jueves, mayo 29, 2008

La Comedia


GÉ-NO-VA-YA-NO-VA
(o el interminable viaje al centro de la tierra)

Comedia en tres actos
Original de Estilografic Punto Blog

PERSONAJES:

Estebita, un Señor de Valencia
Don Mariano Carajoy
El Tipo Gordo
El Tipo del Bigote
La Hermana Sor Aya
Pepe el Camarero
Un Señor Gallardo
Don Pedro Duque

(Pongamos las cosas en su debido orden)

miércoles, mayo 28, 2008

Acto Tercero (Ge-no-va-ya-no-va)


Saloncito la mar de apañado y espacioso de una casita de campo sita en finca rústica de la localidad de Cañaveral. No en Cabo Cañaveral (Florida, Estados Unidos), sino más bien en Cañaveral, provincia de Cáceres (Extremadura, España), nada más pasar el embalse de Alcántara, localidad, dicho sea de paso, con buen vino de pitarra y excelentes aceitunas. Diez meses después. Encuéntranse reunidos en el citado saloncito un grupo de dirigentes del partido, de los denominados “fieles a Don Mariano Carajoy”. Se respira - o respírase - tensión y agitación en el ambiente. Al fondo del saloncito, colgada en la pared y de frente al espectador, una pantalla gigante de televisión, una LCD LG 47" 47LY95 con TDT incorporado estaría bien, pero claro, eso ya depende del presupuesto de la compañía a la hora de representar la obra, que con esto de la Eurocopa están ahora por las nubes los precios de los televisores. Qué me vas a contar a mí...

Un Señor Gallardo (preocupado): ¿Estás seguro de que todo salió bien, ¿no?
Estebita: Segurísimo. Con la cogorza que tenía no se enteró de nada, el pobre.
Un Señor Gallardo: ¿Y estás convencido de que era la mejor solución de todas las posibles? Téngase en cuenta que nosotros conformamos la llamada “línea blandita” del partido.
Estebita: Convencidísimo. Desechado el denominado “método Obregón” (siempre presunto, ¿eh?, no nos vayamos a meter en líos), es que no quedaba otra.
Un Señor Gallardo: Pues nada, nada, ahora a esperar que todo termine mejor que empezó.
Estebita: Eso espero, sí, porque el momento decisivo aún está por llegar, cuando.... Pero mira.... mejor te lo explica Don Pedro, nuestro asesor experto en la materia, que por aquí viene ya solícito y dispuesto.

(Entra en escena Don Pedro Duque, quien, recurriendo a la misma técnica teatral de identificación de personajes utilizada con éxito en la primera aparición en escena de Estebita - personaje que, recordémoslo, venía cargado con una paella para que se reconociera que se trataba de un señor de Valencia – llega vestido de astronauta, con casco, guantes y tubos de evacuación y todo, que son, los tubos de evacuación, los conductos que permiten al astronauta orinar y defecar con toda normalidad si resultara necesario e imprescindible.)

Don Pedro Duque (acercándose lentamente y andando así como cuando uno pasea por la luna, con la falta de gravedad y eso): Buenas tardes, señores. ¿Llego a tiempo?
Un Señor Gallardo: Llega usted en el mejor momento, Don Pedro. ¿Le apetece un vino de pitarra y unas aceitunillas?
Don Pedro Duque: Bueno, si me las pincha sí, porque es que no me apaño yo a cogerlas, con estos dichosos guantes.
Estebita: Le estaba explicando al Señor Gallardo, Don Pedro, cuáles son las dificultades de la misión....
Don Pedro Duque: Pues sobre todo, sobre todo, que no cabe duda de que corremos cierto riesgo al haber introducido un elemento extraño en un complejo artilugio no diseñado para tal fin, para transportar cuerpos extraños digo.
Un Señor Gallardo (con gesto comprensivo): Claro, claro. Me hago cargo, Don Pedro, pero todo sea por el bien del partido.
Estebita: Y de España, también por el bien de España.
Don Pedro Duque (poniéndose interesante): Sí, pero imagínense por un momento que se nos va todo al garete debido al sobrepeso, o si, por algún movimiento forzado, se nos escogorcia el brazo robótico, o Robotic Arm, destinado a extraer las correspondientes muestras del subsuelo y comprobar si, en efecto, se encuentra allí el esperado permafrost.
Un Señor Gallardo y Estebita (asintiendo a la vez, y simulando dominar el tema): El permafrost.
Don Pedro Duque (cada vez más en su salsa): Eso es, el permafrost, que como ustedes bien saben es la capa de hielo permanentemente congelado que se encuentra en los niveles superficiales del suelo de las regiones muy frías o periglaciares.
Un Señor Gallardo y Estebita: Ya.
Don Pedro Duque (imparable): No quiero ni pensar la que nos montarían los americanos si, en un ataque de rebeldía o rabia del improvisado tripulante, éste nos deteriorara, Dios no lo quiera, la delicada cámara panorámica estereográfica de alta resolución SSI (Surface Stereo Imager). O el mismísimo TEGA (Termal and Evolved Gas Analyzer), un espectómetro de masas que analiza muestras del suelo calentadas hasta resultar volatilizadas.
Un Señor Gallardo (con gesto de preocupación): Claro, porque seguro que todo eso costará una pasta gansa ¿no?
Estebita: Sobre todo el espectómetro ese, imagino.
Don Pedro Duque: ¡Ya lo creo! En total la misión sale por la friolera de 420 millones de dólares. ¡Cómo para cagarla!

