viernes, noviembre 30, 2007

Un toque de distinción

Yo, que no he sido nunca muy amigo de hacerme marcas de distinción de las que posteriormente pudiera arrepentirme, es decir, de tatuarme el body y cosas así, (no por nada, es que he sido siempre un poco “cagoncete” y “echao pa’tras” para esas cosas) ya me estoy temiendo el día en que mis hijas me vengan con lo de...

- Verás, papá, que es que me he hecho un tatuaje en cierto sitio y que nada, que quería decírtelo a ver qué te parece.
- Pues haces muy bien en compartir conmigo tus inquietudes, hija, qué quieres que te diga. Pero vamos, si no me equivoco mi opinión en nada va a influir en tu ya ejecutada decisión, me estoy temiendo.
- En cierto, papá, tu opinión en nada va a influir. Pero bueno, que lo sepas, lo de mis inquietudes.

Sobre ello debería andar yo cavilando ayer cuando, a modo de cuento, se me ocurrió contarles la siguiente historia a mis peques:

En la pandilla de mi primo hay un muchachote - el Richard, que le dicen – que destaca siempre por encima del resto. Destaca en el sentido de que destaca, el tío. Quiero decir que no es que sea ni mejor ni peor, sino que le gusta marcar diferencias, despuntar y dar la nota, al Richard.

Al Richard le llaman así pero él no se llama Ricardo, no te vayas a pensar, sino José Manuel de los Santos Bermejo, nada menos. Que le gusta dar la nota, ya te lo he dicho.

Cuando comenzó la moda de los tatuajes todos los de la pandilla pensaron al unísono: veras qué pedazo de tatuaje que se va a hacer el Richard, con lo que le gusta destacar. Pero no, el Richard se mantuvo al margen de la fiebre de los tatuajes. Como un señor. En cambio, poquito a poco, todos los demás fueron cayendo en la tentación y llenando sus cuerpos de dibujos más o menos originales, más o menos horteras y más o menos pintorescos. Uno, un dragón; otro, su nombre en caracteres chinos, otro, el águila de Beckham; otro, Piolín; otro, no sé qué... Pero el Richard no, y todos intrigadísimos:

- En algún sitio lo tiene que tener, el Richard, y no quiere decírnoslo.
- Dice Fulanito que se lo ha hecho en todo el cachete, vete tú a saber.

Al poco llegó la moda de los piercings a la pandilla, y una vez más todos pensaron a coro: verás que pedazo de piercing que se va a poner el Richard, como si lo viera. Pero tampoco. Todos fueron cayendo, unos más atrevidos que otros, que alguno hasta a mí me duele de pensarlo, pero el Richard no, no se perforó de un milímetro de piel, ya lo he dicho, como un señor. Se comían las uñas, de la curiosidad:

- Algo se ha tenido que hacer el Richard en salva sea la parte, el muy cochino.
- Ya te digo.

Por último, venga, todo el mundo a tunear los coches. El parque automovilístico de la padilla parecía de dibujos animados, y todos coincidían una vez más: seguro que el Richard deja su buga que va a parecer el del Pierre Nodoyuna, con lo que le gusta dar la nota. Pero Richard no tocó su coche, inmaculado que lo tiene desde que lo sacó del concesionario Renault. Los muchachos se devanaban los sesos:

- Qué irá a hacerle al coche, qué irá a hacerle...
- Va a ser algo impresionante, ya lo verás.

Resulta que en la pandilla del Richard, hoy, todos y todas tienen tatuajes por todo el cuerpo, les cuelgan tantos piercings que cada vez que pasan por un detector de metales la maquinita se pone a cantar heavy metal a grito pelao, y los coches de la peña parecen todos sacados de un episodio de los autos locos.

