Debatiéndome me hallo estos últimos días, pensando y pensando en cómo salir adelante en estos duros tiempos que vivir nos ha tocado, me cachis en la mar. Enfrentándome, quiero decir, al dilema de si ora adquirir en La Clandestina (si lo tuvieren, porque no sé yo si trabajan estos autores) la última obra de José Maria Aznar, “España puede salir de la crisis” y seguir sus sabios consejos, ora agarrarme a las directrices que el sucesor de aquel, nuestro actual presidente Zapatero, ha ido enumerando a lo largo de sus intervenciones en el debate sobre el estado de la nación, de la nación que puede salir de la crisis.
Pero mira tú por dónde que al final mi decisión ha sido bien distinta, y he optado por emprender un novedoso camino hasta ahora para mí desconocido pero que estoy convencido de que proporcionará a mi persona nuevos frutos hasta la fecha nunca antes saboreados. O mejor, nuevas hortalizas.
Que me he montado un huertecito en un terrenito familiar. Familiar porque es de mi familia, no porque resulte conocido.
Así que ando echando cuentas por un lado, y documentándome por el otro, porque a mí todo esto me pilla de nuevas, con lo que estoy descubriendo todo un fascinante mundo hasta la fecha desconocido. Las condiciones y técnicas de los cultivos, las variedades de hortalizas, su composición y valor nutritivo, etc. Un universo harto complejo, que nadie se piense lo contrario.
Hasta hace bien poco, por ejemplo, uno no tenía ni idea de qué demonios era eso del raf. ¿La Fuerza Aérea Británica o Royal Air Force, de trascendente participación en la II Guerra Mundial así como en numerosos conflictos bélicos? Pues no. ¿La Fracción del Ejército Rojo o Rote Armee Fraktion, organización terrorista que operó en la República Federal Alemana, también conocida como la banda Baader-Meinhof? Pues tampoco, listos que sois unos listos.
Me refiero al tomate. A la variedad de tomate conocida como raf por todo horticultor que se precie. Y debido a sus difíciles condiciones de cultivo, pero también a su excelente calidad, el tomate raf va a ser precisamente la joya de mi huerta.
Si es que me crece.
Todos los manuales consultados al respecto vienen a coincidir en explicaciones y advertencias:
“¿Sabía usted, Señor Estilografic, que.. (nótese la fina y expresiva aplicación del recurso literario consistente en utilizar el nombre del interlocutor, esto es, Estilografic, aunque en realidad en el libro consultado no aparezca éste ni por asomo, como era de esperar) ... sabía usted, decíamos, que el tomate raf es una de las variedades más difíciles de cultivar, y que al ser un producto muy delicado, sólo los agricultores más experimentados – selecto grupo de profesionales a los que usted, Estilografic, de momento, no pertenece – son capaces de cultivar con éxito?”
“Resulta que el jodío ... (trátase de un nuevo recurso literario, lo de “el jodío”, puesto que las publicaciones y estudios serios, al menos las que abordan el asunto del tomate, no acostumbran a utilizar este tipo de expresiones soeces y malsonantes) ... el jodío necesita una temperatura óptima que no puede ser ni inferior a los cinco grados ni superior a los 25. Si la temperatura fuera mayor, mi querido Estilografic, el tomate perdería su sabor, lo cual es una putada; y si es menor, la planta es que no crece, lo cual viene a ser, auque de distinta naturaleza, también otra putada.”
Y además del susodicho tomate, si la naturaleza tuviera a bien echarme una mano, en poco tiempo podré degustar y, lo que es más importante, comercializar, el tomate cherry, el tomate de suelo, la zanahoria común (que digo yo que será la naranja y alargada), la berenjena negra, el pimiento y el calabacín o calabacito. Aunque este último me tiene preocupado, que lo encuentro algo pachucho y falto de ánimo. Quizás se deba a una selección natural o quizás, como dirían en Televisión Española, a un "error humano".
En general, la cosa pinta bien y, la verdad, las cuentas también me van saliendo, que ya es raro.
A ver: con los 400 euros que pensaba destinar a la adquisición del portátil de mi hija la mayor para el curso que viene, que va a hacer quinto y ya no le va a hace falta porque Zapatero le ha prometido uno, con esas cuatrocientas castañas, decía, tengo para invertir durante toda la temporada en semillas, bulbos, tallos, fitosanitarios, abonos y otros productos hortofrutícolas.
