lunes, diciembre 31, 2007

Dar las uvas

Riiiing,riiiing
- ¿Sí, dígame?
- ¿Se puede poner el becario, por favor señorita?
- Pues me temo que no se va a poder poner, señorito.
- ¿Y eso por qué?
- Es que verá, el señor becario está reunido con el jefe.
- Vaya por Dios..... Oiga, ¿con el jefe? Pero si eso es imposible.
- Impossible is nothing, amigo mío. ¿Por qué está usted tan seguro?
- Hombre, porque entre otras cosas da la casualidad de que el jefe soy yo.
- ¿El jefe de quién, es usted?
- El jefe del becario.
- ¿El jefe de mi jefe, entonces?
- El jefe de su jefe. Exactamente. Pero... ¿cómo que de su jefe? ¿Y usted quién es?
- Pues la “personal secretary” del señor becario, quién si no.
- Ya. La veo a usted muy puesta en idiomas, al menos. Pues haga el favor de decirle en castellano que soy yo quien le llamo, valga el pareado.
- Un momentito, que voy a pegar el oído a la puerta a ver si es verdad que no está reunido..... ¿Oiga?, que va usted a tener razón, que con el jefe no debe estar, yo creo que más bien está con el Oso Yogui, por el ruido que se escucha.
- ¿El Oso Yogui? Haga el favor de abrir la puerta de su despacho, mejor dicho, de MI despacho, y dígale al becario que deje de roncar y que se ponga al aparato.
........
- Al aparato estoy puesto, jefe. Me pilla usted pelín traspuesto, pero yo ya estoy repuesto. Pegándoseme está, como verá, su loable manía de rimar.
- ¿Has probado el revolucionario Snore stopper?
- ¿Para dejar de rimar?
- No, no, para dejar de roncar. Se trata de un dispositivo a modo de reloj que al detectar el ronquido envía una serie de impulsos eléctricos a la muñeca del sujeto roncante - es decir, el becario en este caso - de manera que te obligan a cambiar de postura dando fin, con ello, a tan desagradable soniquete de fondo, hombrepordios.
- Pues no, pues no, pero tomaré en cuenta su consejo y le pediré uno a los Reyes Magos. Pero dígame, dígame par qué me molest..., digo para qué me llamaba?
- Pues mira, a decir verdad quería comentarte alguna cosilla del último post que publicaste.
- A ver qué cosilla, a ver qué cosilla. ¿No me dirá que no le gustó la idea, lo de las cartas al director?
- No, si yo me refiero, y mira que te lo advertí, a la fecha, al 28 de diciembre.
- ¿28 de diciembre fun, fun, fun?
- No, eso es el 25; el 28 es el Día de los Inocentes.
- ¡Mecagoenlaleche! Habérmelo advertido así de claro, hombre. Que me tragué la bromita, vamos. Ya me parecía a mí. Mira que me tenía mosqueado lo del apellido “Ajonjolí...”. ¿A que es con hache intercalada, “Ajonjoholí”? Como los nombres de los brasileños “Robinho”, “Ronaldinho” o “Inhiesta”, claro.
- Disculpa que te corrija una vez más, becario, pero Iniesta no lleva hache. Ni tampoco es brasileño, sino de Albacete.
- Pues eso, ya lo decía yo, de Albahacete. También con hache.
- Vamos a dejarlo, vamos a dejarlo. Mira, aprovechando que estáis ahí tú y la secretaria, la secretaria y tú (que ya hablaremos por cierto, de lo de contratar secretarias sin mi permiso), se me ocurre haceros una propuesta.
- Proponga, proponga. Pero le recuerdo que no es “secretaria”, sino “personal secretary”.
- Para el caso lo mismo es. ¿Qué os parece si dais esta noche las uvas, tú y tu "personal secretary"?
- ¿Dar la uvas? ¿Se refiere usted a que actuemos cual si fuéramos Anne Igartiburu con tanga y Ramontxu con capa?
- Si, eso es. Pero lo de la vestimenta es lo de menos, hombre. Si va a ser aquí, en el blog, no en la tele. ¿Aceptáis el reto?
- Aceptamos, aceptamos, que la muchacha, que no pierde hilo de nuestra conversación, ya me está diciendo que sí con sus alemanes.
- Será ademanes.
- Eso, ademanes.
- Pues acercaos entonces al teléfono ambos dos, levantemos nuestras copas y aprovechemos para brindar ya con nuestros lectores, si es que alguno nos queda a estas alturas del post, y desearles a todos un ¡FELIZ AÑO 2008!
- Disculpe una pregunta, la última del año, jefe: ¿a quién hay que dárselas exactamente? A las uvas, me refiero.

viernes, diciembre 28, 2007

Cartas al Director

Pues eso, que como ayer ya anuncié doy comienzo a la nueva sección Cartas al Director con una misiva – utilizo esta palabra tan cursi, “misiva”, para no repetir “carta”, que algo ya voy aprendiendo – que me ha enviado un pavo echándole la bronca al jefe. Por cierto, que este último, mi jefe, me ha llamado advirtiéndome sobre la fecha de hoy. Supongo que querría decir que la ponga, así que ahí queda: 28 de diciembre de 2007. Es que a veces no habla claro, el tío.

Copio y pego:


Estimado Sr. Estilografic Punto Blog:

Le remito la presente con la intención de mostrar mi más enérgica protesta ante la escasísima - qué digo escasísima, nula, o lo que es más, nulísima - información que estos últimos días de asueto, regocijo y esparcimiento cercanos a las fiestas navideñas ha venido apareciendo (o mejor, desapareciendo) en su blog, conocido por todos como Estilografic Punto Blog, bitácora que un servidor tenía en alta estima como ejemplo de medio de comunicación serio y responsable para con sus lectores, pero que después de los últimos acontecimientos - precisamente no acontecidos - a los que me vengo refiriendo, viene a antojárseme como todo lo contrario, permítame que se lo diga así de claro y aunque resulte y resuene un tanto brusco y rotundo ante sus oídos, alma de Dios.

