Riiing, riiiing
- Ya estamos con las llamaditas, a ver que nos depara esta vez la compañía. La compañía telefónica, digo. ¿Digo?, digo ¿diga?
- Con Estilografic Punto Blog quería hablar, por favor.
- Solícito atiendo su llamada. Puede usted identificarme como EPB, si le es más cómodo. ¿Y con quién tengo yo el placer de inicializar conexión telefónica a 0,15 euros el establecimiento de llamada según reza la publicidad de mi operadora, en el supuesto de que fuera un servidor el que hubiera marcado? Que no es el caso, el supuesto.
- ¿Mi puesto?, ¿quiere usted saber exactamente cuál es mi cargo?
- No, no, me refiero al supuesto, del verbo “suponer”, pero hombre, ya que lo menciona le diré que sí, que estoy interesado en saber, en efecto, a qué se dedica usted.
- Soy el General Manager de la empresa aludida en su último post.
- ¿Un general? ¿No será por lo que escribí sobre los misiles “Tomahawk”? ¿Qué pasa, que no son de largo alcance?
- No, no, no es eso.
- Entonces es por lo de la Massive Ordance Air Burst, también conocida con el sobrenombre de “La madre de todas las bombas”?
- Tampoco, tampoco, que no, que no soy militar ni nada que se le parezca. Soy General Manager, algo así como director general, pero en inglés.
- Ah, eso está muy bien. ¿Y qué es lo que quería entonces de mi persona?, y aún más. ¿a qué empresa se refiere entonces?
- Le explico, soy el General Manager de Cortylandia.
- (cantando) ¿Cortylandia, Cortylandia, vamos todos a cantar?
- (cantando también) Alegría en estas fiestas porque ya es Navidad, porque ya es Navidaaaaad. - Sí señor. Lo veo a usted muy puesto, EPB.
- Bien reciente que lo tengo. ¿Y qué es lo que desea, insisto?
- Verá, es por lo que contó ayer sobre nuestro espectáculo. Noté cierto tono irónico y socarrón en lo que decía al final, eso de “sin el menor atisbo de incitación al consumismo” y en lo de “haciendo gala de un tremendo derroche de amabilidad, generosidad, desinterés y espíritu navideños”.
- ¿“Espíritu navideño”, dije? Me sucede a veces que cuando escribo no me doy cuenta, pero luego al releerlo encuentro que resulta algo cursi, va a tener usted razón, GM, si me permite la confianza.
- No, si yo no me refiero a que resulte cursi; me refiero a que resulta más bien... ofensivo.
- ¿Ofensivo? Pues no era esa mi intención, valgameelseñor.
- Pues pareciolo, pues pareciolo, créame. En fin, no importa, eso ya no tiene remedio. Mi obligación como General Manager es convencerlo a usted de la buena y sana intención de nuestra iniciativa. En Cortylandia no vendemos juguetes, señor. Vendemos ilusiones. ¿Me comprende?
- Creo que sí, que le voy comprendiendo. ¿Y en que planta de El Corte Inglés están? Las ilusiones, digo.
- No, no están en ninguna planta. Están en el espíritu de nuestro espectáculo y en las mentes de las criatura que nos observan. A ver EPB, a usted, por ejemplo, ¿qué fue lo que más le gustó de nuestro espectáculo?
- ¿A mí? Pues..., no sé, déjeme pensar....
.........
.........
- ¿?
- ¡Ya lo tengo! Verá, uno llega allí con su hija sobre los hombros – la pequeña, que con la mayor es que ya no puedo – y se sitúa lo mas cerca posible del espectáculo. La niña no sé, pero uno mira entonces al frente y la verdad es que no ve más que niños y más niños encima de los hombros de sus papitos, quietos como estatuas y con la boca abierta, los niños, no los padres. ¿Me sigue, GM?
- Con la boca abierta estoy también yo, escuchando su relato. Le sigo, le sigo.
- Sigamos pues: en ese preciso instante, estando los zagales como digo quietos como estatuas y con la boca abierta, es cuando comienza a sonar la ya repetida cancioncilla de “Cortylandia, Cortylandia, vamos todos a cantar...”, que no voy a referir aquí otra vez entera porque estimo que usted, querido GM, ya se la sabe de cabo a rabo, con perdón por lo del cabo.