Luego, con los 2.000 euracos que a partir del 1 de junio reparten a troche y moche entre Gobierno, Comunidad Autónoma y fabricantes del sector automovilístico para la adquisición de vehículos motorizados, casi que voy a optar por la prudencia y el practicismo y olvidarme por tanto del Lexus LS 600H, con Sistema de Control Electrónico de Tracción (TCS), Sistema de Dirección con Relación Variable (VGRS), Sistema de Control de la Presión de los Neumáticos (TPWS), incluso Sistema de Control Electrónico de Estabilidad del Vehículo (VSC), y otras muchas cosas más que el lujoso vehículo, al que ya tenía echado el ojo, trae de serie, y me voy a decantar por un John Deere 790 27 HP, con transmisión mecánica, 8 marchas de avance y dos de reversa y embrague monodisco seco, entre otras muchas especificaciones que no viene a cuento detallar. Una verdadera monada de tractor.
Como Hortilografic – que, no lo he dicho, será el nombre de mi empresa – va a ser una pyme que contará con menos de 25 trabajadores (uno o dos a los sumo, contando a servidor y al becario), obtendré una reducción de cinco puntos en el gravamen del impuesto de sociedades, que es una cifra – oye - nada despreciable y que bien podría destinar - por qué no - a la compra de regalos y cestas navideñas para tener satisfecho y motivado al personal antes detallado y que no me monten huelgas o movilizaciones sindicales a las primeras de cambio, no te jode.
Y por último, si todo va bien, optaría por construirme una nueva y acogedora vivienda como futura residencia de verano para la familia Estilografic, junto a la que ya será, espero, extensa porción de terreno cultivable plagada de hortalizas y árboles frutales, con un cobertizo adjunto que servirá para la elaboración de los diferentes productos derivados del cultivo, tales como zumos y concentrados, mermeladas, jaleas y confituras, por poner algunos ejemplos apetecibles para abrir boca. Aprovechándome - toma ya - de la desgravación en el IRPF por pago de hipoteca como consecuencia de la compra de la vivienda, ya que ésta sólo se va a suprimir – ha dicho Zapatero – en el caso de rentas superiores a los 24.000 euros anuales. Es decir, para los ricos.
Aunque..., ahora que lo pienso, para seguir siendo pobre y ganar menos de 24.000 euros anuales no me meto yo en todo este berenjenal – nunca mejor dicho, lo de berenjenal – de la huerta y sus derivados.
Vamos, ni loco.
Pero mira tú por dónde que al final mi decisión ha sido bien distinta, y he optado por emprender un novedoso camino hasta ahora para mí desconocido pero que estoy convencido de que proporcionará a mi persona nuevos frutos hasta la fecha nunca antes saboreados. O mejor, nuevas hortalizas.
Que me he montado un huertecito en un terrenito familiar. Familiar porque es de mi familia, no porque resulte conocido.
Así que ando echando cuentas por un lado, y documentándome por el otro, porque a mí todo esto me pilla de nuevas, con lo que estoy descubriendo todo un fascinante mundo hasta la fecha desconocido. Las condiciones y técnicas de los cultivos, las variedades de hortalizas, su composición y valor nutritivo, etc. Un universo harto complejo, que nadie se piense lo contrario.
Hasta hace bien poco, por ejemplo, uno no tenía ni idea de qué demonios era eso del raf. ¿La Fuerza Aérea Británica o Royal Air Force, de trascendente participación en la II Guerra Mundial así como en numerosos conflictos bélicos? Pues no. ¿La Fracción del Ejército Rojo o Rote Armee Fraktion, organización terrorista que operó en la República Federal Alemana, también conocida como la banda Baader-Meinhof? Pues tampoco, listos que sois unos listos.
Me refiero al tomate. A la variedad de tomate conocida como raf por todo horticultor que se precie. Y debido a sus difíciles condiciones de cultivo, pero también a su excelente calidad, el tomate raf va a ser precisamente la joya de mi huerta.
Si es que me crece.
Todos los manuales consultados al respecto vienen a coincidir en explicaciones y advertencias:
“¿Sabía usted, Señor Estilografic, que.. (nótese la fina y expresiva aplicación del recurso literario consistente en utilizar el nombre del interlocutor, esto es, Estilografic, aunque en realidad en el libro consultado no aparezca éste ni por asomo, como era de esperar) ... sabía usted, decíamos, que el tomate raf es una de las variedades más difíciles de cultivar, y que al ser un producto muy delicado, sólo los agricultores más experimentados – selecto grupo de profesionales a los que usted, Estilografic, de momento, no pertenece – son capaces de cultivar con éxito?”
