Quede claro de antemano, para que nadie se confunda, que hoy no voy a hablar de mí, sino de un amigo de toda la vida.
Yo es que nunca he creído demasiado en la cosa de los sorteos, la verdad. Será porque nunca me ha tocado nada. Bueno sí, en el cole un
Nicanor-tocando-el-tambor, ya lo conté una vez, pero eso fue más un premio por hacer bien las multiplicaciones que un sorteo al uso. El otro día tuvimos precisamente mi hija la mayor y yo una discusión acerca de este asunto de los sorteos mientras hacíamos la compra en el Mercadona. Pero dejemos, dejemos que sean ellos mismos, padre e hija, los que se expresen libremente y sin tapujos:
- Papa...
- Dime, hija.
- ¿Por qué no compras turrón de Suchard de chocolate en vez del de Hacendado ése?
- ¿Qué pasa? ¿qué no eres partidaria de las llamadas marcas blancas, tan apropiadas como resultan en tiempos de crisis como los que vivimos?
- No papá, es que en las tabletas de Suchard pueden tocar vales por quinientos euros.
Atención, atención, señorita Maria José, acuda a línea de caja.
- Si, ya, como en “Charly y la fábrica de chocolate”, ¿no?
- Pues sí, más o menos.
- Que no hija, que no, que eso son cosas del marketing y la publicidad, pero que luego nunca toca.
El Mercadona lo que tiene de bueno precisamente es lo de la variedad de marcas blancas, y lo que tiene de malo es que no se puede ni hablar ni discutir ni nada sin que no te interrumpa la megafonía llamando a la tal María José para que acuda a la línea de caja. En fin, que ahí quedó la cosa, hasta que de repente...
Riiiiiing, riiiiing
- ¿Diga?
- ¿Estilografic?
- ¿Sí, quién llama?
- Hola, que acabo de leer que me mencionas en tu blog y...
- ¿María José, la del Mercadona?
- No hombre no, soy yo, tu amigo de toda la vida.
- ¿El del sorteo?
- El mismo.
- Pues precisamente iba a hablar hoy en el blog de ti.... ¿o debería llamarte de usted?
- No, no, podemos seguir con las confianzas. Por eso te llamaba, por echarte un cable, que veo que te estás liando.
- La verdad es que no sabía cómo meterle mano a tan delicado asunto. Cuéntalo tú pues.
- Pues nada, que el otro día estaba con mi hija en el centro comercial y...
- Oye, que el recurso del Mercadona y de la tal María José ya lo he utilizado yo, ¿eh? Haz el favor de ser un poco más original...
- Que no, que es que fue así, que la niña se empeñó en que participara en el sorteo de... ¿lo digo ya?
- Dilo, dilo...
- Pues eso...de un Porsche.
- Cosas de críos, ¿verdad?, como lo del turrón de Suchard, a quién se le ocurre...
- Sí, lo mismo, pero yo sí que hice caso a esa voz....
- ¿Acudiste a la línea de caja?
- No hombre, que hice caso a mi hija y participé en el sorteo.
- Si es que somos como niños...
- Y tocome....
- ¿Cómo dices?
- No te hagas el tonto que ya lo sabes. Que tocome un Porsche.
- ¡Nojodasme!
- Loquedígote.
- ¿Y qué vamos a hacer con un Porsche?
- Querrás decir qué voy....
- Eso, eso quería decir. ¿Qué vas a hacer con un Porsche?
- Pues venderlo, para eso mismo te llamaba. Para ver si lo podíamos contar en tu blog y así la gente que estuviera interesada...
- Ya, pero verás, mi blog, ya sabes, es bien modesto y mis lectores son gente normalita, como tú y como yo. Dudo yo que puedan permitirse lo del mantener un Porsche... ¿Porque nosotros tampoco podemos mantenerlo, verdad?
- Y dale con la primera persona del plural... Pues verás, es que además se trata de un deportivo biplaza descapotable y claro, a ver qué hacemos con las niñas...
- Yo las podría dejar con los abuelos...
- Con las mías digo, no con las tuyas...
- Ah, es verdad. No había caído yo en el inconveniente. ¿Entonces lo ponemos en... lo pones en venta?
- Con todo el dolor de mi corazón.
- Qué penita, ¿no?
- Bueno, mientras llaman y no llaman los interesados a lo mejor me da tiempo a darte una vueltecita.
- Pues no estaría nada mal, aunque con el día que hace y la nieve... Oye, un curiosidad, ¿y tiene buen maletero?
.- Bueno, no es que se distinga precisamente por eso, pero vamos, a pintón no le gana nadie.
- No, si yo lo digo porque ya de paso podíamos pasarnos por el Mercadona a comprar unas cuantas tabletitas de turrón de Suchard, que sabe a Navidad, a ver si hubiera suerte...
P.D: Aclarar por último que – y sin que sirva de precedente – todo lo que se cuenta hoy aquí es verdad verdadera, incluido lo de la tal María José, y que, por tanto, vendemos, digoooo, mi amigo vende un Porche como el de la foto. Nuevecito. Así que si tienes unos ahorrillos, sabes de alguien que los tenga o mañana te tocara la lotería, házmelo saber en los comentarios y mi amigo se podrá en contacto contigo. ¿O debería decir con usted?