“Te dejo María Luisa que entramos en el túnel y seguro que se corta..., Maria Luisa”
Esta mañana he escuchado esta frase y no hago más que darle vueltas y más vueltas, no me la quito de la cabeza. Y es que la frasecita tiene su miga, aunque supongo que no se entenderá del todo fuera de contexto. Es lo que tienen algunas frases, las jodías, que las sacas de contexto y no hay Dios que las entienda. Así que paso a detallarlo. El contexto, digo:
Resulta que servidor utiliza generalmente para desplazarse hasta el centro de trabajo el transporte público, y más concretamente el Metro de Madrid. A las 08:40 horas, minuto arriba minuto abajo dependiendo de determinadas y complejas circunstancias y aconteceres que no viene al caso detallar, servidor se halla un día sí y otro también (con la excepción de los fines de semana, faltaría más), haciéndose hueco entre la muchedumbre metropolitana para tratar de acurrucarse somnoliento en el rincón del vagón más desocupado, si lo hubiere. Pues en este caso lo hay, porque al tratarse de un 15 de julio encuéntrome con el panorama asaz espacioso y despejado sobremanera, con lo cual procedo a sumirme sigilosa y cómodamente en la provechosa lectura que me ocupa, el capítulo que lleva por título “Gasipum y popotraques”, perteneciente a la densa y sustancial obra “El gran gigante bonachón”, de Roald Dahl.
Imagino que todavía no se va entendiendo la frase, así que permítaseme que siga abundando en el contexto:
08:45 horas. Una vez descubierto, debido a mi atenta lectura, que el “gasipum” y los “popotraques” son el nombre que les dan los gigantes gigantones a sendas guarrerías gaseosas, la atención de mi atenta lectura (valga la redundancia) resulta desviada por la profunda y sugerente voz de una pasajera nada somnolienta, que habla por su teléfono móvil con determinación, ajena a toda emanación gaseosa que pudiera producirse procedente del tracto digestivo de cualquier disimulado y sospechoso viajero, ya sea a través de boca (gasipum) o ano (popotraque). Y así de paso dejo constancia de lo que significan ambos términos, que me da que no había quedado muy claro todavía.
“Te dejo María Luisa que entramos en el túnel y seguro que se corta..., Maria Luisa”.
Bien, ya tenemos la frasecita de marras. Pero falta añadir un importante dato en el dichoso contexto que resulta necesario aclarar más pronto que tarde:
Se trata de que la empresa METROCALL, participada por TECNOCOM con un 60 por ciento y por METRO DE MADRID con el resto, esto es, un 40 por ciento – puesto que está más que de sobra comprobado que 60 más 40 suman cien en total – es la compañía encargada de ofrecer cobertura de telefonía móvil en el interior del metro gracias a la implantación de toda una red de antenas y cables por el recorrido suburbano, y es que hoy las ciencias avanzan que es una barbaridad.
Pues una vez aclarado del todo el dichoso contexto, ahora sí que sí, voy y me pregunto yo: ¿se verá interrumpida la comunicación del móvil en el metro cada vez que entras en un túnel tal y como viene a sospechar la desconfiada pasajera? Si la famosa empresa METROCALL se ha gastado una pasta gansa en dar cobertura bajo tierra a los sufridos e incomunicados usuarios del Metro de Madrid, ¿no habrá previsto ya de paso que la cobertura se mantenga también dentro de los oscuros, misteriosos y en ocasiones interminables túneles que separan una estación de la siguiente en riguroso orden espacio-temporal? Vamos a ver; si tú ya estás, criatura, bajo tierra (en el sentido más vital y vivaracho de la expresión) ¿qué más dará – a efectos de lo que es la red de telefonía móvil o celular - si estás dentro de un túnel con la mirada perdida en la más absoluta oscuridad o estás, por el contrario, detenido en la iluminada y ultramoderna estación de, pongamos por caso, Mar de Cristal, de bello y sugerente nombre?
