Pincha aquí despacito para leer la primera parte y aquí, también despacito, para leer la segunda..
Resumen de lo publicado: Una naranja con una pinta que te cagas echa a rodar desde un autobús y acaba corre que te corre Castellana abajo, perseguida por quien hasta entonces era su dueño y propietario, el protagonista de esta historia. Al llegar a la altura de El Corte Inglés, en plena temporada de rebajas y con el anuncio de Carlos Baute de fondo, una moza que va de paquete en una Yamaha engancha el cítrico con la mano con sorprendente habilidad y sale pintando Joaquín Costa arriba. Nuestro hombre toma un taxi para perseguir a la moto, pero el taxista, incrédulo él, no se traga la historia de la naranja y se piensa que lo que pasa es que al tipo le gusta la chavala, quien, dicho sea de paso, va con el triángulo sacro al aire debido al bajísimo talle de sus pantalones. Este detalle erótico-festivo es lo que hace que el taxista se pegue como una lapa y no sin peligro a la Yamaha, pero aún así el motorista consigue despistar de un acelerón al taxista, con lo que nuestro hombre da por perdida a su naranja y rompe a llorar. Emocionado, el taxista toma conciencia de la situación y, arriesgando la vida, da otra vez alcance a la moto para ver cómo ésta gira y toma la Carretera de Barcelona dirección Barajas. Tras ser testigos del cambio a rojo del semáforo, taxista y propietario de la naranja optan por seguir a la moto pase lo que pase, y entonces...
Resumen de lo publicado: Una naranja con una pinta que te cagas echa a rodar desde un autobús y acaba corre que te corre Castellana abajo, perseguida por quien hasta entonces era su dueño y propietario, el protagonista de esta historia. Al llegar a la altura de El Corte Inglés, en plena temporada de rebajas y con el anuncio de Carlos Baute de fondo, una moza que va de paquete en una Yamaha engancha el cítrico con la mano con sorprendente habilidad y sale pintando Joaquín Costa arriba. Nuestro hombre toma un taxi para perseguir a la moto, pero el taxista, incrédulo él, no se traga la historia de la naranja y se piensa que lo que pasa es que al tipo le gusta la chavala, quien, dicho sea de paso, va con el triángulo sacro al aire debido al bajísimo talle de sus pantalones. Este detalle erótico-festivo es lo que hace que el taxista se pegue como una lapa y no sin peligro a la Yamaha, pero aún así el motorista consigue despistar de un acelerón al taxista, con lo que nuestro hombre da por perdida a su naranja y rompe a llorar. Emocionado, el taxista toma conciencia de la situación y, arriesgando la vida, da otra vez alcance a la moto para ver cómo ésta gira y toma la Carretera de Barcelona dirección Barajas. Tras ser testigos del cambio a rojo del semáforo, taxista y propietario de la naranja optan por seguir a la moto pase lo que pase, y entonces...
¡CATAPLAFFFFF!
La brusca maniobra del Skoda Octavia, saltándose el semáforo del cruce de la Avenida de América para tomar la Carretera de Barcelona, provocó el choque en cadena de al menos cinco vehículos (de ahí lo de las cinco efes de “cataplafffff”, que todo tiene su porqué) que circulaban por la calle de María de Molina ajenos todos ellos a la peligrosa persecución.
- ¡Serán patosos...! Luego me echarán la culpa a mí – se me excusa el taxista.
- Pues el golpe ha debido ser de órdago, a juzgar por el humo – le digo.
Pero a lo que íbamos, que nos pusimos una vez más a tiro de piedra de la Yamaha, envalentonados y decididos a llegar hasta el final si hiciera falta, y el final en este caso, teniendo en cuenta la carretera por la que circulábamos, no era otro que, en efecto, la ciudad de Barcelona. Y el caso es que una vez superado el desvío hacia Canillejas, habiendo dejado a la derecha la redacción de los diarios ABC y La Razón (a la derecha porque están situados ahí teniendo en cuenta la dirección en la que vamos, no por otra cosa), el taxista de pronto cambió de tema, pensé yo que inspirado por la vista de ambas sedes periodísticas:
- Sabrá usted lo que es el APC, ¿no?
- Sí claro. Aunque yo soy más lector de El País o incluso, si me apura, de El Mundo de Pedro J., la verdad sea dicha.
- No, si digo el APC, no el ABC. El Área de Prestación Conjunta.
