esta mañana he encontrado un sugerente anuncio en no sé qué periódico:

"Si deseas convertirte en un hombre nuevo,
Si no estás satisfecho con lo que la vida te ha deparado hasta la fecha,
llama ya al teléfono abajo indicado"

Ni que decir tiene que, en efecto, abajo había un número indicado, al que he llamado sin pesármelo dos veces.

- ¿Dígame qué desea?
- Pues convertirme en un hombre nuevo, qué pregunta.
- ¿Y eso por qué?
- Pues porque no estoy satisfecho con lo que la vida me ha deparado hasta la fecha, ya lo dicen ustedes.
- ¿Y a qué esta usted dispuesto para cambiarlo?
- A llamar al teléfono abajo indicado, está claro.
- No hombre, me refiero a pagar, cuánto está dispuesto a pagar.
- Hombre, pues lo menos posible, si le soy sincero.
- Veremos qué se puede hacer. Dígame nombre y apellidos.
- Estilografic Punto Blog.
- ¿Dónde vive?
- En mi casa, mientras no me echen, ahí sigo.
- ¿Medidas?
- Pueeeees..., doscientos metros cuadrados creo, si se incluyen el trastero y la terraza, claro.
- Me refiero a sus medidas, a que cuál es su altura.
- Ah, pueeees... no sé, debo estar, más o menos, por encima del metro pero sin llegar a los dos metros.
- ¿Podría concretar un poco más? Es importante.
- Digamos entonces que estoy en la media.
- ¿Aritmética, geométrica, cuadrática o ponderada, la media?
- Ponga uno ochenta y no se hable más. Pero... ¿por qué es tan importante, si la altura no me la van a poder cambiar?
- ¿Cómo que no? ¿Es que no lee usted los periódicos?
- Todas las mañanas, sí señor, y desde hace años además, pero le aseguro yo a usted que pese a mi insistencia en leerme hasta las necrológicas si hiciera falta, hace ya años que no crezco un centímetro.
- Ya lo sé hombre. Quiero decir que si no ha visto lo publicado estos días sobre la nueva operación de cirugía que permite al paciente - esto es, usted - crecer entre tres y cinco centímetros.
- Pues no, no lo he leído, así que explíqueme ya en qué consiste la operación, que a pesar de ser paciente, de impaciencia muero.
- Vera, la solución es tan simple como colocar en la cabeza, entre el cuero cabelludo y el hueso del cráneo, una prótesis de silicona sólida, y subrayo lo de sólida porque, a diferencia de lo que ocurre con las prótesis que las señoras se implantan en pecho o mama con intención demostrar un mayooooor..., digamos poderío, aquí no se trata de buscar el movimiento natural uniforme y alternativo de uno y otro pecho que provoque un efecto altamente sensual, sino todo lo contrario, esto es, la estabilidad y la firmeza propias de toda cabeza que se precie. No sé si queda claro.
- Clarísimo. ¿Y dice que entre tres y cinco centímetros sólo? ¿No puede ser algo más? Digo yo que ya que te pones...
- Sí, como poder sí, pero prodúcese entonces el temido “efecto”.
- ¿Qué efecto?
- El “efecto cabezahuevo”, que creo que no será necesario explicar en qué consiste.
- No, creo que no, me hago cargo. Dejémoslo entonces en cinco centímetros, o cuatro incluso, si me apura.
- Ea.
- ¿Y qué más pueden hacer por mí, además de lo de la altura?
- ¿Es usted un tipo ágil?
- Hombre, depende de para qué. Si se refiere usted a que si soy capaz de tocarme la cabeza con la punta del pie realizando a un tiempo una contorsión lumbar hasta el punto de arquear mi propio torso formando un perfecto ángulo agudo de unos 35 grados entre el susodicho torso y la pierna que permanece anclada en el suelo manteniendo mi estabilidad, y todo ello sin dibujar ni un ápice de expresión de dolor alguno en mi rostro, casi le diría que no, sin temor a equivocarme.
- Quiero decir más bien que si se desenvuelve usted como pez en el agua.
- Pues no, si le soy sincero servidor es más bien torpón en el líquido elemento, yo diría que incluso panoli, si me apura.
- Perfecto, pues he aquí una vez más la solución: el RZR Razer.
- ¿Qué ha dicho?
- Insisto: ¿es que no lee usted los periódicos?
- Insisto yo también: sí, pero por mucho que los leo, necrológicas incluidas, el movimiento de mi cuerpo serrano en el agua se asemeja más al ademán del hipopótamo en su hedionda charca que al sutil y armonioso desplazamiento del delfín por aguas tan saladas como cristalinas.
- Que no, que es que se ha publicado también estos días en los periódicos. Se trata del modelo de Speedo que ha sido catalogado como el bañador más rápido del mundo, después de que los nadadores que lo han utilizado hayan batido hasta seis récords del mundo en los europeos recién celebrados en Holanda.
- ¡Anda!, digo ¡nada!, digo ¡jopé!
- Pues tendría usted ambas dos soluciones en su bolsillo por el módico precio de 12.000 euros con sólo hacer la reserva a la voz de ya.
- Uf.
- Dije a la voz de “ya”, no a la voz de “uf”.
- Ya, ya.
- Con que lo diga una vez, lo de “ya”, es suficiente. ¿Reserva hecha entonces?
- No, no. Quiero decir que ya lo he entendido.
- Pues deje de pensárselo, porque a las primeras cien personas que hagan la reserva les obsequiamos con una fantástica colección en 15 CDs de los grandes éxitos de Los Indios Tabajaras. ¿Qué me dice ahora?
- Uf otra vez.
- Pero criatura, ¿Qué es entonces lo que usted anda buscando?
- Verá, es que a mí lo de ser más alto y esbelto y deslizarme cual sireno en las gélidas aguas la verdad es que me trae al pairo. Yo quisiera más bien convertirme en un personaje importante sin tener que haber realizado previamente grandes esfuerzos ni haber dedicado parte de mi tiempo y dinero a tal fin, ya me entiende. Que lo focos estuviera pendientes de mi persona allá donde acudiera incluso por encima de la presencia de Jefes de Estado y de Gobierno así como de otras destacadas personalidades que acompañarme pudieran, y que esto últimos cayeran incluso rendidos a mis pies al tiempo que desfilan ante mí destacamentos militares.
- ¿Haberlo dicho antes, hombre! Yo tengo lo que usted busca.
- ¡No me diga!
- Sí, pero tendrá que apuntarse en lista de espera.
- ¿Espera para qué?
- Para casarse con Sarkozy.

jueves, marzo 27, 2008

Una recomendación cualquiera

A la vuelta de sus para él seguro que fugaces, pero para nosotros - sus impacientes lectores - largas e interminables vacaciones (que no hay derecho, hombrepordios, habernos tenido así de huérfanos de tus entradas tantas y tantas jornadas interminables), nuestro admirado Mariano Zurdo nos anima hoy en su blog (hey, hey, hey...., reproduzco así onomatopéyicamente lo que sería la acción de animar por parte del tal Mariano) a que le ayudemos a ampliar su estantería, que se ve que el muchacho anda algo despistadillo después de sus, repito e insisto, largas e interminables vacaciones (que no hay derecho, hombrepor...)