- ¿Y qué pasó con el Richard, papá? - me interrumpe mi hija.
- ¿Ése?, ése sigue siendo más chulo que un ocho. Ahí lo tienes, el único que se distingue del resto. Ya te lo dije, le gusta dar la nota.

miércoles, noviembre 28, 2007

La cuchara estilográfica

Siendo un servidor como es un caballero donde los haya, a ver quién lo pone en duda, no debería descuidar ciertos detalles que son muy reveladores de las buenas formas y el gusto exquisito, motivo por el cual he decidido encargar un “trabajito” en condiciones con el fin de obsequiar a mis lectores estas Navidades con lo que viene a denominarse en las empresas serias “regalo corporativo” o incluso “merchandising”, un detalle de EPB, esto es, Estilografic Punto Blog. Pronto en vuestro domicilio, queridos/as lectores/as.

Así que me vais a disculpar un momentito, que tengo que hacer una llamadita, ahora que todavía estoy en horario de tarifa plana.

- Buenas, quería hablar con el Sr. Mariscal.
- ¿Mariscal de campo o mariscal de ciudad?
- Pues ni lo uno ni lo otro, me temo. Yo me refería a Don Javier Mariscal, el diseñador. Disculpe entonces, me habré equivocado.
- No, no , si no se ha equivocado, ha llamado usted al sitio correcto. Es sólo que me gusta aclarar bien las cosas. Le paso con su hija.
- ¿Con mi hija?
- No hombre no, con la del Sr. Mariscal, que es que el padre ha ido a sacar al perrito a hacer sus necesidades.
- ¿A Cobi?
- No, si le parece va a ser a Curro, qué cosas tiene usted. Pues claro que a Cobi. Le dejo con su hija. La de Mariscal, aclaro.
- Déjeme, déjeme.
- ¡Estilografic!
- ¡Qué susto me ha dado! ¿Y usted cómo sabe mi nombre?
- Hombre, porque leyendo ahora mismo su blog estaba. Llama usted por lo del “trabajito”, claro.
- En efecto. Hay que ver como es lo del Internet, ¿eh?
- Hay que ver, hay que ver, usted lo ha dicho.
- Y entonces, ¿cuándo podré hablar con su padre?
- Huy mi padre; mi padre ya no es lo que era, dónde va a parar. Se pasa el día ocupadísimo bajando al perrito a hacer pipí. Todavía no ha caído en la cuenta de que se trata de un muñeco, el Cobi.
- ¡No me diga!
- Como lo oye. Se le fue la cabeza, al hombre. Así lleva los últimos quince años, desde que terminaron de cantar Los Manolos y el Peret en la ceremonia de clausura de Barcelona 92. ¿Se acuerda, del “olmailoving”?
- Claro que me acuerdo, lailolailolá. ¿Y entonces?, ¿quién lleva el negocio ahora?
- ¡Quién lo va a llevar!, ¡la mariscala!
- ¿Cuála?
- Servidora. Y de qué manera lo llevo, el negocio.
- ¿De qué manera?
- Pues sabiéndome anticipar a los deseos de nuestros clientes. “Anticipation business” la llamo yo, a la técnica.
- Eso está muy bien. Entonces ya sabrá lo que quiero, claro. Porque yo todavía no.
- No sólo lo sé, mi querido Estilografic, sino que ya tiene usted preparado el pedido. ¿A qué dirección quiere que se lo envíe?
- Impresionante su técnica, hay que reconocerlo. Pero hombre, sí que me gustaría tener al menos cierta idea de qué le he encargado.
- Ah, sí. Se tata de la cuchara estilográfica.
- ¿La cuchara estilográfica?
- No me diga que no lo ha visto en el periódico. Pues viene en el País de hoy, bien mona.
- Pues no, no la he visto. Hoy he leído El Mundo, vayapordios.
- Deje de preocuparse que yo se lo cuento en un momentito, hombre, aprovechando que tiene tarifa plana. Se trata de una cucharilla diseñada por mí - la hija de Mariscal, ya lo sabe - que emula a las plumas estilográficas. ¿Comprende la asociación de ideas?
- La comprendo perfectamente. Pero, ¿cómo la e-mule, digo cómo la emula?
- La cucharita tiene la punta dividida en su extremo por una ranura que invita a introducirla en el café, el chocolate o incluso la salsa de tomate a modo de tintero, y ponerse a escribir sobre el papel o en su defecto a guarrear sobre el mantel o servilleta. ¿Qué le parece?
- Pues la verdad es que suena bien, la tontería. Y oiga, me asegura usted que esto va a dar buen resultado? ¿Quedarán mis lectores contentos y, sobre todo, me servirá a mí como promoción del blog?
- No lo dude, amigo. A partir de ahora sus lectores lo van a tener a usted hasta en la sopa.
- Eso es cierto, sí.
(foto: El País)