(En ese instante se enciende la pantalla gigante situada en el centro de la sala, en la que de momento sólo se verán rayas y más rayas, como cuando en casa al vecino le dar por tocar la antena)

Estebita (emocionado y voviéndose hacia la televisión): ¡Ya tenemos imágenes!, ¡ya tenemos imágenes!
Un Señor Gallardo (tranquilo y frío): Bien, Estebita. Sintonízalo en condiciones, haz el favor.

(Estebita procede a ajustar la recepción del televisor, y finalmente aparece una imagen clara y nítida, la de la sonda Phoenix posándose sobre el suelo de Marte)

Todos: ¡Ooooooooh!

(A continuación, el grupo estalla en aplausos y abrazos al tiempo que todos apuran lo que a cada cual le queda de vino de pitarra en sus respectivos vasos, y mientras recobran la normalidad y van regresando a sus puestos se observa en la imagen del televisor que alguien desciende de la sonda Phoenix y, tras dar unos primeros pasos desconcertado, se dirige hacia la cámara hasta que su cara, la de Don Mariano Carajoy, ocupa toda la pantalla en un inconfundible primer plano)

DMC: ¡Cabroooneeeeeees!

(De nuevo estalla la alegría en el grupo y todos rompen a reír al grito de ¡Gallardón presidente! cuando, inexorable y, ahora sí, definitivamente cae lentamente el

TELÓN

martes, mayo 27, 2008

Acto Segundo (Gé-no-va-ya-no-va)


Barra del bullicioso bar de copas de dudosa reputación El Ave Palmípeda, vulgar y familiarmente conocido como La Gaviota, cercano al despachito que nos sirvió como escenario en el Acto Primero. Ambiente cargadito. Don Mariano Carajoy permanece sentado en un incómodo taburete jugueteando con un vaso vacío en la mano. Bueno, vació, vacío del todo no. Con hielo. A su lado, y sobre la barra, un ejemplar de El Mundo manoseadillo. Don Mariano, un poco chispa ya, charla con Pepe el camarero, sereno pero un poco tartaja, el muchacho.

Don Mariano Carajoy (como ido): Pepe, dígame la verdad, ¿cree usted, como dice Elorriaga en El Mundo, que no estoy en condiciones de ofrecer un liderazgo renovado, sólido e integrador?
Pepe el camarero: No haga caso, Don Mariano, esas son cosas de Pe-pe-Pedro Jota.
DMC: ¿Y considera usted, por lo que de mí viene sabiendo, que servidor es pusilánime o, lo que viene a ser lo mismo, falto de ánimo y valor para tolerar las desgracias y para intentar cosas grandes?
Pepe el camarero: Eso se lo habrá oído usted a Federico en la COPE-pe-pe. Ni lo tenga en cuenta.
DMC: Pues haga el favor entonces de ir rellenándome el vaso, amigo, y brindemos a la salud de Losantos, digo de todos los Santos. ¡Hip!
Pepe el camarero: Pe-pe-perdóneme la sugerencia, Don Mariano, pero no debería usted beber más.
DMC: Qué pasa, ¿que también usted se va a poner en mi contra? ¡Hop!
Pepe el camarero: No, no, usted sabe que yo le tengo aprecio, Don Mariano, pe-pe-pero precisamente por eso, precisamente por eso...
DMC: Un último güisquito y ya, se lo prometo. ¡Hip, hop!
Pepe el camarero (tratando de cambiar de tercio): Veo que le gusta a usted el hip-hop, La Mala Rodríguez y cosas así, ¿no?
DMC: Qué hip-hop ni qué hip-hop. Yo lo que tengo es un hipo que ya no me tengo, con tanto güisqui. Y la única Mala que conozco no se apellida Rodríguez, sino Aguirre.
Pepe el camarero (haciéndose el despistado): ¿y también es rape-pe-pera?
DMC: Oiga, ¿definitivamente es usted tartaja o es que estoy yo ya muy borracho?, y lo que es peor ¿por qué siempre se atasca en la misma sílaba que, dicho sea de paso, viene a coincidir con su nombre de usted al tiempo que se identifica también con las siglas de mi cada vez más zaherido, paupérrimo y desdichado partido?
Pepe el camarero: Pe-pe-perdón; rapera quería decir.