Porque si exceptuamos el insulso y escasamente profesional artículo aparecido en el día de ayer, que tuvo a bien poner en manos de un simple y desafortunado becario, no me irá a decir que no es digno de comentario, con las correspondientes chanza, jolgorio y chirigota, el asunto, sin ir más lejos que a la vecina Francia, de las vacaciones de don Nicolas Sarkozy y su bella y flamante acompañante, la modelo y cantante italiana Carla Bruni. ¿Es que se hubiera usted callado – o lo que viene a ser lo mismo, permanecido en silencio - en el caso de que nuestro sin par presidente del Gobierno de la nación española, don José Luis Rodríguez Zapatero, hubiera aprovechado los días libres que quedarle pudieran en el cuadrante de vacaciones de La Moncloa para fugarse en avión privado a cualesquiera de los destinos paradisíacos que Viajes Marsans, de toda confianza, viene ofertando en el Caribe o destino similar con la también cantante italiana Hola Rafaela, digo Rafaela Carrá, de manera que la rubia presentadora a la par que show-woman finalizara el viaje cantándole a nuestro Jefe de Gobierno ante toda la concurrencia lo de explota-explótame-expló, explota-explota-mi-corazón?

¿Qué pasa? Que no ha tenido usted tampoco a bien pararse a analizar detenidamente las sabias y concienzudas palabras con las que Su Majestad, el Rey Don Juan Carlos I de España, nos deleitó a todos los españoles durante el ya tradicional discurso Navideño, en el que, sabia y prudentemente, con la delicadeza que a Su Majestad siempre ha caracterizado (si hacemos excepción del desafortunado incidente en el que, como todo el mundo sabe ya a estas alturas, el monarca mandole al presidente venezolano Hugo Chavez durante la celebración de la última cumbre iberoamericana “cerrar su sucia bocota” utilizando la diplomática, educada, recurrente y consabida expresión de “por qué no te callas”) nuestro Jefe de Estado, éste también sin par, abordó el asunto de “la debida observancia de las reglas sobre contenidos televisivos”, haciendo referencia sin duda - o es que usted no sabe leer entre líneas, señor Estilografic Punto Blog - a lo injusto y desagradable del suceso que a continuación me dispongo a detallar, y del que su persona no ha hecho tampoco ni la más mínima mención en su ya referida bitácora durante las últimas fechas.

¿Es que acaso, y esto ya es que me parece el colmo de los colmos, no le da usted importancia a la desagradable situación que si nadie lo impide deviene en producirse en fecha tan señalada como lo es el próximo 31 de diciembre, momento y situación comúnmente conocidos como Nochevieja, cuando en acontecer tan bello, íntimo y significativo que año tras año se repite, los españoles de las diecisiete comunidades autónomas más las ciudades de Ceuta y Melilla, así como aquellos otros que por distintas razones que no vienen al caso residen en territorios no pertenecientes al Estado español, nos reunamos – digo - en torno al aparato transmisor de imágenes a distancia mediante ondas hercianas, esto es, el televisor analógico (o en su caso incluso del digital) para tomar las doce uvas de la suerte y nos encontremos con que el afamado presentador de nombre Ramón García, más familiarmente conocido como Ramonchu, deje huérfanos a los espectadores de la primera cadena para retransmitir la caída de la bola sita en el reloj de la madrileña Puerta del Sol así como las subsiguientes doce campanadas que delimitan en año 2007 y dan paso al 2008 , incluidos también los cuartos, desde la cadena de la competencia, Antena 3, así como así, queenquécabezacabe?

Pero no, claro, a usted le parece más cómodo y, sin duda, infinitamente menos comprometido con la actualidad informativa que sus lectores le demandan, inhibirse a la hora de abordar los susodichos temas arriba mencionados y refugiarse en la característica facilona de estos señalados días que invitan al asueto, el regocijo y esparcimiento, como ya arriba mencioné y no me duelen prendas en volver a mencionar, y esconderse, porque eso es lo que está haciendo usted, querido amigo Estilografic Punto Blog, esconderse y no dar la cara dejando el timón del barco en manos de un simple becario cuando los asuntos de extrema gravedad que suceden en este nuestro mundo, de los que aquí algunos ejemplos ya se han mencionado, exigen un juicioso y crítico análisis que, no sabe lo que me duele afirmárselo, echando estoy en falta en esta bitácora de su digna dirección. Chim pon.

Fdo: Bustamante Cado de Ajonjolí

jueves, diciembre 27, 2007

El regreso

Ahora me voy para allá, ahora me vengo para acá, ooooops, ooooops... Haciendo balance me hallo, que me lo ha mandado mi jefe y según he visto en el diccionario es eso, el "movimiento que hace un cuerpo, inclinándose ya a un lado, ya a otro". Sí, qué pasa, otra vez estoy aquí, de nuevo el blog en manos de El Becario. Qué quieres, siempre que llegan días de esos en los que a los jefes no les gusta trabajar, acaban dejándolo todo en manos de irresponsables becarios. Y ahí es donde entro yo en juego. No te creas, no, que esta vez ni siquiera me han llamado. He venido yo en la propia moto, en la moto de uno o como se diga lo de la moto, que ahora no me sale.

Como me hice copia de las llaves cuando estuve trabajando aquí el verano pasado - sacando esto a flote, que todo hay que decirlo - pues me he imaginado que estos días no iba a haber nadie, que tampoco era tan difícil llegar a esa conclusión, la verdad, teniendo en cuenta que aquí nadie actualiza desde hace horas. Así que aquí me he plantado, y una vez tomada posesión de la mesa que otrora fue mía, voy y llamo a mi jefe:

- Buenos días, jefe, ¿sabe quién soy?
- Pues si no me da más datos, así, por teléfono y a estas horas que me llama, cuando procedo a tomar el aperitivo....
- Le dirá a usted algo el nombre de Arantxa...
- ¿Arantxa de Benito, señora de ese pedazo de futbolista tan incomprendido como magistral e impredecible llamado José María Gutiérrez Hernández, Guti H?
- No, no, no me líe con sus cosas que nos conocemos. Arantxa Sánchez Becario.
- ¡Coño, el becario! ¡Cuánto tiempo ha!
- ¡Ah!
- Oye, ¿y qué haces ahí, sentado en mi mesa?, porque me juego el cuello a que estás sentado en mi mesa, ¿no?
- Acaba de ganar usted un cuello, jefe. Pues que está todo esto como el hombro de la manga, y que vengo a arreglárselo unos días, si me lo permite.
- “Manga por hombro”, se dice.
- Eso, manga por hombro, ya sabe que nunca se me dieron bien las expresiones a mí. Esto se lo arreglo yo “isofato” ¿Qué quiere que haga?
- Pues mira, ya que estás, podrías ponerte a hacer un balance del año, que a mi me da pereza.
- Eso está hecho, jefecito.
- Sin diminutivo, por favor.
- Sin diminutivo lo haré, jefecito.
- ¿Cómo dices, gggrrrrrr?
- Es un broma, es una broma, jefe, no se me vaya a poner ahora hecho un obelisco.
- Será un basilisco.
- Vale, pues póngase como quiera, pero déjeme, déjeme, que trabajando ya estoy. Hablamos.
- Hablamos.