- Ah, pues no. Me temo que no.
- Verá, le estoy tomando a usted cariño, le voy a confesar, pero ello no le exime de tener que abonar mi regreso a casa si, como parece, nos salimos de la citada área que, ya le informo, finaliza una vez dejemos atrás la localidad de San Fernando de Henares.
- ¡Córcholis!.
- Por no hablarle del suplemento a aplicar de 5,50 euros en el caso de que nuestro destino sea el aeropuerto de Barajas, le anticipo.
- ¡Recórcholis!
Y en tales disquisiciones tarifarias estábamos cuando pareciome observar que algún pequeño objeto salía despedido de la moto y... ¡clonck!, golpeaba con violencia contra el parabrisas delantero del Skoda Octavia, un objeto anaranjado...
- ¡No puede ser! ¡No la habrá tirado, la tía! – exclamé.
- ¿El qué? – dijo el taxista.
- ¡La naranja! ¡Me temo que nos ha golpeado en el cristal!
- ¿La naranja? ¿Pero entonces era verdad lo de la naranja?
- ¡Pues claro que era verdad! ¿Qué se había pensado, que soy capaz de perder la cabeza por un triángulo sacro? ¡Mi naran...!
Entonces un nuevo “clonck” en el cristal me sacó de la angustiosa duda y pude comprobar cómo un segundo trozo de la lustrosa piel del cítrico golpeaba de nuevo contra el parabrisas, dejando un pegajoso reguerillo cual si nos hubiera defecado encima algún grácil estornino o un más común gorrioncillo.
- ¡Horror! ¡La está pelando!
- ¡Qué cochina!, esas cosas no se tiran a la calzada en plena marcha.
Clonck
- ¡Haga algo, señor taxista! ¡Se la va a comer!
- No se preocupe jefe, hay tiempo más que suficiente.
Clonck
- No, no; me temo que no nos queda mucho tiempo, la tiene casi peladita ya.
- Que sí jefe, que hay tiempo, que se tiene que quitar el casco y todo, si no ya me dirá cómo se la va a meter en la boca.
Clonck
- Dígame un cosa, ¿tiene usted familia?
- No jefe, estoy solo en el mundo.
Clonck
- Ya somos dos. ¿Y seres queridos?
- Mi dedicación al taxi no me lo permite. Exceptuándole a usted que, ya le digo, le estoy cogiendo cariño. ¿Y usted, tiene seres queridos?
- La naranja nomás.
Clonck
- ¿Entonces los dos estamos preparados?
- Preparados. No tenemos nada que perder.
- ¡Cuidado, que parece que aminora la marcha para quitarse el ca.......TACLONCK!
- ¿Qué ha sido eso ahora?
- ¡El casco!, que se le ha caído y nos ha golpeado en el cristal. Ay que se la zampa... ¡Es el final!
- ¿Embisto pues, jefe?
- ¡Síiiiiiiiii!
¡COTOPLOOOOOOOOOOOOOF!
.. y entonces alguien dijo aquello de “¡corten!, ¡corten!”, pero ya todos los actores (la naranja, la pedazo de naranja peladita y todo, el maromo, la chica, el taxista y yo) estábamos espachurraditos y convertidos en sabroso, vitamínico, y refrescante DON CHIMÓN, la mejor elección, puro zumo de naranjas recién exprimidas, hecho con naranjas frescas españolas con su pulpa natural y todo y rico en vitamina C.
FIN
AGRADECIMIENTOS POR SU PARTICIPACIÓN
Y COLABORACIÓN EN LA REALIZACIÓN DE ESTE SPOT :
Cooperativa del Taxi de Madrid
Motos Yamaha
Skoda Automóviles
Real Madrid F. C.
El Corte Inglés
Carlos Baute
Empresa Municipal de Transportes (EMT)
Belén in red (por su aportación al esclarecimiento del verdadero significado y ubicación del triángulo sacro y los hoyuelos de las sacroilíacas)
Cadena COPE
MARCA
ABC
La Razón
Zara (Sección Pantalones de Talle Bajo)
Sociedad Española de Ornitología (Sección Estorninos y Gorriones)
Y a todos cuantos lectores hayan llegado hasta aquí, si es que hay alguno que ha llegado, siguiendo el accidentado periplo de la naranja, la pedazo de naranja.
(Una vez abierto conservar en el frigorífico. Agitar antes de servir)