jueves, septiembre 27, 2007

Monjes y fotógrafos


La cosa se está poniendo fea pero que muy fea en Myanmar, la antigua Birmania. David Jiménez, enviado especial de El Mundo y espléndido reportero, cuenta cómo ha sido testigo de la muerte de un fotógrafo japonés en plena manifestación en las calles de Rangún (Yangon).

Es curioso: qué pocos habíamos oído el nombre de Myanmar hace unas semanas y ahora no hace más que aparecer por todos los lados. Las desgracias siempre se llevan los grandes titulares. Después, el olvido.


(foto: Reuters)

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¿Abuso? No, gracias


Hoy, 27 de septiembre, todo tipo de blogueros se unen para estar en contra de todo tipo de abusos. Nos lo cuentan muy bien Inte, Viguetana y Mariano entre otros.


miércoles, septiembre 26, 2007

El nacimiento

Buaaaaaaaaah, buaaaaaaaaah
- Pero bueno, quiosquero, qué escándalo tiene hoy aquí, ¿qué es lo que pasa?
- Desesperado estoy con la llantina, señor cliente mío, lleva así dos horas, desde que vio la luz, la criatura, y es que no hay forma de que pare de llorar.
- ¿Y cómo es?, ¿cómo es?
- Compruébelo usted mismo, tome.
Buaaaaaaaaah, buaaaaaaaaah.
- Uy, qué mono, a ver si yo lo callo, a ver si yo lo callo, déjeme... Ajooooo, cuchi cuchi..., nada, que no hay forma. ¿Y cómo dice que se llama?
- Público, el nuevo periódico que sale hoy a la calle. Lléveselo de una vez, hombre, que me tiene la cabeza pa´reventar. Ah, y son 0,50 euros.

Pues sí, el esperado Público, el nuevo periódico de tirada nacional editado por Mediapro, ya está en la calle. Así, entre tanto llanto y pañales, resulta todavía difícil de definir, pero a simple vista sí que se le encuentra ya cierto parecido, tanto en el diseño como en la distribución de los contenidos, con El Periódico de Cataluña.

Otra característica que, ésta sí, lo diferencia del resto de los periódicos de tirada nacional, es la ausencia de editorial, que no de opinión. Sus articulistas son muchos, conocidos y variados.

A ver que le miro por detrás, al bebé, que parece que tiene caquita.... ¡Anda!, si tiene doble portada, una por delante y otra por detrás. La portada trasera queda para los deportes y la delantera para asuntos más “serios y trascendentes”. No está mal la idea.

Parece que se apuesta por un lector joven, preocupado por temas sociales: igualdad, integración, trabajo digno, vivienda, educación, medioambiente, solidaridad y laicidad son ocho preocupaciones que se citan en la presentación de este primer número.

No estaría nada mal que ello fuera así, que el peso recayera sobre estos pilares sociales y Público se mantuviera al margen de los politiqueos que se cuecen en el día a día de otros diarios ya establecidos. Difícil lo va a tener, desde luego, porque nace en un momento de gran trascendencia política, con la cercanía de las elecciones y la batalla que se supone arreciará en los próximos meses entre PSOE y PP.

Si a ello se le añade que el periódico, o más bien Mediapro, es parte implicada en la llamada guerra del fútbol, en la que otro medio que va a ser competencia directa de Público (El País) parece decidido a echarle un duro pulso al Gobierno, el pobre bebé va a tener que soportar tensiones que no sé yo si con su edad....

Por ahí me voy a atrever yo a ponerle un “pero” a la criatura - muy personal, eso sí - y es el afán de algunos de sus responsables por definirlo como “progresista y de izquierdas” desde antes de su nacimiento, que no digo yo que esté mal serlo, pero resulta que son términos que aunque pretendan definir una posición ideológica, con lo que se identifican realmente es con una apuesta política y casi hasta con unas siglas determinadas.

A mi es que los periódicos, como los centrales en el fútbol, me gusta que tengan buena cintura y que sepan adaptarse a la circunstancias del juego, y si se trata de repartir hostias, que se repartan, pero a todo aquel que se las merezca, y no sólo a una parte. Para otro cosa es que ya están los periódicos que ya tenemos, qué quieres que te diga.

Eso sí, por lo que sé de algunas de las personas que están al frente del proyecto, con los que he tenido ocasión de trabajar, capacidad para hacer un gran periódico no le va a faltar al bebé.

Felicidades y mucha suerte, compañeros de Público. Y cambiadle de una vez el pañal a la criatura, hombre, que deje ya de llorar.

martes, septiembre 25, 2007

Negar la mayor

- Presentador de la gala: y ahora, distinguidos miembros del jurado, señoras y señores, vamos a ver desfilar a las chicas, que tan nerviosas como deseosas están por que ustedes las contemplen y disfruten.
- Miembro del jurado: perdone presentador, ¿podría usted decirle, con la educación que le caracteriza, a la concursante número 4, sí, sí, a esa, que se gire un pelín hacia la cámara, que no le vemos bien el culete?

Algo parecido ha debido pasar en el concurso de Miss Italia 2007, en el que se ha generado una fuerte polémica porque una de las personas que componen el jurado exige que las cámaras fijen su atención en el trasero de la concursantes. “Si me falta esa parte no puedo juzgar”, ha sentenciado el estricto miembro del jurado.

Es lo que pasa cuando admitimos pulpo como animal de compañía, que al final acabamos con los tentáculos en la cara y el cefalópodo no nos deja ver la realidad a las claras. Quiero decir que más que escandalizarnos por el hecho de que el jurado quiera verles bien el culo a las chicas, lo que realmente debería alarmarnos es que se fomente de tal manera la imagen de la mujer como objeto sexual en los concursos de belleza.

Que como le sucede al jurado de Miss Italia nos parecen bien los concursitos, pues hala, para que vamos a andarnos con medias tintas, que salga el “ganao” y que enseñen bien el culo y todo lo que haya que enseñar. Ahora bien, si lo que queremos es realmente defender la dignidad de la mujer, o la del ser humano en general, por favor, que alguien termine de una vez con este tipo de espectáculos.