(En ésas están cuando aparece Estebita, esa vez sin paella - porque ya sabemos que se trata de un señor de Valencia y no hace falta insistir e insistir -, acompañado de Un Señor Gallardo. Se sientan uno a cada lado de Don Mariano. Estebita a su derecha y el Señor Gallardo a su izquierda. El camarero les sirve una consumición a cada uno)

Estebita: (entusiasmado): ¡La tenemos, Don Mariano!, ¡por fin la tenemos!
DMC (cada vez más ebrio): Ya lo creo que la tenemos, Estebita, ¡menuda cogorza!
Estebita: Me refiero, Don Mariano, a la solución. Lo del mensaje divino, ¿se acuerda?
DMC: Algo, pero muy confuso todo, sí.
Estebita (mirando al Señor Gallardo): A su izquierda lo tiene, Don Mariano, ¿recuerda?: “la solución al desvarío/rima con el macho cabrío”.
DMC: ¿Y?
Estebita (paciente): Pues que la Hermana Sor Aya dijo “macho cabrío” porque por sus votos no puede decir palabrotas.
DMC: “Palabrotos”. Dijo “palabrotos”, Estebita. Que estaré como una cuba, pero la memoria no me falla.
Estebita (más paciente): Sí, pero dijo “palabrotos” para que rimara con “votos”, pero se refería a que su espiritualidad le impide articular el malsonante término de “cabrón”.
DMC (dirigiéndose al Señor Gallardo): ¡Hala lo que ha dicho! ¿Usted lo ha oído?
Un Señor Gallardo: Perfectamente. Ha dicho “cabrón, que además rima con “Gallardón”.
Estebita: Que precisamente viene a ser la solución.
DMC: ¡Cojón!
Los tres a coro (levantando sus vasos y mirando a los espectadores): Y que ya todos sabemos antes de que se cierre el...

TELÓN
(continuará, por no decir chim pon)

viernes, mayo 23, 2008

Gé-no-va-ya-no-va (o el interminable viaje al centro de la tierra)

Comedia en tres actos
Original de Estilografic Punto Blog


ACTO PRIMERO

Despachito modesto en la cuarta planta de un edificio del madrileño distrito de Chamberí. Don Mariano Carajoy acumula papeles y más papeles en actitud nerviosa. A la derecha, según mira el espectador, una puerta cerrada, pero no con llave. Sobre la mesita - ya digo, llena de papeles - un modesto marco portando un retrato de El Tipo del Bigote (al que avanzado el acto conoceremos) caído boca abajo sobre la mesa. Aunque no se le vea, es importante que el retrato sea de El Tipo del Bigote y no, por ejemplo, de Chikilicuatre, porque más tarde sí que se le verá. En el preciso momento de abrirse el telón alguien llama a la puerta.

Toc, toc (desde el otro lado del despacho, alguien empuja la puerta. Se trata de Estebita, un señor de Valencia. Para que el espectador sepa que, en efecto, es un señor de Valencia, el tal Estebita –animoso y bien parecido – llega cargado con una paella para unas... veinte personas con, más o menos, los siguientes ingredientes: un litro de aceite, sal, un pollo troceadito con sus muslitos y sus alitas y todo, una cebolla, dos dientes de ajo, pimiento rojo y pimiento verde, calamares (unos 400 grs), dos kilos de arroz SOS, azafrán (una cajita), un kilo de mejillones, un kilo de gambas arroceras, 16 cigalitas o, en su defecto, 16 gambones, una lata de guisantes, judías verdes y garrofó, ñoras y limones).
Estebita: ¿Da usted su permiso, mi querido y admirado Don Mariano?
Don Mariano Carajoy (triste y ojeroso): Pasa, pasa, Estebita, no te quedes ahí parado y distante cual si fueras miembro destacado de candidatura alternativa. Siéntate.
Estebita (se sienta dejando la paella encima de la mesa): Don Mariano, le encuentro a usted triste y ojeroso, como muy bien ha hecho notar ya el autor de esta comedieta en las acotaciones escritas en letra cursiva. No se imagina usted la poca gracia que me hace verlo así. Alégreme ya esa cara, hombre, mire qué pedazo de paella le traigo.
DMC: La pena son los guisantes, que no me gustan.
Estebita: Pues yo se los quito, faltaría más (se pone a quitar los guisantes uno a uno, con paciencia) Séame usted positivo, don Mariano, séame usted positivo.
DMC: lo intento Estebita, créeme que lo intento, pero es que esta crisis me trae de cabeza. ¡Veo guisantes por todos lados!
Estebita: Lo que sucede, Don Mariano, es que estamos en un proceso de metamorfosis.
DMC: ¿Con escarabajo, como la de Kafka?
Estebita: No, no, como la de los gusanitos de seda. Ya estamos en su segunda fase, en plena trasformación.
DMC: ¿Y en que nos estamos transformando si se puede saber?
Estebita: Pues de momento, don Mariano, en capullos.
DMC: (más apesadumbrado si cabe): Jo.
Estebita: Pero no se alarme que vendrán tiempos mejores. Acabaremos revoloteando de flor en flor, cual bellas y delicadas mariposas, ya lo verá.
DMC: Pues no sé qué será peor.
Estebita: Mire, vamos a hacer un ejercicio. Concentrémonos en nuestros problemas y verá cómo así encontramos la solución.
DMC: Pues nada, concentrémonos.