Sintiéndome animado y alentado, voy y procedo:

Yo te aconsejaría, querido Mariano Zurdo, que tomaras a media mañana (que por la tarde hay más gente) una de las transitadas salidas de la tan capitalina como bulliciosa ciudad de Madrid y te dirigieras solícito hacia cualesquiera de los tan variados como cómodamente accesibles centros de IKEA que abundan en nuestra comunidad autónoma sagazmente presidida por la sin par Esperanza (gracias a Dios que sin par), y adquirieras allí el que consideres más apropiado - dependiendo de la capacidad de tu cuarto de estar, despacho, salón comedor o incluso cuarto de baño, por qué no – de los diferentes modelos de estanterías que pueblan el catálogo de los susodichos almacenes de origen nórdico, qué frío.

Podría hablarte maravillas por ejemplo del modelo NORREBO, que lo hay en tamaño 185 x 121, o también en 185 x 199, siempre hablando en centímetros, o de la baratísima LERBERG, que aunque tenga nombre de jugador de fútbol sueco que acompaña en la línea medular a Larsson, Ljungberg y Johansson, es una estantería sencilla y, en realidad, pelín feílla, no nos vamos a engañar.

Pero a mi, si te soy sincero, personalmente es que me gusta el modelo BILLY, no ya por las asociaciones y evocaciones traviesas y sugerentes del nombrecito, al que pícaramente pudiera añadírsele la construcción aposicional o apositiva de “el niño”, sino sobre todo porque la tienes en cinco colores, a saber, blanco, chapa abedul, chapa haya, chapa roble y marrón, y por lo ajustado y sorprendente de su precio. Y es que por 150 euros del ala, IVA incluido, te haces ya con una buena estantería para toda la vida, dependiendo, claro, de cuánto dure la vida de cada uno, que no es lo mismo morir a los cincuenta en plenitud de facultades tanto físicas como psicológicas y estando todavía en edad de merecer, que fallecer a los cien hecho un carcamal pero habiendo disfrutado de los placeres tanto mundanos como espirituales que la existencia nos depara, dónde va a parar.

El tal modelo BILLY ofrécesete también en una atractiva composición de esquina, pero si adquirieras finalmente ésta, la de esquina, te recomiendo que la coloques en una pared de tu casa que haga precisamente esquina, porque si no es que queda muy mal, ahí en medio, de mala manera y robándote el espacio vital tan necesario para el correcto funcionamiento del hogar dulce hogar.

Y tienes también toda una serie de complementos y módulos de extensión que podrás ir añadiendo sucesivamente a la estantería - si las paredes de tu casa te lo permiten, que si no también quedan muy mal, porque la madera por mucho que la empujes es que no cede ni un milímetro -, e incuso puertas de vidrio que quedan muy monas y protegen el contenido del estante o estantería del inevitable polvo, entendiéndose por tal, por el polvo digo (no nos vayamos a ir del tema) las partículas esas de procedencia insospechada que flotan en el aire y se posan, caprichosas, sobre los objetos que, como digo, contiene el estate o la estantería en cuestión.

Ah, y no te olvides de hacer uso de los fantástico lapiceritos que al módico precio de cero euros podrás encontrar a la entrada de la tienda (yo siempre que voy me traigo treinta o cuarenta para mis niñas, por lo de los cero euros más que nada). Coges uno o dos como mucho - que tú no tiene niñas, que se sepa – y te apuntas en un papelito, que también te facilita de manera gratuita el generoso establecimiento, el modelo que te guste de la exposición y el número del pasillo del almacén en el que se encuentra ubicado, para posteriormente pasar a retirarlo provisto de un carrito que, en este caso y vaya por Dios, sí que te cuesta un euro retirar, pero que sin embargo te será reingresado en tu bolsillo, el euro digo, una vez que tú también devuelvas el carro al establecimiento como Dios manda y como cliente honrado y educado que presumes de ser, que es que hay gente que se los lleva, como lo oyes.

Así que no sé a qué estas esperando,
tira de una vez para el IKEA, que ya estás tardando.

COMENTARIOS:

Mariano Zurdo dijo...
Estilografic: gracias, pero tratábase de libros, en este caso.

Estilografic dijo...
Ah. Pues entonces pon FNAC donde dije IKEA, ea.

martes, marzo 25, 2008

Servicios mínimos

- Buenos días. Haga el favor de tomar asiento y relajarse.
- Le voy a contestar en el mismo orden, que a mí esto de hablar como un tonto con una máquina me pone de los nervios y el habla me confunde: buenos días tenga usted también, señora máquina; tomo asiento siguiendo sus instrucciones, y con las mismas me relajo, o lo intento, que después de unas largas vacaciones semanasanteras y el esfuerzo que supone volver a la actividad diaria resulta dificilillo, no se crea.
- Bien, ciérreme usted la cortinilla que no le vaya a entrar luz del exterior y la jorobemos.
- Procedo a cerrarla, sí.
- A ver, introduzca usted de una vez los tres euros de rigor en la ranurita colocada a tal efecto, según mira usted al frente a su derecha, ligeramente hacia abajo .
- Un momento, un momento que me peine un poco antes, que con estos vientos de marzo luego sale uno en la foto que parece el mismísimo Chiquilicuatre pero, eso sí, con el tupé declarado en rebeldía.
- No se preocupe, que yo le indicaré cuándo tiene que peinarse y, sobre todo, si esta usted presentable ante la cámara si es que ello fuera posible de algún modo. Ahora, introduzca de una vez las dichosas monedas, que parece que le cuesta, hombre.
- Vaya, para ser una máquina la que habla la veo a usted muy metida en el papel y sorprendentemente interactiva, así como escasamente delicada, la verdad sea dicha.
- ¿Y quién le ha dicho a usted que yo soy una máquina?
- ¿Ah no?
- ¡Oiga!, no me sea usted ahora también escasamente delicado, así como maleducado y malsonante, que si le quitamos la “h”, que además es muda, a su exclamación interrogativa y juntamos las palabras utilizadas le sale una cosa muy pero que muy fea que no quisiera yo repetir.
- ¿Ah no?
- Y dale con el ano. ¿Lo ve? Ya lo he dicho y no quería.
- Disculpe, no era mi intención. Y si no es usted una máquina, ¿quién es entonces, me pregunto?
- Un honrado trabajador del sector del fotomatón, para servirle a usted.
- ¡Caguentó!, ¿y está usted todo el santo día ahí metido, dentro del fotomatón?
- Como lo oye, con mi cámara al hombro, dale que te dale al disparador.
- ¡Qué trabajo más poco agradecido el suyo!
- Y no solo eso, sino también repitiendo todo el día a tipos como usted que hagan el favor de tomar asiento, que se relajen, que cierren la cortinilla, que introduzcan de una vez los euritos..., y eso va también por usted, que veo que se sigue haciendo el remolón.
- Pues sí que tiene que ser duro, sí.
- ¡Qué duro ni qué duro! Son tres euros del ala, nada de duros ni pesetas, que no están las cosas para andarse con rebajas.
- Qué pasa, que no va bien el negocio, ¿no?
- El negocio no sé, pero el cuerpo de trabajadores estamos la mar de descontentos... De hecho, en huelga nos hallamos ahora, ¿no lo sabe?
- Pues mire no, no tenía ni idea. ¿Y en qué consiste?
- Se trata de una interrupción colectiva de la actividad laboral por parte de los trabajadores con el fin de reivindicar ciertas condiciones o manifestar una protesta.
- Ya, ya, eso ya lo sé. Me refiero a qué tipo de huelga hacen, porque usted está trabajando por lo que veo, o mejor, por lo que oigo, porque la cara no se la he visto todavía.
- Es que yo soy de servicios mínimos.
- ¿Servicios mínimos?
- Pero mínimos, mínimos. O que se ha creído, ¿que en estas máquinas de mierda cabe cualquiera?