- En efecto, es mi deber sabérmela.
- Pues digo que es entonces cuando se produce, o prodúcese, ese momento irrepetible e indescriptible en el que las criaturas flotantes, esto es los niños subidos en los hombros de los padres, como si fueran mecidos por suaves olas marinas, comienzan a balancearse de un lado a otro al suave y melodioso ritmo de la musiquilla consabida, conformando así un paisaje de la más sugestivo y poético en el horizonte que dibuja la adornada fachada de El Corte Inglés de Preciados.
- Deduzco entonces que a usted lo que más le gusto fue ver cómo bailan los niños.
- No hombre no, GM, veo que no ha captado la esencia de mi sentimiento. Yo voy mucho más allá. Los niños no bailan, siguen quietos como estatuas. Son los padres los que se mueven al ritmo de la música y quienes, con el suave balanceo de sus cuerpos provocan que. allá en lo alto, situados casi en lo que podríamos llamar una segunda dimensión generacional, los inocentes cuerpos de los infantes parecen también moverse, desplazados en el mismo sentido gracias al contacto y al apoyo fraternal que los sostiene desde abajo.
- Déjeme que le diga una cosa, amigo Estilográfico, ha creado usted un momento mágico.
- Estilografic, me llamo Estilografic. Sin la “o” final.
- Lo sé, lo sé. Es para que quede bien la rima, pero se lo diré de otro modo entonces: amigo Estilografic, ha creado usted un momento “magic”.
- Pues déjeme terminar apuntillando entonces que para mí, ese momento “magic” se me antoja como una metáfora de nuestra propia existencia, del sudor y el sacrificio anónimo de toda una generación que trabaja desde abajo, desinteresadamente, para que otra nueva generación –nuestro propio futuro, amigo – pueda danzar sin esfuerzo al ritmo de la música de la vida.
- Después de escuchar su bella y poética historia no me queda más remedio, EPG, que sugerirle a usted lo siguiente: ¿aceptaría usted el puesto de “publicity manager” de Contylandia?
- ¿Eso es bueno o malo?
- Sería algo así como el director de comunicación y marketing.
- ¿Y eso por qué?
- (todos cantando a coro) Porque ya es Navidaaaaaad.
- Ya estamos con las llamaditas, a ver que nos depara esta vez la compañía. La compañía telefónica, digo. ¿Digo?, digo ¿diga?
- Con Estilografic Punto Blog quería hablar, por favor.
- Solícito atiendo su llamada. Puede usted identificarme como EPB, si le es más cómodo. ¿Y con quién tengo yo el placer de inicializar conexión telefónica a 0,15 euros el establecimiento de llamada según reza la publicidad de mi operadora, en el supuesto de que fuera un servidor el que hubiera marcado? Que no es el caso, el supuesto.
- ¿Mi puesto?, ¿quiere usted saber exactamente cuál es mi cargo?
- No, no, me refiero al supuesto, del verbo “suponer”, pero hombre, ya que lo menciona le diré que sí, que estoy interesado en saber, en efecto, a qué se dedica usted.
- Soy el General Manager de la empresa aludida en su último post.
- ¿Un general? ¿No será por lo que escribí sobre los misiles “Tomahawk”? ¿Qué pasa, que no son de largo alcance?
- No, no, no es eso.
- Entonces es por lo de la Massive Ordance Air Burst, también conocida con el sobrenombre de “La madre de todas las bombas”?
- Tampoco, tampoco, que no, que no soy militar ni nada que se le parezca. Soy General Manager, algo así como director general, pero en inglés.
- Ah, eso está muy bien. ¿Y qué es lo que quería entonces de mi persona?, y aún más. ¿a qué empresa se refiere entonces?
- Le explico, soy el General Manager de Cortylandia.
- (cantando) ¿Cortylandia, Cortylandia, vamos todos a cantar?
- (cantando también) Alegría en estas fiestas porque ya es Navidad, porque ya es Navidaaaaad. - Sí señor. Lo veo a usted muy puesto, EPB.
- Bien reciente que lo tengo. ¿Y qué es lo que desea, insisto?
- Verá, es por lo que contó ayer sobre nuestro espectáculo. Noté cierto tono irónico y socarrón en lo que decía al final, eso de “sin el menor atisbo de incitación al consumismo” y en lo de “haciendo gala de un tremendo derroche de amabilidad, generosidad, desinterés y espíritu navideños”.