(Los dos cierran los ojos como abstraídos por el aroma de la paella al tiempo que hacen un suave ruidito con la boca juntando sus labios, cada uno los suyos, no la liemos, así como mmmmmm... Al ratito, llaman a la puerta)

Toc, toc (desde el otro lado del despacho vuelven a empujar la puerta. Se trata esta vez de un tipo gordo disfrazado de extrañísima y ridícula manera)
DMC: (sorprendido) ¿Quién es usted?
El Tipo Gordo: Hola Mariano, soy la columna de tu garaje. Sí, ésa que tú y yo sabemos, jeje.
Estebita (algo enfadado): Pero Don Mariano, ¿en qué problema se ha concentrado usted?
DMC: Verás Estebita, es que esta mañana me hice un rasguño en el coche, al salir del garaje de casa...
Estebita: Hágame el favor de volver a cerrar los ojos y concéntrese en los problemas, pero en los del partido, a ver si me entiende.

(El Tipo Gordo se va y al salir tropieza adrede con el marco de la puerta, haciendo a continuación un gesto pícaro, arqueando las cejas, de cara al espectador. Don Mariano y Estebita vuelven a concentrarse repitiendo el gesto con ojos y labios, mmmmm... Llaman de nuevo a la puerta)

Toc,toc.
DMC: ¡Ostras, Jose Mari!
Estebita: ¿Cómo la sabe, Don Mariano?
DMC: Porque que yo sepa mi puerta no tiene felpudo, así que eso que asoma por debajo no puede ser otra cosa que el mostacho del susodicho (coloca bien el retrato de manera que, ahora sí, el espectador pueda verlo) ¡Pasa, pasa, Jose Mari! Está abierto (los dos, Estebita y Don Mariano, se ponen en pie).
El Tipo del Bigote (ignorando a Estebita): ¿Cómo estás, Marianito de mi vida y de mi corazón?
DMC: Concentrado estoy, concentrado en nuestros problemas.
El Tipo del Bigote: Pues recuerda lo que te digo: a los mejores, elige sólo a los mejores. Ah, y nada de complejos (se marcha por donde ha venido como si de una aparición se tratara).
Estebita (volviendo a tapar el retrato): Vamos a ver, Don Mariano, cambiemos de técnica. Concentrémonos en las posibles soluciones, no en los problemas, a ver si así nos llega la inspiración divina (repiten el consabido gesto). En las soluciones, no en los problemas, en las soluciones, no en los problemas, en las soluciones, no en los problemas...

Toc, toc (otra vez la dichosa puerta)
DMC: Adelante.
La Hermana Sor Aya (con hábito y crucifijo): ¡Ave María Purísima!
DMC y Estebita: ¡Sin pecado concebida! Pasa, pasa, Hermana, y toma asiento.
La Hermana Sor Aya (misteriosa): Este mensaje divino os vengo a dejar: “Para tal desaguisado/servidora un apaño ha encontrado/la solución al desvarío/rima con el macho cabrío” (hace ademán de largarse como si tal cosa).
DMC: ¡Espera Hermana Sor Aya!, que de lo que dices no entendí nada.
La Hermana Sor Aya: No olvides que por mis votos/yo no digo palabrotos (se va).
DMC (desconcertado): ¿Tú has entendido algo, Estebita?
Estebita: Me temo que estoy como usted, Don Mariano, así que si me lo permite, me retiro a pensar en tal mensaje divino, a ver si logro descifrarlo. Adiós (se levanta y sale).

(Don Mariano se queda solo en el despacho y vuelve a cerrar los ojos y a hacer el ruidito con los labios, mmmmmmm.., agachando la cabeza en dirección a la paella, que sigue sobre la mesa. Así permanece un ratito hasta que resulta evidente, por los ronquidos, que se ha quedado dormido. Descansa su cabeza sobre la paella y continúa roncando plácidamente hasta que cae el

TELÓN
(continuará)

miércoles, mayo 21, 2008

Doble sentido

Últimamente es que no me entero de ná. Que no pillo una, vamos. “Si es que no sabes leer ente líiiineas, si es que no sabes leer ente líiiiineas”, me dice la gente Así que he decidido apuntarme a un curso acelerado de comprensión de lectura en la academia a distancia ELDOBLESENTIDO PUNTO COM, y ya me han puesto los primeros deberes.

EJERCICIO:

Cógete, Estilografic, las siguientes frases recientemente pronunciadas por un ex presidente de Gobierno y me las analizas y desmenuzas sintácticamente para finalmente concluir qué narices es lo que ha querido decir, el tío del bigote:

A.- “Teníamos un proyecto ambicioso para España. Un proyecto sin complejos: el de una España unida para desarrollar un proyecto común, abierto al mundo, con confianza y vocación de futuro".

B.- “En la vida política, entonces y ahora, es decir, siempre, la confianza y la defensa de los principios es siempre esencial".

C.- "... preservan la política frente al tacticismo que, por cierto, nada tiene que ver con la necesaria administración inteligente de un proyecto político"

D.- “Siempre hay que procurar contar con los mejores y además tener la voluntad y la decisión de llamarles y de agruparlos en torno a un gran proyecto".

