- Holabuenosdías
- Buenos días hombre, buenos días.
- Veníaadaruncurso.
- Oiga, ¿por qué habla usted tan deprisa? Cálmese, que estamos en agosto y tenemos todo el tiempo del mundo.
- Esquesetratadeuncursoacelerado.
- Yaaaaa, yaaaaa, pero es que el curso todavía no ha empezado, y lo podemos hablar tranquilamente, hay tiempo. Siéntese, hombre, y dígame su nombre y apellidos.
- Estilografic Punto Blog, o EPB, si quiere, para ir más rapidito, que no sabe usted la prisa que tengo.
- Qué manía con la rapidez. Bien, ¿y en qué curso está usted interesado?
- En un curso, acelerado ya le digo, de navegación.
- ¿Navegación aérea, por internet o en barco?
- En barco, en barco.
- ¿Y cómo de acelerado?
- Aceleradísimo. A mil kilómetros por hora, si puede ser. Zarpo dentro de unos minutillos en aquel barco que espera atracado en el muelle.
- Y por lo que veo necesita usted un curso que empiece desde nivel cero. ¡Cómo que kilómetros! Querrá usted decir nudos, ¡por Neptuno!.
- ¿Nudos?
- Sí, así como suena, sin el “cojo” delante, que le veo venir, grumete graciosillo, que es usted un grumete graciosillo. El nudo resulta ser la medida de velocidad utilizada en navegación, y equivale a una milla náutica por hora, esto es, a 1,852 kilómetros por hora.
- ¿Milla náutica ha dicho?
- Efectivamente, milla náutica, cuya definición está directamente relacionada con las dimensiones de la Tierra, y se trata de la distancia equivalente a un arco de un minuto sobre un círculo máximo.
- Ya. Le recuerdo que tengo prisa.
- Con lo cual – déjeme que le explique - , si tomamos como círculo máximo el Ecuador, la división de la longitud de la denominada línea ecuatorial (redondeada en 40.000 km para el cálculo) entre los 21.600 minutos totales da como cociente 1.851,85 m, que normalmente se redondea a 1.852 m, obteniendo así al fin todo marinero experimentado la longitud exacta de la milla náutica. ¿Esta claro, no?
- Clarísimo.
- Pues no, listillo, porque hay que tener en cuenta que la Tierra no es una esfera perfecta, por lo que si se considera un círculo máximo otro que el ecuador, como puede ser un meridiano, la medición de la milla náutica puede variar en unos pocos metros según la ubicación.
- Ah, no había caído yo en eso, pero permítame insistir en mi urgencia.
- Ya, ya, pero es que para solucionar el entuerto, la Conferencia Hidrográfica Extraordinaria Internacional de Mónaco adoptó en 1929 establecer de manera definitiva e inamovible los 1.852 metros como la medida estándar de la dichosa milla náutica, simplificando así todo este galimatías que le vengo contando.
- Entonces ahora sí estará clarito, ¿no? Pues venga, vamos a lo nuestro, a lo del curso....
- Pues tampoco está claro, fíjate tú por dónde. Porque hasta 1954 los Estados Unidos no aceptaron la dichosa definición.
- Vaya por Dios.
- Y no le digo nada de los británicos, que no la aceptaron hasta 1970, abandonando ya de una vez su famosa Milla del Almirantazgo, que venía a medir en realidad un poquito más, 1853,184 metros.
- Que ya son ganas de tocar las pelotas.
- Ya sabe usted cómo son los británicos.
- No, si yo me refiero a usted y a sus explicaciones, que le recuerdo que zarpo ya mismo y se me esta echando el tiempo encima...
- Oiga, no se me queje, que mis explicaciones le van a servir a usted de mucho una vez que se ponga usted al mando del timón de su embarcación, ya lo verá.
- ¿Timón? ¿Qué timón?
- ¿Pero no dice usted que zarpa ya mismo?
- Sí, ya mismo y en aquel barco. ¿Es que no oye usted la bocina que está haciendo sonar a la espera de que su último pasajero, es decir, servidor, o si lo prefiere, Estilografic Punto Blog, embarque de una puñetera vez, se calce sus chanclas y se vista sus bermudas y se disponga a tomar relajado el sol en cubierta y disfrutar de la brisa marina al tiempo que degusta un refrescante sorbete de limón al cava acompañado de la correspondiente tapita de jamón ibérico, rumbo a las costas de Marsella, Savona, Nápoles, Sicilia, Túnez y Mallorca, por el orden citado, trazando un círculo casi perfecto sobre las tranquilas y cristalina aguas de nuestro tantas veces cantado y admirado Mediterráneo, que eres como una mujer perfumadita de brea que se añora y que se quiere, que se conoce y se teme aaaay.....
- Ah, pues si es de pasajero entonces no le va a hacer falta curso ni nada. Eso sí, ¿Nadar sabe usted?
- ¡Claro que sí!; a braza, a croll, a espalda, a mariposa y a estilo perrito. Phelps me llaman mis amigos, no le digo más.
- Menos mal.
- Pero oiga, ¿nadar para qué? No me diga que no funcionan bien estos pedazo de barcos...
- Bien es poco; funcionan de maravilla, sobre todo gracias a su puntualidad, y entre tanta conversación y tanto cántico el suyo ya tiene que estar enfilando rumbo a Marsella, así que si quiere cogerlo va a tener que darse un chapuzón, me estoy temiendo. Pero..., oiga..., ¿dónde va?... No me deje por ahí tirada la ropaaaaaa...
