jueves, octubre 30, 2008

Carta a Su Majestad la Reina

Señora:

Le remito la presente desde este tan modesto como honrado blog tras haber tenido acceso a las declaraciones que ha realizado Su Majestad a la periodista Pilar Urbano, y que han sido recogidas en el día de hoy por el diario El País, como anticipo del libro de próxima aparición, La Reina muy de cerca, especialmente en lo que respecta a su opinión acerca de las reivindicaciones y derechos de los homosexuales, ya sabe a qué me refiero.

No, no he decidido dirigirme a Su Majestad porque el asunto me afecte personal y directamente, no es el caso. Soy o me siento, hasta la fecha, heterosexual, lo cual no quiere decir, claro, que mañana lo vaya a seguir siendo (por eso aclaro que hasta la fecha) y además es que tampoco tengo claro si lo de la condición sexual de cada cual es un estado o más bien un sentimiento y si, por tanto, debo utilizar el verbo “ser” o mejor el verbo “sentir”. Pero en fin, ése es otro debate.

Además, tampoco tengo intención de recurrir a la manida frasecita tan políticamente correcta de “tengo muchos amigos homosexuales”, porque la verdad es que no los tengo, al menos si se entiende por amigos quienes conforman ni verdadero círculo íntimo, incluida mi familia, y que no vienen a ser más de 20 ó 25 personas, que da la casualidad que nInguna de ellas, no por ninguna razón en especial, sino más bien por cosas del azar o de las estadísticas y probabilidades, es homosexual.

Bien, pues una vez dicho esto, procedo a hacerle a Su Majestad partícipe de mi disgusto y disconformidad para con sus declaraciones, no ya por lo que suponen sus ideas en sí, que no es que me hayan sorprendido en particular, sino más bien porque las haya hecho públicas a estas alturas del partido, teniendo en cuenta la discreción y el saber estar que siempre han caracterizado a Su Majestad, y considerando sobre todo quién es Usted – le recuerdo -, la Reina de España.

E insisto en que no me ha sorprendido el contenido de las declaraciones, porque entiendo que un elevado porcentaje de personas de su perfil (el perfil que a Su Majestad le correspondería si le quitásemos la Corona, es decir, el de señora de 70 años, de posición y familia acomodadas y de educación tradicional y digo yo que más bien conservadora) piensa en este país de la misma o parecida forma que usted, no nos engañemos. Pero, claro, esas personas no son reinas de todos los españoles, y Su Majestad en cambio sí que lo es.

No. Tampoco me preocupa que haya sido una alta personalidad del Estado la que haya opinado así. Es más, considero que está muy bien que políticos y otras personalidades de la vida pública den a conocer su lado humano a la ciudadanía. Pero claro, si Zapatero, Rajoy o cualquier otro político de los que tiene ficha y juegan sus bazas en el tablero del sistema democrático de éste o cualquiera otro país – mire si no lo que ponen ahora en juego Obama y McCain a la menor declaración - dijeran lo que usted ha dicho, ello tendría una repercusión que acabaría traduciéndose en votos, lo cual les haría pensárselo dos veces antes, como así ocurre. Pero Su Majestad no, Su Majestad puede decir lo que quiera que nadie por eso va a darle o retirarle su voto, y aunque su opinión y forma de pensar no vayan a tener consecuencias directas en la manera de gobernar (ya que usted, para bien o para mal, no tiene responsabilidades de Gobierno), sí que van a tener una alta y significativa repercusión en la opinión pública, como ya la están teniendo, y prueba de ello es que sus declaraciones han caído como una bomba en el colectivo de homosexuales. Normal. ¿Qué esperaba?

Entiendo que es muy posible que el colectivo al que hace usted referencia se sienta tan orgulloso de su condición de homosexual como usted de la suya de heterosexual, pero la diferencia está en que mientras que para Usted no resulta ni importante ni trascendente sacar a la calle su orgullo, para los homosexuales sí que lo es, porque bastante les ha costado llegar a dónde han conseguido llegar, y desgraciadamente todavía les queda mucho camino por recorrer en su lucha particular en contra de la homofobia que todavía se respira en este y otros muchos lugares. Por eso salen y deberían seguir saliendo – como Usted dice - en manifestaciones.

Vera, ahora que lo pienso, antes he dicho que era un tema que no me afectaba directa y personalmente, pero a lo mejor lo cierto es que sí me afecta o me puede afectar de tal manera. No ya por lo que decía antes de que no sé qué ocurrirá mañana, sino porque yo tengo dos hijas que todavía son pequeñas y en las que aún no se ha manifestado del todo y definido con claridad su condición sexual. Y a mi me gustaría que si ellas optan por una condición distinta a la mía y a medida que van creciendo se sienten sexualmente atraídas por personas de su mismo sexo, lo puedan hacer con total libertad y sin que ello les suponga ningún tipo de trauma ni rechazo alguno por parte de su entorno. Y qué leches, que sean felices. También por ello están luchando hoy los homosexuales cada vez que salen a la calle, y todos deberíamos agradecérselo.

Quisiera por último hacer mención a lo que Usted dice acerca de la utilización del término “matrimonio” referido a las uniones entre parejas del mismo sexo, termino que parece que no le gusta ni un poquito a Su Majestad. A mí, qué quiere que le diga, el argumento lingüístico tantas veces señalado para rechazar la utilización del dichoso término me parece una soberana estupidez, con todos mis respetos hacia la Soberana (no la estupidez, sino la Reina). Cada vez que lo oigo me queda la sensación de que más bien se recurre a ello para maquillar otro tipo de argumentaciones que quien lo hace no se atreve asumir públicamente.

Vamos a ver: ¿no se emplea ahora el término “navegar” referido a introducirse en Internet a pesar de que hace unos pocos años “navegar” significaba sólo desplazarse en un vehículo o en un barco, cuando todavía no existía este otro invento de la red de redes? Pues lo mismo puede suceder con otros términos, que se adapten a nuevas realidades.

Y es que, permítame que se lo diga, Majestad, el lenguaje sabe adaptarse a la realidad mucho más rápido que las personas. Por eso a mí me gusta tanto.

Y sin otro particular, aprovecho la ocasión para trasladarle mi más sincera felicitación por su 70º cumpleaños, que tengo entendido que Su Majestad celebra el próximo domingo, si Dios quiere.

Atentamente,

Estilografic Punto Blog

NOTA: Sepan los interesados que
un tal Mariano Zurdo también le escribe una interesantísima carta al hijo de la susodicha, un tal Felipe. Al final entre todos la vamos a liar con tanta correspondencia Real, ya lo verás, y luego a ver quién es el valiente que se atreve a escribirle la carta a los Reyes Magos, que ya están llegando, ya.

miércoles, octubre 29, 2008

Pequeña Historia de España

A ver, niños y niñas, así como todo aquel que no se encuadre en cualesquiera de estas dos categorías, o sea, todos los demás... Hoy toca examen de historia, y éstas son las preguntitas de marras:

1.- Las Guerras Púnicas enfrentaron a:
a.- Los p’unos y los p’otros.
b.- Romanos y cartagineses.
c.- Gallardonianos y Esperancistas.