RESPUESTAS:

La clave de la frase A está en la inteligente utilización del sujeto omitido “nosotros”, bueno, mejor en la no utilización, porque está omitido, de manera que no acaba de concretar de quién o quiénes está hablando, el tío, así como en el uso del tiempo verbal “teníamos”, conocido como pretérito imperfecto de indicativo, es decir, pasado.

Me explico porque no sé si me explico: quiero yo decir que el ex presidente con bigote quiere a su vez decir que teníamos, vamos, que ya no tenemos, un proyecto ambicioso para España. A lo cual añade, espérate, que se trataba (terminado en “aba”, como “tontoelhaba”esto es, pasado también) de un proyecto sin complejos, lo cual viene a querer significar a su vez que el que ahora tenemos (terminado en “moss”, como Kate Moss, en presente de indicativo) es “con complejos” o mejor con “complejines”. En definitiva, que le está soltando en su cara a Mariano Rajoy que es un “Maricomplejines”, metiroalapiscina.

Lo de la “España unida”, el “`proyecto común” y la “confianza y vocación de futuro” no son más que tópicos y frases hechas para rellenar, me parece a mí.

La frase B constituye un intento fallido de explicación sucinta y al tiempo detallada del correcto uso del adverbio “siempre”. El tío del bigote explica que “entonces” y “ahora” es lo mismo que “siempre”. Pero eso no es así exactamente. Falta “luego”. Entonces, ahora y luego, o lo que es lo mismo, pasado, presente y futuro. Qué fallo.

Lo de la confianza y la defensa de los principios vuelve a ser un tópico, para rellenar, me sigue pareciendo a mí.

En lo que respecta a la frase C, ésta me ha resultado dificililla, pero creo que lo que el ex presidente ha querido destacar no es otra cosa que la necesidad de preservar la política frente al tacticismo que, por cierto, nada tiene que ver con la necesaria administración inteligente de un proyecto. De un proyecto político, quiero decir.

La frase D es la más fácil. Le está cayendo una bronca de tres pares de narices a Luis Aragonés por no llevar ni a Bojan ni a Raúl a la Eurocopa. Por no hablar de la ausencia de Guti, que no me quiero extender.

Hay que reconocer que el ejercicio era difícil y que las frases eran rebuscadillas, que hay que ver cómo se las gasta el ex presidente con bigote. En cambio ¿no ves?, qué quieres que te diga, uno es más partidario del discurso de Ibarretxe, al que le gusta decir la cosas bien claritas y con rima si hace falta:

“quien tiene en la cabeza elecciones
a mi no me aporta soluciones”.

O del mismísimo Mariano, otro tío claro como el agua a la par que poeta:

“yo es que cuento con Gallardón
para la próxima dirección”.

lunes, mayo 19, 2008

El hombre del piano


Siempre he pensado que el invento del siglo resultaría ser el coche plegable. Tú vas con tu coche tan cómodo de aquí para allá, pim pam, pim pam, y a la hora de aparcar procedes a doblar con la debida precaución y exactitud los pliegues previamente señalizados en la sorprendentemente flexible carrocería del vehículo motorizado, haciendo coincidir unas con otras las partes tan simétrica como previamente diseñadas para tal fin, de manera que el minúsculo objeto resultante vas y te lo guardas en el bolso o bolsillo, según sea el caso.

Pero no, el invento del siglo ya no va a poder ser el coche plegable porque llevo pensando en ello desde el siglo pasado, también conocido como sigloveinte, y resulta que el susodicho siglo, mal que nos pese, finalizó y el dichoso coche plegable no fue inventado por la humanidad, mecachisenlamarsalada. Y el del sigloveintiuno me temo que tampoco, porque acaba de ser presentado en sociedad un nuevo artilugio que me da a mí que merece ser situado a años luz por encima del añorado coche plegable en cuanto a diseño, modernidad y prestaciones se refiere.

Estoy hablando del... ta ta ta chaaaan... Piano Man. Que no, que no se trata del hombre sentado al piano de no importa qué viejo café, no. Es el llamado Piano Man RollUp, para ser exactos, un artilugio que en su filosofía se acerca al referido y deseado coche plegable por su comodidad y facilidad tanto de uso como de transporte, pero que sorprende además sobremanera por las prestaciones que ofrece al potencial usuario que ya debería de estar comprándolo, telodigoyo. ¡Un piano enrollable, nada más y nada menos!

Y es que además su publicidad resulta impactante (pincha en la imagen para verla más grande, no te vayas a dejar los ojos). Nada de recurrir a tópicos ni a las típicas frasecitas hechas cayendo en ridículos e infantiles juegos de palabras, no, todo lo contrario: originalidad y sorpresa son las armas de su más que merecida campaña de promoción. Tú fíjate si no en los originales eslóganes empleados: “el regalo más enrollado del año”, “¿cómo te suena esta idea?”, “un regalo que traerá cola” o el más atrayente “qué buen rollito...” ¿A que de ti no hubiera surgido jamás semejante alarde de creatividad, dimelaverdad?