lunes, marzo 17, 2008

¡Malditos roedores!

Relátanse, a continuación, los sucesos acaecidos en la residencia de Estilografic Punto Blog, más conocida como “micasa”, durante la noche del pasado sábado 15 de marzo, día de Maria Luisa de Marillac y víspera de “Domingo de Ramos”, a quien no estrena hoy se le caen las manos. Y que nadie se queje, por lo de la manos que se caen, y demos gracias al Señor Nuestro Dios de que no se les ocurriera ponerle “Domingo de Oraciones”.

Tras numerosas e insistentes llamadas de vecinos alertando de la existencia de insoportable jaleo, funcionarios del Cuerpo de Policía Antirruidos y Alborotos (CPAA) desplazáronse hasta el domicilio de la familia Punto Blog, la cual encontrábase, por ser día sábado como ya se ha dicho, disfrutando de una tan merecida como idílica jornada campestre consistente en, a saber: aperitivos de media mañana a base de embutidos de la tierra y cervecita bien fría; posterior chuletada en barbacoa legalmente autorizada con chuletitas de cordero lechal como plato principal regadas con caldos de dudosa procedencia, al no poseer, la botella de vino degustada digo, denominación de origen alguna; a continuación siesta de ronca que te ronca a todo roncar bajo agradecida sombra de olivo y bajo los efectos también del caldo que pudiera calificarse ya a estas alturas, sin temor a la equivocación, como “tintorrillo peleón”; y paseo o excursión campestre, por último, dedicada a favorecer la digestión indigesta de las citadas chuletitas y el también citado “tintorrillo”.

Al no encontrarse por tanto los residentes y propietarios de la vivienda en su interior, los citados agentes prcedieron a derribar la puerta del domicilio referido ante el estruendo que en el inmueble se venía detectando.

- Buenas noches señores, ¿quieren hacer el favor de comunicarme quién o quiénes son los responsables de esta fiesta de disfraces?
- Comete usted al menos dos errores en su interpelación, amigo.
- ¿Ah si? ¿Y se puede saber cuáles son, listillo?
- Pues que ni nosotros somos señores ni se trata de una fiesta de disfraces.
- ¿Y se puede saber entonces qué son y qué hacen en esta casa?
- Animales somos pertenecientes todos a la familia de los roedores, y de cachondeo estamos, eso sí.
- ¿Quiere decirme entonces que ese aspecto ratonil tan logrado como repelente que tienen ustedes no es un disfraz, sino que se trata de su apariencia natural?
- Como lo oye.
- ¿Y entonces quién es usted? Identifíquese.
- Simba me llamo.
- ¿El marino?
- No, no, Simba sin “d” final.
- ¿El de El Rey León?
- Tampoco. Soy el afamado hámster ruso de la sobrina de Mariano Zurdo.
- Ya. Entonces supongo que, no me diga usted más, aquel tipo fortachón de ahí, algo fondón por cierto debido sin duda a los estragos de la edad, que no perdona, es nada menos que Superratón.
- Correcto.
- Y esa muchacha que con él baila con donaire y gallardía sin par acompañados ambos, el donaire y la gallardía, de continuos ademanes sensuales que quitan el hipo al ritmo de la pegadiza melodía de “debajo un botón, ton, ton..”, no es otra que la Ratita Presumida. ¿verdad?
- Afirmativo.
- Y aquellos dos roedores resalaos que se están pimplando la caja de botellines y los saladitos sin decir esta boca es mía serán, imagino, los famosos Pixi y Dixi.
- No falla usted una.
- Y claro, aquel otro sujeto con cola y orejas redondeadas que abandona en estos instantes el escusado haciendo eses y con cara de haber vomitado lo que no está en los escritos será el tal Jerry, o en su defecto Tom, que nunca supe a ciencia cierta yo, ignorante de mí, quién era el ratón y quién el gato en semejante dúo, la verdad.
- De Jerry se trata, se lo confirmo ya, al tiempo que lo elogio por lo puesto que está usted, para tratarse de un ser humano adulto, en personajes ratoniles de ayer y hoy, más bien de ayer que de hoy.
- Y no sabe usted bien qué manía los tengo además, a los roedores. Así que ya están recogiendo, dejando todo como estaba y acompañándome ahora mismito al cuartelillo.
- Pero agente, ¿por qué se pone usted así? Si no le hemos roto nada a Estilografic Punto Blog.
- ¿Qué por qué me pongo así? Porque son ustedes unos bichos la mar de repelentes, hombre, con lo monos que resultan los gatitos, por ejemplo, y en cambio ustedes, mírense, mírense...
- ¿Pues sabe lo que le digo? Que a mi tampoco me hacen ni pizquita de gracia los policías como usted, quien ni siquiera ha tenido la delicadeza de identificarse antes de irrumpir por la fuerza, como ha hecho, en el hogar dulce hogar de la familia Punto Blog.
- Oficial Matute me llamo. ¿Algún problema?
- ¡Matute el amigo de Don Gato! ¡Mecagoenelquesofundío! ¡Ahora lo entiendo todo!

jueves, marzo 13, 2008

Salir de la rutina

Hay que ver lo que sufre uno cuando le sacan de la rutina habitual y la de cosas inimaginables que nos quedan por aprender. A mi al menos me ha sucedido esta mañana. Estropeóseme el metro, en plena hora punta, y ya es que se te trastocan todos los planes.

Lo cierto es que ya salía yo de casa, como viene siendo habitual, con la unidad de medida temporal o magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos estableciendo un pasado, un presente y un futuro, adherida a ambas dos porciones carnosas y redondeadas llamadas nalgas y que conjuntamente vienen a constituir la zona trasera del cuerpo serrano en la que la espalda deja de denominarse como tal. Eso tengo que confesarlo. Pero es que además, esperando estaba servidor en el andén tan solícito como presuroso a que llegara el metro cuando se oye una voz débil y temerosa por megafonía que no hay quien entienda. Yo creo que lo hacen adrede porque tienen miedo de que nos enfademos, ¡Pero si no sabemos desde dónde nos hablan!, ¿qué se creerán que les vamos a hacer?