2.- Qué rey visigodo se convirtió al catolicismo?
a.- Godofredo.
b.- Recaredo.
c.- Metirunpedo.

3.- ¿Cuál fue el primer Borbón en el trono de España?
a.- Juan Carlos Primero, por eso le llamaban Primero.
b.- Carlos II el Hechizado, qué miedo.
c.- Felipe V tras la dichosa Guerra de Sucesión.

4.- ¿Quién fue Reina Regente de España tras la muerte de Fernando VII?
a.- Anita Obregón-Dos Sicilias.
b.- María Cristina me quiere gobernar.
c.- María Antonia Abad Fernández

5.- “La Gloriosa” fue...:
a.- La revolución de 1868 que acabó con el reinado de Isabel II, la pobre.
b.- Una conocida marca de gaseosas muy popular durante la Restauración.
c.- El apodo de María de las Mercedes.

6.- ¿Quién fue Miguel Primo de Rivera?
a.- El primo de Rivera, exactamente.
b.- Un general que estableció la dictadura en 1923.
c.- El fundador de La Falange.

Bien, pues ya pasó. A todo aquel que haya fallado (o al menos dudado) en más de una cuestión no le vendría (no nos vendría) nada mal leer la Pequeña Historia de España, de Manuel Fernández Álvarez. (Espasa). Aunque sólo sea por el tremendo esfuerzo realizado por este veterano historiador, que ha conseguido resumir la historia de este país en menos de 300 ágiles y amenas páginas, ya el libro merece la pena. Pero conviene tener en cuenta, eso sí, que se trata en realidad de una didáctica lectura para niños, que nadie espere encontrar nuevas y sorprendentes revelaciones.

Ya desde su arranque, la obra supone todo un acierto: el autor nos traslada hasta Atapuerca, dónde mejor si no, y a partir de ahí le hinca el famoso “diente” a toda la historia de España; lo cual no es poco. Llegarán después las primeras invasiones y colonizaciones, la romanización, la invasión árabe, la reconquista, la época de los Reyes Católicos, etc, etc, etc, haciendo para todo ello el autor un gran esfuerzo en relatar los acontecimientos como si tratara de un largo cuento con final conocido.

Consciente de las dificultades de la aventura emprendida, Fernández Álvarez ya advierte desde el principio a sus jóvenes lectores de que “no tenemos una respuesta clara para todos los interrogantes que nos plantea a Historia”. Y a continuación sabe cómo animarlos: “Pero no hay que lamentarse, porque eso es lo que da a la Historia su nota tan excitante de ser un poco misteriosa”. No está mal el planteamiento para incitar a la lectura.

Un par de pegas habrá que ponerle al asunto por lo menos: la primera, que el autor parece que no se atreviera a hacer lo mismo con la historia mas reciente, es decir, con lo sucedido a partir del golpe de Tejero, pues toma precisamente el 23-F como punto final del relato. Una pena, porque hubiera resultado interesante. Y otro más: en ocasiones se echa en falta una mayor decisión a la hora de tratar de conectar con la chavalería. El libro es muy didáctico y la prosa de Fernández Álvarez es sencilla y ágil, pero no se atreve (o no quiere, que también puede ser) a darle ese toque de “gamberrismo” que pudiera haberla acercado un poco más a ese difícil público que va de los 8 a los 14 años más o menos, es decir, lo que científica y rigurosamente viene a denominarse como “edad del pavo”.

Las fantásticas y divertidas ilustraciones de Jvlius que acompañan al relato son el complemento perfecto y en ellas sí que sí se añade ese punto de “gamberrismo” que a servidor se le antoja necesario para amenizar siglos y siglos plagados de barbarie, violencia, odio, conspiraciones, guerras y asesinatos, que hay que ver lo dura y desagradable que puede llegar a resultar la historia de este país cuando uno la lee del tirón. Mira que hemos sido brutos.

Y si hubieras acertado sin dudarlo todas las respuestas del examen, pues nada hombre, por lo menos piensa en que el libro puede ser un buen regalito para tu hijo, hija, sobrino o sobrina, que a lo mejor no sabe tanta historia como tú, listo, que eres un listo.

P.D: ¿Que dónde se puede comprar? Pues sólo en las mejores librerías, esto es, en La Clandestina. ¡Dónde si no, hombrepordios!

lunes, octubre 27, 2008

ERE

Una vez alcanzado previo acuerdo entre empresa y trabajadores, la representación legal de esta compañía, que responde al nombre de Estilografic Punto Blog, tanto la compañía como la representación, ha adoptado la dolorosa pero del todo necesaria medida de solicitar a la autoridad laboral competente la puesta en marcha de un EREE (Expediente de regulación de Empleo Estilográfico). Qué le vamos a hacer, era algo que se veía venir, con la dichosa crisis.

