- Buenosdiasnosdedios.
- Esomismodigoyo. ¿Qué desea?
- Verá, quería hablar con el responsable de este blog, si lo hubiere.
- Claro que lo hubiere. Delante lo tiene.
- ¿Pero delante según miro yo de frente o delante sí, por el contrario, me giro un poquito yo así, hacia la izquierda, con lo cual lo que me queda frente por frente es el vecino del Primero Izquierda?
- No, no, de frente, de frente, según me mira a mí a la altura de los ojitos.
- ¿No será usted entonces el interfecto?
- Querrá usted decir el susodicho, que yo estoy vivito y coleando.
- Eso quería decir, discúlpeme, que es que a veces resulto un poco torpe terminológicamente hablando. Llámeme repipi, si quiere.
- ¡Repipi!
- Gracias. Insisto. ¿es usted el responsable susodicho?
- Pues sí. Yo soy, en efecto, el interfecto, digo el susodicho. ¿Qué es lo que desea? Y cuéntemelo rapidito porque vamos, sólo en los saludos y presentaciones ya llevamos casi medio post, no sé si se ha percatado usted de este extremo, así como de que además me está usted contagiando su repipiez.
- Vale. Entiendo entonces que no vamos a charlar previamente e intercambiar opiniones sobre los famosos cien días del Gobierno y que vamos mejor directamente al grano.
- Pues sí, casi mejor que sí. Y ahora el que insiste soy yo: ¿qué es lo que desea?
- Verá, yo es que soy inspector de blogs.
- ¿Y?
- Pues que hemos detectado (y empleo “hemos” como plural mayestático, que he sido yo solito) la presencia de un menor o menora en su blog, también conocido como Estilografic Punto Blog (EPB), el blog, no el menor.
- Ah, entiendo. Se trata de mi hija, sí, que ha estado escribiendo unos días los post para...
- Y supongo que ya sabrá usted que no está permitido utilizar a menores, o en este caso a menoras, para ponerlos a realizar el trabajo que correspondería hacer a un adulto, en este caso concreto a usted, sinvergüenza, que es usted un sinvergüenza.
- Pero, oiga, verá, si me deja yo se lo explico...
- ¿Qué me va a explicar usted a mí que yo no sepa? ¿No hemos quedado en que soy un repipi?
- No, no, es que todo tiene una explicación...
- ¿Todo? ¿Incluidos los más arriba mencionados cien días del Gobierno, que tenemos a la ciudadanía hecha un obelisco....
- Basilisco.
- Eso, hecha un basilisco debido a los síntomas de desconcierto y desorientación mostrados por el Ejecutivo mientras todos los indicadores económicos se descojoncian y lo que es peor, apuntan a todo apuntar hacia que lo peor aún esta por venir?
- No sabía usted cómo criticar al Gobierno y al final lo ha conseguido, ¿verdad?
- Pues sí. Me ha costado lo suyo pero al final lo he conseguido, he de confesarlo. Y ahora volvamos a lo nuestro: queda usted detenido.
- ¿Cómo?
- Pues poniéndole yo las esposas y procediendo a conducirle a las oportunas dependencias judiciales. En eso consiste una detención, que hay que explicárselo todo, ¡hombre!
- Que no, que no, que yo se lo explico ahora mismito. Que se trata de un recurso literario.
- ¿Perdón?
- De un recurso literario. Que todo es mentirijilla.
- Explíquese ahora mismo.
- Verá, resulta que para darle a esto del blog un toque más “ligero” en época estival, se me había ocurrido la idea de hacer como que fuera mi hija la que escribía los post, lo cual me permitiría modificar la perspectiva del narrador así como lograr un acercamiento a los asuntos de actualidad desde un punto de vista más ingenuo e infantil, tratando de provocar con ello la complicidad del lector, siempre más relajado y tendente al esparcimiento -téngase en cuenta - en estas fechas tan cercanas a la huída masiva a playa o montaña, según los gustos de cada cual.
- Compruebo que, en efecto, se le está a usted pegando mi repipiez a “magnis itineribus”, o lo que viene a ser lo mismo, a marchas forzadas. Pero a mi no me engaña con tanta palabrería. ¡Encima resulta que es usted un mentiroso!
- Le juro a usted que es la purita verdad lo que le cuento.
- Pues yo le juro a usted que esta noche va a dormir entre rejas. Su blog queda cerrado. ¡Andando!
- Pero... ¡oiga!, ¡ay!, ¡ay!, ¡suélteme!, ¿pero qué es esto?, ¿una broma?