- Disculpe, ¿ha oído usted algo de lo que han dicho por megafonía, señora pasajera?
- ¿Cómo me ha llamado, sinvergüenza?
- No, no, sinvergüenza no la he llamado. He dicho “señora pasajera”.
- No, si ya sé que no me ha llamado “sinvergüenza”. Faltaría más. Si el sinvergüenza es usted. ¡Habrase visto!, ¡llamarme a mi pasajera!
- Señora, eso no es nada malo. Yo también soy pasajero. Me refiero a que somos viajeros del metro, usted y yo, no a que estemos por la vida como de paso, no me malinterprete, mujer.
- Discúlpeme usted, caballero, Es que estas esperas en el metro me ponen de los nervios.
- ¿Lo ve? Ahora podría enfadarme yo por llamarme caballero, cuando, como es evidente, ni tengo caballo ni nada que se le parezca entre la piernas.
- Vamos a dejarlo, vamos a dejarlo, que por lo que veo hoy no es nuestro día y vamos a acabar diciendo alguna burrada.
- De acuerdo. Le decía si ha oído usted lo que han dicho por megafonía.
- Que va a tardar media hora, el metro.
- ¡No joda!
- Mire, ¿sabe lo que le digo?, que lo mejor es que se vaya usted corriendo a coger un autobús a la voz de ya, que no quisiera tener que ponerme a analizar pormenorizadamente su último comentario.

Así que después del incidente con la pasajera echo yo a correr camino de la parada de autobús más cercana que, claro, como no lo cojo nunca, no tengo ni idea de a qué incierto destino me conduce. Pero es que no me queda más remedio que improvisar sobre la marcha un nuevo camino a la oficina, sobre todo teniendo en cuenta que la “unidad de medida temporal o magnitud física” arriba aludida cada vez presiona más sobre las también susodichas nalgas de servidor, hasta el punto de amenazar con no dejarme ni tomar asiento en el deseado autobús.

- Buenos días, señor conductor del autobús.
- ¡Eh!, ¡eh!, ¿Se puede saber dónde va tan deprisa, so listillo?
- Pues al trabajo. Es que no funciona el metro, y he decidido tomar el autobús más cercano.
- Claro, y usted se cree que puede, así como así, pasar por delante de todos estos usuarios (que a mi no me gusta calificar como pasajeros) y colocarse el primerito de todos, el señor, ¿no?
- Hombre, en realidad es que yo he llegado antes.
- Sí, ya, pero resulta que usted no es usuario habitual de este autobús, que yo sepa.
- Pues mire no, en eso tiene razón, ya le he dicho que es que está estropeado el metro.
- Pues entonces se coloca usted el último y se espera. Y si al final hay sitio, pues sube; y si no, se espera a otro autobús o se coge usted un taxi. ¡Qué se habrá creído, la gente esta del metro!
- Vaya, no conocía yo normas tan estrictas para el uso y disfrute del transporte público, la verdad. Pero bueno, me pongo el último.

Lo que vengo diciendo. Que le sacan a uno de la rutina y es que no sabe desenvolverse. Parece mentira lo automatizados que estamos en todas nuestras tareas diarias. Menos mal que al final consigo subir tres autobuses después. Eso sí, el cambio de rutina me ha abierto los ojos, porque tras la fascinante aventura matutina he alcanzado a comprender, ya con la famosa “unidad de medida” bien instalada y acomodada en el nalgatorio sin posibilidad de marcha atrás, que no toda la vida de la ciudad a esas llamadas “horas punta” se desarrollo bajo tierra, sino que también hay actividad - y mucha, ya lo creo - en la superficie. Y así, contemplándolo ello y con la boca abierta debido a mi estupor, es como he llegado finalmente a la oficina, con la tan cacareada unidad de medida saliéndome ya a estas alturas por este último orificio aludido, esto es, la boca, y chorreandito de sudor hasta el punto de ocurrírseme la brillante idea de sugerir a mi jefe la posibilidad de instalar una ducha en la oficina para evitar tan desagradables como malolientes situaciones de esta naturaleza en el futuro.

- Estilografic Punto Blog, ¿Cómo es que llega usted tan tarde?
- Verá jefe, es que estaba servidor esta mañana en el andén tan solícito como presuroso esperando a que llegara...
- Ya, que se le ha estropeado el metro, ¿no?
- Efectivamente.
- ¿Y por qué no ha cogido un autobús?
- Eso he querido hacer, pero resulta que el señor conductor me ha dicho que si se podía saber dónde iba yo tan deprisa, so listillo...
- Ya, que ha tenido que dejar pasar tres autobuses por lo menos, ¿no?
- Exacto.
- ¿Y no le da a usted vergüenza, por último, llegar a la oficina así de sudoroso, que viene usted hecho un guarro?
- Precisamente eso iba a decirle yo a usted, lo del sudor.
- ¿Cómo? ¿Está usted insinuando que yo también vengo hecho un guarro a la oficina?
- No, no, me refiero a que se me ha ocurrido que para evitar circunstancias de este tipo podríamos instalar una ducha aquí, en la oficina.
- ¿Y no será más fácil, y se lo voy a decir bien clarito y sin rodeos, que deje usted de salir de su casa todas las santas mañanas con la puñetera hora pegadita a su jodido culo?

miércoles, marzo 12, 2008

Desayunos con... ZP

Pegaditos a la actualidad seguimos aquí. Así que, siendo fieles a los deberes que nos dicta nuestra conciencia y nuestro buen hacer periodístico, invitamos a desayunar hoy al personaje de la semana, que no es otro que... Pero no, mejor dejemos que sea él mismo el que se presente. Díganos, invitado misterioso, ¿Cuál es su identidad?