Riiiiing.
- ¿Diga?
- Hay que ver lo rapidito que contestan ustedes, qué bien, si solo ha sonado un ring...
- Es que no están las cosas como para derrochar, amigo. ¿Qué desea?
- Querría hablar con la autoridad laboral competente.
- ¿Con “competente” se refiere usted a que haga las cosas bien y como Dios manda o por el contrario hace referencia a que tenga atribuidas las competencias pertinentes para hacerse cargo de una determinada materia, gozando por tanto en este último caso de las aptitudes y actitudes necesarias para llevar a cabo cualesquiera resoluciones de trascendencia que hubiera que adoptar...
- A esto último me refiero, creo, y disculpe que le corte pero así se ahorra también las palabras, y no sólo los rings, si le parece.
- Bien, y en qué materia debe ser competente, la autoridad laboral?
- Vera, se trata de un ERE.
- ¿Se refiere usted a la letra "r" en su versión suave o quiere decir más bien "rr", en su modalidad de vibrante múltiple a todo vibrar y no le sale la vibración? ¿No será usted dislálico?
- No señorita, mire lo que sé decir yo solito : El perro de San Roque no tiene rabo, porque Ramón Ramírez se lo ha robado.
- ¿Ah sí?, pues yo me sé otra versión: El perro de san Roque no tiene cola, porque se la ha comido la caracola. Chúpate esa.
- Ahí va otra: El carro de mi tía no hay quien lo mueva, porque le han robado la cuatro ruedas. ¿Qué le parece?
- Me parece que estamos perdiendo el tiempo, señor. Y usted gastando teléfono a todo gastar.
- Eso, eso, que me he dejado liar por su verborrea, con erre múltiple y bien vibrante, por cierto. Yo lo que quiero, y sabe Dios que me duele, es realizar los trámites oportunos para solicitar un ERE, Expediente de Regulación de Empleo, en mi caso EREE, con "e" múltiple pero "r" suave, debido a las dificultades económicas que viene afrontando mi maltrecha empresa.
- ¡Anda la leche! ¡Haber empezado por ahí! Si eso está a la orden del día. Venga, vamos allá. ¿Nombre de la empresa esa?
- Estilografic Punto Blog
- ¿Sector?
- Autoemoción.
- Claro, como la gente no compra coches...
- No, no. Automoción no. Autoemoción, como el anuncio de SEAT. Que me emociono yo solo y nadie más con lo que escribo, vamos.
- Ah, ¿pero usted se dedica a escribir, con los tiempos que corren, con "r" múltiple?
- Sí. En un blog. Terminado en “g”, por cierto.
- ¡A quién se le ocurre!
- Con "r" múltiple también, “ocurre”.
- También , también. ¿Y existe acuerdo previo entre empresa y trabajadores?
- Total acuerdo, con "r" simple “acuerdo”, en sílaba trabaja y antes de “d”.
- Y a cuántos trabajadores desearía usted poner de patitas en la calle o echarrrrr?
- A un cincuenta por ciento, más o menos.
- ¡Jesús! ¿Y cuántos son en la empresa esa?
- Pueeees..., ¿contando a los comentaristas?
- No, los comentaristas supongo que no. A esos que les parta un rayo, con "r" múltiple y con "y" griega de la misma Grecia.
- ¡Oiga! A mis comentaristas ni tocarlos, que son de lo más ocurrente y recurrente, todo ello con multiplicidad de erres múltiples y vibrantes. ¿Y los becarios sin contrato?
- Tampoco.
- ¿Y los colaboradores, si los hubiese, o mejor hubiera, que lleva “r”?
- ¿Los hay?
- No, me temo que no.
- Entonces tampoco.
- Pues en tal caso, venimos a seeeeer....espere que le hablo de memoria.... Servidorrrrr.
- ¿Usted sólo?
- Bueno yo y mis circunstancias, que diría Ortega y Gasset, con “s” múltiple aunque no vibrante.
- Que no son muy allá, las circunstancias, por lo que veo.
- No, no son muy allá.
- Bien, le voy a explicar entonces el procedimiento de reducción, con dos “ces”. Tome nota, o mejor proceda directamente a seguir mis instrucciones, también, ya sabe, con dos “ces”.
- Procedo mejor.
- Se tumba usted sobre la cama.
- Tumbadito estoy.
- Pone la coronilla en contacto con la cabecera.
- Clonk.
- Bien, coloca usted, con ayuda de su señora, un tablero fuerte y rígido, por ejemplo el de la mesa del salón, en contacto con sus ya de por sí sudorosas plantas de los pies.
- ¡Cariño!
- ¿A mí me dice? ¡Qué confianzas!
- No, no, le digo a mi señora... Espere un momentito, que ya viene con el tablero.... Eso es... No pongas esa carita, cariño, que no me huelen tanto...
- Pues ahora que empuje, su señora.
- ¿Cómo?
- Pues que empuje fuerte, no querrá usted reducir de tamaño por arte de magia ¿no?
- Pero oiga, que esto dueleeeee...
- ¡Insista, insista, señora!, y si se queja, usted ya sabe, erre que erre...

miércoles, octubre 22, 2008

La inteligencia, los cerebros y las tarántulas (devórame otra vez)

Una definición inteligente sobre la inteligencia: “es lo que uno hace cuando uno no sabe qué hacer”. La aporta hoy en El País, un tal Richard J. Haier, bueno, más que un “tal” habría que decir que se trata de un “cual”, que suena mucho mejor, porque este tipo es nada más y nada menos que un experto en neurología pediátrica que se entretiene en investigar las diferencias entre el cerebro de los hombres y de las mujeres, que es que hay gente, no me digas que no, a la que le gusta meterse en fregaos que no acaban conduciendo a nada bueno.

Sabiendo a qué se dedica el fulano, resulta lógico pensar aquello de “este tipo tiene una entrevista” y esperar que suelte alguna burrada que permita calificarlo como “baboso machista” o tal vez de “engreído feminista”. Pues no. Ni una cosa ni la otra. Si de algo peca la entrevista que este científico concede a El País es de tanta prudencia o más de la que sin duda se respiraría en un próximo y venidero encuentro entre Sarkozy y Merkel, si es que lo hubiere, después de lo sucedido entre ambos.

Y es que uno diría que a veces la prudencia es también un síntoma o indicio de la inteligencia, y al menos durante la entrevista este tío demuestra ser muy pero que muy prudente. Malo para el periodista, sí, ya sabemos que al entrevistado prudente es más difícil sacarle un buen titular, pero síntoma sin duda de inteligencia. Haier, desde su prudencia, insiste en toda la entrevista en una idea muy interesante que nos dice, en el fondo, mucho más que cualquier titular escandaloso: que necesitamos antes de nada explicar cómo la educación aumenta la inteligencia, es decir, que los factores del entorno contribuyen a la activación y desactivación de algunos genes y que por tanto, es imposible hablar de una base genética en las diferencias entre unos cerebros y otros, tanto cuando hablamos de sexo, de razas o simplemente de individuos.

Pregunta con miga, para empezar: ¿en qué se diferencian los cerebros de hombres y mujeres?“ Redoble de tamborrrrrrr. Respuesta: físicamente, el tamaño medio de los hombres es mayor, pero, añade: “tal vez las mujeres no necesiten tanta cantidad de cerebro para ser igualmente inteligentes”. Chúpate esa, ya te has quedao sin titular estridente. Y démosle un puntito también a la entrevistadora, que opta precisamente por este titular, nada estridente sino todo lo contrario, pero muy revelador de la idea y del espíritu que Haier se empeña en transmitir.

Nueva pregunta con miga: ¿y los homosexuales? Requeteredoble de tamborrrrr. Allá va la respuesta: “Este es un tema en el que no tengo conocimientos, y como científico tengo que darle respuestas basadas en datos y en conocimientos”. Nada, que no hay manera de sacarle un titular a este tío.

Vamos con la última: ¿Se aprecian distinciones cerebrales entre grupos étnicos? Silencio sepulcral... “Esto es muy, muy complicado. No tengo datos al respecto”. Olé tus cojones, señor Haier. Y a pesar de que la periodista aprovecha para recordar las declaraciones menos afortunadas, y menos prudentes, del Nobel de medicina James Watson, quien llegó a afirmar que la inteligencia de los blancos es superior a la de los negros (¡ese sí que era un pedazo de titular!), Haier se limita a insistir en la idea clave de que aunque puede haber diferencias entre algunos grupos de personas, necesitamos antes explicar cómo la educación aumenta la inteligencia.

Y ahora, dando un triple salto mortal con tirabuzón, trasladémonos a lo que hoy nos cuenta El Mundo sobre el comportamiento de la tarántula mediterránea hembra con respecto a los machos, o machotes, de su especie, a los que se zampa tras el coito, la muy bruta. Y es que se ve que las hembras devoradoras de machos están mejor alimentadas, y ello les permite proteger mejor sus huevos (entiéndase por huevos, crías).

