El domingo me voy a echar mi partidito de pádel. Sí, ya sé que es decir pádel y todo el mundo se imagina al pijito de estilografic con su polito lacoste y su raqueta con el símbolo de la gaviota sobrevolando las dos pes echándole un pulso o José Mari, pero no.
Para quienes no entiendan mucho de pádel les diré que es más o menos como el tenis, pero con sorpresa. A ver si me explico: que en el tenis a ti se te pasa la pelota y pierdes el punto, pero en el pádel tienes una pared detrás en la que la bola rebota y entonces pueden pasar dos cosas: que consigas devolverla y no pierdas el punto o que la dichosa pelotita te arree un cascotazo en el cogote.
La verdad es que yo juego al pádel más que por pijerío o porque guarde afinidad con el PP por lo que técnicamente podría llamarse “ubicación del terreno en zona de influencia”, es decir, que la Junta Municipal me ha puesto una pista al lado de casa. O sea, que si me llegan a construir el Palacio de Hielo me da por el patinaje artístico, y porque no vivo en una ciudad con mar, que si no me monto yo solito la America’s Cup.
Además que nadie se vaya a creer que quien esto escribe es un jugador profesional, nada mas lejos de la realidad, que yo solo lo hago por pasar el rato, sudar un poquito la camiseta y echar una risas. Ni lacoste, ni raqueta del PP, ni josemaris ni nada. ¿No ven? Se me nota enseguida que no soy un jugador profesional. Si lo fuera hablaría de “pala”, no de “raqueta”, cateto, que eres un cateto. Lo mismo que si fuera pijo no diría pádel, sino paddle, que queda como más guay. En cuanto a la presencia, pues hombre, como juego tempranito hay domingos que hasta voy acompañado, de las legañas me refiero.
Eso de identificar a los políticos con su aficiones, o mejor dicho a las aficiones con lo políticos, acaba trayendo problemas, porque es que la gente es en eso muy drástica. Somos, diría yo. ¿O es que nadie se ha imaginado a Jose Mari, protegiendo con una cinta amarilla y roja su melena del viento, porque yo lo valgo, jugando contra Acebes y Zaplana juntos? Seguro que sí. Como seguro que también habrá imaginado a Felipe en sus buenos tiempos tumbado a la sombra de un bonsái, que ya le vale, siendo andaluz, con el fresquito que dan los olivos.
Además, es que tampoco hay que llevar las aficiones a su máximas consecuencias. Lo digo por las obras en la Moncloa cada vez que hay cambio de presidente. Que se va González y llega Aznar, fuera bodeguilla y toma pista de pádel; que se va José Mari y entra Zapatero, a tomar por culo (con perdón) la pista de pádel y hacemos un cancha de baloncesto; que llega Rajoy , pues a levantar el Alpe d’huez en el jardín. Aunque bueno, tal y como están las cosas en el PP yo casi contemplaría nuevas opciones para el futuro, que ya estoy viendo yo aquello repleto de túneles y hospitales.
Por cierto, que están Espe y Gallardón en la línea de salida de la sucesión y Mariano les da la señal.
¡Pum!, ¡pum!, suena la pistola de Rajoy.
- Salida nula, salida nula - , grita Acebes desde la grada.
- Jopeta Mariano, que es un solo tiro el que hay que dar– añade Zaplana.
Y Mariano: “¡Sí hombre!, ya me dirás cómo me cargo yo a los dos con una sola bala”.
- A ver si aprendéis de nosotros -, suelta Zapatero desde más arriba. - Que a mí se me matan solos.
Lamento que se me hayan colado de golpe seis políticos en el post, pero no lo he podido evitar.
Estilografic.art
Para quienes no entiendan mucho de pádel les diré que es más o menos como el tenis, pero con sorpresa. A ver si me explico: que en el tenis a ti se te pasa la pelota y pierdes el punto, pero en el pádel tienes una pared detrás en la que la bola rebota y entonces pueden pasar dos cosas: que consigas devolverla y no pierdas el punto o que la dichosa pelotita te arree un cascotazo en el cogote.
La verdad es que yo juego al pádel más que por pijerío o porque guarde afinidad con el PP por lo que técnicamente podría llamarse “ubicación del terreno en zona de influencia”, es decir, que la Junta Municipal me ha puesto una pista al lado de casa. O sea, que si me llegan a construir el Palacio de Hielo me da por el patinaje artístico, y porque no vivo en una ciudad con mar, que si no me monto yo solito la America’s Cup.
Además que nadie se vaya a creer que quien esto escribe es un jugador profesional, nada mas lejos de la realidad, que yo solo lo hago por pasar el rato, sudar un poquito la camiseta y echar una risas. Ni lacoste, ni raqueta del PP, ni josemaris ni nada. ¿No ven? Se me nota enseguida que no soy un jugador profesional. Si lo fuera hablaría de “pala”, no de “raqueta”, cateto, que eres un cateto. Lo mismo que si fuera pijo no diría pádel, sino paddle, que queda como más guay. En cuanto a la presencia, pues hombre, como juego tempranito hay domingos que hasta voy acompañado, de las legañas me refiero.
Eso de identificar a los políticos con su aficiones, o mejor dicho a las aficiones con lo políticos, acaba trayendo problemas, porque es que la gente es en eso muy drástica. Somos, diría yo. ¿O es que nadie se ha imaginado a Jose Mari, protegiendo con una cinta amarilla y roja su melena del viento, porque yo lo valgo, jugando contra Acebes y Zaplana juntos? Seguro que sí. Como seguro que también habrá imaginado a Felipe en sus buenos tiempos tumbado a la sombra de un bonsái, que ya le vale, siendo andaluz, con el fresquito que dan los olivos.
Además, es que tampoco hay que llevar las aficiones a su máximas consecuencias. Lo digo por las obras en la Moncloa cada vez que hay cambio de presidente. Que se va González y llega Aznar, fuera bodeguilla y toma pista de pádel; que se va José Mari y entra Zapatero, a tomar por culo (con perdón) la pista de pádel y hacemos un cancha de baloncesto; que llega Rajoy , pues a levantar el Alpe d’huez en el jardín. Aunque bueno, tal y como están las cosas en el PP yo casi contemplaría nuevas opciones para el futuro, que ya estoy viendo yo aquello repleto de túneles y hospitales.
Por cierto, que están Espe y Gallardón en la línea de salida de la sucesión y Mariano les da la señal.
¡Pum!, ¡pum!, suena la pistola de Rajoy.
- Salida nula, salida nula - , grita Acebes desde la grada.
- Jopeta Mariano, que es un solo tiro el que hay que dar– añade Zaplana.
Y Mariano: “¡Sí hombre!, ya me dirás cómo me cargo yo a los dos con una sola bala”.
- A ver si aprendéis de nosotros -, suelta Zapatero desde más arriba. - Que a mí se me matan solos.
Lamento que se me hayan colado de golpe seis políticos en el post, pero no lo he podido evitar.
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