- ¿Rodolfo Chikilicuatre?
- No hombre no, si me refiero a usted mismo.
- ¿Yo mismo?
- Sí, usted, José Luis Rodríguez Zapatero, famoso en el mundo entero.
- Ah, vale, ahora entiendo entonces qué hago aquí desayunando con usted. En efecto, Zapatero soy, más conocido como ZP. Por cierto, ¿y usted quién es?
- Estilografic Punto Blog, organizador de desayunos, para servirle a usted.
- Pues sírvame, sírvame que se nos va a quedar frío el cafelillo.
- ¿Una pasta?
- Pues sí, no le voy a engañar. Una pasta gansa. Bien contento que estoy.
- Me refiero a que si quiere una pasta, con el café.
- Ah, si, perdón, creí que me preguntaba usted ya por mi sueldo como presidente.
- No, no, Dios me libre. Iba a preguntarle más bien por el personaje que aparece hoy en la portada de todos los periódicos, por el hombre del día.
- ¿Chikilicuatre?
- No hombre no, que obsesión la suya. Me refiero a Mariano.
- Ah, claro, Mariano. A él iba a referirme, precisamente. Vaya desde aquí mi más sincera felicitación para mi admirado y queridísimo Mariano.
- ¿Admirado y queridísimo? Pero si se han estado poniendo verdes durante toda la campaña. Disculpe, ¿a qué Mariano se está refiriendo, que me asalta la duda?
- Pues a quién va a ser, al hombre del día, ya lo ha dicho usted. A Mariano Zurdo, que hoy es su cumpleaños, que lo he visto en su blog.
- No hombre no, yo me refiero al otro.
- ¿A Estilografic?
- No por Dios. A Mariano Rajoy.
- Ah, al del los debates.
- A ese, a ese. Se habrá enterado de que se va a presentar.
- Bueno, yo ya me presentado. He dicho que soy Zapatero, más conocido como ZP. Eche si no un vistazo al comienzo del post.
- Dejemos mejor a Mariano, y hablemos de la noche electoral, que se la tengo guardada. ¡Menudo susto me dieron ustedes!
- ¿Y eso?
- Pues que eso no se puede hacer, lo de los percebes, hombre.
- ¿A que se refiere exactamente, que no le sigo?
- Pues que fue salir Pepiño Blanco y las encuesta de la tele anunciando la victoria de ustedes y claro, yo llamé a “Telecentollo”, ya sabe, “servimos marisco mejor que pollo”, para pedirles los dos kilitos de percebes correspondientes.
- ¿Para celebrarlo?
- Para celebrarlo no, es que estaban a doscientos el kilo, y claro, servidor pertenece al grupo de los trabajadores por cuenta ajena que cotizan al IRPF. Y si lo piensa, resulta que doscientos más doscientos, cuatrocientos que suman. Dos kilos, cuatrocientos euros, ya me entiende...
- O sea, que en realidad no celebraba usted el triunfo socialista, por lo que veo, sino la devolución de los cuatrocientos euros.
- Bueno, en realidad una cosa y otra vienen a ser lo mismo, casi. El caso es que una vez pedidos, los dos kilos, los resultados comenzaron a estrecharse, y llegó un momento en que uno ya no sabía dónde meterse antes de que vinieran los de “Telecentollo” con la peligrosa y comprometedora mercancía. Imagínese el disgusto, si al final llegan a perder.
- Imagino, imagino. La próxima vez seremos más prudentes. No se preocupe.
- Bien. Otro asunto. En materia de política antiterrorita, haga el favor de darnos alguna pista. Si me permite el pareado.
- Pregúntele usted a Rubalcaba, que de verlo hablar se me cae la baba. Si me permite también usted el pareado.
- Pasemos entonces a otro tema. Prioridades en política internacional.
- Europa es nuestra prioridad: ganar la Eurocopa y ganar Eurovisión, nuestras metas.
- Le veo a usted muy centrado en el concursito televisivo ¿eh?
- Esta va a ser una legislatura muy mediática, créame.
- Última cuestión que le planteo. Una vez conocidos los resultados del 9-M, ahora comienza el baile de pactos. Enuméreme, si hace el favor, del uno al cuatro, las mejores opciones para gobernar en coalición.
- Deseoso estaba de que me hiciera esa pregunta. Me lo ha puesto usted a huevo, querido Estilografic. Allá que te voy, hágame sitio:
Uno, el breikindance,
Dos, el crusaíto.
Tres, el maiquelyason.
Cuatro, el robocop.

lunes, marzo 10, 2008

Debate a tres

En esta tan fría como ventosa mañana se ha celebrado un interesante, plural y rico en contenidos y en ideas debate a tres, con la participación de tres personas (de cuántas iba a ser si no, si se trata de un debate a tres, que ya lo he dicho) expertas en diferentes materias, que a continuación procedo a presentar:

1.- Estilografic Punto Blog (en adelante, EPB): experto en asuntos estilográficos y en poco más, la verdad sea dicha.
2.- Hija mayor de Estilografic Punto Blog (en adelante, HMEPB): experta en Conocimiento del Medio (Cono), High School Musical (HSM), gimnasia rítmica y en poner en apuros al citado EPB con preguntas inesperadas.
3.- Hija pequeña de Estilografic Punto Blog (en adelante, HPEPB): experta en imitar ruidos de animales, en especial el del pato, el cerdo y la paloma, así como en los sucesos y avatares de la famosa historia de Caperucita Roja y un tal Lobo Ferobo.

HMEPB: Papá.
EPB: Dime hija.
HMEPB: ¿Al final quién ganó anoche?
EPB: El Villarreal, hija, menos mal. Desde luego que si no ganamos esta liga con todo lo que está fallando el Barça es para matar a Schuster.
HPEPB. Cuá, cuá, cuá ,cuá.
HMEPB: No, no, si digo en las elecciones. ¿Zapatero o Rajoy?
EPB: Ah perdona, me pillaste pensando en otra cosa. Zapatero, ganó Zapatero.
HPEPB. Cuá, cuá, cuá ,cuá.
HMEPB: Pues qué pena el que perdió, ¿no?
EPB. Uno tenía que ganar y otro tenía que perder, que le vamos a hacer. Así es el juego democrático
HPEPB: Cuá, cuá, cuá ,cuá.
HMEPB. Deja de hacer el pato, HPEPB, que estamos hablando de cosas serias, papá y yo.
HPEPB: Cuá, cuá.

ACLARACIÓN 1: mi hija la mayor no es que muestre más inclinación por un partido que por otro, no es eso. Lo que le pasa es que le da pena de todo, a la muchacha. Si se llega a enterar de lo de Llamazares, por ejemplo, seguro que poco le falta para ponerse a llorar. Por eso he preferido no extenderme en mi intervención en demasiados detalles sobre lo del bipartidismo y la Ley d’Hont, que digo yo que casi es preferible que de momento viva con la ilusión de que las elecciones son sólo cosa de dos, no la vayamos a liar.

HMEPB: Yo lo que no entiendo es por qué hablan todos tanto de ETA.
EPB. Pues hija, porque es una preocupación para este país, lo de ETA.
HPEPB. Oink, oink, oink, oink.
HMEPB: Ya, pero es que cuanto más hablemos de ellos, más cosas malas harán, porque yo creo que lo que quieren es eso, que hablemos de ellos.
EPB. No te falta razón en lo que dices, hija.
HPEPB. Oink, oink.
HMEPB: A mi me da mucha pena también este señor que mataron el viernes, y su hija que salió en la tele, pero yo creo que los de ETA lo que quieren es eso, salir en la tele.
EPB: Es muy posible.
HMEPB: ¿Si la abuela de mi amiga Sandra se muriera también saldría tanto en la tele?
HPEPB: Papá, mira cómo hace el cerdito: oink. oink.
EPB. Sí hija, ya te hemos oído, y el pato cuá, cuá. La abuela de tu amiga no saldría porque no es noticia.
HMEPB: ¿Y cómo se sabe cuándo algo es noticia?