Pero todo ello con una salvedad: que el macho copulante, el muy pillo, se ve que ya se conoce la película, así que no se queda ni a echarse el cigarrito tras el polvete, sino que sale por patas (ocho para ser exactos, las patas), silbando chusco el muy pillo aquello de “devórame otra vez....” y protegiendo también en este caso sus huevos (que no crías, sino cuyons), de manera que a la hembra no le queda más remedio que echar el diente a cualquier otro macho que pase por allí despistadillo, ajeno del todo al festín sexual que acaba de producirse, siendo por tanto este otro macho pardillo por partida doble: por haberse quedado sin polvete y porque se dispone a ser presa del canibalismo inherente a la jodida (en cualesquiera de los sentidos) hembra.

Visto lo visto, cabría preguntarle ahora al tal Haier, en este caso: ¿qué cerebro es el más inteligente en este caso, el de la hembra caníbal que mira por sus crías, el del macho copulante que se las pira vivito y coleando después del asunto o tal vez, y sólo tal vez, el del individuo despistado y tontoelhaba que se queda a dos velas y acaba siendo parte del menú de la primera?

Y es que, eso sí que sí, las ciencias avanzan que es una barbaridad.

P.D: Permítaseme que dedique este post a mi querida y admirada
Irre, con motivo (aunque ya pasado) de su cumpleaños, a la que sé que le gustan especialmente estas noticias rarillas y rebuscadas. Un perfecto ejemplo además de pequeño cerebrito (en tamaño), pero enorme en inteligencia y buen humor. ¡Felicidades, apañá!

lunes, octubre 20, 2008

En la basura

- ¡Ay!, ¡que me da usted en toda la cabeza con la bolsita, hombre!
- ¡Leches!, ¡qué susto me ha dado! ¿Se puede saber qué hace usted ahí, dentro del contenedor amarillo?
- Trabajar, señor vecino, no hago otra cosa que trabajar.
- ¿Y se puede saber en qué está trabajando, que esto no pueden ser más que negocios sucios?
- Sucios sí que son, sí. Servidor trabaja en la basura, mi querido vecino.
- ¿En la basura? ¿Y en qué consiste su trabajo, exactamente?
- Servidor es inspector escudriñador. Mi sucia labor consiste nada más y nada menos que en escudriñar (mira que me cuesta decirlo, lo de “escudriñar”) entre la basura de las comunidades de vecinos para asegurarme de que cumplen ustedes con las normas de separación de residuos, ya sabe.
- O sea que la basura está escudriñada.
- Esto es, y el escudriñador que la escudriñe, buen escudriñador será. ¿Ha visto qué bien lo he dicho?
- ¡ Y quién le manda a usted, si se puede saber?
- Ana Botella lo hace, Concejala ella de Medio Ambiente del Ayuntamiento de los Madriles.
- Oiga, y en el contenedor naranja habrá entonces otro tipo, ¿no?
- Eso es. Un inspector escudriñador adjunto, en este caso.
- Y dígame, ¿qué sucedería en el hipotético caso de que en la bolsa de envases que acaba de golpear su cabeza – por cierto, que le he causado un buen chichón- hubiera algún tipo de residuo que, debido a su naturaleza orgánica por ejemplo, no se correspondiera con el contenido propio del contenedor amarillo?
- Pues sucedería que le caería a usted una multa de hasta 750 euracos.
- ¡Toma ya!, ¡y tal y como están las cosas, con la falta de liquidez y eso!
- Amigo, pues es tan fácil como cumplir escrupulosamente con las normas detalladas por nuestra querida Concejala, a la par que esposa de nuestro también querido ex presidente don José María Aznar, de los Aznares de toda la vida de Dios.
- Sí, ya, claro, pero ahora porque usted ha sabido quién soy yo debido a que, al golpearle fuertemente en la cabeza con la dichosa bolsa de basura, me ha pillado in fraganti o con las manos en la masa cometiendo la supuesta infracción. Pero, ¿y si no me hubiera visto usted? ¿Cómo sabría que la bolsa es mía y que he sido yo el supuesto infractor, eh?
- Muy fácil; escudriñando.
- ¿Escudriñando cómo?
- Escudriñando en la bolsa de la basura y buscando algún resto delatador en el que se aporte algún dato que nos conduzca hacia su misteriosa identidad, vecino.
- ¿Como por ejemplo?
- Pues como por ejemplo restos de cabellos de eso que se caen siempre al peinarse por la mañana, que ya sabe usted lo que sucede a su edad, que si son cada día más no debe dejar pasar el tiempo y debe acudir a un especialista, que la calvicie se puede, no tanto evitar, pero sí que retrasar…
- Se está yendo usted del tema, ¿eh?
- Cierto, discúlpeme, es que es un tema que me toca directamente, pues como verá precisamente ese dejarlo pasar y dejarlo pasar ha sido lo que me ha conducido a mi estado actual, gracias al cual puede usted distinguir a la perfección el dichoso chichón causado con la también dichosa bolsa de basura en mi reluciente y también dichosa calvorota.
- Sí; pero le advierto que dado su trabajo, todo el día metido entre la basura, casi es mejor así, se me antoja más higiénico.
- Bueno, pues a lo que íbamos, no me quiera llevar a su terreno. Que esos primeros cabellos caídos - síntoma de una incipiente alopecia - serán los que, una vez enviados a un laboratorio, permitan determinar la identidad de su dueño gracias a las correspondientes pruebas de ADN, y de todo ello concluir que se trata también del supuesto infractor. ¡Pillado!
- Oiga, pero todo eso saldrá bien caro, ¿no?
- Pues de ahí que las multas sean tan importantes, y además, si lo desea, por el módico precio de otros 750 euracos le realizamos un análisis detallado de cuál es su mal.
- ¿Mi mal?
- Sí, aprovechando ya que tenemos su cabello en el laboratorio, nuestros especialistas en salud capilar, todos ellos a las órdenes de nuestra querida Concejala, podrán determinar cuál es la verdadera causa de que a usted se le esté cayendo el pelo, amigo, - porque se le está cayendo, no nos vamos a engañar - e iniciar así un tratamiento adecuado y personalizado para cada caso.
- ¡Glups! Y el tratamiento ese, costará otro ojo de la cara, ¿verdad?
- Efectivamente, otros 750 euracos cada mes durante aproximadamente un año.
- ¿Un año?
- O el tiempo que haga falta, amigo, o el tiempo que haga falta. Dese cuenta que lo importante aquí es la conservación de su cabello y de su grácil y saludable imagen juvenil. ¿No querrá llegar a verse como yo?
- Sí, ande, usted se cree que yo soy tonto. Si ya decía yo que todo esto me olía a negocios sucios.
- ¿No me cree?
- No le creo en absoluto. Usted lo que quiere es engañarme y, valga la expresión, tomarme el pelo. A ver, ¿y qué sucede si, como en su caso, el vecino en cuestión ya es de por sí calvo y por lo tanto no hay pelos que identificar entre los restos de la basura?
- En ese caso habría que tener en cuenta la causa de su calvicie prematura; por ejemplo, si ésta se debe, como suele suceder, a un susto de muerte o situación desagradable vivida recientemente.
- ¿Y entonces?
- Entonces resulta ya bien fácil la identificación, amigo. No hay más que buscar entre los papeles de la basura el nombre completo y la dirección del vecino alopécico, que aparecerá detallada en la última factura de su cuenta naranja del ING Direct, el banco que hace fresh banking.