Es tan fácil como negar la mayor y no admitir pulpo como animal de compañía.

lunes, septiembre 24, 2007

Los higos

No hay nada como pasar un fin de semana en el campiri, tranquilo y relajado, huyendo de la noche en blanco, por ejemplo. Cómo vendré de renovado y campechano que hoy, mira tú por dónde, voy a hablar del higo. Al fruto me estoy refiriendo, entiéndaseme bien. Y es que pasé el domingo dedicado a la sana y gratificante tarea de la recolección de los mismísimos.

Pero no nos dejemos engañar por las apariencias y seamos rigurosos, que ya he empezando mal con lo de llamarlo “fruto”. Y es que tú agarras un higo y te la cuela, seguro. Aunque lo parece, no es exactamente un fruto, sino que se trata de una infrutescencia (¡toma ya!), que no es lo mismo.

- Por 3.000 euros, estilografic: ¿Qué es una infrutescencia?
- Pues eso, un conjunto de frutos, como la fresa, la mora, la granada o el higo.
- ¡Correcto!
- A ver qué te has pensado, que me he estado documentando, que si no luego me echas en cara que sé menos que un niño de primaria, Ramonchu.

Y si no haz tú la prueba: aprietas un higo y verás que está lleno de pepitas que, esos sí, son los frutos. ¿Que no dispones de un higo en estos momentos?, pues pongamos un ejemplo: es como si le dieras un fuerte abrazo a Rajoy – ¡qué pasa, Mariano! - y dejaras salir todos los variados acebes, zaplanas, ratos, esperanzas y gallardones que lleva dentro; o hicieras lo propio con Zapatero - ¿hacen unas canastas, presi? - y se te desmembrara en los solbes, chacones, sorias, rosasdiez, pepiños o rubalcabas que lo forman.

Pero en fin, no nos vayamos por la ramas (de la higuera, se entiende) que al final va a parecer que no vengo tan renovado como parecía, con tanto símil político. ¿Por dónde íbamos? Ah sí, que el domingo me estuve dedicando a la sana y gratificante tarea de la recolección del higo, celebrando así la llegada del otoño. Ahí los higos juegan el papel de “dúo dinámico”. No, no porque ya estén bien maduritos, no, sino porque anuncian que “el final del verano, llegó y tu partiraaaaás”. (Jopeta, entre la tómbola de Mari Sol del último post y esto de ahora, al final voy a descubrir mis verdaderas aficiones musicales; que es que estoy a la última, no me digas que no).

En una modesta finca que poseen mis padres cerca de Madrid, tenemos una higuera (ficus carica es su verdadero nombre, que lo sepas, Ramonchu) que, caprichos de la naturaleza , ha ido a crecer en mitad de la valla que separa nuestros dominios del terreno del vecino. Tras una serie de encuentros y diálogos pacíficos con aquel, que somos personas educadas y tolerantes, llegamos al acuerdo consistente en que los higos que crecieran hacia el lado oeste de la valla serían para él, mientras que los que dieran al lado este nos los zamparíamos nosotros, la familia estilografic.

Así ha sido durante muchos años, pero hete aquí que últimamente las otrora ricas y cuidadas tierras del vecino yacen abandonadas a su suerte, en perpetuo barbecho, mientras nosotros, los estilografic, contemplamos año tras año cómo las urracas y otros pájaros devorahigos que habitan aquellos parajes se meriendan los frutos – o mejor, infrutescencias – del vecino. Y así permanecemos, impasibles y con cara de tontos, por no romper el trato que un día sellamos de palabra. Y es que además, no sé si porque en el lado oeste de la higuera da más el sol, los higos que nacen hacia allá son siempre los más gorditos, carnosos y apetitosos, los jodíos, mientras que los que crecen hacia acá suelen ser más bien de “apariencia inestable”, digamos.

Pero este año no, este año hemos decidido que ya está bien, hombre, que dado que en la finca del vecino no hay más que conejos corriendo por doquier, vamos a saltar la valla y apoderarnos de los higos que tantos años hemos ido dejando abandonados a su suerte.

- ¿Estas seguro? - me dice mi mujer aún no convencida del todo cuando ya tengo un pié encima de la valla.
- Si hombre sí, si está abandonado, si ahí no hay más que conejos, que parece eso un show de dibujos animados de Bugs Bunny, ¿no has visto?

Y cuando en ello estaba, en plena degustación de los largamente admirados higos carnosos del lado oeste, de repente, como salida de la nada, escuche yo la voz del vecino que, golpeándome enérgico en el hombro, me decía aquello de “¿qué hay de nuevo, viejo?

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jueves, septiembre 20, 2007

Ruedines

En un comentario, no recuerdo bien si en su blog, en el mío o en otra de las muchas bitácoras con las que algunos de vosotros - lectores míos si los hubiere - nos deleitáis a diario, a ese pedazo de bloguero que es Clandestino le comenté (que para eso están los comentarios, para comentar) que algún día elaboraría un post acerca de los ruedines. No me digas a cuento de qué, pero se lo comenté, qué cabeza la mía. Pues bien, me temo que ha llegado la hora, Clandestino, allá donde estés, que tiempo hace que de ti no sé.

Podrá parecer un asunto baladí, pero no lo es en absoluto, te lo juro. Me refiero a lo de lo ruedines, no a la desaparición de Clandestino. Para quien no conozca la palabra – no, no me refiero a “baladí” sino a “ruedines“ - , acudo al diccionario, y me quedo exactamente igual, porque no me aparece.

Lo explico yo entonces: se trata de esas ruedecillas pequeñitas que las bicicletas para niños incorporan adheridas al eje de su rueda trasera para evitar la pérdida del equilibrio, dada la dificultad de mantener el artilugio erguido sobre sólo dos puntos de apoyo, que en qué cabeza cabe, vamos, si lo más normal es que se dé un porrazo tras otro, la criatura, con sólo dos ruedas.

A mí es que me gusta la sonoridad de la palabra - “ruedines”, repetid conmigo -, y es que además para un padre de familia los ruedines significan tantas y tantas cosas.... Son, sobre todo, una metáfora del paso del tiempo, de la fugacidad de la vida, de la fragilidad de las cosas mundanas, de la inseguridad ante los peligros del destino, del primer y amenazante batir de alas de nuestros vástagos - que no vestigios, Viguetana, que te veo venir -, de qué sé yo cuantas cosas más...