- Esomismodigoyo. ¿Qué desea?
- Verá, quería hablar con el responsable de este blog, si lo hubiere.
- Claro que lo hubiere. Delante lo tiene.
- ¿Pero delante según miro yo de frente o delante sí, por el contrario, me giro un poquito yo así, hacia la izquierda, con lo cual lo que me queda frente por frente es el vecino del Primero Izquierda?
- No, no, de frente, de frente, según me mira a mí a la altura de los ojitos.
- ¿No será usted entonces el interfecto?
- Querrá usted decir el susodicho, que yo estoy vivito y coleando.
- Eso quería decir, discúlpeme, que es que a veces resulto un poco torpe terminológicamente hablando. Llámeme repipi, si quiere.
- ¡Repipi!
- Gracias. Insisto. ¿es usted el responsable susodicho?
- Pues sí. Yo soy, en efecto, el interfecto, digo el susodicho. ¿Qué es lo que desea? Y cuéntemelo rapidito porque vamos, sólo en los saludos y presentaciones ya llevamos casi medio post, no sé si se ha percatado usted de este extremo, así como de que además me está usted contagiando su repipiez.
- Vale. Entiendo entonces que no vamos a charlar previamente e intercambiar opiniones sobre los famosos cien días del Gobierno y que vamos mejor directamente al grano.
- Pues sí, casi mejor que sí. Y ahora el que insiste soy yo: ¿qué es lo que desea?
- Verá, yo es que soy inspector de blogs.
- ¿Y?
- Pues que hemos detectado (y empleo “hemos” como plural mayestático, que he sido yo solito) la presencia de un menor o menora en su blog, también conocido como Estilografic Punto Blog (EPB), el blog, no el menor.
- Ah, entiendo. Se trata de mi hija, sí, que ha estado escribiendo unos días los post para...
- Y supongo que ya sabrá usted que no está permitido utilizar a menores, o en este caso a menoras, para ponerlos a realizar el trabajo que correspondería hacer a un adulto, en este caso concreto a usted, sinvergüenza, que es usted un sinvergüenza.
- Pero, oiga, verá, si me deja yo se lo explico...
- ¿Qué me va a explicar usted a mí que yo no sepa? ¿No hemos quedado en que soy un repipi?
- No, no, es que todo tiene una explicación...
- ¿Todo? ¿Incluidos los más arriba mencionados cien días del Gobierno, que tenemos a la ciudadanía hecha un obelisco....
- Basilisco.
- Eso, hecha un basilisco debido a los síntomas de desconcierto y desorientación mostrados por el Ejecutivo mientras todos los indicadores económicos se descojoncian y lo que es peor, apuntan a todo apuntar hacia que lo peor aún esta por venir?
- No sabía usted cómo criticar al Gobierno y al final lo ha conseguido, ¿verdad?
- Pues sí. Me ha costado lo suyo pero al final lo he conseguido, he de confesarlo. Y ahora volvamos a lo nuestro: queda usted detenido.
- ¿Cómo?
- Pues poniéndole yo las esposas y procediendo a conducirle a las oportunas dependencias judiciales. En eso consiste una detención, que hay que explicárselo todo, ¡hombre!
- Que no, que no, que yo se lo explico ahora mismito. Que se trata de un recurso literario.
- ¿Perdón?
- De un recurso literario. Que todo es mentirijilla.
- Explíquese ahora mismo.
- Verá, resulta que para darle a esto del blog un toque más “ligero” en época estival, se me había ocurrido la idea de hacer como que fuera mi hija la que escribía los post, lo cual me permitiría modificar la perspectiva del narrador así como lograr un acercamiento a los asuntos de actualidad desde un punto de vista más ingenuo e infantil, tratando de provocar con ello la complicidad del lector, siempre más relajado y tendente al esparcimiento -téngase en cuenta - en estas fechas tan cercanas a la huída masiva a playa o montaña, según los gustos de cada cual.
- Compruebo que, en efecto, se le está a usted pegando mi repipiez a “magnis itineribus”, o lo que viene a ser lo mismo, a marchas forzadas. Pero a mi no me engaña con tanta palabrería. ¡Encima resulta que es usted un mentiroso!
- Le juro a usted que es la purita verdad lo que le cuento.
- Pues yo le juro a usted que esta noche va a dormir entre rejas. Su blog queda cerrado. ¡Andando!
- Pero... ¡oiga!, ¡ay!, ¡ay!, ¡suélteme!, ¿pero qué es esto?, ¿una broma?
- Una broma no, amigo... ¡un recurso literario!