Hay que ver qué poco sentido del humor tiene el pavo este. Veo que no ha cambiado nada desde el verano. Pues que sepa que me ha parecido muy mal que no me incluyera en la postal navideña esa tan cursi que ha puesto en el post anterior, que ya se lo ha restregao por las narices mi buen amigo el Clandestino, además. Es lo bueno de contar con amistades tan importantes e influyentes, que te has creído.

Pues nada, como hay tiempo para lo del balance anual de aquí a las uvas, mientras me balanceo voy a crear una nueva sección, a la que ya me dispongo a bautizar como Cartas al Director, algo nunca visto. Es una cosa que da mucho juego, ya lo verás, y sobre todo, jeje, poco trabajo. Así que nada, lo dicho, envíen sus cartas que yo ya las publicaré, si procede.

¡Coño!, “motu proprio” era, que no me salía. Qué moto ni qué moto...

lunes, diciembre 24, 2007

¡Feliz Navidad!

Los personajes de Estilografic Punto blog os desean a todos con todo el cariño: ¡FELIZ NAVIDAD!


De izquierda a derecha, y de arriba abajo, mirad qué chicos más majos:

La hija de Mariscal, diseñadora de la cuchara estilográfica; José Manuel de los Santos Bermejo, el Richard, un tipo al que le gusta marcar diferencias; el Géneral Manager de Cortylandia; Jerónimo, el conserje de la finca de Estilografic (también conocido como Jacinta en sus ratos libres); el representante de la empresa Colorado Altitude Training; el Hombre del Moco, que me sigue mosqueando un poco; Paco el lechero, famoso en el mundo entero, y el Consejero Delegado de Estilografic Punto Blog.

viernes, diciembre 21, 2007

Los usurpadores

En algún lugar recóndito de este universo virtual todavía por descubrir, por primera vez en cientos de años volvió a detectarse la humedad.

Habían pasado tantas cosas y tan deprisa en los últimos doscientos años que se hacía imposible recordar ni el más inmediato acontecimiento del pasado. La especie había mutado, y nadie resultaba ser ya ninguna persona. Lo que antes se denominaba “ser humano” ahora se conocía como “nick”, pero ya no se trataba exactamente de lo mismo. Los nicks no les llegan ni a la suela de los zapatos a sus antepasados. No, porque los nicks no tienen sentimientos.

¿Cómo se ha llegado a esta situación? Ningún nick se ha hecho todavía esta pregunta, sencillamente porque no son conscientes de ello. Recuerda: “imposible recordar ni el más inmediato acontecimiento del pasado”. Ahora viven en blogs, la blogosfera es la atmósfera que respiran, un universo del que todavía se desconoce su extensión, ni siquiera se sabe si ésta es limitada o ilimitada, pero que se muestra repleta de peligros de los que los nicks ni son ni pueden ser conscientes. Y es que además, lo mismo les da.

En el lado más oscuro de ese universo moran los otros, agazapados y al acecho, esperando a actuar a la menor oportunidad. Son los usurpadores. Encuentran al nick apropiado y lo usurpan, lo asumen, dicho en términos más humanos, lo devoran. Se trata sólo de un suceso más en la línea del tiempo, ni bueno ni malo, porque, no lo olvidemos, los nikcs carecen de sentimientos. Aparecen, se comunican y desaparecen. Es así su ciclo vital.

Un día fueron a por “ella”. El único rasgo humano, si así se puede denominar, que les quedaba a los nicks era el género. Se trataba sólo de un resto, no una distinción sexuada. Una especie de herencia del pasado sobre la que ellos, por supuesto, no se hacían preguntas. La usurparon. Ocuparon su blog y quedó convertida en un simple desecho. Pero esta vez todo fue distinto. Se produjo un error inesperado, lo que en términos coloquiales se conoce como “fuera de programa”.

Al consumarse la usurpación, por alguna razón desconocida el llamado desecho pasó a tomar conciencia de su propia existencia. Y lloró, lloró como una niña sintiéndose perdida. Esa novedosa e inesperada humedad desprendida de su cuerpo fue la señal que anunció la vuelta al principio, el renacer cíclico del tiempo que hizo posible otra vez el comienzo de la vida.

NOTA: Pequeño y modesto ciberelato dedicado a alguien que un día perdió su blog, pero que no consintió que nadie le usurpara la ilusión que ahora le permite reiniciar una nueva aventura: Irreverens.blog.

jueves, diciembre 20, 2007

Blanca Navidad

Qué cosas. He conocido una encuesta en la que se llega a la conclusión, tremenda, de que la Navidad altera la conducta de los individuos de manera negativa: se dice que quienes sufren trastornos de ansiedad empeoran notablemente en estas fechas, que se disparan los divorcios, que aumentan los conflictos de todo tipo, las peleas al volante, los nervios en las escuelas... Qué cosas tienen la Navidad, insisto.

Pues yo la verdad es que tampoco entiendo tanta alteración a qué se debe. Vamos a ver, ¿no son las navidades unas fiestas tradicionalmente conocidas como de amor y paz? Y en qué cabeza cabe entonces, que en unas fiestas tradicionalmente conocidas como de amor y paz, ya digo, se nos altere el carácter de manera tan agria y desagradable, ¡joder! Jopelines, quería decir.

