miércoles, enero 27, 2010

En busca de la sucesión (o el melón del presidente)

Comedia en verso en tres actos
Original de Estilografic Punto Blog

ACTO PRIMERO

Sencillo pero coqueto saloncito en el hogar de los Rodríguez Zapatero, también conocido como La Moncloa. En el centro, y en primer término, una mesita baja delante de un sofá que aparenta ser la mar de cómodo, pero vete tú a saber, con un par de cojines con un escudo del Barça que parece bordado a mano, pero vete tú a saber. A la derecha según mira el espectador, una puerta que se supone conduce al resto de estancia de la casa, pero vete tú a saber, y al fondo otra puerta que se supone dará directamente al jardín, pero vete tú a saber. Al levantarse el telón, la escena estará vacía, pero enseguidita entra por la puerta del jardín un señor que parece la mar de majo y educado, pero vete tú a saber...

ESTILOGRAFIC:
(dirigiéndose al público, si lo hubiere. Si no, basta con que hable mirando hacia platea, haciéndose el despistado como que aquí no pasa nada y el patio estuviera llenito de gente)
Ya se arranca la comedia,
hete aquí los personajes.
Si alguien quiere más bagaje,
búsquelo en la Wikipedia.
Dé comienzo por la gloria
de mi madre ya la historia,
que saber presto ya quiero
quién sucede a Zapatero.
Salgan pues ya los actores
con sus chismes y sus loores.
Son artistas del montón,
tírenles algunas flores
de toditos los colores
después de la actuación.
Planteado la cuestión
y ahorita que lo pienso...
¡ya está bien de tanto verso!
¡Dé comienzo la función!
(se retira y se cruza con Zapatero, que entra en ese momento. Ah, y cuidadito con no tropezarse el uno con el otro. )

ZAPATERO:
Aquí salgo yo dispuesto
a aclarar la situación.
Sin novio estoy y compuesto
pues no encuentro sucesión.
Como soy el que más manda
todos gritan y dan palmas
a mi paso.
¡Y yo ni caso!
Elegido desde antaño,
pronto cumpliré ocho años
al frente de este país.
Tú verás cómo me apaño
sin tiempo para ir al baño
¡cualquier día me hago pis!
Consultados mis barones
al respecto de este asunto
todos me dicen: “¡cojones!
si es preciso yo me apunto”.
Así pues, tiene bemoles
esto de la sucesión
Le preguntaré a Sonsoles,
niña de mi corazón.
(Se dirige hacia un lateral, y llama a voz en grito a su mujer, a quién se oye cantar a lo lejos “... y es que yo soy un tsunami, yo soy una chica in...”)
¡Sonsoleeeees, Sonsoleeeeeees!

SONSOLES:
(entrando por un lateral)
¿Me llamabas José Luis?
Estaba asando las coles
de Bruselas, para ti.

ZAPATERO:
(Sentándose en el sillón)
Eso tiene de ventaja
ser de Europa presidente,
que te traes gratis a casa
estas coles de Bruselas,
luego tú ya te las pelas
y las sirves a la gente.

SONSOLES:
Déjame pues, amorcito
que me siente aquí un ratito,
a tu vera o a tu lado.
(se sienta, zalamera, en el sillón junto a su marido)

ZAPATERO:
(con cara de pillo)
Bien te dejo que te sientes.
Se me alargan ya los dientes
de pensar en el asado
y en lo que ahora tengo al lado.

SONSOLES:
Lo que me ibas a decir,
ya lo puedes argüir.

ZAPATERO:
Sonsolitas de mi vida,
niña de mi corazón,
aunque me llamen suicida
y te llene de aflicción,
dime de una vez querida
qué hacer con la sucesión,
porque digan lo que digan
yo he abierto ya el melón.

SONSOLES:
(sorprendida)
¿Qué melón?

ZAPATERO:
El de la sucesión.

SONSOLES:
¡Ah, qué susto!
No gana una pa’disgustos
en la cocina.

ZAPATERO:
No te apures, mujercita
que he pedido ya una cita
con Sabrina.

SONSOLES.
¿Qué Sabrina?
¡Ese nombre me rechina!

ZAPATERO:
Una nueva cocinera
que te ayude en tus labores
caseras.
Más volvamos a las penas
Y dejemos ya las coles,
de Bruselas.
¿Sabrás tú entre tanta cesta
de la compra,
lo que dicen las encuestas
que me nombran?

SONSOLES:
Que un sesenta y seis por ciento
no te quiere en este puesto;
veinticinco de entre cien,
en cambio, te miran bien.
No te queda más opción,
por mucho que cambie el viento,
¡sabe Dios que bien lo siento!,
que bajarte del sillón.

ZAPATERO:
¿Y el otro nueve por ciento?

SONSOLES:
Declinó dar su opinión.

ZAPATERO:
¿Y si hacemos como Adriá,
que dice que cierra el Bulli
pero luego no se va?

SONSOLES:
Dejémonos ya de penas,
yo prefiero que te plantes
por fin de una santa vez,
y no saquen a las nenas
como ya te hicieron antes
en portada de Abecé.

ZAPATERO:
Tú dirás pues a quién nombro,
si me tocan en el hombro
todos con sus argumentos.
He pensado ya en Chacón,
pero pido su opinión
y me llama “mi sargento”.

SONSOLES:
También está Pepe Blanco...