viernes, octubre 17, 2008

Desengrasante crónica social

Saturados como andamos a más no poder - tanto en este nuestro querido y sentido país como allende nuestras fronteras - de noticias de marcado contenido económico y financiero, disponémonos en este modesto blog a abordar temas y asuntos de la actualidad tanto o más trascendentes, pero que sin embargo tienden a quedar últimamente marginados de la opinión o el análisis de los grandes y mediáticos expertos, debido a que el siempre limitado espacio informativo permanece ocupado por esos otro asuntos arriba mencionados, esto es, los económicos y financieros, no se si me explico. Con lo cual sucede que, eso sí, queda un margen de trabajo y maniobra abierto y aprovechable para que los sufridos blogueros, entre los que servidor se halla o al menos pretende hallarse, siempre atentos a la actualidad y no tan limitados en espacio, aporten un punto de vista riguroso y por otro lado nada despreciable de lo que se cuece en las altas esferas de éste, como ya digo, nuestro querido y sentido país. Toma ya.

A lo que iba. Resulta que Doña Cayetana, también conocida como la Duquesa de Alba y por otro apellido que nunca logro recordar, ha sido recibida en audiencia privada por la Reina Sofía, también conocida esta última como esposa del Rey Don Juan Carlos. Cayetana de Alba presentose en el Palacio de la Zarzuela en el día de ayer, festividad de Santa Margarita María de Alacoque (SMMA), de quien no iba a aportar ningún dato más en esta crónica social, pero que finalmente, después de insistir e insistir una y otro vez dale que te dale a los botones de “buscar con Google” y “voy a tener suerte”, llego a saber que fue nada más y nada menos que recipiente de las revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús. A la santa me refiero, no a la duquesa.

Vamos a ver, que me estoy yendo del tema. Entiéndase por “recipiente” – y ya con esto lo dejo y vuelvo al trascendente asunto social que nos ocupa - no el utensilio de barro, cristal, plástico o cualesquiera otros materiales destinado a guardar o conservar alguna sustancia, por lo común en estado líquido, no, sino que debe entenderse por “recipiente” en este caso, la persona que recibe algo. Re-ci-pien-te. Esto es, que-re-ci-be. Y es que esta mujer, no Cayetana, sino SMMA, tuvo o re-ci-bió una serie de revelaciones místicas, referentes sobre todo a la devoción del Corazón de Jesús, y falleció precisamente, fíjate tú lo que son las casualidades de la vida, y por eso la traemos ahora aquí, un 16 de octubre (como ayer) de 1690.

Pues doña Recipiente, digo doña Cayetana (que sigue sin venirme a la memoria su verdadero apellido, mira que me da rabia) arribó ella solita al Palacio de la Zarzuela, insigne residencia privada de los Reyes - también insignes - Don Juan Carlos y Doña Sofía, a eso de las 10:30 horas, siempre según los datos aportados por la tanto así insigne revista Hola, eso sí, en su edición digital, ya no tan insigne pero también digna de ser tenida en cuenta. Cosa que me parece bien, la hora digo, no voy a ponerle pegas a eso. Se me antoja una hora prudente, con la Reina ya desayunada y levantada, las camas hechas y la cocina recogidita tras el copioso y abundante desayuno digerido por Sus Majestades.

Aseguran las malas lenguas que Doña Cayetana, de apellido irrecordable, habría mostrado públicamente su interés por que Doña Sofía conociera la relación que mantiene con un tal Alfonso Díez, quien aparece descrito y referido en las crónicas sociales de los últimos días como varón (con “v”), funcionario de la seguridad social (lo cual está muy bien por lo que tiene de seguro y de social) y de 58 años, es decir, un muchachuelo imberbe para el caso que nos ocupa. Todo ello agravado ante la posibilidad de que ambos dos zagales se lancen o abalancen a celebrar próximamente los oportunos, o inoportunos según se mire, esponsales, posibilidad ésta que no pareciera ser del agrado ni de los hijos de la Duquesa, a saber, Carlos, Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano y Eugenia, ni del mismísimo Rey Don Juan Carlos de Borbón y Borbón, valga la redundancia.

Un dato más aporta la información de la revista Hola que a nadie debería pasar desapercibido. Bueno, mejor que un dato, una interesantísima deducción: vamos a ver - viene a decir la información - : si la reunión comenzó a eso de las 10.30 horas y a las 12:00 horas la Reina Sofía tenia previsto presidir la celebración del Día Mundial de la Alimentación en la Universidad Politécnica de Madrid, cita a la que Su Majestad acudió puntual como debe ser tratándose de una Reina, de ahí se deduce o viene a deducirse que el referido y cacareado encuentro no duró más de una hora y algo, y eso ya apurando mucho mucho y mucho.

En fin, que esperamos haber logrado el propósito de desengrasar las mentes de los sufridos lectores, repletitos como están a estas alturas los intelectos de tanta falta de liquidez, de tanta compra de activos tóxicos, del aumento de la morosidad, del incremento del déficit comercial en la llamada zona euro, o eurozona, que ya alcanza los 24.000 millones de euros, o de las caídas y repuntes de índice Fitz-James, digo Dow Jones...

¡Fitz-James Stuart, coño! Se llama Cayetana Fitz-James Stuart.

miércoles, octubre 15, 2008

Encuentro en La Moncloa (¡al grano!)