Además es que no valen excusas del tipo de “es que yo también ando muy líado, como el piano, jeje”, que ha querido utilizar servidor queriendo emular semejante derroche de imaginación pero, claro, no llegándole al publicista del piano ni a la suela de los zapatos, y pretendiendo hacerse servidor el graciosillo tratando al tiempo de librarse de comprar el aparato. No hay escapatoria, porque es que te lo ponen bien clarito: hagan sus pedidos en nuestra página web, abierta las 24 horas del día. ¡Las 24 horas del día!, ¡qué derroche y poderío, Dios mío!

Yo ya me lo he encargado, porque por solo 69 euracos me regalan además unos auriculares y un libro con el llamado Easy Play Sistem, que digo yo que vendrá a ser un sistema para aprender a manejar el artilugio de manera sencilla, y si quiero una segunda unidad, para hacerme acompañamiento, me lo dejan a mitad de precio, como lo oyes. Y además es que viene recomendado por Rico Ménez, experto en nuevas teconología donde lo haya, quien lo califica nada más y nada menos que de “joya tecnológica”.

Imaginemos: da Fulanito en su casa una fiesta y todos esperando aburridos a que llegue Estilografic con la música. Y no vas a ir cargadito con tu piano y con tu cola - con la cola del piano, entiéndase -., que un piano de cola tiene que pesar un huevo (entiéndase huevo como unidad de peso). Llegas en cambio con tu desplegable y ¡zas!, sueltas el rollito encima de la mesa, de manera que a los dos segundos está todo el mundo cantando y la hasta entonces aburrida reunión - más bien coñazo, diría yo - se convierte en cuestión de segundos en una verdadera fiesta musical, y todo gracias al sorprendente y maravilloso Piano Man, el del anuncio.

Lástima que siga habiendo un pequeño inconveniente, y es que Estilografic no tiene pajolera idea de tocar el piano.

P.D: lo anuncian en TV. No sé a qué maldita hora ni en qué dichoso canal, pero lo anuncian.

martes, mayo 13, 2008

Como gato panza arriba

- Buenos días y perdone por lo temprano de la hora, somos la Policía ¿es usted Mariano?
- Mire, precisamente por lo temprano de la hora me voy a ahorrar el debate acerca de a qué Mariano se refieren, si al de La Tinta (ahora ya más conocido por el de La Clandestina), al de Estilografic o a Rajoy, porque interpreto que se refieren ustedes a este último, es decir, a servidor.
- Efectivamente, ha dado usted en el clavo. A Mariano Rajoy, flamante líder del PP, me refiero. ¿Es usted el susodicho?
- ¿Es que no me conoce o qué? No me ningunee, no me ningunee..., que ya estoy hartito.
- Bueno, es que así, recién levantados, todos cambiamos mucho. Si le digo la verdad, lo veo a usted muy desmejorado.
- Eso va a ser que anoche se nos fue la mano, que es que estuve de copas con unos amigos hasta las seis de la mañana. ¿Y qué desean entonces?
- Verá, antes de nada, que se lea usted esta información que sale pinchando aquí, porque si no es que no va a entender usted la broma.
- ¿Qué broma?
- Usted pinche aquí y ya está.
- Pues espere al menos que me ponga las gafas... A ver, a ver... "de copas hasta las seis...", correcto; "...no me imaginaba lo que se me venía encima..." correcto también; "...desmotar el motor para sacar al bicho..." ¿¿?? Vale, ya lo he leído. ¿No me irá a decir que tengo un gato en el motor del coche?
- No, uno no. Me temo que tiene usted más de uno. No paran de salir maullidos de su vehículo.
- Vaya. ¿Y han conseguido sacarlos?, porque me van a destrozar el motor, a este paso.
- No, no, si no hace falta; si van saliendo ellos solitos....
- Qué cosa más rara.
- Eso va a ser, permítame que se lo diga, porque no se están garantizando los principios del partido en la ponencia.
- Esa frase me suena, oiga. ¿No estará usted siendo influido o incluso poseído, señor Policía Local, por el espíritu de su superiora, la Segunda Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Madrid, doña Ana Botella?
- Bueno, no sé, a lo mejor es porque tienen que reflexionar los que tienen la máxima responsabilidad política a nivel nacional, esto es, usted mismo, don Mariano, no sé si se entera.
- Eso también me suena. ¿qué pasa?, ¿qué también llega hasta ustedes el poder de doña Esperanza?
- Mire, no sé de qué me habla ni me importa, que yo voto a IU, pero lo cierto es su coche está llenito de mininos que no paran de maullar, y hasta ahora han salido tres. La última una gatita.
- ¡Santa María la Virgen!
- No, no exactamente. María San Gil, que es parecido pero no es igual.
- ¿Y dice usted que puede haber más?
- ¿Que si puede? No sabe usted la que tiene liada ahí dentro.

miércoles, mayo 07, 2008

Cifras

Me he levantado obsesionado con las cifras.