Pero el caso es que la señora apagó su móvil dando por finalizada la conversación, con lo cual me quedé sin poder comprobar qué hubiera sucedido dentro del túnel y si eran fundadas sus terribles sospechas. Así que a ver si alguien sacarme pudiera de esta duda que me corroe hasta el punto de mantenerme en un sinvivir. Porque tú fíjate cómo será el comecome, que a puntito estuve, una vez vivido lo aquí relatado, de sacar yo mi propio móvil dentro del túnel y realizar in situ la comprobación. Listo y sagaz que es uno, jeje, no me digáis que no.
Pero claro, vete tú a saber ahora cuál es el número de teléfono de la tal Maria Luisa.
Esta mañana he escuchado esta frase y no hago más que darle vueltas y más vueltas, no me la quito de la cabeza. Y es que la frasecita tiene su miga, aunque supongo que no se entenderá del todo fuera de contexto. Es lo que tienen algunas frases, las jodías, que las sacas de contexto y no hay Dios que las entienda. Así que paso a detallarlo. El contexto, digo:
Resulta que servidor utiliza generalmente para desplazarse hasta el centro de trabajo el transporte público, y más concretamente el Metro de Madrid. A las 08:40 horas, minuto arriba minuto abajo dependiendo de determinadas y complejas circunstancias y aconteceres que no viene al caso detallar, servidor se halla un día sí y otro también (con la excepción de los fines de semana, faltaría más), haciéndose hueco entre la muchedumbre metropolitana para tratar de acurrucarse somnoliento en el rincón del vagón más desocupado, si lo hubiere. Pues en este caso lo hay, porque al tratarse de un 15 de julio encuéntrome con el panorama asaz espacioso y despejado sobremanera, con lo cual procedo a sumirme sigilosa y cómodamente en la provechosa lectura que me ocupa, el capítulo que lleva por título “Gasipum y popotraques”, perteneciente a la densa y sustancial obra “El gran gigante bonachón”, de Roald Dahl.
Imagino que todavía no se va entendiendo la frase, así que permítaseme que siga abundando en el contexto:
08:45 horas. Una vez descubierto, debido a mi atenta lectura, que el “gasipum” y los “popotraques” son el nombre que les dan los gigantes gigantones a sendas guarrerías gaseosas, la atención de mi atenta lectura (valga la redundancia) resulta desviada por la profunda y sugerente voz de una pasajera nada somnolienta, que habla por su teléfono móvil con determinación, ajena a toda emanación gaseosa que pudiera producirse procedente del tracto digestivo de cualquier disimulado y sospechoso viajero, ya sea a través de boca (gasipum) o ano (popotraque). Y así de paso dejo constancia de lo que significan ambos términos, que me da que no había quedado muy claro todavía.
“Te dejo María Luisa que entramos en el túnel y seguro que se corta..., Maria Luisa”.
Bien, ya tenemos la frasecita de marras. Pero falta añadir un importante dato en el dichoso contexto que resulta necesario aclarar más pronto que tarde:
Se trata de que la empresa METROCALL, participada por TECNOCOM con un 60 por ciento y por METRO DE MADRID con el resto, esto es, un 40 por ciento – puesto que está más que de sobra comprobado que 60 más 40 suman cien en total – es la compañía encargada de ofrecer cobertura de telefonía móvil en el interior del metro gracias a la implantación de toda una red de antenas y cables por el recorrido suburbano, y es que hoy las ciencias avanzan que es una barbaridad.
Pues una vez aclarado del todo el dichoso contexto, ahora sí que sí, voy y me pregunto yo: ¿se verá interrumpida la comunicación del móvil en el metro cada vez que entras en un túnel tal y como viene a sospechar la desconfiada pasajera? Si la famosa empresa METROCALL se ha gastado una pasta gansa en dar cobertura bajo tierra a los sufridos e incomunicados usuarios del Metro de Madrid, ¿no habrá previsto ya de paso que la cobertura se mantenga también dentro de los oscuros, misteriosos y en ocasiones interminables túneles que separan una estación de la siguiente en riguroso orden espacio-temporal? Vamos a ver; si tú ya estás, criatura, bajo tierra (en el sentido más vital y vivaracho de la expresión) ¿qué más dará – a efectos de lo que es la red de telefonía móvil o celular - si estás dentro de un túnel con la mirada perdida en la más absoluta oscuridad o estás, por el contrario, detenido en la iluminada y ultramoderna estación de, pongamos por caso, Mar de Cristal, de bello y sugerente nombre?