Yo, gracias a los ruedines, acabo de descubrir, fíjate tú, que la vida es – aparte de una tom tom tómbola de luz y de coloooor – un girar y girar sobre nosotros mismos, después del cual siempre acabamos regresando al punto de partida. Pero como ya vengo viendo caras de incredulidad en el personal, me voy a extender y os contaré una tierna historia tan dura y real como la vida misma que os permitirá haceros una más detallada idea de aquello que me bulle en la cabeza y no acabo de expresar, leches.

Resulta que mi hija mayor, cuando era más chiquita, tenía una bicicleta. Sí, claro, con ruedines, ¿pues no estamos hablando de eso? Al cabo del tiempo, un par de años nomás, el padre de la criatura, esto es, un servidor, acabó aceptando que su débil y frágil retoño había superado la primera fase de la niñez, graduándose, por decirlo técnicamente, en el manejo y disfrute del vehículo ciclístico, esto es, la biciclé. Que ya no le hacían falta los ruedines, vamos.

Con compungido gesto motivado por el hecho de soportar y asumir la pesadumbre que supone aceptar las consecuencias del fugaz paso del tiempo, en un arranque de decisión me precipité en busca de la llave inglesa correspondiente, con la única y decidida intención de aflojar la tuerca que sujeta los susodichos ruedines a la base del vehículo ciclístico, también susodicho, para proceder a retirarlos y dejar a mi hija volar, rauda y veloz, en busca de su propio destino. Guardé los ruedines en el trastero y allí quedaron, olvidados durante unos años, envueltos en su bolsa del Alcampo cubierta de polvo procedente, el polvo, de la continuas obras “gallardonianas” soportadas en las inmediaciones de la vivienda que un día adquirí en propiedad a título personal, que no en régimen de usufructo; la vivienda, digo.

Pero hete aquí que al cabo del tiempo, un nuevo vástago - que no vestigio, Viguetana, que no vestigio - alumbró el hogar familiar, y ese retoño creció y creció, hasta que fue llegado a un punto que de sus tiernos labios se escucharon las esperadas palabras: “¿papa, me puedo montar en la bici de la tata?” Fue escuchar la frase, cual mensaje divino, y allá que me fui, a buscar le herramienta imprescindible, la llave inglesa más arriba referida, para devolver los ya vetustos ruedines, otrora brillantes y relucientes, a su lugar de origen, allí de donde nunca debieron salir, del eje trasero de la bici de la tata, también más arriba referida.

Y así, al apretar con decisión las tuercas ambas que soportan con su delicado engranaje los sendos ruedines, invadiome una agradable sensación de deja vu que me retrotrajo, vaya si me retrotrajo, a los primeros kilómetros recorridos por aquella bicicleta que adquirí un día ya lejano - también en propiedad, que no en régimen de usufructo - como regalo de cumpleaños para mi zagala de más avanzada edad, también llamada mayor a secas.

Y todo ello sabiendo que en breve, inexorablemente, y si el devenir fugaz del tiempo no lo impide, me veré abocado a guardar los ruedines en el trastero una vez más, a la espera de que el tiempo en polvo convertido cubra con el manto del olvido los dichosos ruedines de los cojones que un día Clandestino trajo a mi memoria.

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lunes, septiembre 17, 2007

El contestador

Siguiendo los sabios consejos del bueno de Javier, el de Cómo ser nadie – hombre, bueno lo que se dice bueno no sé, que para mi que un poco traviesillo sí que debe ser; pero sí sé que escribe muy bien, eso sí, el tío - me he instalado en casa un contestador automático permanente. Lo digo por si me llamáis, que no esperéis que os conteste en persona. Es que me siento un poco agobiado de tanta llamada, y reconozco que últimamente se me ha ido la mano con determinada gente, a la que no sé si le habrá sentado bien que les cite o referencie, como he venido haciendo. Dos opciones tenía: o incorporaba un teléfono de aludidos, como en el Tomate y programas de esos, o instalaba un contestador "artomático".

Dice así, el mensaje: “Hola, estás llamando al número de teléfono que has marcado, exactamente. ¿Qué esperabas, si no?”

Si llama desde Génova, pulse 1
Si llama desde Ferraz, pulse 2
Si llama de Google, pulse 3
Si llama Pau Gasol, pulse 4
Si llama Rosa Regás, pulse 5
Si llama Luis Aragonés (que todavía no me he metido con él, pero todo se andará), pulse 6

La gracia está en que al pulsar 1, 2, 3, 4, 5 ó 6 según corresponda, no me vayan a engañar, el sistema sale con aquello de “no ha sido identificada su petición. Si llama desde Génova, diga claramente “uno”; si llama....” y así, ya sabes, a repetirlo todo otra vez, y luego otra, y luego otra... Un bucle, que se llama. Hasta que el interlocutor se cansa, me insulta y cuelga, por ese orden.

Veámoslo pues con un ejemplo práctico:

Riiiing, riiiing, riiiiiiiiing
- ¿Digame?
- Buenos días.
- Muy buenos y soleados días tenga usted, querido interlocutor. A todo esto, ¿quién llama?
- Aquí el Ministro de Economía, Don Pedro Solbes Mira.
- Miro, miro...
- No, si es que es así mi apellido, no hace falta que mire, con que me escuche vale.
- Ah, disculpe...¡Coño, el contestador!
- Sí, en efecto, así me llaman los muchachos en el Consejo de Ministros, “el contestador”, porque dicen que respondo a todas y cada una de las propuestas que ellos hacen. Me lo puso Bernat, el nuevo, pero ¿usted como lo sabe?
- No, si digo que el contestador, el del teléfono, que no ha saltado, cagoenlaleche.
- Sin querer meterme en donde no me llaman, cosa que no suelo hacer, ¿dónde lo ha comprado?
- Pues en el Hipercor, creo recordar.
- Y se habrá gastado una pasta gansa ¿no?
- Hombre, costó lo suyo, qué quiere que le diga.
- Y para que luego no funcione. No, si así nos va, al país me refiero, que no acabamos de levantar cabeza. Haga el favor, hombre, busque algo baratito y de mejor calidad, que lo hay, seguro que lo hay. Acuda al pequeño comercio, sin ir más lejos, que hay que levantarlo y reniegue usted de las “grandes superficies”.
- Seguiré sus sabios consejos, Sr. Solbes. Adios.
- Adios, adios.