- Buenos días, presidente, ¿Cómo está usted?
- Buenos días, señor aspirante a presidente. Yo, regular, ¿y usted?
- Psche, mejor estaría si me hallara en su pellejo presidencial, no sé si me entiende.
- Pues no, no le entiendo. Si usted y yo nos entendiéremos, otro gallo nos cantara.
- Y mejor nos luciría el pelo, sí señor. Pero, ¿me va a hacer pasar, o vamos a estar toda la santa mañana aquí, en la puerta de La Moncloa, tirando del refranero popular?
- No, no, pase, pase, ¿quiere usted un cafelillo, don Mariano?
- Bueno, si se empeña... Con alguna que otra pasta, por favor.
- ¿Ha dicho pasta? ¿Sabe usted dónde está la pasta?
- Si lo supiera, amigo mío, yo estaría ofreciéndole a usted el cafelillo y usted sería quien suplicara o suplicase que lo acompañara con algún que otro delicioso manjar sólido y dulce.
- Pues déjese de pastas, que no está el horno para bollos, por continuar con la dulce y almibarada alegoría gastronómica que nos ocupa así como con la graciosa utilización popular de nuestros ricos y abundantes refranes.
- Es que a estas horas, presidente, no sé a usted, pero a mí me suenan las tripitas.
- Pues haber venido desayunado de casa, hombre. Haga el favor de ingerir la humeante infusión rapidito y a palo seco y vayamos al grano.
- ¿Qué grano?
- Me refiero a que nos sentemos, procediendo a oprimir con el peso de nuestros respectivos cuerpos el dichoso furúnculo que, al menos en mi caso, adorna desde hace días la región anal de mi anatomía presidencial y al que los sesudos expertos vienen refiriéndose con la denominación de “crisis”. A ese grano me refiero.
- Ah.
- Eso digo yo, ahhhhh, que no sabe usted qué dolor se me produce, al sentarme. ¿Pero no venía usted a darme su apoyo?
- En efecto, vengo a apoyar los famosos decretosleyes de su Gobierno, con la única y sana intención de contribuir, desde la responsabilidad que me otorga mi condición de flamante líder de la oposición, a acabar de una vez por todas con el clima de inseguridad y desconfianza que se ha instalado en nuestra sociedad debido a la pésima situación que viene atravesando el sistema financiero.
- ¿Y qué le sucede, al susodicho sistema?
- ¡No me diga que no está usted al corriente, señor presidente del Gobierno de la nación!
- Pues la verdad es que no; bastante liado ando con el dichoso furúnculo como para preocuparme de decretosleyes y otras sandeces... Yo pensé que venía usted a darme su apoyo para poder sentarme sin que se produjera en mi persona esta terrible sensación de dolor trasero o anal. Explíqueme lo de los decretosleyes, ande por favor.
- ¡Pero si los han preparado ustedes!
- ¿Nosotros? ¡Ah!, ¿se refiere a los 50.000 millones de euros para comprar activos y a los 100.000 millones para avales a las entidades financieras?
- Exactamente.
- Qué quiere que le diga, a mi eso sí que me parece un verdadero coñazo. Por encima del desfile si cabe.
- Pero...
- Ande ande, déjese de decretosleyes y alcánceme el Fucidine, que yo hoy no me puedo levantar.
- ¿Qué pasa, que el fin de semana le dejó fatal?
- No hombre, no. Es por el grano.¿Me pasa el Fucidine o qué?
- Tome, tome.
- ¿Cómo que tome? Sepa, señor opositor, que la citada pomada se aplica suavemente sobre la zona afectada, no se toma o ingiere.
- ¿.....?
- Vega, venga, que son tres veces al día y me toca la segunda. ¿No venía usted a apoyarme?
- Si, pero esto...
- Mire, usted me aplica el ungüento y nosotros, los socialistas, hacemos la vista gorda en el Constitucional en lo que respecta a sus candidatos para la renovación. Aceptados quedan desde ahora mismo.
- Estaaá bieeeen. Lo haré. Despójese entonces de su pantalón presidencial y colóquese, como vulgarmente se dice, con el culo en pompa. También presidencial, el culo.
- Bien, pues mientras procede usted a aplicarme suavemente el Fucidine, así, así, así..., le voy a confesar una cosa, amigo Mariano: definitivamente, esto está a puntito de reventar.
- No me asuste, presidente, ¿el qué?, ¿el sistema financiero?
- No, no, el dichoso furúnculo.
- Ah.
- Aaaaaaaah

viernes, octubre 10, 2008

La investigación

Riiing, riiiing, riiiiiiiiiiiing...
- ¿Sí dígame?
- Buenos días señorita. Por favor, quería hablar con el poder.
- ¿Ejecutivo, legislativo o judicial?
- Huy, pueees..., no sé, con el más poderoso de los tres.
- Eso depende, tenga usted en cuenta que en un sistema como el nuestro, basado precisamente en la sana y democrática separación de poderes, los tres funcionan de manera independiente, al menos teóricamente, si se me permite el pareado. ¿De qué se trata?
- Verá, es un asunto de SUMA importancia.
- Pues si se trata de “sumas”, o incluso mejor si fueran restas, tendría que ponerle con Economía, pero me temo que se encuentran reunidos todos.
- ¿Todos?
- Si, tenemos el gimnasio y la sauna llenitos. No cabe ni un alfiler.
- ¿Y qué hacen allí todos, con la que está cayendo?
- Pues soltando grasas o, lo que viene a ser lo mismo, rebajando los tipos.
- Pero lo mío no se trata de sumas señorita, sino de un asunto alimenticio.
- ¿Alimenticio? Entonces le voy a pasar mejor con el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, antes conocido con la más sencilla denominación de Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, fíjese qué fácil.
- Me parece muy bien.
- ¿Y de parte de quién, les digo?
- Del equipo de investigación de Estilografic Punto Blog, por favor.
- Pues espere un momentito, equipo de investigación, que ya le paso…

- ¿Sí dígame?
- Hola buenos días, ¿es el Ministerio de tal, tal y tal?
- Tal cual.
- Pues póngame, por favor, con la ministra del ramo.
- ¿Se refiere usted al ramo de novia, al ramo de olivo o al Domingo de Ramos, que quien no estrena hoy se le caen las manos?
- No, no, me refiero al ramo de Alimentación. Quisiera hablar con la ministra Espinosa.
- ¿Con el calificativo de “espinosa” quiere usted dar a entender que nuestra querida ministra peca de ser persona ardua, difícil o intrincada, o lo que es peor, que tiene espinas?
- No, no, quiero decir que se llama así, doña Elena Espinosa Mangana. ¿Me pone con ella, por favor?
- Pues no sé si podré, por que creo que estaba faenando.
- Querrá usted decir trabajando.
- No, no, faenando. Recuerde usted que la pesca marina es una de sus competencias.
- Pues vaya complicación. Dígale que es un asunto muy urgente, a ver si pudiera regresar viento en popa a toda vela
- A ver... Parece que ha habido suerte y ha vuelto Ya le estoy pasando...