“Resulta que el jodío ... (trátase de un nuevo recurso literario, lo de “el jodío”, puesto que las publicaciones y estudios serios, al menos las que abordan el asunto del tomate, no acostumbran a utilizar este tipo de expresiones soeces y malsonantes) ... el jodío necesita una temperatura óptima que no puede ser ni inferior a los cinco grados ni superior a los 25. Si la temperatura fuera mayor, mi querido Estilografic, el tomate perdería su sabor, lo cual es una putada; y si es menor, la planta es que no crece, lo cual viene a ser, auque de distinta naturaleza, también otra putada.”
Y además del susodicho tomate, si la naturaleza tuviera a bien echarme una mano, en poco tiempo podré degustar y, lo que es más importante, comercializar, el tomate cherry, el tomate de suelo, la zanahoria común (que digo yo que será la naranja y alargada), la berenjena negra, el pimiento y el calabacín o calabacito. Aunque este último me tiene preocupado, que lo encuentro algo pachucho y falto de ánimo. Quizás se deba a una selección natural o quizás, como dirían en Televisión Española, a un "error humano".
En general, la cosa pinta bien y, la verdad, las cuentas también me van saliendo, que ya es raro.
A ver: con los 400 euros que pensaba destinar a la adquisición del portátil de mi hija la mayor para el curso que viene, que va a hacer quinto y ya no le va a hace falta porque Zapatero le ha prometido uno, con esas cuatrocientas castañas, decía, tengo para invertir durante toda la temporada en semillas, bulbos, tallos, fitosanitarios, abonos y otros productos hortofrutícolas.
Luego, con los 2.000 euracos que a partir del 1 de junio reparten a troche y moche entre Gobierno, Comunidad Autónoma y fabricantes del sector automovilístico para la adquisición de vehículos motorizados, casi que voy a optar por la prudencia y el practicismo y olvidarme por tanto del Lexus LS 600H, con Sistema de Control Electrónico de Tracción (TCS), Sistema de Dirección con Relación Variable (VGRS), Sistema de Control de la Presión de los Neumáticos (TPWS), incluso Sistema de Control Electrónico de Estabilidad del Vehículo (VSC), y otras muchas cosas más que el lujoso vehículo, al que ya tenía echado el ojo, trae de serie, y me voy a decantar por un John Deere 790 27 HP, con transmisión mecánica, 8 marchas de avance y dos de reversa y embrague monodisco seco, entre otras muchas especificaciones que no viene a cuento detallar. Una verdadera monada de tractor.
Como Hortilografic – que, no lo he dicho, será el nombre de mi empresa – va a ser una pyme que contará con menos de 25 trabajadores (uno o dos a los sumo, contando a servidor y al becario), obtendré una reducción de cinco puntos en el gravamen del impuesto de sociedades, que es una cifra – oye - nada despreciable y que bien podría destinar - por qué no - a la compra de regalos y cestas navideñas para tener satisfecho y motivado al personal antes detallado y que no me monten huelgas o movilizaciones sindicales a las primeras de cambio, no te jode.
Y por último, si todo va bien, optaría por construirme una nueva y acogedora vivienda como futura residencia de verano para la familia Estilografic, junto a la que ya será, espero, extensa porción de terreno cultivable plagada de hortalizas y árboles frutales, con un cobertizo adjunto que servirá para la elaboración de los diferentes productos derivados del cultivo, tales como zumos y concentrados, mermeladas, jaleas y confituras, por poner algunos ejemplos apetecibles para abrir boca. Aprovechándome - toma ya - de la desgravación en el IRPF por pago de hipoteca como consecuencia de la compra de la vivienda, ya que ésta sólo se va a suprimir – ha dicho Zapatero – en el caso de rentas superiores a los 24.000 euros anuales. Es decir, para los ricos.
Aunque..., ahora que lo pienso, para seguir siendo pobre y ganar menos de 24.000 euros anuales no me meto yo en todo este berenjenal – nunca mejor dicho, lo de berenjenal – de la huerta y sus derivados.
Vamos, ni loco.