Con motivo de la visita a España del marido de Carla Bruni, un tal Sarkozy, el debate está servido. El protagonismo alcanzado por la ex modelo, ahora primera dama, en prensa escrita y televisada, seria y menos seria, portadas y páginas interiores, hasta el punto de llegar a dejar en un segundo plano al tal Sarkozy, cuando menos da que pensar. Yo tengo mis dudas al respecto. A ver si se me aclaran escribiendo sobre el tema, que a veces pasa.
Pongámonos por un momento, para empezar, en la piel del fotógrafo. Descienden Sarkozy y Carla Bruni del avión, cojo mi teleobjetivo y enfoco sólo al primero, ¿no? Observo que los dos pipiolos se van a coger la mano y me enciendo mientras un pitillo, ¿voy bien? Se tira Carla al cuello de Sarko par darle un achuchón y yo voy y le digo al fotógrafo de HOLA que me sujete la cámara mientras me hurgo la nariz, ¿vale? Aparecen, por fin, Letizia y Carla juntas, se me dan la vuelta para lucir desparpajo y figura, las dos monísimas de la muerte, mientras suben las escaleras y yo me pongo a hablar por el móvil, ¡no te jode!
Pues no. Yo creo que hasta aquí está claro que los fotógrafos hicieron su trabajo, y lo hicieron bien. Y más les vale, porque tal y como están la cosas en los medios, por menos le mandan a uno al paro.
Paso dos: las fotos llegan a los periódicos, las ven los redactores jefes, directores y demás gerifaltes y estos tienen que decidir qué hacen con ellas. Opción A: tirarlas a la basura. Opción B: publicarlas de la manera más discreta posible, así como escondidas al final de la sección de “GENTE”. Opción C: liarse con el photoshop a cortar faldas y retocar culos para hacer más llamativa y edificante la escena. Opción D: ofrecerlas como un elemento de apoyo dentro de la información de la visita de Estado. Opción E: colocarlas en portada, con dos cojones.
Las dos últimas opciones son las más realistas, yo creo, y también las más periodísticas, sin duda. ¿Qué haríais vosotros...? ¿Quién , yo...? Si, tú... Pueeees... quizás la opción E..., o la D..., no sé.
Tal vez no sean los medios de comunicación los encargados de tener que dar el primer paso a la hora de cambiar algo, porque lo que está claro es que aquí habría que cambiar algo, de eso no cabe duda. Su misión, la de los medios, no es en esencia la de construir un mundo mejor (para eso estarían, si acaso, el marido de Carla y otros tipos de su calaña), sino reflejar lo que en él sucede. Lo que al final aparece en los medios de comunicación suele ser, más o menos distorsionado, un reflejo de cómo es nuestra sociedad. Y nuestra sociedad es así, qué le vamos a hacer. Damos tanta importancia a la imagen que el haz de luz sobre la pasarela acaba por llenar de sombras todo lo que queda fuera de su radio de alcance. Pero la importancia se la damos nosotros y también el propio Sarkozy, que sabe que su esposa le proporciona esa otra cara de la noticia allá donde va, y está encantado de la vida. Por no hablar de la Casa Real, que seguro que se olía que la foto de las dos engalanadas y glamurosas muchachas iba a dar la vuelta al mundo.
Pongámonos por un momento, para empezar, en la piel del fotógrafo. Descienden Sarkozy y Carla Bruni del avión, cojo mi teleobjetivo y enfoco sólo al primero, ¿no? Observo que los dos pipiolos se van a coger la mano y me enciendo mientras un pitillo, ¿voy bien? Se tira Carla al cuello de Sarko par darle un achuchón y yo voy y le digo al fotógrafo de HOLA que me sujete la cámara mientras me hurgo la nariz, ¿vale? Aparecen, por fin, Letizia y Carla juntas, se me dan la vuelta para lucir desparpajo y figura, las dos monísimas de la muerte, mientras suben las escaleras y yo me pongo a hablar por el móvil, ¡no te jode!
Pues no. Yo creo que hasta aquí está claro que los fotógrafos hicieron su trabajo, y lo hicieron bien. Y más les vale, porque tal y como están la cosas en los medios, por menos le mandan a uno al paro.
Paso dos: las fotos llegan a los periódicos, las ven los redactores jefes, directores y demás gerifaltes y estos tienen que decidir qué hacen con ellas. Opción A: tirarlas a la basura. Opción B: publicarlas de la manera más discreta posible, así como escondidas al final de la sección de “GENTE”. Opción C: liarse con el photoshop a cortar faldas y retocar culos para hacer más llamativa y edificante la escena. Opción D: ofrecerlas como un elemento de apoyo dentro de la información de la visita de Estado. Opción E: colocarlas en portada, con dos cojones.
Las dos últimas opciones son las más realistas, yo creo, y también las más periodísticas, sin duda. ¿Qué haríais vosotros...? ¿Quién , yo...? Si, tú... Pueeees... quizás la opción E..., o la D..., no sé.
Tal vez no sean los medios de comunicación los encargados de tener que dar el primer paso a la hora de cambiar algo, porque lo que está claro es que aquí habría que cambiar algo, de eso no cabe duda. Su misión, la de los medios, no es en esencia la de construir un mundo mejor (para eso estarían, si acaso, el marido de Carla y otros tipos de su calaña), sino reflejar lo que en él sucede. Lo que al final aparece en los medios de comunicación suele ser, más o menos distorsionado, un reflejo de cómo es nuestra sociedad. Y nuestra sociedad es así, qué le vamos a hacer. Damos tanta importancia a la imagen que el haz de luz sobre la pasarela acaba por llenar de sombras todo lo que queda fuera de su radio de alcance. Pero la importancia se la damos nosotros y también el propio Sarkozy, que sabe que su esposa le proporciona esa otra cara de la noticia allá donde va, y está encantado de la vida. Por no hablar de la Casa Real, que seguro que se olía que la foto de las dos engalanadas y glamurosas muchachas iba a dar la vuelta al mundo.
¿Pero al final ofrece la foto de Carla y de Letizia información de algo?, se habrán preguntado muchos, entre ellos servidor. Pues a lo mejor sí, a lo mejor prececisamente nos informa y nos recuerda cómo somos, a qué cosas damos importancia y en qué nos estamos equivocando. Ni más ni menos.
Aunque reconozco que a estas alturas sigo teniendo mis dudas... me voy a mojar: yo haría, más o menos, lo que han hecho los medios. Si quieren cambiar las cosas, que sean ellas, Carla y Letizia, las que empiecen a mover culo, digo... ficha. Y de momento, me da que no lo hacen.
P.D: me vais a permitir que recomiende la lectura de dos post que abordan este mismo asunto desde un punto de vista diferente. En Días como todos y en Mis pensamientos 2.0.