Bueno, al menos he estado ágil, que he logrado colgar antes incluso de que me insinuara el motivo de su llamada. Bajo mientras al chino a comprar un contestador, que seguro que tienen.

De vuelta en casa, ya instalado el nuevo contestador, “mu lecomendable”, según el Sr.Lee....

Riiiing, riiiing, riiiiiiiiing
- ¿Digame?
- ¿Estilografic?
- Ese so, es so, eso soy yo, que diría Porky, ¿Con quién tengo el gusto...?
- Soy Pau, Pau Gasol, llamaba por lo del otro día, lo de los tiros libres.
- Pero, ¿y la opción cuatro...?
- Bueno, verás, es que Pepu nos dijo la opción uno, durante el tiempo muerto, teniendo en cuenta que sólo quedaban dos segundos; la idea era sacar y tirar, la opción uno. La cuatro era más larga y no había tiempo, yo creo.
- No, no , si digo la opción cuatro del contestador, ¿no te ha salido?
- Me parece que me he equivocado, disculpe.

Uf, bueno, por lo menos ha colgado, que casi me despisto con la tontería de Porky. ¡La madre que lo parió, al Sr. Lee! ¡Me va a oir! ¿Y sabes qué?, que diga lo que diga Pedro Solbes Mira sobre las “grandes superficies”, me voy a comprar uno en condiciones al Mediamark, porque yo no soy tonto.

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Empatía

Nunca he sido yo persona de autógrafos. De pedirlos, digo, que de darlos no sé si lo seré, pues no he tenido todavía oportunidad de comprobarlo. Creo yo que se debe a cierta capacidad que debo tener para la empatía (em, no sim). Empatía es saber ponerse en la piel de otro. ¿Lo ves como sí la tengo? En un acto reflejo me he sabido poner en el lugar del lector que, sin tener diccionario a mano, desconocía el significado de la palabra en sus justos términos.

Quiero decir que entiendo las reticencias del personaje en cuestión, al que presumo harto de soportar a desconocidos que no paran de acercarse bolígrafo en mano y que no le dejan ni dar un paso al frente en condiciones. ¡Chiquillada! Eso me hace pensármelo dos veces antes de proceder a darle la plasta, yo también.

Mi colección de autógrafos se reduce a tres rúbricas. Impresionante, ¿no? La primera es de Luis Eduardo Aute, durante un recital que dio en la Universidad allá por el año mil novecientos y taitantos. Lo guardo como oro en paño en la funda del disco de vinilo “Fuga”, que era el que sonaba por entonces. Se ve que mi capacidad de empatía estaba todavía por desarrollar en mi época universitaria.


Otro es de Gabriel García Márquez, que nos lo estampó a mi mujer y a mí en la contraportada de “Doce cuentos peregrinos” en Sevilla, durante la Expo 92, con to er caló der mundo, que se ve que las altas temperaturas deben afectar lo suyo a la capacidad en cuestión.


El tercero lo conseguí el viernes, después de sostener una dura pugna bajo los tableros con mi capacidad de empatía, que no me dejaba acercarme al personaje, o mejor dicho, al pedazo de personaje.

- Por ahí viene estilografic como disimulando, que se me va a acercar de un momento a otro para pedirme un autógrafo, el muy plasta. A todo esto, qué lejos queda el suelo, leches.

Habrase dado cuenta el avispado lector que gracias a mi capacidad de empatía me he puesto por un momento en la piel de Pau Gasol, nada menos, pero ya me he vuelto a salir y vuelvo a ser estilografic, el plasta. Y no veas qué alivio ver el suelo de nuevo tan cerca. Pues sí. Hice el esfuerzo y se lo pedí, recurriendo al viejo truco:

- Pau, ¿tienes un momentito? Anda chiquitín, échame un firma para mis hijas, que se van a poner muy contentas.
- Ya viene otro con el cuento de las hijas; luego irá con el autógrafo a presumir en el trabajo y delante de los amigotes – piensa Pau. Cosa que yo sé porque me he vuelto a poner en su lugar, y qué chiquitito que es estilografic, oye.
- Mira, fírmame aquí, en mi libreta multiusos.
- ¿Libreta multiusos? –alucina Gasol en colores. Pensamiento al que yo accedo, como podéis imaginar, porque por momentos no puedo remediar el ponerme en su lugar; lo de la empatía, ya sabes.
- Si; sirve para tomar notas en ruedas de prensa, apuntar ideas que surgen en momentos insospechados y que posteriormente acaban convirtiéndose en el germen de un nuevo post o u relatillo breve, tomar nota de la lista de la compra.... Mira, aquí, al lado de la lista de la compra, que ya la he hecho. Ciento diez euros, por cierto, que me han soplado en el Carrefour por cuatro tonterías, que es que la vida se está poniendo por las nubes; bueno, qué te voy a contar yo a ti, de las nubes.
- Ah, mira, pues sí que debe tener hijas este tío, porque compra San Jacobos – piensa ahora Pau (y sé yo gracias una vez más a mi capacidad de empatía) al distinguir en mi lista ya tachada, en último lugar, el nombre de las delicias de bechamel, jamón y queso de La Cocinera que, en efecto, compro para disfrute fritanguero de mis criaturas.


Pues así fue exactamente cómo Pau estampó su firma, ese pedazo de número cuatro, en mi libreta multiusos. Que si llego yo a saber, por cierto, que iba a fallar tantos tiros libres en la final frente a Rusia y que me iba a hacer sufrir tanto, se lo pido a Kirilenko, ese pedazo de ruso con cara de abuelita.

¡A ver!, ponte tú en mi lugar, si no.

P.D: ¡Enhorabuena y ánimo, subcampeones!

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domingo, septiembre 16, 2007

¡CAMPEOOOONEEEEES!

ACTUALIZACIÓN: ¡SUBCAMPEOOOOOONEEEES!

viernes, septiembre 14, 2007

¡Sobraos!

Me lo pasé pipa ayer viendo el partido de baloncesto. Y eso que en casa lo de ver un partido completo es toda una odisea, que no te dejan tranquilo, las criaturas.