- ¿Señora ministra?
- Al aparato me hallo. Dígame.
- Llamo de Estilografic Punto Blog. Le cuento: nuestro equipo de investigación está tratando de dilucidar si, como se sugería en los sabios comentarios aportados en nuestro post de ayer, es lo mismo un Frigodedo que un Frigopié y si, en definitiva, el Frigodedo ha existido realmente o, por el contrario, se trata de una leyenda urbana.
- Me pilla usted un poco pez, recién llegada de los mares, pero he de reconocer que el asunto es de mi competencia, sí señor.
- Pues verá, resulta que, por un lado, dos de mis lectoras favoritas, como lo son Irre y Belén, aseguran que el Frigodedo les causaba verdadero furor, vete tú a saber por qué, que yo no voy a entrar en detalles.
- Cualquiera sabe, sí.
- Sin embargo, otra de mis favoritas, Géminis Despechada, afirma con rotundidad que el Frigodedo jamás de los jamases ha existido, que se trata de una leyenda urbana y que el helado en cuestión no es otro que el Frigopié.
- ¿Y despechada por qué?, digo yo que no es para tanto la cosa.
- No, no, es que se llama así, la muchacha. A continuación irrumpe en el debate la también favorita Wen, para rebatir a Géminis y afirmar que sí, que aunque a ella no le gustan los helados, el Frigodedo existe y que incluso ha encontrado una imagen de él en la red, XD.
- ¿En la red de pesca de la ministra del ramo, uséase yo?
- No, no, en la red de redes, uséase el intenné. Y a todo esto, llega Mariano Zurdo, también favorito, y para meter baza y complicar las cosas afirma rotundamente que él era más de Colajet.
- ¡Vaya lío!
- Y espérese, que después llega el amigo Jovekovic, asimismo favorito, y mete en el ajo a un tal Häagen Dasz, mientras que Iván, favorito cómo no, rememora el aroma del Calippo-po, el helado que te quita el hipo-po.
- Yo estoy ya perdidísima, ¿eh?, con tanto favoritismo.
- Pues agárrese, porque todo ello lo remata al final Joako, favorito donde los haya, aportando la supuesta melodía de la supuesta canción del supuesto anuncio del supuesto Frigodedo, que dice, supuestamente, algo así como "Frigodedo, ven, ven", y el "ven ven" con un tono de voz muy grave, y mientras se supone que en el anuncio aparecía un Frigodedo de goma que doblaba el dedo con el gesto que se le hace a alguien para que se acerque, siempre en palabras textuales del tal Joako.
- Hay que ver lo frágil y selectiva que es nuestra memoria. ¡Yo no me acuerdo de nada!,... y eso que soy ministra del ramo. Mire, vamos a hacer una cosa, le voy a pasar con la Agencia Estatal para el Estudio del Frigodedo y allí le dirán.
- ¿Pero, oiga, eso existe?
- Ya lo creo que existe, amigo. Lo del Frigodedo se ha convertido en un verdadero asunto de Estado y en una de las prioridades de la Administración Zapatero, también favorito mío, muy por encima incluso de la dichosa crisis. Le paso…

- ¿Sí?... ¿Oiga?...
- Buenos días. Está usted llamando a la Agencia Estatal para el Estudio del Frigodedo. Si desea usted dilucidad si es lo mismo un Frigodedo que un Frigopié, diga “Frigopié; si desea saber por que les causa verdadero furor a Irre y a Belén el Frigodedo, diga “gustirrinín”; si desea saber qué le sucede a Géminis, diga “despechada”; si desea saber por qué a Wen no le gustan los helados, diga "XD"; si desea saber por qué Mariano Zurdo es más de Colajet, diga "hombrepordios"; Si desea saber qué narices pinta Häagen Dasz en todo esto, diga "jope", digo "jove"; si desea que se le quite el hipo, diga "haiku", y si desea, por último, saber si el dedo del Frigodedo se mueve, diga "cominos".
- ¡Pero bueno!, ¡oiga!, ¡no me estarán ustedes tomando el pelo…!, ¡Se van a meter ustedes el Frigodedo donde les quep…!
- No ha sido identificada su petición. Muchas gracias. Pi, pi, pi, pi....

martes, octubre 07, 2008

Helados

¡Vaya por Dios con la dichosa crisis! No acaba uno de sobreponerse a los disgustos. Nadie se imagina hasta qué punto resultan duras y difíciles de sobrellevar para un hombre hecho y derecho, pero que un día fue muchacho adolescente con granos en la cara provenientes de la obstrucción del conducto secretor de las glándulas sebáceas, esto es, con espinillas, y también con incipientes filamentos cilíndricos de nacencia y crecimiento en los porillos de la piel situada a medio camino entre nariz y boca, es decir, con bigotillo, digo que hasta qué punto resultan duras y difíciles de sobrellevar circunstancias y contrariedades como las que día a día vienen sucediendo.

Y lo que es peor, es que aunque cueste creerlo, tiempo más atrás ese arriba referido púber adolescente resultó ser también infante descerebrado portador de prenda de vestir ajustada a la cintura, y más bien subidilla, que por su parte más baja no acababa de tapar la prominente región llamada rodilla que une el muslo del zagalillo en cuestión con la parte más inferior de la extremidad, conformada está última por tibia y peroné (aparte del tantas veces ignorada astrágalo, ya en las proximidades del piececillo). Del pantalón corto estoy hablando.

Y hete aquí, y vamos a lo que vamos, que tal primer infante y después púber (pongamos las cosas en su debido orden y no al revés) fue en aquellas lejanas pero no olvidadas etapas o fases del crecimiento del ser humano en cuestión, tanto en la una como en la otra, un asiduo y perseverante (a ver quién no) devorador de aquellos sabrosos refrescos o sorbetes de los más variados sabores, formas y colores que, una vez alcanzado cierto grado de congelación, pasaban a denominarse con el popular sobrenombre de helados.

Pues mira tu por dónde que, y ahora sí que sí que voy a lo que iba, a la triste noticia que no podemos pasar por alto así como así, la planta de Frigo en Cataluña echa el cierre, una víctima más de la galopante crisis. Y uno, además de solidarizarse con los trabajadores afectados, se siente también un poco víctima como consumidor que lo fue en su día de tan ricos y sabrosos productos congelados. Todo un símbolo de la infancia.

Y es que no puedo dejar de pensar en si algún día no muy lejano los frigopie (con olor y sabor a fresa, no te vayas a confundir de aromas), drácula (con su regusto a cola y fresa y un punto de vainilla), calipo-po (el helado que te quita el hipo.-po), super twister (en el que la lengua se enreda que es un no parar) o popeye lemonissimo (con su zumito de limón goteando barbilla abajo), ente otras muchas delicatessen, no serán más que historia triste y pasada o, en el mejor de los casos, parte del decorado y atrezzo de los últimos capítulos del Cuéntame, como en su día lo fueron los añorados caramelos sacis o los inolvidables chicles bazooka.

Y tú, mi querido y admirado lector o lectora, si también has sido o fuiste en su día (o incluso continúas siéndolo o sintiéndote como tal) primero infante o infanta descerebrado o descerebrada, para posteriormente convertirte debido a los inevitables devenires de la madre naturaleza en muchacho o muchacha adolescente portador de las dichosas espinillas y el también molesto bigotillo (sobre todo, lo del bigotillo, en el hipotético caso de que fueras o sigas siendo de naturaleza más masculina que femenina), dime tú con toda franqueza en cualesquiera de los casos...:

¿Cuál era tu producto Frigo preferido, golosón, que eres un golosón?

jueves, octubre 02, 2008

El Pánico

Combatir el pánico. Parece que éste es el objetivo ahora de las entidades bancarias, que temen que ese mal aliado de las crisis atenace a sus clientes o ahorradores - si es que se nos puede llamar así, porque servidor no consigue ahorrar una cantidad respetable desde tiempo inmemorial - y empecemos a plantearnos la posibilidad de retirar nuestros dineritos y guardárnoslos en casita. No me digas que no lo has pensado, bribón.