¿No rezuman los entrañables y familiares Villancicos que tantas y tantas veces entonamos en estas jornadas de adviento palabras tan bellas, apacibles y sugerentes como las que vienen a decir que “oh, blanca Navidad, sueño, y con la nieve alrededor, blanca es mi quimera y es mensajera de paz y de puro amor”?. Y lo que es más, ¿no insisten luego al compás de la misma melodía: “Oh, blanca Navidad, nieve, una esperanza y un cantar. Recordar tu infancia podrás, al llegar la blanca Navidad"? ¿Cabe, ante afirmaciones tales – benditoseaelseñor - , el menor atisbo de aversión, repugnancia o propensión a la malignidad, incluso en el más que probable caso de que se repitan de manera que ya empiece a resultar un tanto pesadita, me-cago-en-to-lo-que-se-menea?

Con lo entrañable que resulta todo por estas fechas, hombrepordios. Si es que va llegando el fin de semana y cualquiera con dos dedos de frente se muere de la impaciencia, que está uno en casa que no se halla pensando en que llegue la hora de acudir al centro comercial de turno para primero observar, a continuación estudiar, posteriormente seleccionar y por fin adquirir los preciados regalos para nuestros seres más allegados, incluso, qué remedio te queda, para el indeseable del tío Paco, el muy, baboso, que luego ni te lo agradece, y encima es que no hay forma de dar con su talla, y te vas a un centro comercial, luego a otro, luego a otro, no encuentras aparcamiento, te quita el sitio el del Audi, el tío listo, la madre que lo parió, al del Audi.

Luego está lo de la Lotería. Qué ilusión. No me digas que no. Si no fuera porque no juego nunca.... Pero vamos, tiene que ser ilusionante y emocionante, porque anda todo el mundo como loco, en el barrio y en trabajo. Hombre, es que son 300.000 euros al décimo, que no es moco de pavo. Aunque luego, la verdad, no debe tocar mucho, porque siempre sale la señora con el número premiado diciendo que le va a dar sólo “para tapar agujeros”. Que yo creo que es siempre la misma, la señora, la de la botella de Codorniú. Pues para eso ya les vale, tanto dar la coña con la lotería, con los niños cantores, con el calvo, ¡que no me toquen tanto las bolas, hombre! A las mías me refiero, no a las del bombo.

¿Y de las reuniones familiares? ¿Qué me dices tú a mi de las entrañables comidas y cenas de Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Año nuevo? No hay estampa más navideña que la de ambos cónyuges debatiendo acalorada pero a la par fraternalmente en casa de quién toca cenar este año en Nochebuena, si con los padres o con los puñeteros suegros, que el año pasado ya estuvimos donde tu madre y no veas la que lió el abuelo, que yo ya no vuelvo, y si quieres ir tú te vas, que te aguante tu madre, ¡habrase visto, la señora!

Pues eso, a lo que iba, que no entiendo a santo de qué se altera tanto la gente en estas fechas, si no hay nada como pasar una feliz y tranquila Navidad,que es mensajera de amor y de paz, ya lo he dicho más arriba cantando.

Y el vecino, que se meta ya la puñetera zambomba por donde le quepa. Mecagoentó.

¡Joder!

martes, diciembre 18, 2007

Aaaahfi y Jofegüí

Mira tú por donde que a mi la visita de Gaddafi a España me ha venido a traer hermosos y entrañables recuerdos. Que nadie se vaya a pensar que le guardo especial simpatía al líder libio, diosmelibre de ello, pero es que no sé qué me pasa que mi mente provoca a veces extrañas asociaciones de ideas que escapan al control de su propio dueño, en este caso un servidor.

Ha sido ver la imagen de Gaddafi y de José Luis Rodríguez Zapatero y rápidamente he pensado en Rafi y en José Luis, era inevitable, por aquello de los nombres. Rafi y José Luis eran dos hermanos vecinos míos. Sí, de la infancia o preadolescencia, que vete tú a saber dónde está la difusa frontera entre la una y la otra. En realidad, vamos a ser sinceros, se trataba del “Aaaahfi” y del “Jofegüí”. Yo es que nacer lo que se dice nacer, nací en el Barrio de Salamanca de Madrid – cuna ilustre donde las haya – pero teniendo en cuenta que mi infancia y adolescencia sucediéronme en el extrarradio, no me queda más remedio que considerarme un tipo del arrabal. Y en los barrios pasa eso: que don Rafael se convierte en el Aaahfi y don José Luis en Jofegüí.

En esos lugares dejados de la mano de Dios es que a nadie se le conoce por su nombre. Allí éramos el aaaahfi, el jofegüí, el boinilla, el ruina, el pelococo, el pingüino, el cuatroojos, el risi o el ladrillo, y todo el mundo sabia de quién estábamos hablando. Los motes además forman todo un universo lingüístico digno de estudio o incluso de tesis doctoral, porque evolucionan de una manera que no te puedes ni imaginar. A ti te empiezan llamando el “raspa” por aquello de que eres poca cosa y de ahí pasas al “zurraspas”, para más tarde convertirte en el “palominos” (ahí ya ha cambiado el sentido). Pero es que todavía no termina la cosa; luego eres sin más el “calzones”, y claro, al final todo el mundo acaba conociéndote, pues eso, como el “bragas”.

Como iba diciendo, resulta que la madre de los dos hermanos era una señora de la que en términos médicos podríamos decir que padecía una más bien escasa salud bucodental, lo que le producía un avanzado deterioro en maxilares tanto inferiores como superiores que le impedían la correcta dicción y articulación del lenguaje. Vamos, que la mujer andaba escasa de piños, la pobre. Este inconveniente tenía como consecuencia que cada vez que la señora se asomaba a la terraza para llamar a los muchachos a comer – en los barrios suceden esas cosas, te lo juro – su potente voz resonara en todo el distrito: “¡Aaaaaahfiiiiiiii!, ¡jofegüiiiiiiiiiiiií!”. Pues haciendo negocios andan ahora ambos dos, Gaddafi y Jose Luis.

Luego está tambien lo de la jaima. No hombre no, que nadie se vaya a pensar que en nuestro barrio vivíamos así, que no era para tanto. Es que una vez dormí en una, en pleno desierto tunecino. Sí, lo típico, te pasas la vida preocupándote porque cada vez que viajas te asignen un buen hotel, y de repente se te cruza la típica oferta: “playa y desierto en Túnez, la ruta de los oasis”, y venga, todo el mundo a dormir en jaimas. Con lo bien que se descansa en la 407, con vistas a la piscina.