- Lo que acaba de hacer Calderón!, ¡impresionante!
- ¿Qué acaba de hacer, qué acaba de hacer, papá?
- Pues meter un canastón, el tío.
- ¿Pero no se trata de eso, papá, de meter canastas?
- Sí hija, claro que se trata de eso, pero es que hay canastas y canastas.
- Sí, ya lo veo, una en cada lado.

No, si la muchacha tiene razón en el fondo, pero es que juegan que da gusto y uno no puede evitar la emoción. Y eso que el partido estuvo interrumpido un buen rato, que dio para tranquilizarse.

- ¿Y ahora por qué se paran, papá?
- Porque no funciona el reloj, hija, el de los 24 segundos.
- Ah, ¿pero hay relojes con sólo 24 segundos?
- Son los que tienen para tirar.
- Pues eso, que los tiren y compren unos de sesenta, como Dios manda.

Sobraos. Fueron casi todo el partido sobraos. La mayor prueba de ello fue una jugadita espectacular que se marcó el amigo Navarro. Se para el tío delante del defensor, se pone a hablar con sus compañeros mirando a su derecha, les cuenta un chiste o yo que sé qué les dice, y cuando el pedazo de alemán que tiene enfrente ya no se acuerda de si está defendiendo o esperando que le sirvan una cervecita (¡ein bier, bitte!) va el pavo, el Navarro, y ¡zas! se escapa por la izquierda hacia canasta él solito. La pena fue que la falló.

- ¡Es un cachondo el Navarro!, una máquina y además un cachondo.
- Pero papá, por qué saltas así, si no ha metido canasta.
- Sí hija, pero lo que ha hecho, no me digas que no ha flipao.
- La verdad, yo no entiendo nada de nada. Y si la llega a meter qué haces, ¿te cuelgas de la lámpara?

Y después es que van lo tíos ganando de trentaitantos y se ponen a hacer presión en toda la cancha, como si se estuvieran jugando la final con el marcador apretado.

- Y ahora qué les pasa, papá, por qué corren tanto, si van ganando de sobra y ya está terminando.
- Nada, nada, hija, hay que machacarlos. Que sepan los alemanes lo que es la Europa de dos velocidades y dónde esta cada cual.

Pues eso, que lo sepan.

P.D: Dedico esta croniquilla sui generis a Mariano, el de la tinta azul de la memoria, gran aficionado al baloncesto, que ayer tuvo el detalle de mandarme pa´cá a muchos de sus lectores, los pobres.

Estilografic.art

jueves, septiembre 13, 2007

Mensaje en la botella

Yo no sé de dónde sacan mi teléfono en Génova, pero es que no me libro de ninguno.

Riiiiing, riiiing.
- ¿Sí?
- Buenos días, ¿me puede poner usted con Don Estilografic?
- Puesto estoy, ¿quién me viene llamando, si saberse puede?
- Le habla a usted La Delegada del Área de Gobierno de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid
- ¿Delegada de cualo?
- También conocida como Segunda Teniente de Alcalde de Madrid.
- ¿Mandé?
- Sí, ya sabe, la “señora de”
- ¿Señora D?
- ¡La mujer de Jose Mari, hombre!
- Ah, ¿José Mari el futbolista? ¿El que jugó en el Aletí, en el Milán (donde las gomas) y en el Villareal, y que ahora lo ha fichado el Betis, manquepierda?
- Un poco torpe le encuentro, Estilografic. ¡La Botella!
- ¿La más bella?, ¿la de culo ancho y cuello estrecho?, que se decía antes cuando se hacía botellón, en mis tiempos.
- Soy Ana Botella Serrano, esposa de Don José María Aznar, ex presidente del Gobierno de este país que ahora marcha sin rumbo hacia su propia destrucción, Delegada del Área de...
- Vale, vale, vale, ahora caigo, ¡haber empezado por ahí, señora Botella, ex esposa de...
- No, no, ex esposa no, esposa del ex.
- Bien, vamos a hacer una cosa, si le parece. Cuelgo y volvemos a empezar. Si quiere la llamo yo, que tengo tarifa plana, con lo del ADSL.
- No hace falta, no hace falta. Verá, yo es que le llamo por lo de los residuos.
- ¿Radioactivos?
- No hombre, no. Por lo de la basura y el reciclaje de residuos.
- Ah.
- Que a ver si le queda claro, majete: en el contenedor amarillo, envases de plástico, latas y briks.
- Bien.
- En el naranja, residuos orgánicos y otros.
- Me hago cargo.
- En el contenedor de la calle con banda azul, papel y cartón.
- Mayormente.
- En el contenedor de la calle con banda verde, vidrio.
- La sigo, la sigo.
- Bien , pues espero que se lo haya aprendido bien, porque hemos iniciado una campaña de espionaje en las basuras de las comunidades...
- ¿Y han llegado ya a la de Madrid?, a la comunidad digo.
- Me refiero a las comunidades de vecinos, y sepa que en la suya estuvimos ayer y lo encontramos todo mezclado en la bolsas. Un desastre, vamos.
- Ya. Verá, es la pequeña, que no hay manera. Resulta es una niña muy dispuesta, y le gusta bajar a tirar la basura. Le dices que vas con ella y te sale con lo de “yo solita”, “yo solita”. Y a ver, comprenderá usted, señora Delegada del Área de Gobierno de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, que a los niños hay que dejarles hacer las cosas solitos, para que aprendan.
- No hacen falta tantas explicaciones, Estilografic. Sólo espero que se lo haya aprendido bien, y que se lo traslade a sus vástagos.
- ¿A mis qué?
- A sus hijas, vamos.
- No se preocupe. Se lo trasmitiré, a mis.. vestigios. Hoy mismo.
- Pues nada más entonces.
- Bien, pues nada más, me le da recuerdos a Jose Mari.
- ¿Al futbolista?
- No, coño, a su ex.
- Le repito que no es mi ex, que solo es ex presidente del Gobierno de este país que ahora marcha sin rumbo hacia...
- Ya, ya, ya me acuerdo. Y a Mariano también se los da.
- ¿Al de la tinta...?
- Y dale con la tinta. No, a Rajoy, al número uno.
- De su parte.
- Una duda me corroe, mujer de Jose Mari.
- Dígame
¿Y la botella? Que dónde la tiro, me refiero.

miércoles, septiembre 12, 2007

¡Cuidado!, nos vigilan

Los foros de El País (este blog lleva dos días seguidos citando al periódico de PRISA; prometo tomar cartas en el asunto, Pedrojota) debatían ayer sobre la conveniencia o inconveniencia de la colocación de cámaras de seguridad en lugares públicos. ¿Qué pasa, que nadie han leído la información que también daba El País (esto ya pasa de castaño oscuro, Agataruizdelaprada, lo sé) sobre los datos que Google guarda de sus usuarios? Pues eso es peor que lo de las cámaras, que el Gran Buscador sí que lo sabe todo sobre nosotros.