- ¿“Espíritu navideño”, dije? Me sucede a veces que cuando escribo no me doy cuenta, pero luego al releerlo encuentro que resulta algo cursi, va a tener usted razón, GM, si me permite la confianza.
- No, si yo no me refiero a que resulte cursi; me refiero a que resulta más bien... ofensivo.
- ¿Ofensivo? Pues no era esa mi intención, valgameelseñor.
- Pues pareciolo, pues pareciolo, créame. En fin, no importa, eso ya no tiene remedio. Mi obligación como General Manager es convencerlo a usted de la buena y sana intención de nuestra iniciativa. En Cortylandia no vendemos juguetes, señor. Vendemos ilusiones. ¿Me comprende?
- Creo que sí, que le voy comprendiendo. ¿Y en que planta de El Corte Inglés están? Las ilusiones, digo.
- No, no están en ninguna planta. Están en el espíritu de nuestro espectáculo y en las mentes de las criatura que nos observan. A ver EPB, a usted, por ejemplo, ¿qué fue lo que más le gustó de nuestro espectáculo?
- ¿A mí? Pues..., no sé, déjeme pensar....
.........
.........
- ¿?
- ¡Ya lo tengo! Verá, uno llega allí con su hija sobre los hombros – la pequeña, que con la mayor es que ya no puedo – y se sitúa lo mas cerca posible del espectáculo. La niña no sé, pero uno mira entonces al frente y la verdad es que no ve más que niños y más niños encima de los hombros de sus papitos, quietos como estatuas y con la boca abierta, los niños, no los padres. ¿Me sigue, GM?
- Con la boca abierta estoy también yo, escuchando su relato. Le sigo, le sigo.
- Sigamos pues: en ese preciso instante, estando los zagales como digo quietos como estatuas y con la boca abierta, es cuando comienza a sonar la ya repetida cancioncilla de “Cortylandia, Cortylandia, vamos todos a cantar...”, que no voy a referir aquí otra vez entera porque estimo que usted, querido GM, ya se la sabe de cabo a rabo, con perdón por lo del cabo.
- En efecto, es mi deber sabérmela.
- Pues digo que es entonces cuando se produce, o prodúcese, ese momento irrepetible e indescriptible en el que las criaturas flotantes, esto es los niños subidos en los hombros de los padres, como si fueran mecidos por suaves olas marinas, comienzan a balancearse de un lado a otro al suave y melodioso ritmo de la musiquilla consabida, conformando así un paisaje de la más sugestivo y poético en el horizonte que dibuja la adornada fachada de El Corte Inglés de Preciados.
- Deduzco entonces que a usted lo que más le gusto fue ver cómo bailan los niños.
- No hombre no, GM, veo que no ha captado la esencia de mi sentimiento. Yo voy mucho más allá. Los niños no bailan, siguen quietos como estatuas. Son los padres los que se mueven al ritmo de la música y quienes, con el suave balanceo de sus cuerpos provocan que. allá en lo alto, situados casi en lo que podríamos llamar una segunda dimensión generacional, los inocentes cuerpos de los infantes parecen también moverse, desplazados en el mismo sentido gracias al contacto y al apoyo fraternal que los sostiene desde abajo.
- Déjeme que le diga una cosa, amigo Estilográfico, ha creado usted un momento mágico.
- Estilografic, me llamo Estilografic. Sin la “o” final.
- Lo sé, lo sé. Es para que quede bien la rima, pero se lo diré de otro modo entonces: amigo Estilografic, ha creado usted un momento “magic”.
- Pues déjeme terminar apuntillando entonces que para mí, ese momento “magic” se me antoja como una metáfora de nuestra propia existencia, del sudor y el sacrificio anónimo de toda una generación que trabaja desde abajo, desinteresadamente, para que otra nueva generación –nuestro propio futuro, amigo – pueda danzar sin esfuerzo al ritmo de la música de la vida.
- Después de escuchar su bella y poética historia no me queda más remedio, EPG, que sugerirle a usted lo siguiente: ¿aceptaría usted el puesto de “publicity manager” de Contylandia?
- ¿Eso es bueno o malo?
- Sería algo así como el director de comunicación y marketing.