Por fin, después de 14 días intentándolo, hoy he conseguido llegar tempranito al trabajo. A eso de las 09:03 horas salía del metro (del metro de Madrid), con lo que teniendo en cuenta que tengo que recorrer unos 1.250 metros (del metro de medir) hasta la puerta de la oficina, y que los vengo a recorrer a una velocidad de unos 150 metros por minuto, hay que sumarle 8 minutos y pico que tardo en salvar esa distancia a la citada velocidad, con lo que he alcanzado la puerta de la oficina a eso de las 09:11 horas, dado mi paso rápido y firme. Bueno, firme firme tampoco, porque tengo tendencia a arquear ligeramente los pies, de manera que desgasto aproximadamente tres veces más la suela por su parte externa que por la interna, esto es, que de cada milímetro de suela interna que desaparece o se esfuma debido a la acción del rozamiento entre cuero y asfalto (se desgasta siempre el cuero, nunca el asfalto, qué curioso) se pierden 3 de la suela externa, no sé si se me sigue.

Odio hacer cola en el ascensor, que bastante tengo ya con el metro y los atascos previos. Además, a las señaladas 09:11 horas, ya con 14 segundos añadidos, hacinábanse en la planta baja del edificio un total de 62 trabajadores/as de la docena de diferentes empresas/os que se reparten por los dieciocho pisos del inmueble/bli (ah, y un tipo con sombrero al que nunca nadie conoce pero que siempre merodea por allá/allí), esperando a repartirse ordenadamente entre los cinco ascensores existentes, a los que hay que restarle uno que casi siempre está estropeado y que por tanto, a efectos prácticos, no está disponible, lo que quiere decir que en total suman cuatro. Cuatro ascensores.

Conviene tener en cuenta también que, sin contar al fulano del sombrero, hubiéramos tocado a 15 personas por ascensor, que sí, que tiene capacidad para hasta 18 unidades humanas, pero que, convertidas éstas en unidades de peso, suponen un límite de 1.350 kg. según reza el cartel colgado en la cabina, de lo cual se deduce que, volviendo a las unidades humanas, cogen en cada ascensor apretaditos 15 personas de - y volvemos otra vez a las unidades de peso - 90 kg. cada una.

Y claro, detectados a ojo de buen cubero al menos cinco gorditos entre los aspirantes a ocupar plaza en el ascensor, ni corto ni perezoso (sobre todo ni perezoso), servidor opta por subir andandito los 18 pisos que me separan de mi añorada oficina, lo que supone, teniendo en cuenta la presencia de 20 escalones por piso más otros 20 del entresuelo, un total de 380 escalones del ala que me dispongo a meterme entre pecho y espalda antes de sentarme en mi acogedora silla de oficina y proceder a la atenta lectura de la presa del día que, por lo que veo, curiosamente viene cargadita de cifras.

Mira tú por dónde que la Inspección del Consejo General del Poder Judicial concluye en su informe que hay 269.405 sentencias en trámite de ejecución en los desbordados juzgados españoles. Y eso con datos del 2007, de antes de la huelga. Digo yo que algo habrá que hacer al respecto. ¿Y qué me dices de Myanmar, la antigua Birmania? Tremendo. La cifra de muertos llega ya a los 22.500 y 41.000 desaparecidos. Digo yo que algo habría que hacer también.

Hablemos del paro. 37.542 personas más en abril. Corbacho el ministro, no el showman televisivo, sí que tiene trabajo por delante, el tío. Bueno, también depende de cómo te lo vendan, claro, porque no es lo mismo que te diga Solbes, con esa su vocecilla delicada, que sí, que el paro “se está acelerando algo” o que “los datos no son muy buenos, no”, no es lo mismo digo a que te espete Soraya que el dato es “desastroso, ¡coño!”. Bueno, el “coño” no lo ha dicho, pero lo ha pensado, eso seguro.

Por ciento, que acabo de recibir el borrador de la declaración, en el que no estoy del todo de acuerdo con la cantidad resultante en la cuota diferencial, que viene a consistir, básicamente, en restarle a la casilla 741 (cuota resultante de la autoliquidación) la casilla 754 (total pagos a cuenta). Menos mal que para rectificar el borrador existe la opción de llamar las 24 horas del día al 901 12 12 24, o en su defecto al 901 22 33 44, este último, eso sí, de 9 a 21 horas, de lunes a viernes y del 17 de abril al 27 de junio. Me tengo que poner.

Pues eso; que como diría El Puma: numerá, numerá, viva la numeración.

lunes, mayo 05, 2008

Desayunos con...Acebes

Retomamos hoy nuestra costumbre de celebrar aquí, en riguroso directo, los celebrados y productivos “desayunos con” (informativamente hablando se entiende, lo de celebrados y productivos) con un personaje que, tengo que reconocerlo, ha resultado ser en numerosas ocasiones blanco de las críticas de los sesudos y a veces despiadados analistas políticos de nuestro blog (que aunque no lo parezca haberlos haylos). Pero ello no es “óbice” (hay que ver que ganas tenía de utilizar esta palabreja) para que hoy este hombre se siente aquí con buen talante y dispuesto a la conversación amistosa compartiendo desayuno junto con el extenso y variado equipo de EPB, quienes sumados todos hacemos el número de dos, invitado incluido.