Tú tecleas en Google “estilografic” y ya te han hecho el retrato robot. ¡Fichado!, que diría la portada de MARCA de mediados de agosto. Pero bueno, en ese caso es que te lo has buscado, compañero, que también tú cómo eres, a quién se le ocurre teclear semejante ordinariez. Pero es que en ocasiones lo que pasa es que te equivocas, o simplemente que el buscador no entiende bien tu petición. Y vete tú a saber a quién le vende Google la información y, claro, después la gente se extraña de que le lleguen a uno e-mails sospechosos.

Vamos, yo hasta he tenido que cambiar el destino de mis vacaciones, porque últimamente es que no hacía más que recibir publicidad de la pastillita en el buzón de correo electrónico. Que yo entiendo que será por eso, que de tanto teclear ”parajes en Levante” par buscar destinos bellos y cercanos a veces me salía el mensajito ese que saca el buscador cuando te equivocas: “quizá quiso decir “para que se levante”. Y claro, a Google no se le escapa una, ya me entiendes: ¡alerta!: usuario de viagra.

Pero es que también se dan confusiones, con el teclado digo, que es que hicieron las teclas tan juntitas tan juntitas que fácil es equivocarse a las primeras de cambio, y eres tú mismo el que tecleas mal y te metes en líos. Tú te estás trabajando tu tesis doctoral, muy seria y documentada: “Los contenidos en la novela de Pío Baroja; de La Busca a El árbol de la ciencia” y es que la tienes que entregar ya y se te ha echado el tiempo encima, plasta, que eres un plasta. Así que acudes a la solución más rápida: teclear el Google “temas de Baroja” y copiar y pegar, con lo que salga. Pero claro, con las prisas te sale “tetas de Pantoja” y ¡hala!, venga a salir pornografía malaya por la dichosa pantalla, dicho en verso.

Y ya no te digo nada si eres un respetable funcionario de Interior a las órdenes de Rubalcaba y recopilas información sobre los últimos atentados de ETA. Te vas a buscar a Google documentación sobre el “zulo de Anoeta”, pero se te va la olla y tecleas “culo ano teta”, que es posible, no me digas que no, que el subconsciente juega muy malas pasadas, y pataplás, ya te han colgado el sambenito de pervertido, que eres una pervertido, dice Google.

Yo creo que el Gobierno debería gastarse los dineros en proteger nuestra privacidad y librarnos de tan desagradables situaciones, así que espero que del próximo Consejo de Ministros salga una propuesta seria al respecto. Aunque claro, luego habrá que ver qué le parece al señor Solbes, el de las tijeras.

lunes, septiembre 10, 2007

El "caso Madeleine"; una opinión personal

“Me sucede muchas veces, en algunas situaciones, que no estoy seguro de lo que pienso sobre un cierto asunto hasta que no me pongo a escribir sobre él”. Lo decía el domingo el escritor Don DeLillo en una conversación con Antonio Muñoz Molina publicada en El País. Me quedé dándole vueltas a la idea después de haber estado todo el fin de semana viendo pasar por delante de mis ojos titulares, fotografías e informaciones sobre el “caso Madeleine”, la niña desaparecida en el Algarve portugués, un asunto que me suscita tantas dudas que precisamente por eso me negaba a escribir sobre él.

Cuando hablo de dudas no me estoy refiriendo a la investigación, donde es evidente que las hay, sino que hablo de las personales. Las dudas ante el conflicto que tantas y tantas veces se genera cuando se enfrentan dos maneras de analizar una noticia como ésta: por un lado está lo que dicta el sentimiento moral de cada persona; por el otro, la interpretación particular que a uno le genera su condición de periodista, en mi caso. ¿Cómo resolver tal dilema? En definitiva, ¿cómo deben actual los profesionales de los medios de comunicación ante un suceso tan delicado? Delicado no sólo por las dificultades que se desprenden de la compleja investigación, sino también por sus implicaciones sentimentales y morales.

Después del bombardeo de informaciones recibido desde todos los medios, resultaba inevitable que mi hija mayor acabara interrogándome acerca de lo ocurrido con la pequeña Madeleine sin que yo supiera cómo contestar: pero dónde puede estar esa niña; por qué la dejaron sola; mira qué guapa es, me suena mucho su cara; cómo se ha podido ir tan lejos para que no la encuentren, ella sola, si tiene que estar por allí; por qué dicen que sus papás no son buenos; y si la encuentran, ¿contará todo lo que le ha pasado?... Mi desorientación ante las preguntas de mi hija no hacía sino corroborar la idea expresada por DeLillo.

La historia es, reconozcámoslo, lo suficientemente atractiva como para que nadie quiera perderse el espectáculo que nos están sirviendo día a día en los medios de comunicación. Además, es que resulta muy fácil caer en la simplificación, algo que contribuye a hacerla incluso más impactante y cercana, porque al final lo importante queda reducido a la elección entre dos posibilidades: si fueron ellos o si no. Esta escalofriante simplificación de lo sucedido le proporciona al “espectador” la posibilidad de colocarse con facilidad en la piel de los “personajes” en ambos supuestos: ¿sería yo capaz de resistir la presión mediática y policial si fuera inocente?; o lo que es peor ¿lo sería si fuera culpable?

Por si fuera poco, la comparación cinematográfica nos viene como anillo al dedo. Resulta fácil imaginar sin esfuerzo a Cate Blanchett, por ejemplo, encarnando el personaje de Kate McCain y aspirando al Oscar a la mejor actriz por su interpretación de la mamá de Madeleine. A más de uno se le habrá pasado por la cabeza algo parecido durante los últimos días, seguro. Con el añadido de que como tantas otras veces, la realidad supera a la ficción y el suspense por conocer el final nos devora por dentro como si de la mejor trama de Hitchcock se tratara.