- Buenos días, señor ahorrador. ¿Qué desea?
- Y dale con lo de ahorrador. ¿Es que no ha leído usted la introducción?
- Disculpe. Buenos días, señor cliente. ¿Qué desea?
- Verá, a ver cómo se lo digo. Quisiera yo retirar mis ahorrillos, que son escasos pero valiosísimos para mí, y llevármelos a casa para darles cobijo y resguardo seguro, lejos de fluctuaciones y convulsiones financieras como las que nos acechan a diario, depositándolos, los ahorrillos digo, al calor de mi mullida, acogedora y confortable almohada.
- Ya. Pues que sepa que no es usted el primero que me viene con el cuento. He oído ese mismo discurso unas veinte veces hoy, incluido lo de la “mullida, acogedora y confortable almohada”. ¿Ha pensado usted bien en lo que está diciendo?
- ¿Que si lo he pensado? No he dejado de pensar en ello en las últimas veinticuatro horas.
- Pues sepa que es mi obligación convencerle de lo contrario, porque si accediera yo a su petición, como a la de tantos otros, significaría que estaríamos siendo derrotados por ese terrible aliado de toda crisis que se precie, cuyo nombre no quisiera pronunciar aquí en voz alta.
- ¿Quién?
- El Pánico
- ¡EL PÁNICO!
- Chsss. No lo diga tan alto. Sí. También conocido por los sobrenombres de Jiñe, Canguelo o Mieditis, pues como el mismísimo Belcebú, Satán o Lucifer, acostumbra a ocultar su identidad valiéndose de muy diferentes denominaciones, el tío.
- Me está usted asustando.
- Pues de eso se trata.
- ¿Y qué pasa con el PÁNICO, perdón, con el Pánico?
- Pues que Él es quien, aprovechándose de la - hay que decirlo así - pésima situación que atraviesa el sistema financiero y, por extensión, la economía del país, nos empuja y atenaza para que se produzca, por ejemplo, una caída de la confianza en el mes de septiembre por parte del consumidor - es decir, usted - de 1,9 puntos respecto al mes precedente según el Instituto de Crédito Oficial, que, téngase en cuenta, no sólo es instituto, sino que además es de crédito y, por si fuera poco, resulta ser también oficial, lo cual no es moco de pavo, y discúlpeme que me estoy liando.
- Tome aire, tome aire y siga.
- Decía que el susodicho Pánico nos atenaza, y además de lo señalado, hace que caminemos todos ciegos y cual si fuéramos ganado conducido por tan diabólico pastor a retirar nuestros ahorros de los bancos en previsión de posibles quiebras futuras, y nada hay más peligroso que tal proceder, porque, aunque ustedes los ahorradores, consumidores, clientes o lo que narices sean no lo sepan, ni deban saberlo, todos los bancos somos ilíquidos por naturaleza, es decir, que necesitamos del dinerito de nuestros clientes, y si estos se lo llevaran o llevasen todos a la vez de la noche a la mañana...
- ¿Qué pasaría?
- No lo quiero ni pensar. Así que haga el favor de recapacitar usted acerca de su decisión.
- Me está usted haciendo dudar ya.
- Pues piense por último en los inminentes, ocultos e insospechados peligros que le acarrearía usted el hecho de llevarse su dinero a casa y guardarlo debajo de su almohada.
- En eso no he pensado, la verdad. ¿Y cuáles son esos peligros?
- ¡Pérez!
- No me diga que también lo llaman así, al Pánico.
- No, no, me refiero a Pérez, el roedor.
- ¿El ratoncito Pérez? ¡Qué mono!
- Sí, sí, qué mono. Fíese usted del ratoncito. Dígame: usted que es un hombre cabal y honrado, ¿qué haría si, en el transcurso de su jornada laboral, al ir a cumplir con sus obligaciones diarias, encontrárase usted un fajo de billetes invadiendo y perturbando la serena y apacible rutina de su lugar de trabajo?
- Hombre, pues me lo guardaría en el bolsillo ipso facto, y más tal cual están las cosas.
- Pues lo mismo hará el ratoncito al encontrarse con sus ahorrillos debajo de la almohada cuando se disponga a recoger el diente desprendido de su ilusionada hija, no lo dude. Que será muy bueno y generoso el roedor, pero de tonto no tiene un pelo del bigote, créame.
- Pero bueno, ¿me va a decir que a estas alturas sigue creyendo usted, un abnegado y respetable empleado de la banca, en esas historias infantiles?
- Sí....
- Pero..., ¿qué le pasa ahora? ¿Por qué se me pone a llorar?
- Vera..., es que..., claro que no creo..., pero es que llega un momento en que ya no sé cómo convencer a los clientes para que no se lleven sus ahorros...
- No se preocupe, hombre, no se preocupe, que ya me sabe mal. Mire, vamos a hacer una cosa. Yo me llevo mi pecunia, ¿vale?, pero le prometo que en cuantito que la cosa se recupere y tenga mejor pinta, yo le traigo a usted mis dineros y se los vuelvo a meter en su sucursal: Palabrita del niños Jesús.
- No sabe cuánto se lo agradezco, amigo, ya me deja usted más tranquilo, ya. Ojalá todos nuestros clientes tuvieran el corazón y la comprensión que muestra usted en tiempos tan difíciles como los que nos atañen. Dios, o en su defecto Don Pedro Solbes, se lo pague.
- Ea, pues tome usted un clínex, límpiese las mucosidades pendientes de ambos dos orificios nasales y proceda a continuación a poner sobre la mesa mis modestos pero no por ello menos valiosos ahorrillos antes de que el tal Dow Jones se pegue un nuevo y sonoro batacazo y la situación se vuelva del todo insostenible, hágame el favor, rapidito.

A la madrugada siguiente, el silencio de la noche se ve perturbado en el domicilio de los Estilografic por gritos procedentes del interior de la casa: “¡ha venido!, ¡ha venido!”.

- ¡Esposa mía, también conocida como señora de Estilografic!
- ¿Qué te sucede, marido mío, también conocido como Estilografic, que te encuentro atenazado por el pánico a estas altas horas de la madrugada?
- ¿Tú no has oído un ruido?
- Oyéndolo llevo toda la noche, por no decir media vida. Se trata de tus sonoros ronquidos, sí.
- No, me refiero a un grito procedente de la habitación de las niñas.
- Ah, sí, Será la mayor. Olvidé decirte que anoche vino a la cama cuando ya dormías porque se le había caído un diente. Lo dejé debajo de nuestra almohada y la mandé a la cama corriendo. Será que ha venido el ratoncito Pérez.
- ¿Debajo de nuestra almohada? ¡MIS AHORRIIIIIIIILLOOOOOOOOS!