Tampoco te vayas a pensar que la cosa iba de aventura peligrosa peligrosísima, qué va. Se trataba de un campamento previamente acondicionado para turistas, en mitad del desierto, eso sí, pero con tu cafetería, tus servicios de chicos y chicas y con un manantial de aguas termales con propiedades terapéuticas, que decía el folleto de Politours. Luego nos metemos con los guiris que se gastan la pasta en sangría y paella de las malas malísimas y se marchan tan contentos, pero vamos, aquello tenía una pinta de lo que comúnmente viene denominándose “meaillo” que no te quiero ni contar. Daba igual, allá que íbamos todos los del grupo de cabeza.

Pues no fue hasta que llegamos al siguiente destino, un pedazo de hotel de cuatro estrellas en mitad de un oasis, cuando recuperamos la cordura, y volviendo una vez más a la infancia que Gaddafi y José Luis (ZP) me han recordado, dijimos aquello de “el viajar es un placer que nos suele suceder”, que cantaban los payasos de la tele (foto El País).


P.D: Permitidme que dedique este post a quienes fueron mis infantiles o adolescentes amigos de por entonces, algunos de los cuales aún hoy continúan siéndolo. Que continúan siendo mis amigos, quiero decir. Adolescentes hace tiempo que dejaron de serlo, qué más quisieran ellos. Gracias por seguir ahí, pelococo, ruina, boinilla y compañía.

lunes, diciembre 17, 2007

Regalos de empresa

Sabía yo, no sé por qué, que al final los Ferrero Rocher de Paloma Cuevas – los de Isabel Preysler ya pasaron a la historia - me iban a traer problemas. Me refiero a las cajitas que, perfectamente empaquetadas por un servidor, la empresa regaló a los empleados durante la comida de confraternización aludida en post anterior y que yo, inocente de mi, nunca pensé que mi jefe hubiera manipulado previamente. A las cajitas, me refiero.

Resulta que al tener uno cierto compromiso de esos “antipáticos” en los que en realidad no te apetece ni lo más mínimo regalar nada al indeseable de turno - ¡anda y que le den! – , pero te ves en la obligación de hacerlo por aquello del compromiso precisamente, decidí, cortés y sabiamente, agarrar la dichosa cajita de Ferrero Rocher que me habia correspondido y que – precavido que es uno – no había desempaquetado, y regalársela tal cual al conserje de la finca, un tal Jerónimo.

Con este tipo mantengo yo una relación que podría calificarse de “tirante” después de haber tenido algún que otro encontronazo últimamente, pero al que, aclaro, soy consciente de que conviene mantener contento, ya que las luces del descansillo se funden un día sí y el otro también y el ascensor se queda atascado cada dos por tres. Ya sabes: si no puedes derrotar al enemigo, mejor únete a él.

El caso es que esta mañana, dirigíame yo responsablemente y a la hora indicada a mi puesto de trabajo, y al proceder a limpiar enérgicamente el parabrisas delantero de mi vehículo estacionado en plena calle - con la rasca que hace, el pobre - con la intención de desprender la gruesa placa de hielo que la fría y desapacible madrugada madrileña había depositado sobre los cristales, detecto que el susodicho Jerónimo se me acerca solícito y me dice:

- Muy buenos días tenga usted, señor Estilografic.
- Muy buenos días, Jerónimo.
- ¿Me permite que le ayude en su ingrata tarea de despejar el parabrisas delantero de su máquina (porque es una máquina, su vehículo) desalojando así el líquido elemento que lo cubre en estado de congelación, y por lo tanto ya no tan líquido?
- No se preocupe, no, que ya lo hago yo.

Escamado ante tanta amabilidad, voy y le interrogo al tal Jerónimo interesándome por el motivo de su sorprende actitud altruista:
- ¿Y a qué se debe, amigo Jerónimo, tanta amabilidad hoy de mañana?
- Quería agradecerle a usted, señor Estilografic, el espléndido detalle que ha tenido para con mi persona.
- Ah, de manera que es por eso. ¿Le gustan a usted los bombones?
- Pues no, la verdad es que no puedo comerlos, que me salen granos. Lo digo por “lo otro”, ya sabe.

Un sorprendente brillo que se me antojó parecían desprender los ojos de Jerónimo al mencionar “lo otro” disparó las alarmas en lo más profundo de mi ser.
- ¿”Lo otro”? ¿A qué se refiere exactamente, amigo Jerónimo, con “lo otro”?
- Pues a qué va a ser, señor Estilografic, al sobre que iba dentro de la caja de bombones.
- Concréteme a qué sobre, si hace el favor, Jemórino, digo Jerónimo.- dije dejando constancia de mi nerviosismo.
- Pues al sobre del cheque, cuál va ser si no.
- Ya...., el cheque. Cheque de dinero, claro.
- Claro, claro, al portador.
- ¿Al portador del cheque?
- Eso es.
- Es decir usted, en este caso.
- Yo mismo, yo mismo.
- ¿Y sería usted tan amable, amigo Jerómino, digo Jerónimo, portavoz del queche, digo portador del cheque, de recordarme a qué cantidad asciende el importe que figura en susodicho documento bancario?
- 600 euros exactamente.
- Que vienen a ser si no me equivoco, Jeromonio, 99.832 de las antiguas pesetas.
- Veo que tiene usted bien interiorizado el valor del euro, señor Estilografic, si me permite la referencia a las acertadas palabra de nuestro querido ministro de Economía y vicepresidente segundo del Gobierno de la nación.
- Interiorizado lo tengo, ya lo creo. ¡La madre que los parió!
- ¿A quién se refiere usted exactamente con tan desafortunada expresión, señor Estilografic?
- A mi jefe, a Paloma Cuevas y a don Pedro Solbes, por ese orden.

viernes, diciembre 14, 2007

Comida de confraternización

Ayer tuvimos en la empresa comida de Navidad, también llamada – cosas de dirección – comida de confraternización, o algo así. Bueno, así la llamaban antes los jefes, porque ahora, como hay ya mucho poetastro por aquí, cada vez que ponen el cartel anunciando lo de “El próximo día 13 de diciembre se celebrará la tradicional comida de confraternización”, os podéis imaginar lo que aparece escrito a bolígrafo pocos minutos después de que se cuelgue el cartel en el tablón de anuncios, haciendo la rima soez. Sí, siempre hay algún cochino que quiere que le toquen aquello.