- ¿Y eso por qué?
- (todos cantando a coro) Porque ya es Navidaaaaaad.
26 comentarios:
He sonreído, me he enternecido y luego he pensado:
"¡Jobá, qué derroche de virtudes es este Estilografic!".
Qué bueno sería que todo el mundo pensara como tú.
Besos mágicos.
Ador-mecido me hallo.
Estilografic? sin O?
Alucinada me hall-O
Bes-O-s
y si te contratan invitas a una mariscadiña?
¿Alquilan niños para esos eventos?
Es que a mí mecerme solo como que no me hace mucha ilusión.
Propongo desde ya una cumbre gastronómica, con cargo a Cortylandia, para debatir si a partir de hoy rebautizamos a nuestro admirado Estil, otras veces llamado Estili, con el biensonante, y a la par aparentemente importante, nombre de EPB.
¡Toc, toc!
Buenas...
Esto... venía por lo del contrato éste de marketing con inglés.
¿Habrá que mecerse una?
Por cierto, que ayer me llegó a mi una cartita con las nuevas tarifas esas que has nombrado, ¡nos han jorobado!
Acepta tío, acepta!!!
Eso sí, que te digan antes si los viernes se sale a las 3, que sino menuda putada.
Viguetana, me parto contigo, literalmente, jajajajaja.
Clandestino, te digo lo mismo que a Viguetana. ¡¡¡¡¡Quereis dejar demeteros en medio de mi!!!!!!
¡¡¡A ver quién es la que se pone en medio, eh, eh eh!!!
XD XD
Y no hablemos de tarifas, que me pongo enferma... ay.
Contratada quedas, viguelandia,viguelandia, vamos todos a cantar.
Mariano: yo te alquilo dos, que tengo una cena el sábado y no tengo con quién dejarlas.
Belén: ¡Oh!
deses: cuenta con la mariscada, monada.
Hachetetepé: voy reservando mesa. En un gallego, que os pilla más cerca.
Clandes: salir se sale, pero hay que volver a entrar a las cinco (sin rimas, ¿eh?).
Viguetana, menos mal que nos queda este blog, donde podemos y gritar y desahogarnos, y no el de Clandes, tan culto él, el blog, quiero decir.
Que no!!!!! que he firmado como http, lo juro!!!
¡¡Y cantar, Vitru-Malulha, y cantar!!
jajaja!
Que ahora tengo que aplicarme al cuento...
Estil-o: ¿pagas bien?
Desubicado me hallo, ¡carallo!
Perdón, ¿este es el blog en el que puedo decir cosas soeces, hacer cosas escatológicas y usar solo las palabras usar, haber, tener y cosa?
Es que el segurata de Clandestino me ha echado de su cultoblog...
Pues no, aquí no es. Se ha debido equivocar usted, macarra zurdo. Aquí somos muy educados. ¿Escatoqué?
Pero cómo se os ocurre venir aquí a decir esas cosas, almas de dios!!!!
No veis que estáis en el blog de un Publicity Manager?? Eso son palabras mayores.
Me voy a leer a Omero.
Clandestino, te lo digo desde el cariño, que conste ¿Eh?, pero ya que vas a leer a Omero, mejor pásate por una tienda de letras, cómprate una hache y así podrás leer a Homero, que es muchísimo mejor escritor.
Jajajajajajajajajaja
Después de leeros a todos ya no se ni lo que iba a decir... hay que joderse!!
jjaajaa ¿Pero el escrito no era tierno y sobre el espíritu de la navidad?
¿Cómo se han llegado a las soeces y ordinarieces (acaban igual, que chulo)?
¿Hay tiendas de letras?
Estoy con Wen, me hallo sin palabras.
Inte, claro que hay tiendas de letras mujer. Por ejemplo H&M.
¡Chencho vuelve!, digo ¡Estili actualiza!
Porque ya es jueveeeeeeeesssss!!!!
Joder Estili, que te ha dejao tan maravillao el cortylandia que te imagino ahí plantado desde ayer, sin parar de mover la cabeza a un lado y al otro.
Vete al cine coño, o a casa a leer, y escribe un poquito, que tienes una responsabilidad con tus fans. Conmigo no, pero con tus fans sí.
¡Coño! (perdón), como el Che, que trabajó en El Corte Inglés.
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