- Buenos días hombre, buenos días.
- Veníaadaruncurso.
- Oiga, ¿por qué habla usted tan deprisa? Cálmese, que estamos en agosto y tenemos todo el tiempo del mundo.
- Esquesetratadeuncursoacelerado.
- Yaaaaa, yaaaaa, pero es que el curso todavía no ha empezado, y lo podemos hablar tranquilamente, hay tiempo. Siéntese, hombre, y dígame su nombre y apellidos.
- Estilografic Punto Blog, o EPB, si quiere, para ir más rapidito, que no sabe usted la prisa que tengo.
- Qué manía con la rapidez. Bien, ¿y en qué curso está usted interesado?
- En un curso, acelerado ya le digo, de navegación.
- ¿Navegación aérea, por internet o en barco?
- En barco, en barco.
- ¿Y cómo de acelerado?
- Aceleradísimo. A mil kilómetros por hora, si puede ser. Zarpo dentro de unos minutillos en aquel barco que espera atracado en el muelle.
- Y por lo que veo necesita usted un curso que empiece desde nivel cero. ¡Cómo que kilómetros! Querrá usted decir nudos, ¡por Neptuno!.
- ¿Nudos?
- Sí, así como suena, sin el “cojo” delante, que le veo venir, grumete graciosillo, que es usted un grumete graciosillo. El nudo resulta ser la medida de velocidad utilizada en navegación, y equivale a una milla náutica por hora, esto es, a 1,852 kilómetros por hora.
- ¿Milla náutica ha dicho?
- Efectivamente, milla náutica, cuya definición está directamente relacionada con las dimensiones de la Tierra, y se trata de la distancia equivalente a un arco de un minuto sobre un círculo máximo.
- Ya. Le recuerdo que tengo prisa.
- Con lo cual – déjeme que le explique - , si tomamos como círculo máximo el Ecuador, la división de la longitud de la denominada línea ecuatorial (redondeada en 40.000 km para el cálculo) entre los 21.600 minutos totales da como cociente 1.851,85 m, que normalmente se redondea a 1.852 m, obteniendo así al fin todo marinero experimentado la longitud exacta de la milla náutica. ¿Esta claro, no?
- Clarísimo.
- Pues no, listillo, porque hay que tener en cuenta que la Tierra no es una esfera perfecta, por lo que si se considera un círculo máximo otro que el ecuador, como puede ser un meridiano, la medición de la milla náutica puede variar en unos pocos metros según la ubicación.
- Ah, no había caído yo en eso, pero permítame insistir en mi urgencia.
- Ya, ya, pero es que para solucionar el entuerto, la Conferencia Hidrográfica Extraordinaria Internacional de Mónaco adoptó en 1929 establecer de manera definitiva e inamovible los 1.852 metros como la medida estándar de la dichosa milla náutica, simplificando así todo este galimatías que le vengo contando.
- Entonces ahora sí estará clarito, ¿no? Pues venga, vamos a lo nuestro, a lo del curso....
- Pues tampoco está claro, fíjate tú por dónde. Porque hasta 1954 los Estados Unidos no aceptaron la dichosa definición.
- Vaya por Dios.
- Y no le digo nada de los británicos, que no la aceptaron hasta 1970, abandonando ya de una vez su famosa Milla del Almirantazgo, que venía a medir en realidad un poquito más, 1853,184 metros.
- Que ya son ganas de tocar las pelotas.
- Ya sabe usted cómo son los británicos.
- No, si yo me refiero a usted y a sus explicaciones, que le recuerdo que zarpo ya mismo y se me esta echando el tiempo encima...
- Oiga, no se me queje, que mis explicaciones le van a servir a usted de mucho una vez que se ponga usted al mando del timón de su embarcación, ya lo verá.
- ¿Timón? ¿Qué timón?
- ¿Pero no dice usted que zarpa ya mismo?
- Sí, ya mismo y en aquel barco. ¿Es que no oye usted la bocina que está haciendo sonar a la espera de que su último pasajero, es decir, servidor, o si lo prefiere, Estilografic Punto Blog, embarque de una puñetera vez, se calce sus chanclas y se vista sus bermudas y se disponga a tomar relajado el sol en cubierta y disfrutar de la brisa marina al tiempo que degusta un refrescante sorbete de limón al cava acompañado de la correspondiente tapita de jamón ibérico, rumbo a las costas de Marsella, Savona, Nápoles, Sicilia, Túnez y Mallorca, por el orden citado, trazando un círculo casi perfecto sobre las tranquilas y cristalina aguas de nuestro tantas veces cantado y admirado Mediterráneo, que eres como una mujer perfumadita de brea que se añora y que se quiere, que se conoce y se teme aaaay.....
- Ah, pues si es de pasajero entonces no le va a hacer falta curso ni nada. Eso sí, ¿Nadar sabe usted?
- ¡Claro que sí!; a braza, a croll, a espalda, a mariposa y a estilo perrito. Phelps me llaman mis amigos, no le digo más.
- Menos mal.
- Pero oiga, ¿nadar para qué? No me diga que no funcionan bien estos pedazo de barcos...
- Bien es poco; funcionan de maravilla, sobre todo gracias a su puntualidad, y entre tanta conversación y tanto cántico el suyo ya tiene que estar enfilando rumbo a Marsella, así que si quiere cogerlo va a tener que darse un chapuzón, me estoy temiendo. Pero..., oiga..., ¿dónde va?... No me deje por ahí tirada la ropaaaaaa...
¡SPLAAAASH!