ACLARACIÓN 2: Aquí el discurrir del debate nos llevaría hacia un asunto tanto o más complicado que el anterior, a partir del cual podrían llegar a tambalearse incluso los cimientos de la profesión que a uno le da más o menos de comer, esto es, el periodismo. Debido a lo cual, en un alarde de imaginación, opto por recurrir a un ejemplo cercano sin profundizar demasiado en el asunto.

EPB: ¿Tú te has dado cuenta, querida hijita, de que todos los semáforos nos están pillando en rojo?
HMEPB. Sí.
HPEPB. Mira papá, la paloma: buuhh, buuhh, buuhh.
EPB. Pues a nosotros nos hace polvo, porque vamos a llegar tarde al cole, pero para ese señor que va por allí paseando al perro le resulta intrascendente. Vamos, que le da lo mismo.
HMEPB: ¿Y qué tiene que ver eso con las noticias?
EPB: Pues que el hecho de que los semáforos se nos pongan rojos no es en realidad una noticia, porque es algo que sólo nos afecta a nosotros. Bueno, y a este buen hombre que va en el coche de al lado, pero nada más.
HPEPB: Buuhh, buuhh, buuhh.
EPB: Y lo mismo sucede con la abuela de tu amiga. Si se muere, que Dios no lo quiera, la mujer, para tu amiga sería muy importante, pero a aquella señora que va a cruzar, que ni la conoce, le trae al fresco. En cambio, por desgracia, que ETA mate a alguien es algo que nos preocupa a todos.
HPEPB: Buuuuuuuuuuuuuhhhh.

ACLARACIÓN 3; al final, tanto semáforo en rojo no podía traer nada bueno, eso estaba claro, así que como era de esperar, llegamos tarde al cole un día más.

HMEPB: Papá, ¿y qué el digo yo ahora al profe para que no me ponga falta?
EPB: Cuéntale lo de los semáforos, que nos han pilado todos en rojo.
HMEPB: ¿Pero no dices que eso es algo que sólo nos importa a nosotros?
EPB: Cuá, cuá, oink, oink, buuuuuuhhhhh.

viernes, marzo 07, 2008

Las entrevistas

No es mi intención tirarme el moco, Dios me libre, pero en un esfuerzo sin precedentes de fin de campaña me he leído enteritas las dos entrevistas que ha publicado El País, la una con Mariano Rajoy y la otra con José Luis Rodríguez Zapatero. Con un par. Con un par de periódicos digo, el de ayer y el de hoy.

Iba yo a haber escrito ayer un comentario sobre la entrevista a Rajoy, pero entonces encendióseme la bombilla y me dije a mi mismo: “Estilograaaafic, no seas tan nerviosillo y espérate a mañaaaaana, que va a salir la otra entreviiiiista, la de Zapateeeero, y entonces ya, con todos los datos sobre la mesa, procedes a comparar los dos trabajos y a juzgar con elementos suficientes acerca del quehacer periodístico del diario del grupo PRISA, no tengas tanta idem”.

Y el caso es que me he escuchado – por cierto, que servidor resulta de lo más cursi hablando – y me he esperado a hoy, momento en el que, una vez leída también la entrevista con Zapatero procedo a lanzar mi punto de vista sobre ambas dos. Ahí va.

Si hubiera publicado el post ayer hubiera dicho sobre la entrevista a Rajoy que me gustó mucho, que disfruté leyéndola, que resultó agresiva y mordaz, y que me maravilló el estilo incisivo del director de El País, quien no se arredró ni lo más mínimo tratando de acorralar al entrevistado una y otra vez, al pobre Mariano.

Pero claro, después de semejante ejercicio de periodismo agresivo, la duda me ha estado corroyendo durante toda la noche: ¿sucederá lo mismo mañana (esto es, hoy) con la entrevista a Zapatero? ¿Se lanzará El País en este fin de campaña de cabeza a la piscina de la objetividad periodística y se mostrará igual de agresivo y mordaz con Zapatero que con Rajoy o, por el contrario, será su director, también conocido como entrevistador en este caso, un periodista sumiso y campechano con el candidato del PSOE, tratándolo cual si de un coleguilla se tratara, adoptando así claro partido por uno de los partidos, valga la redundancia, en fechas tan cercanas a las elecciones que, por si alguien todavía no lo sabe, se celebrarán Dios mediante el próximo domingo 9 de marzo, día de Santa Francisca más conocida con la señá Paca? Qué nervios.

Pues mira tú por donde que la entrevista de hoy ha resultado ser, al menos a mí así me lo parece, tan incisiva y mordaz como la de ayer, por lo que no me queda otro remedio que levantarme estirando fuerte y decididamente mis piernas alzando acompasadamente mis brazos para posteriormente volver a sentarme al tiempo que hago descender mis extremidades superiores recuperando su posición natural, esto es, pegadas al cuerpo serrano de uno. Quiero decir que le hago la ola a El País. Que, si te soy sincero, no lo esperaba. Que había perdido la confianza en los medios de comunicación después del espectáculo a que nos viene sometiendo últimamente de falta de objetividad y defensa de todo tipo de intereses menos los puramente periodísticos.

Y ahora, una vez leídas y releídas, me dispongo a decir que me han gustado mucho las dos entrevistas, que me han hecho recobrar la confianza en esta profesión de la que, lo confieso, uno estaba empezando a renegar con demasiada asiduidad y que me había llevado incluso a plantearme qué sentido tiene seguir perteneciendo a ese colectivo que presume de objetividad y transparencia y que en cambio en ocasiones, demasiadas ocasiones, se nos muestra como el menos objetivo y trasparente del mundo.

Así que si me lo permitís, por una vez y sin que sirva de precedente, alzo mi copa en este fin de campaña y declaro que recupero mi fe en el periodismo, en el buen periodismo que todavía puede, y debe hacerse.

Hala venga, a votar.

ACTUALIZACIÓN (tan desagradable como necesaria): ETA asesina a un ex concejal socialista en Mondragón.