Punto de partida: ante un suceso de tales características la prensa debe informar. Sin duda. El ciudadano quiere estar enterado de todos los detalles y los medios deben cumplir con su obligación. Hasta ahí no cabe duda alguna. Quiero decir que si se confirma que una mancha de sangre aparecida en el coche corresponde a la niña pues habrá que informar de ello. Pero las dudas comienzan a surgir en cuanto la palabra “morbo” entra en acción.

A partir de ahí, todo son caminos llenos de peligros en los que el informador se mueve en el filo de la navaja que separa el sensacionalismo de la información veraz. Ante la duda, los medios deberían pecar siempre antes por exceso de prudencia que por amarillismo, limitándose a dar los datos confirmados de la investigación y descartando todo tipo de especulaciones sin fundamento, si las hubiera.

Tan fácil resulta caer en estos casos en el “Fulanito ha dicho tal burrada, y no la digo yo, eh, que quede claro, pero me hago eco de ella” que resulta inevitable que se acaben desbocando toda una serie de especulaciones que terminan por arruinar la presunción de inocencia que nunca debería perderse de vista. La solución, si la hay, reside en subrayar la importancia de las fuentes consultadas por el informador y en la credibilidad de las mismas. Hacerse la pregunta de si es fiable Fulanito antes de publicar lo que Fulanito dice es una práctica que a veces olvidamos, y no siempre por descuido, a veces también por interés.

Pero también es cierto que pese a todos los cuidados que se pongan, la duda siempre estará ahí; yo mismo, incluso, cuando escribo este post, hago equilibrios sobre el filo y pienso si no hubiera sido más sensato no escribir jamás ni una palabra sobre este asunto. Y a vosotros, ¿qué os parece?

jueves, septiembre 06, 2007

Colecciones: La solución


Hola.

Soy estilografic-ina, la hija de estilografic. Disculpen mi timidez.

Verán, es que mi papá me ha pedido que, aprovechando estos días de asueto que me quedan hasta que empiece el cole la semana que viene, le saque de un aprieto en el que está metido.

- Hijamíademividaydemicorazón - me dice ayer, y cuando mi papá me llama así es que algo gordo me va a pedir -, necesito que me saques de un apuro.
- Soy todo oídos, papá.
- No sé si leíste el post de ayer, en mi blog.
- Pues... no, la verdad es que no, papá, qué rollo.
- Resulta que me he metido en un lío. Dije que iba a dar un premio y, claro, a ver de dónde lo saco yo ahora, el galardón, si no me alcanza el presupuesto del blog.
- No me irás a pedir mi Nintendo, para regalarla.
- No, no, verás. He pensado que podrías escribir tú el post de hoy, disculpándote y eso, y seguro que contigo no se enfada nadie, que a ver cómo les digo yo que no hay premio, a los concursantes.
- Vale, pero tendré que darles una razón, ¿no?
- Una no, hija. Tres, les vas a dar tres: la hipoteca, la cesta de la compra y la vuelta al cole. Yo creo que lo entenderán.
- No te preocupes, papá, déjalo en mis manos y desparece por unos días. De la blogosfera me refiero, no te vayas a ir de casa, criatura.

Así que aquí me tienen, cumpliendo con los deseos de mi progenitor, que me ha dicho que, de todas formas, no deje de felicitar a Escriptorum54, a Pati y a Yomisma, que acertaron plenamente con la respuesta. También me dice que a estas dos últimas les dé la bienvenida, que no os conocía, el hombre. Y que medio felicite a Mariano y a Vitruvia, que se quedaron ahí ahí, ni que sí ni que no, como con miedo a cag...., digo a meter la pata. Y que a los demás – a Wen, a Kurtz, a Clandestino y a Desperate, creo que no se me olvida ninguno - muchas gracias por haber participado y que otra vez será, majetes, que sois unos majetes, dice mi papá.

Me ha dejado mi papá una lista con palabras y expresiones que debo poner en este post porque dice que quedarán bien y le darán “cierto aire profesional“. Son: “asueto”, “progenitor”, “soy todo oídos”, “galardón”, “blogosfera” y “doy fe”. Yo creo que las he puesto ya todas.

De todas formas a mi se me ha ocurrido que os puedo dejar un premio, o galardón como dice mi papá, pero mejor que os lo deje aquí para todos, no sólo para los acertantes. Esto ya es cosa mía, que mi papá no lo sabe. Se trata de un enlace con una página muy chuli en la que os podéis descargar unos recortables que lo flipas, como el que sale en la foto, que aunque no lo parezca es un señor muy importante, el de la foto, no mi papá.

Así digo yo que estaréis todos contentos y no os enfadaréis con mi papá, cuando vuelva, porque aunque es un pelín desastre y a veces se mete en líos como el de ayer o el del otro día por mi culpa, por los mapamundis, en el fondo se trata de una buena persona, doy fe de ello. Que me acabo de dar cuenta que me faltaba, lo de “doy fe”, y no sabía como meterla, oye.

Ah, que se me olvidaba, con los nervios. Que la solución era las CAJITAS DE CARAMELOS. Cosas de mi papá, ya sabéis.

miércoles, septiembre 05, 2007

Colecciones

Definitivamente, ir a comprar el periódico en septiembre resulta ser toda una aventura. A las pruebas me remito:

- Buenas
- (silencio)
- Buenaaaaaaaaas (alto y fuerte)..., ¿hay alguien ahí?
- Estoy aquiiií, estoy aquiiiií (voz como de ultratumba), detrás de los cartoneeeees.
- Coño, kiosquero, si no le veía. Deme El País, del grupo PRISA, que con Forges seguro me da la risa.
- No tengo País.
- Pues El Mundo de Pedro Jota, a ver a quién le toca hoy las pelotas.
- Como que tampoco.
- Joé, sea entonces el ABC de Vocento, que fue a cagar y se lo llevó el viento.
- Me temo que va a ser que no.
- ¿La Razón quizás, el diario que se lee en un pis pas?
- Ni siquiera.
- Si no tiene La Vanguardia, esto ya es de juzgado de guardia.
- Pues no.
- Pero bueno, ¿qué pasa hoy, kiosquero?
- Es que ya están aquí.
- ¿Quiénes? No me asuste, kiosquero, no me asuste.
- Las colecciones.
- ¿Las colecciones de qué?
- De la cosas más insospechadas. Por todas partes me rodean, que llevo desde el día 1 sin ver la luz del sol, con esos pedazo de cartones que traen todas y que me tiene sumido en la más absoluta oscuridad, aquí detrás, al fondo del kiosko.
- Así no le veía yo.