Pero el caso es que la señora apagó su móvil dando por finalizada la conversación, con lo cual me quedé sin poder comprobar qué hubiera sucedido dentro del túnel y si eran fundadas sus terribles sospechas. Así que a ver si alguien sacarme pudiera de esta duda que me corroe hasta el punto de mantenerme en un sinvivir. Porque tú fíjate cómo será el comecome, que a puntito estuve, una vez vivido lo aquí relatado, de sacar yo mi propio móvil dentro del túnel y realizar in situ la comprobación. Listo y sagaz que es uno, jeje, no me digáis que no.
Pero claro, vete tú a saber ahora cuál es el número de teléfono de la tal Maria Luisa.
20 comentarios:
¡ÉSta me la sé! ¡Ésta me la sé!
La señora que hablaba por el móvil desde tu mismo vagón de metro no quería seguir hablando con la tal María Luisa; y se inventó lo del túnel para evitar que la otra volviera a llamar.
:D
¿Dudas despejadas?
Irre: pudiera ser, pudiera ser. No había pensado en ello.
Te dejo Irre que entramos en el túnel y seguro que se corta... Irre.
¡jajajajajaja! ¡Qué cabroncete! [Total, tampoco me oyes...]
:P
Pues sabes lo que habría hecho yo?
Habría cogido mi telf, habría marcado el número de cualquier amigo y habría dicho " Maria luisa! Me yer bien, no? Pues lo que te iba contando" sin dejar de mirar a la pasajera :D
yer = oyes
Wen: no lo líes más, no lo líes más.
Te dejo Wen que entramos en el túnel y no se yer, digo no se oye.
Pues yo te oigo perfectamente...
Maria Luisa: ¡Anda mi madre!
Lo cual - aclaro - no es que sea una expresión de asombro, sino que es que se llama así, mi querida progenitora.
Dos cosas:
1.- Hablando de cuestiones madereras...
2.- No te asustes, pero creo que el espíritu de Forges se ha apoderado de ti.
Hubiera sido mucho peor que el espíritu hubiera sido el del Ser Superior, piensa que al becario de este verano le pagarías 80000 euros a la semana o algo así.
Jove: pocos espíritus serían mejor recibidos y acogidos con agrado por mi persona que el del mismísimo Forges (sin contar con el de Parquirrín, por supuesto)
Dices que en el metro se puede hablar por el celular????? Y digo yo... tanta inversión tanta inversión no les quedará algo para que cuando el metro llega a Principe Pio no se pase de frenada y acabes parando en Ciudad Universitaria... digo yo...
Por cierto ma dicho Maria Luisa que es que a ella se le acababa la bateria del movil...
Pues yo también te oigo ferpectamente...
Dile a Maria Luisa o a quien sea que lo mejor es tener el movil en silencio, así con la excusa no oyes la llamada :)
Besicos, hermoso
Debería hablarse largo y tendido del gran Forges - una de las cabezas más lúcidas y libres de este país- lamentablemente ninguneado por buena parte de la izquierda caviar, dechado ella misma de virtudes y tradición democráticas. Por decirlo de alguna manera.
me paaarto con vosotros, pero vamos a ver, a nadie le extraña que diga dos veces maria luisa? era eso necesario? XD
David: ¿Pero qué Maria Luisa, la de la frasecita o mi madre?
Marialuisablog: ¿y tú quién demonios eres ahora, marialuisazurda?
Belén: Mejor se lo digo a quien sea, porque de Maria Luisa no tengo el número.
Jove: suscribo todas tus palabras, incluida “caviar”.
Géminis despechada, qué gusto verte por aquí..., Géminis despechada.
La misma que viste y calza.
Y la pobre Maria Luisa sin saber el juego que está dando...
jajaja.
¿Sigues en el túnel...? ¿Estili?
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