miércoles, marzo 05, 2008

Encuestas

Toc, toc...
- Buenas tardes. ¿Qué desea?
- ¿Señor Estilografic Punto Blog?
- Delante lo tiene. ¿Quién llama?
- Demoscopia.
- ¿A quién y de qué hay que dar copia?
- No, no, que digo que soy el tipo de Demoscopia, el de las encuestas, sondeos de opinión o barómetros electorales.
- Ah, una encuesta. Qué ilusión, que algarabía, cual si fuera esto una orgía, si me permite el bello pareado
- ¿Ha participado usted en alguna?
- ¿En alguna orgía? No, no, Dios me libre, o mejor, que me libre el recién elegido Rouco Varela, lector de este blog, me consta.
- No hombre, si no digo en una orgía. Digo en alguna encuesta, que veo que tanto le gustan.
- Bueno, una vez sí, hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana...
- ¿Cömo dice?
- Que sí, que una vez. Disculpe por lo de la galaxia, es que se me fue la olla...
- ¿En qué elecciones?
- No, no fue en elecciones. Fue un señor vestido de blanco, el que me la hizo.
- ¿Ah sí? ¿Y sobre qué le preguntó?
- Pues sobre qué detergente lavaba más blanco, si el mío o el que, amablemente, me ofrecía él, el hombre vestido de blanco, en un generoso tambor o, más exactamente, en un recipiente con forma de tal, de tambor.
- ¡El hombre blanco de Colón!
- Aaaah, ¿dónde?...
- No se asuste, no, que sólo estoy recordando.
- ¡Qué susto me ha dado! Entonces ¿de qué me van a preguntar ahora? Si tengo entendido que ya no se pueden publicar encuestas sobre el voto...
- Efectivamente, pero nosotros no preguntamos sobre el voto.
- Pues no sabe lo que me alegro, porque un poquito harto de política y campaña sí que estoy, no le digo que no. ¿Y sobre qué preguntan?
- Preguntamos sobre su situación económica.
- Ah, qué interesante dato, así como revelador.
- A ver, si tuviera usted que dar una puntuación de cero a diez a su situación económica, ¿cómo diría que es?
- Jodidilla, sin duda.
- Veamos, quizás no me haya explicado bien. Se trata de que dé una cifra.
- Mil novecientos noventa y dos. Siempre me gustó ese año; ya sabe: los Juegos Olímpicos de Barcelona, la Expo, Curro, Cobi...
- Me refiero a una cifra de, como le he dicho, valoración de su situación económica, de cero a diez, ya le digo.
- Es que me da no sé qué.
- No se apure usted, que todo el mundo lo hace.
- Y si me suspendo a mi mismo, ¿qué me va a pasar?
- No se preocupe que no le va a pasar nada. Sea usted sincero consigo mismo.
- Bien, lo seré...
.- ..¿La cifra, pues...?
.- .. Todo es mentira.
- ¿Cómo dice?
- Que yo no me llamo Estilografic Punto Blog.
- ¿Perdón?
- Que aquí , a este blog, no viene nadie a desayunar, ni campovidal, ni olgaviza, ni nada de nada.
- ¡Qué me está contando!
- Pues eso, estoy siendo sincero, que la mayor parte de las cosas que cuento en el blog son mentira, que me las invento. Que ni siquiera soy yo el que escribe los post sino un muchacho que tengo colaborando, sin papeles. Que apenas tengo comentarios, que de los que tengo la mitad o más me los hago yo mismo cambiando la firma, que nadie me llama por teléfono, ni vienen a visitarme al blog, ni Cristo que lo fundó, con permiso del ya mencionado Rouco.
- No llore hombre, que me da cosa verlo así
- Cómo no voy a llorar, si mis lectores no merecen esto que les hago, que ellos piensan, estoy seguro, que todo lo que cuento es verdad de la verdadera, que jamás se han parado a pensar, los pobres, que todo ello es producto de mi imaginación, sólo producto de mi imaginación.
- No se me derrumbe, por Dios, que no es para tanto, a ver si se cree que es usted el único.
- ¿Cómo dice?
- Pues lo que oye, que dé por seguro que usted no es el único. Míreme a mí, sin ir más lejos.
- Ya lo miro y lo veo, algo borroso a consecuencia de las lágrimas que inundan mis entristecidos ojos pero lo veo. ¿Qué le pasa a usted?
- ¿Usted se cree que yo me hago tal cantidad de encuestas como decimos, que luego me las leo todas y que saco las conclusiones concluyentes de manera real, sin trampa ni cartón? En qué cabeza cabe, por favor.
- De manera que ustedes también inventan cosas.
- No sabe hasta qué punto. Pero nosotros y todos aquellas personas, instituciones, organismos y agrupaciones que participamos en este tan necesario como teatral mundo de la escena política y democrática. Políticos, periodistas, medios de comunicación, sociólogos, opinadores, etc, etc, etc.
- Continúe, continúe consolándome, alma de Dios, ¿no ve que hundido me hallo?
- Lo veo, lo veo. Tome. Un pañuelo, y límpiese los mocos a la par que las lágrimas, criatura. Pero no, mejor cambie el orden, primero las lágrimas y luego los mocos, que puestos a mancharse mejor hacerlo de lo primero que de lo segundo.
- Gracias, gracias, no sabe cuánto se lo agradezco. ¿Qué podría hacer yo por usted para pagarle y agradecerle tanto consuelo?
- Pues ya que lo dice, deme usted de una puñetera vez una cifra, hombre, que no tengo todo el día.

martes, marzo 04, 2008

Los posdebatientes o la pelota que gira y gira

¿Habéis visto el efecto de una pelota colocada sobre un chorro de agua? Lucha y lucha por escapar y poder caer al suelo siguiendo su camino, pero la presión y la fuerza del agua se lo impide, de manera que acaba dando vueltas y más vueltas sobre sí misma como queriendo huir de la corriente sin conseguirlo. Tiene su gracia.

Esta mañana he visto algo parecido en el metro. Una señora, en adelante conocido como “la pelota”, ha entrado al vagón con cierto aire de incomodidad. Se le notaba, a la mujer, que o bien no estaba acostumbrada a viajar en trasporte público o bien es que se había levantado con mal pie, porque desprendía cierto tufillo a ese perfume que se podría definir como “desprecio por la multitud”, a la que en adelante, a la multitud, pasaremos a denominar “el chorro de agua”. Todo en el interior del vagón parecía molestarle a la pelota: el roce con el resto de los pasajeros, el no poder agarrarse a ningún sitio, el ambiente ligeramente cargado que allí se respiraba...

Llega el metro a una de esas “estaciones revoltijo” en las que se baja la mitad del vagón, y ya estás respirando y acomodándote rapidito, porque también se sube la mitad del resto del mundo. Pues la pelota que no, que ni se bajaba ni dejaba bajarse, y claro, el chorro de agua ha acabado por empujarla hacía el andén, y desde allí luchaba y luchaba por volver a entrar sin dejar salir primero a la corriente de agua que todavía trataba de abandonar el vagón. Así ha permanecido la pelota durante unos segundos, girando y girando sobre sí misma resistiéndose a ser alejada del vagón por la fuerza del chorro de agua humana que la empujaba.

Para mi que se trataba de una posdebatiente.

¡Mecagoenlaleche! ¡Lo estaba consiguiendo! Había llegado ya hasta el tercer párrafo sin hacer ni la más mínima alusión al debate de ayer, que ya está bien hombre, y voy, y de la forma más tonta, no me digas que no, realizo, lanzo al aire o pongo sobre la mesa una comparación que ya me dirás tú qué gano con ella, pero que me conduce de manera irremediable a hilar este mañanero, relajado y ordinario post (ordinario por lo que tiene de común y regular, no vayamos a empezar a faltar), con el famoso feistufeis de ayer, que ya no sé ni como llamarlo para no repetir tantas veces lo de “debate” o “cara a cara”.