Es curioso lo de las colecciones. Yo, por ejemplo, nunca he terminado ninguna, que recuerde. Eso sí, me he ido haciendo con una considerable colección de primeros números de diferentes colecciones, de los que salen a la venta en septiembre a un precio excepcional, que no te puedes negar, oye.

Este año lo que he hecho ha sido tomarme un cañita con el kiosquero para que me ayude a coleccionar títulos de colecciones, que si os parece a continuación paso a comentar.

Comencemos con el grupo de las que tonifican cuerpo y mente. Mi favorita es la de OSHO. No, no el que va después de shiete, sino el místico hindú ese. Sus libros nos descubren las enseñanzas del gran místico contemporáneo para tu “crecimiento personal”. Tengo yo un amigo bajito, el muchacho, que dice que se la va a hacer entera, a ver si crece. Ya veremos.

Y qué me dices de PILATES, el innovador método de acondicionamiento mental y corporal. ¿El “Pilates” ese no era el que se lavaba tanto la manos? De ahí lo de acondicionarse, supongo.

Las infantiles también tienen miga, ya lo creo. PIPPI CALZASLARGAS, quién, no me lo vas a negar, tenía su morbo con aquellos leotardos de colores; la ENCICLOPEDIA DE LOS LUNNIS y - permitidme que me ponga de pie, queridos lectores - “VERANO AZUL, la serie de nuestra vida!". El subtítulo no es mío, que viene así presentada, pero lo suscribo de cabo a rabo, con perdón.

Otro subgénero es el literario, y de ahí me quedo con la BIBLIOTECA DE CÉSAR VIDAL En el cartón viene una foto del susodicho tocándose la barbilla, así como pensando, que resulta impresionante. No te va a quedar más remedo que adquirirla, me temo. Y el cinematográfico, con EL CINE DE CANTINFLAS como producto estrella.

De entre las que nos recuerdan tiempos mejores me mola LOS AÑOS DEL NO-DO, y por supuesto la de las CAJITAS DE CARAMELOS, que en la primera entrega viene con las Juanolas y los Sacis, no sabes lo ricos que estaaaan...

El de manualidades es otro grupo importante. PUNTO DE CRUZ te viene con cinco madejas de hilo de regalo, la primera entrega, y PLUMAS DE DISEÑO con cristales Swaroski auténticos, te lo juro.

Y para no cansaros más, ahora vamos a jugar. No, no es el título de ninguna colección, digo que vamos a jugar a adivinar cuál de las colecciones que he nombrado es falsa, es decir, que se la ha inventado un servidor. Habra premio para los ganadores, y la solución en el próximo post.

Agradezco por último la colaboración de mi kiosquero y, a petición de éste, que supongo que se llevará comisión el muy pillo, una mención especial a RBA, que digo yo que será una ONG, y a Agostini, el del planeta.

lunes, septiembre 03, 2007

La entrevista y la siesta

Pedazo de siesta que se me escapó el domingo de la manera más tonta. Me digo: me voy a leer en un momentito la entrevista con Zapatero, la de El País, y luego ya me pego una cabezadilla. ¿En un momentito? Pero si le dan cinco páginas, la madre que los parió, a los de El País. Eso se llama capacidad de síntesis.

Les falló, eso sí, la promoción, que la cosa se merecía una buena campaña previa. Incluso le podían haber dedicado un suplemento: "consiga este fin de semana con el periódico del domingo la cartilla, y de lunes a viernes, luego, los cupones para la entrevista con el presidente". O mejor aún, cada día una pregunta, las vas juntando y al final, ¡chas!, ya tienes la entrevista completa que luego, si quieres, puedes encuadernar en cuero y colocar en el mueble del salón de casa, junto a la lámpara del Ikea.

Pues eso, que me quede sin siesta por leerla, aunque he de confesar, para ser sinceros, que alguna que otra cabezadilla di entre pregunta y pregunta, que todavía me duele el cuello no sabes cómo.

Sábado 1 de septiembre, sede de El País, Madrid, reunión de primera:
- Director: vamos a ver qué titular le ponemos a la entrevista a Zapatero. ¿Alguna sugerencia?
(silencio en la sala)
- Director: (con insistencia): qué pasa, ¿nadie va a proponer nada?
- Jefe de sección 1: (con el bañador mojado, todavía): verá, jefe, es que estamos recién llegados y algo fríos, claro.
- Jefe de sección 2: (con manguitos de Winnie the Poo, todavía): a mi es que no me ha dado tiempo a....
- Director: No me iréis a decir que todavía no os la habéis leído.
- Jefe de sección 3 (con el culo plano, todavía, del atasco de entrada en la A-6): Yo sí. Bueno, la primera página....
- Jefe de fotografía (con inicio de pellejo pelado en la nariz debido al efecto de los rayos ultravioleta y el agujero de la capa de ozono) : yo he visto las fotos, muy buenas, sobre todo la que le ha hecho Moraleda, corriendo por la playa.
- Director: pues si no hay más sugerencias, doy por terminada la reunión, y ya titulare yo como me salga de la Moncloa, equipazo, que sois un equipazo.

Como cabía esperar, el “presi” habla de Navarra, de ETA, de los resultados del PSOE en las municipales y autonómicas de Madrid, de los cambios en el Gobierno, de la sucesión en el PP, de la política exterior, de la idea de España, del crecimiento económico... La impresión que queda al final es que como se habla de tantas cosas no se acaba de concretar demasiado sobre nada, pero bueno, es un buen ¿¿resumen?? de lo que va de legislatura.

Ah, y de fútbol, se habla también de fútbol: Rubalcaba le va a dar “duro” si dice que entiende de fútbol más que él, suelta el tío para no mojarse en lo de la guerra de las televisiones.

Y dice también que menos el día ese que escuchaba la SER a las cuatro de la mañana, por lo general duerme bien por las noches. Y yo, sobre todo cuando me quedo sin siesta, no te jode.