Anduve todo el santo día ocupadísimo debido a que el consejero delegado, máximo mandatario y a la sazón principal accionista de la empresa, me encargó la ingrata tarea de organizar el almuerzo, al que asistimos, como Dios manda, todo el equipo de Estilografic Punto Blog, desde el primero, esto es, el ya referido consejero delegado, hasta el último, esto también es, el tipo que se encarga de ir actualizando el contador de visitas.

"Estilografic, prepárame un menú que salga “políticamente correcto” teniendo en cuenta la relación calidad/precio", me mandó el máximo mandatario, que para eso lo es. Ya que últimamente mi relación con Presidencia viene siendo “pelín tirante” debido a que desde las alturas parece ser que se sospecha que ando en negociaciones con otra gran empresa – que no sé de dónde se habrán sacado esa idea – decidí cumplir las órdenes a rajatabla.

Así que en busca de “corrección política” acudí en primer lugar al último informe del Banco Central Europeo, que prevé para las próximas fechas un importante aumento del precio de la carne debido al reciente fuerte incremento de los precios de producción de los piensos. Pienso yo también en ello, descarto la carne para el menú y continúo buscando “corrección política” en los políticos.

Descubriendo así que el secretario general de Agricultura y Alimentación (que de esto debe saber un montón) recomienda el consumo de conejo para estas Navidades, exclamo ¡coño, conejo!, valga la redundancia, y decido incluirlo como segundo plato. Al conejo, me refiero. El primero lo soluciono con una sopita, y en cuanto a los caldos, los otros, descarto la recomendación del “maitre” del Viña Tondonia Rioja Gran Reserva a 90 euros la botella- que ya probé una vez y no me hizo tilín, la verdad - y me decanto (muy apropiado el verbo en el caso de vinos, por cierto) por un tintorro de la casa. Eso sí, con Casera.

La comida ya no empezó del todo bien cuando el destino quiso que a Ramírez le tocara sentarse a mi lado. Ramírez, a quien llamamos familiarmente “el censor” debido a que se encarga de la moderación de los comentarios en el blog, es buena gente, pero tiene un defecto que se le acentúa comiendo: suelta perdigones a montones. Así que no me quedó mas remedio que montar un parapeto construido con servilletas y el apoyo de la cuchara para el postre impidiendo así la caída de las partículas salivares del susodicho censor en el conejo de servidora, digo de servidor. Al otro lado se me sentó un tipo que ninguno conocíamos, pero que nos aseguró fervientemente que era trabajador de Estilografic Punto Blog.

Después vinieron los regalos, las cajitas perfectamente empaquetadas con el lacito amarillo, una para cada uno de los comensales. “Oh qué será qué será”, me pase la mitad de la comida cantando apuntando con mirada guasona hacia el paquetito. A veces me sorprendo de la capacidad que tiene el empleado por cuenta ajena, en este caso un servidor, para fingir en determinados supuestos ante sus superiores. ¡Pero si las había empaquetado y comprado yo mismo, las cajitas de Ferrero Roché, a 3,75 euros en el Alcampo!

Finalmente, claro, me tocó a mí ajustar cuentas con el restaurante, así que fui el último en abandonar el local. Ello me permitió escuchar perfectamente el comentario que el camarero que nos había atendido le hacía al "maitre" (al del Viña Tondonia) al tiempo que le entregaba mi, a estas alturas de la navidad, tiritante tarjeta de crédito: “cóbrale un menú al pirao de la mesa catorce – le dijo - , que se ha pasado otra vez toda la comida hablando solo”.

Qué se habrá creído.