Pues nada, que ya que me he metido, me meto. Que la pelota o señora, decía, me ha recordado a los posdebatientes, dícese de aquellas personas o personajes que aparecen como churros después de los debates, cara a cara o feistufeis, y que de manera un tanto ridícula y grotesca, no nos vamos a engañar, luchan y se desgañitan contracorriente por tratar de defender la idea, y de paso convencernos a los demás, de que su jefe o en su defecto admirado candidato ha ganado por KO el debate, afirmación que, por supuesto, no admite discusión. Ni se te ocurra.

Pues en el metro lo que la gente ha hecho esta mañana cuando ha visto a la posdebatiente girar y girar sobre si misma, que ni p’alante ni p’atrás, ha sido partirse de la risa. Lo cual es siempre, no cabe duda, un buen y saludable ejercicio de salud democrática que desde aquí invito a practicar.

lunes, marzo 03, 2008

Desayunos con...Telepizza

No podría ser de otro modo. De la misma manera que el pasado lunes 25 de febrero nuestro “desayunos con” contó con la presencia del moderador del tan cacareado cara a cara entre Rajoy y Zapatero, por todos conocido familiarmente cono campovidal, lo suyo es que, digo yo, en el día de hoy, ante el nuevo debate que se celebrará esta noche, en la edición correspondiente de “desayunos con” contemos con la presencia de la moderadora del mismo, por todos conocida también familiarmente a partir de ya como olgaviza.

Y lo que es más, de la misma manera que, siguiendo nuestra tradición rimera, más ahora que ya va siendo primavera, si en aquella ya lejana ocasión el desayuno con campovidal resultó ser de lo más normal, en esta oportunidad, para el breakfast con olgaviza no nos queda otra que... llamar al Telepizza (léase con “z” de Zapatero, que si no es que no rima).

- ¿Telepizza dígame?
- Buenas, quería una pizza familiar.
- ¿Familiar de tamaño, esto es, para toda la familia, o familiar de que cuando usted la vea le resulte conocida, bien sea por cariño, cercanía o afinidad?
- No, no, familiar de tamaño, que es que tenemos mucha hambre.
- ¿Qué grado de parentesco guardan ustedes todos?
- No, no, ninguno, si no somos familia. Somos dos, mi invitada y yo.
- Pues entonces va a ser imposible, a no ser, claro que se casen ustedes de inmediato y formen matrimonio, su invitada y usted. Aunque luego, una vez ingerida la pizza, se separen, divorcien o incluso procedan al cese temporal de la convivencia matrimonial, que eso a nosotros, como empresa, ya no nos importa.
- Pero es que se trata de olgaviza, que la tengo como invitada a desayunar.
- ¿Olgaviza la moderadora?
- La mismita.
- Haber empezado por ahí, hombre. Marchando una pizza con doble de queso. En quince minutos la tiene.

- Bueno, olgaviza, hay que ver qué efectividad. Mientras esperamos la pizza comencemos con nuestra animada charla. Durante el último debate ensayaron ustedes el sistema ese que nos contó campovidal del ROCCDGM famoso, pero vimos que los candidatos mintieron lo que no está en los escritos y aquello no funcionó, nadie se volvió transparente. ¿Han corregido errores y mejorado por tanto el invento para el debate de hoy?
- Es que se trataba de un sistema caduco y trasnochado muy propio de mi antecesor, el tal campovidal, también a su vez caduco y trasnochado.
- ¿Me está usted diciendo, querida olgaviza, que no hay buen rollito entre ambos dos moderadores?
- Pues si le soy sincera ya ve que no. En realidad nos llevamos a matar.
- Pues deberían ustedes moderarse, que para eso son moderadores.
- Que se modere él, que es un tramposo y un mentiroso y tiene miedo a debatir conmigo.
- Bueno, bueno, veo que también va a hacer falta un debate entre moderadores. Pero en fin, dígame qué sistema van a utilizar entonces esa noche para detectar las mentirijillas de los candidatos, que las habrá.
- Vamos a estrenar en exclusiva mundial el llamado IIFMV (dlC).
- ¿Y eso qué es lo que es, señora moderadora?
- Pues se lo voy a decir en verso: el Intercambiador de Identidades en Función de las Mentiras y Verdades (de los Candidatos).
- Ya se está explicando, que si no...
- Bien sencillo. Verá, se trata de que a medida que los candidatos vayan diciendo sus mentirijillas su imagen va a ir sufriendo una paulatina modificación tendente de manera irremediable a hacer que sus rasgos físicos sean cada vez más parecidos a los de su oponente, hasta llegar a convertirse en aquél.
- ¿Quiere usted decir que si, tal y como se supone, ambos candidatos no paran de decir mentirijillas durante el debate, el candidato Rajoy acabará convirtiéndose en el candidato Zapatero, y Zapatero por su parte terminará por transformarse ante los ojos de los telespectadores en el mismísimo Rajoy?
- Yo no lo hubiera explicado mejor.
- Y entiendo que, tal y como debería haber ocurrido en el anterior debate, no es que se trate de un truco de la cámara, sino que hablamos de una situación real. Zapatero pasará a ser Rajoy y Rajoy, Zapatero.
- Así ocurrirá. Sí señor.
- Y si yo lo que quiero es votar a Zapatero pero resulta que , debido a las mentiras, se ha convertido en Rajoy, ¿a quién debo votar el día 9?
- Pues si Zapatero ha dicho mentirijillas no le vote usted, vote al otro candidato.
- Sí, pero si Zapatero se ha convertido ya en Rajoy por la acción del IIFMV (dlC) ese, al votar al otro candidato ¿a quién estoy votando en realidad? Y lo que es peor, si Rajoy ha dicho también mentiras se habrá convertido también en Zapatero, y entonces....
- Es que en esa contradicción sin solución es en donde reside precisamente la gracia del debate. Y además, ¿sabe lo que le digo Estilografic? Que me está poniendo usted dolor de cabeza.
- ¿No será que lo único que buscan ustedes es la millonaria audiencia que un efecto de ese tipo podría darles sin importarles que lo que van a conseguir es confundir al espectador y sembrar el caos en el electorado?
- Dios me libre a mi de semejante cosa. Nada más lejos de mi intención.
- Ya, no me había dado cuenta antes, olgaviza, de que ha venido usted ataviada con un modelo muy masculino, con traje y corbata.
- Gracias, yo tampoco me había dado cuenta, la verdad. En fin, insisto en que hacemos nuestro trabajo pensando sólo en el interés del ciudadano.
- Ya veo, ya veo, y veo también que le está saliendo a usted un poco de bigotillo, olgaviza.
- No es nada, no es nada, ande, vaya a abrir la puerta, que están llamando.
- Sí, será Telepizza. Pero no me diga con una voz tan ronca que me asusta...
...En efecto, ya está aquí la pizza. Y qué bien huele. No tendrá usted suelto, olgaviza, que no tengo para pagar y... ¡aaaaaaah! ¿Qué hace usted aquí otra vez, señor campovidal? Y sobre todo, ¿qué ha sido de olgaviza?