ZAPATERO:
¡Otro que tampoco es manco!

SONSOLES:
¿Y el ministro Moratinos?

ZAPATERO:
¡Anda que ése es poco fino!

SONSOLES:
Con Montilla has de hablar.

ZAPATERO:
Ni lo pienses, que se piensa
que el fondo de la despensa
es almacén nuclear.

SONSOLES:
¿Qué me dices de Pajín?

ZAPATERO:
No me hace ni tilín.
¿No ves que luego la gente
si la nombro presidente
la va a llamar “masturbín”

SONSOLES:
Salgado está disponible....

ZAPATERO:
Pero va en caída libre...

SONSOLES:
Pues entonces De la Vega.

ZAPATERO:
Ésa sí que se la pega.

SONSOLES:
¿Has hablado con Bibiana?

ZAPATERO:
Es que no me da la gana.

SONSOLES:
Siempre queda Rubalcaba.

ZAPATERO:
¡Pero tiene mala baba!

SONSOLES:
¿Y no se te ocurre, digo,
algún nombre alternativo
a quien la envidia corroa
por vivir en La Moncloa?

ZAPATERO:
Tengo en mente un candidato.
desde hace ya un buen rato:
he hablado con Rajoy
y dice que si me voy
se hace cargo del contrato,
pues un chalet en Alcoy
no le sale más barato.

SONSOLES:
¡Qué me dices, Zetapé!,
¡Si Mariano es del Pepé!

ZAPATERO.
¿Y qué quieres qué le haga,
si es el que mejor me paga?

SONSOLES:
¡Ay, que me da mala espina,
voy corriendo a la cocina!

ZAPATERO:
No te alteres más, Sonsoles,
me retracto y no me voy.

SONSOLES:
Si no es por lo de Rajoy...
¡es que se queman las coles!

TELÓN

jueves, enero 07, 2010

Relatitos: (13) Descubrimientos (Noche de Reyes)

Me sobresalté del sueño al notar en mi cuerpo una sensación extraña y húmeda, y me levanté al baño alterada y nerviosa, más que asustada. Mamá ya me había explicado algo temiéndose lo peor, porque estaba claro que durante el último año había experimentado, así lo decía papá, un "evidente desarrollo hormonal" y que más pronto que tarde tendría que suceder. Es que hoy en día, me explicaba mamá, la cosa ya no es como antes, dónde va a parar, yo no comencé a preocuparme por esos temas lo menos hasta los trece, pero ahora, ya ves tu amiga Clara, con diez añitos y ya. Y tú..., tú ya veras, tampoco vas a tardar...

Hacía frío, me asomé por la ventana pensando que ya había amanecido, pero qué va. El reloj decía que eran sólo las dos y cuarto. La tenue claridad que se deslizaba por debajo de la persiana semicerrada no era otra cosa que el reflejo de la luz de la farola sobre la nieve, que había empezado a cuajar en el alféizar de la ventana.

Mi hermano dormía como un ceporro en la habitación de al lado ajeno a todo, a él qué le iba a importar. Los chicos, decía también papá, raramente se ven "abocados hacia una pubertad precoz", como sí que sucede al parecer con nosotras. Lo que yo sí que sé es que ellos son más simples para todo, eso seguro, y que cuando a mi hermano se le despertase lo que se le tuviera que despertar, aquello le iba a pillar más de sorpresa que a mí, me juego el cuello.

Me aseé y busqué la cajita de los salvaslips que mamá ya me había enseñado en más de una ocasión "por si las moscas", de manera que una vez limpia y seca me fui a su habitación para tratar de despertarla sin demasiados sobresaltos y avisarle de lo que por fin acababa de suceder. Tranquila mami, no pasa nada, es que ya la he tenido - le iba a decir -, pero al acercarme a la cama descubrí que estaba vacía y todavía sin deshacer, y ni rastro de papá y mamá.

Entonces me acordé de la noche que era, que ya lo había olvidado con los nervios y la novedad de mi nueva experiencia, y pensé que era muy raro que no se hubieran acostado todavía, con lo que insisten en que nos vayamos todos prontito a la cama antes de que se líe la que se lía, que si no nos podemos quedar sin regalos. Así que opté por dirigirme al salón a ver si es que se habían quedado, como tantas otras noches, dormidos en el sofá, imagínate el panorama, con los otros tres a puntito de llegar.

De repente escuché ruidos extraños y me dije... ostras, ya están aquí, seguro que son ellos, van a pillar a papá y a mamá levantados y no nos van a dejar nada, me voy corriendo a la cama y me hago la dormida, más dormida que el ceporro de mi hermano, que ese sí que no se entera de nada, el tío, hay que ver cómo ronca, y que sea lo que Dios quiera, a ver qué voy a hacer.

Pero esa noche, no sé si empujada por la "pubertad precoz” o vete tú a saber por qué, la curiosidad pudo más que la prudencia y me deslice sigilosamente por el pasillo, otra vez alterada y nerviosa más que asustada, para asomarme con cuidado a la puerta del salón, sintiendo cómo se aceleraban los latidos de mi corazón de manera incontrolada.

No fue hasta que al fin sorprendí a papá cortando con esmero el papel de regalo para envolver la caja de la Wii, la que me había pedido, que fui del todo consciente de que, ahora sí, emprendía una nueva etapa en mi vida: había comenzado a hacerme mayor.