miércoles, diciembre 12, 2007

Porque ya es Navidaaaaad

Riiing, riiiing
- Ya estamos con las llamaditas, a ver que nos depara esta vez la compañía. La compañía telefónica, digo. ¿Digo?, digo ¿diga?
- Con Estilografic Punto Blog quería hablar, por favor.
- Solícito atiendo su llamada. Puede usted identificarme como EPB, si le es más cómodo. ¿Y con quién tengo yo el placer de inicializar conexión telefónica a 0,15 euros el establecimiento de llamada según reza la publicidad de mi operadora, en el supuesto de que fuera un servidor el que hubiera marcado? Que no es el caso, el supuesto.
- ¿Mi puesto?, ¿quiere usted saber exactamente cuál es mi cargo?
- No, no, me refiero al supuesto, del verbo “suponer”, pero hombre, ya que lo menciona le diré que sí, que estoy interesado en saber, en efecto, a qué se dedica usted.
- Soy el General Manager de la empresa aludida en su último post.
- ¿Un general? ¿No será por lo que escribí sobre los misiles “Tomahawk”? ¿Qué pasa, que no son de largo alcance?
- No, no, no es eso.
- Entonces es por lo de la Massive Ordance Air Burst, también conocida con el sobrenombre de “La madre de todas las bombas”?
- Tampoco, tampoco, que no, que no soy militar ni nada que se le parezca. Soy General Manager, algo así como director general, pero en inglés.
- Ah, eso está muy bien. ¿Y qué es lo que quería entonces de mi persona?, y aún más. ¿a qué empresa se refiere entonces?
- Le explico, soy el General Manager de Cortylandia.
- (cantando) ¿Cortylandia, Cortylandia, vamos todos a cantar?
- (cantando también) Alegría en estas fiestas porque ya es Navidad, porque ya es Navidaaaaad. - Sí señor. Lo veo a usted muy puesto, EPB.
- Bien reciente que lo tengo. ¿Y qué es lo que desea, insisto?
- Verá, es por lo que contó ayer sobre nuestro espectáculo. Noté cierto tono irónico y socarrón en lo que decía al final, eso de “sin el menor atisbo de incitación al consumismo” y en lo de “haciendo gala de un tremendo derroche de amabilidad, generosidad, desinterés y espíritu navideños”.
- ¿“Espíritu navideño”, dije? Me sucede a veces que cuando escribo no me doy cuenta, pero luego al releerlo encuentro que resulta algo cursi, va a tener usted razón, GM, si me permite la confianza.
- No, si yo no me refiero a que resulte cursi; me refiero a que resulta más bien... ofensivo.
- ¿Ofensivo? Pues no era esa mi intención, valgameelseñor.
- Pues pareciolo, pues pareciolo, créame. En fin, no importa, eso ya no tiene remedio. Mi obligación como General Manager es convencerlo a usted de la buena y sana intención de nuestra iniciativa. En Cortylandia no vendemos juguetes, señor. Vendemos ilusiones. ¿Me comprende?
- Creo que sí, que le voy comprendiendo. ¿Y en que planta de El Corte Inglés están? Las ilusiones, digo.
- No, no están en ninguna planta. Están en el espíritu de nuestro espectáculo y en las mentes de las criatura que nos observan. A ver EPB, a usted, por ejemplo, ¿qué fue lo que más le gustó de nuestro espectáculo?
- ¿A mí? Pues..., no sé, déjeme pensar....
.........
.........
- ¿?
- ¡Ya lo tengo! Verá, uno llega allí con su hija sobre los hombros – la pequeña, que con la mayor es que ya no puedo – y se sitúa lo mas cerca posible del espectáculo. La niña no sé, pero uno mira entonces al frente y la verdad es que no ve más que niños y más niños encima de los hombros de sus papitos, quietos como estatuas y con la boca abierta, los niños, no los padres. ¿Me sigue, GM?
- Con la boca abierta estoy también yo, escuchando su relato. Le sigo, le sigo.
- Sigamos pues: en ese preciso instante, estando los zagales como digo quietos como estatuas y con la boca abierta, es cuando comienza a sonar la ya repetida cancioncilla de “Cortylandia, Cortylandia, vamos todos a cantar...”, que no voy a referir aquí otra vez entera porque estimo que usted, querido GM, ya se la sabe de cabo a rabo, con perdón por lo del cabo.
- En efecto, es mi deber sabérmela.
- Pues digo que es entonces cuando se produce, o prodúcese, ese momento irrepetible e indescriptible en el que las criaturas flotantes, esto es los niños subidos en los hombros de los padres, como si fueran mecidos por suaves olas marinas, comienzan a balancearse de un lado a otro al suave y melodioso ritmo de la musiquilla consabida, conformando así un paisaje de la más sugestivo y poético en el horizonte que dibuja la adornada fachada de El Corte Inglés de Preciados.
- Deduzco entonces que a usted lo que más le gusto fue ver cómo bailan los niños.
- No hombre no, GM, veo que no ha captado la esencia de mi sentimiento. Yo voy mucho más allá. Los niños no bailan, siguen quietos como estatuas. Son los padres los que se mueven al ritmo de la música y quienes, con el suave balanceo de sus cuerpos provocan que. allá en lo alto, situados casi en lo que podríamos llamar una segunda dimensión generacional, los inocentes cuerpos de los infantes parecen también moverse, desplazados en el mismo sentido gracias al contacto y al apoyo fraternal que los sostiene desde abajo.
- Déjeme que le diga una cosa, amigo Estilográfico, ha creado usted un momento mágico.
- Estilografic, me llamo Estilografic. Sin la “o” final.
- Lo sé, lo sé. Es para que quede bien la rima, pero se lo diré de otro modo entonces: amigo Estilografic, ha creado usted un momento “magic”.
- Pues déjeme terminar apuntillando entonces que para mí, ese momento “magic” se me antoja como una metáfora de nuestra propia existencia, del sudor y el sacrificio anónimo de toda una generación que trabaja desde abajo, desinteresadamente, para que otra nueva generación –nuestro propio futuro, amigo – pueda danzar sin esfuerzo al ritmo de la música de la vida.
- Después de escuchar su bella y poética historia no me queda más remedio, EPG, que sugerirle a usted lo siguiente: ¿aceptaría usted el puesto de “publicity manager” de Contylandia?
- ¿Eso es bueno o malo?
- Sería algo así como el director de comunicación y marketing.
- ¿Y eso por qué?
- (todos cantando a coro) Porque ya es Navidaaaaaad.

lunes, diciembre 10, 2007

Vamos todos a cantar

El pasado fin de semana, aprovechando el largo puente, me armé de valor y paciencia. Cuando uno es un tío pacífico, como es el caso, de lo que puede llegarse a armar en una situación límite no es de misiles BGM-109 “Tomahawk” de largo alcance tipo crucero para objetivos terrestres, o de la Massive Ordance Air Burst (MOAB), también conocida con el sobrenombre de “La madre de todas las bombas”. Que nadie se asuste. Servidor se arma de eso, de valor y de paciencia, sencillamente.

Quiero ir a parar a que me metí el todo el centro. No me estoy refiriendo tampoco a que hice lo que parece que ahora quieren hacer PP y PSOE pensando en la elecciones, no, sino que - vamos a ver si nos vamos aclarando - cogí a la familia y llevémela al centro. Al centro de Madrid. A impregnarnos de ambiente Navideño. Ahora se entenderá el rodeo que he dado para confesar lo que hice, así como el ambiente prebélico que rodea al post, me imagino.

Eso sí, lo hicimos siguiendo las recomendaciones de nuestro queridísimo Ayuntamiento, es decir, en transporte público. Y bien público, ya lo creo. Como que no nos quedó más remedio que coger el de San Fernando, un ratito a pie y otro andando, que en las paradas de autobús y en las estaciones de metro había más gente que en la guerra (otra vez que me sale el ardor guerrero, de la tensión acumulada).

Así partimos sin más referencia que el centro, también llamado kilómetro cero, sin pensar en un destino concreto, aunque teniendo bien claro por mi parte al menos que a la Plaza Mayor no, que a mí cada vez que voy a la Plaza Mayor me invade la tristeza. Es que me acuerdo de Chencho, el pobre, no lo puedo remediar, la criatura que se perdía allí mismito, yendo de la mano del abuelo Pepe Isbert, en la película La Gran Familia, la que ponen todas las Navidades en la tele. Muy pronto en nuestras pantallas, seguro.

Con tanta aglomeración de gente, pensando en Chencho, y estando como está la cosa de achuchá, no te queda más que echarle una mano a una niña, la otra a la otra niña, la tercera a la cartera... y es entonces, contando y recontando, cuando te das cuenta de que no, de que para empezar ya te está sobrando una mano y de que la que está en ese momento en la cartera no puede ser tuya, sino de alguno que debe andar todavía más acuchao que tú.