- Buenos días Don Ángel Óbices, digo Aveces, digo Acebes.
- Buenos días, don Estilografic Puto Blog, digo Punto Blog.
- Tomemos un sorbo de nuestro cafés, si le parece, y recobremos las buena maneras que parece tienden a perderse por un insignificante quítame allá esas pajas o lo que viene a ser lo mismo, por causa “baladí” (que también tenía ganas de utilizarla, la palabrita).
- Pues para que mi estancia aquí no acabe siendo tachada de “fútil”, que yo también tengo mis palabrejas selectas, le traigo un comunicado.
- ¿Un comunicado? ¿Se refiere usted a un tan escueto como preciso escrito de su puño y letra, o incluso transformado ya en soporte informático mediante la utilización del correspondiente programa procesador de textos habiendo sido posteriormente impreso o imprimido (que es una duda que me corroe, lo de impreso o imprimido), en el que se dispone a dar a conocer alguna primicia, exclusiva o, lo que viene a ser lo mismo, un scoop periodístico que pudiera hacer temblar los cimientos del partido en cuestión, esto es, el Partido Popular?
- A eso que tan bien ha descrito usted, y que no voy a repetir ahora, me refiero exactamente.
- Vaya, pues si se trata de algo realmente importante, demos un último sorbito a nuestros cafelitos y léalo, sr. Baladí, digo Sr. Óbice
- He comunicado al presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, mi decisión de no continuar al frente de la Secretaría General a partir del próximo Congreso Nacional.
- Oiga, no me irá a leer a continuación, con la boca llenita de magdalenas, por cierto, que quiere agradecer a Mariano Rajoy la confianza que depositó en usted hace la friolera de cuatro años. Bueno, lo de “la friolera” quítelo, que es añadido mío, sr. Impreso.
- Pues sí, eso iba a leer.
- Y luego vendrá, claro, lo del reconocimiento de la labor y lealtad de los militantes, simpatizantes y cargos del partido. Como si lo viera. ¿Verdad, sr. Friolera?
- En efecto, así es.
- Y posteriormente supongo que querrá usted reafirmar su compromiso con los principios éticos y políticos del Partido Popular, ¿no?
- Lo está usted clavando todito, si señor.
- Y me juego el cuello a que por último, Sr. Fútil, se compromete usted a contribuir, esté donde esté, a que el Partido Popular siga siendo un partido fuerte, cohesionado, con las ideas claras y blablablá blablablá...
- Sacto, digo exacto.
- ¡Pues vaya primicia periodística que me ha dado usted!, si llevo leyendo la noticia en los llamados “medios online” y viéndola y oyéndola en los llamados “medios audiovisuales” todita la mañana y parte de la tarde.
- ¡Qué me dice! Pues entonces es que por algún rincón de este post se nos ha quedado algún resquicio que permite que se esté produciendo un desajuste cronológico de tres pares de narices.
- Acebes no entiendo a qué se refiere, Sr Aveces, digo a veces no entiendo a qué se refiere, sr. Resquicio.
- Pues que usted me ha invitado a desayunar, de manera virtual, claro, pero habrase dando cuenta de que en realidad, por razones que a mi me traen al pairo, está colgando el post a eso de las ocho de la tarde nada menos, periodo de tiempo que se corresponde más bien con la hora de la cena, cuando ya todo el mundo, quien más quien menos, sabe algo de lo mío.
- ¡Albricias!, ya lo voy entendiendo, lo del resquicio.
- Y es más. Podría darse el caso de que algún lector, bien por su naturaleza despistada o bien porque es que no tiene otro momento para leer (que ya tendría que darse usted por satisfecho por el simple hecho de que lo leyeran a usted, hombre, sea a la hora que sea) estuviera teniendo noticia de nuestro desayuno a las tantas de la madrugada. Fíjese qué cosas.
- Hay que ver qué lío me está usted armando, sr. Albricias.
- Pues todavía hay más. ¿Qué me dice de quien lea esto mañana, o incluso pasado mañana?
- Qué quiere que le diga, que estoy pensando que casi mejor que no lo escriba, por lo que pudiera pasar.
- Imposible. Está todo escrito ya. Y es más, seguro que alguien ya nos ha leído. No hay marcha atrás, amigo.
- Pues créame que lo siento. Acabemos pues con esta farsa, sr. Marchatrás, poniendo punto final al dichoso post.
- Nada arreglará con ello. Lo escrito escrito está, amigo, y para la posteridad queda. Sólo se me ocurre una solución.
- Soy todo oídos, sr. Posteridad.
- Cortar la conexión.
- ¿Qué conexión?
- La conexión telefónica, de manera que nadie que pueda acceder a internet.
- ¿Conexión telefónica? Ahora lo entiendo todo, Usted y Zaplana, Zaplana y usted..., ¡menudos dos pájaros...!