Te dan ganas de no seguir, pero no puedes evitar hacerte la pregunta: si es cierto que la cosa está tan achuchá, ¿dónde irá tanta gente, lamadrededios? La duda te da la fuerza necesaria para seguir adelante y es entonces cuando descubres la respuesta. Esa marea humana que no deja de acompañarte desde la Puerta de Alcalá hasta la Puerta del Sol y sigue calle Arenal abajo se dirige a... ¡Cortylandia! Sí, es cierto todo lo que dice la canción: “vamos todos a cantar, alegría en estas fiestas porque ya es Navidad, porque ya es Navidaaaad”. Pero todos, todos.

Para quienes no vivan en Madrid o en alguna de las muchas ciudades en las que, supongo, se produce anualmente el fenómeno conocido como “Cortylanda” - que es que los madrileños somos así de paletos, nos creemos que to’l mundo vive en la capital -, explico brevemente de qué se trata (los listillo, entonces, pueden saltarse este párrafo). Cortylandia es un entrañable y navideño espectáculo callejero audiovisual que se exhibe año tras año en la fachada de El Corte Inglés con la sana y única intención de transmitir a nuestros queridos niños un mensaje de paz y alegría porque ya ha llegado la Navidad.

El espectáculo, de quince minutos de duración, no es que sea gran cosa, pero hay que reconocer que finaliza de manera sublime con padres y niños cantando a coro lo de “Cortylandia, Cotylandia, vamos todos a cantar...” Y es después, nada más hacerse el silencio y extinguirse el eco de los aplausos, cuando una amable voz invita a los presentes a que ya que están allí, qué les cuesta, se den una vueltecita por la séptima y octava plantas de El Corte Inglés, más que nada para que las criaturas puedan contemplar la variada exposición de juguetes que se nos ofrece de manera altruista, desinteresada y gratuita.

Todo ello, ya digo, sin el menor atisbo de incitación al consumismo por parte de los grandes almacenes, no hombre no, sino más bien haciendo gala de un tremendo derroche de amabilidad, generosidad, desinterés y espíritu navideño, que es de lo que se trata en fechas tan señaladas.

miércoles, diciembre 05, 2007

Un problema

Tengo un problema; o dicho de otro modo, un problema tengo; o lo que viene a ser lo mismo, en un problema me hallo. Me refiero a un problema tal cual, en el sentido literal de la palabra. Es éste:

La madre de Juanito le ha encargado que baje al mercado y compre ocho litros de leche, tres kilos de tomates y dos botellas de dos litros de Coca Co..., digo de refresco de cola. La madre de Juanito le ha dado al niño veinte euros justitos, y los precios en el mercado están como se detalla a continuación, o lo que viene a ser lo mismo, por las nubes:

1 litro de leche:1,20 euros.
1 kilo de tomates: 2,30 euros.
1 botella de Coca Co..., digo de refresco de cola de dos litros: 1,75 euros.

“Juanito, majo, con lo que te sobre si quieres te compras unos cromos”, le dice la madre al muchacho.

Añadamos pues por último que los cromos que colecciona Juanito, los de la Liga de Fútbol 2007/2008, cuestan a 0,50 euros el sobre, y que en cada sobre entran un total de seis “estampitas futboleras”.

La pregunta es, por fin: ¿cuántos cromos se va a agenciar Juanito, el pobre, gracias a la generosidad de la madre que lo parió?

Dice el informe pisa sobre el cuello de Juanito, digo PISA sobre educación, que nuestros alumnos presentan un déficit importante, entre otras cosas, en comprensión de lectura, y en consecuencia en todo lo que de ello se deriva. Y de ello se derivan muchas cosas, si lo piensas. La resolución de problemas matemáticos, por ejemplo, no sólo depende de la capacidad del alumno para realizar operaciones, sino que también tiene mucho que ver con la facilidad o dificultad para comprender un texto.

“No lo entiendo”, es lo primero que suelen decir los alumnos – me contaba hace poco un profesor de Primaria – ante un problema planteado en clase de matemáticas del tipo del que yo tengo, el de Juanito. Luego está si saben o no resolverlo, pero lo primero que te dicen es eso: “no lo entiendo”.

El asunto es complejo, y seguro que en ello están implicados numerosos factores, desde los continuos cambios en el sistema educativo, pasando por la falta de motivación de alumnos y profesores y terminando por la escasa implicación de las familias en la educación de los hijos, siempre generalizando, claro.

Mis antiguos compañeros de Facultad, muchos de los cuales se dedican a la enseñanza de la Lengua y la Literatura, tal vez no estén muy de acuerdo conmigo, pero me atrevo a afirmar que, buscando causas más concretas, nos encontraríamos con la manera en que se afronta la enseñanza de este tipo de asignaturas tradicionalmente llamadas de “letras”, en la que se pierde demasiado tiempo en enseñar vida y milagros de determinados escritores –en el caso de la literatura – y en poner etiquetas a las palabras – en el caso de la lengua – en lugar de insistir en la lucha cuerpo a cuerpo con el texto, en cómo desarrollar un idea por escrito y en cómo entender y desmenuzar la idea que otro ha desarrollado previamente. Lectura y escritura, sin más.

¿Por que seguir insistiendo entonces, a estas alturas, en la clásica diferenciación entre "ciencias" y "letras"? Yo no sé vosotros, pero un servidor echa en falta en numerosas ocasiones - no tanto en la actividad laboral, pero si en la vida diaria - cierta formación científica o matemática de que que he carecido durante mi educación. En esa laguna me hallo. Y entiendo que en el caso de quienes han optado por la formación en "ciencias" se encontrarán en su vida cotidiana con situaciones en las que la dificultad para entender un texto, o para redactarlo, les haga pasar por algún que otro apuro.

En cuanto al problema, no os preocupéis por vuestro nivel de comprensión de lectura, que seguro que lo habéis resuelto bien. Digo yo, vamos. Lo que pasa es que al pobre Juanito - aparte de tener que venir cargado hasta las cejas, la criatura - no le da ni para comprar un triste sobre. La que sí que tiene un problema gordo es su madre, la tía, que no sé en que mundo vive, con la inflación galopante que hay por ahí, hombre.