martes, noviembre 27, 2007

Secretos

Chhhhssss..... Hoy querría hablar de los secretos, así que le voy a pedir un mínimo de discreción al personal.

"Secretitos, secretitos, ya está Estilografic con secretitos. Pues como no me lo digas yo no te ajunto, nenaza, que eres una nenaza".

Que no, que no, que me refiero a Los Secretos. Olvidé las mayúsculas. Al grupo de música, que celebra sus treinta años de carrera con la edición de un dobe Cd y un doble DVD con todos sus éxitos, hombre, hay que ver cómo se pone el personal.

Yo, ya que estamos con lo de los secretitos, voy a confesar uno: a mi Los Secretos al principio me parecían pelín ñoños, la verdad. Sin embargo, según fue pasando en tiempo y fueron madurando, bueno, no sé si maduraron ellos o yo, o los dos, o ninguno, no sé, el caso es que me fueron gustando cada vez más hasta convertirse en uno de mis grupos favoritos.

El salto lo dieron, o lo di yo, cuando pusieron, o puse yo, el acento en las letras. Comencé entonces a fijarme en sus historias a veces desgarradoras, pero a veces también desbordantes de un dulce pesimismo contenido, si es que esto que acabo de escribir, “desbordantes de un dulce pesimismo contenido” quiere decir algo coherente, ¡válgame el Señor!

Afloraba en ellas la personalidad de Enrique Urquijo, un tipo de los que dejan huella, no sé si en lo personal, peor sin duda sí que en sus canciones. Pocos como él sabían en sus letras encajar las derrotas y reconocer las miserias, hasta el punto de confesar sentirse vulgar al bajarse de cada escenario (Ojos de gata).

Otro secretito: pocas canciones me han hecho llorar más fácilmente que aquella en la que un padre desperado busca consuelo y lo encuentra en uno de los lugares más bellos que no se pueda imaginar: en los brazos de una hija. (Agárrate a mí, María).

Enrique Urquijo escribió con su vida la letra de la más triste de sus canciones. Fue encontrado muerto en un portal del madrileño barrio de Malasaña una fría mañana de noviembre de 1999. Si su propia vida desbordaba, como sus canciones, un dulce pesimismo contenido, supongo que volverá a emocionarnos cuando menos lo esperemos. Pero ese es, hoy por hoy, el secreto mejor guardado.

lunes, noviembre 26, 2007

Autobiografías

Mi vecino del cuartocé es un tipo singular, hay que reconocérselo. Se le ocurren cosas un tanto extravagantes que a veces tienen su gracia y otras no tanto, la verdad. Resulta que ahora se ha enterado de una moda reciente que hay en Rusia: Las autobiografías por encargo. Al parecer, la gente que tiene muchos rublos - que los rusos son así de raros, en vez de euros tienen rublos, el que los tiene – se los gastan en contratar a contrastadas plumas para que les escriban autobiografías un tanto escandalosillas o que contengan mentirijillas que le den a uno cierto prestigio, como por ejemplo, no sé, que un día lo sacaron a un servidor en “El Tomate” arrimaíto a la Raquel Mosquera; o que una servidora compartió mesa y mantel con Don Jaime de Marichalar; en ambos casos antes de sendas separaciones, téngase en cuenta.

- Que digo yo, mi querido vecino Estilografic - me dice el del cuartocé - , que ya que tú tienes un blog y de vez en cuando escribes en él alguna que otra tontería y asuntos disparatados – porque escribes tonterías y asuntos disparatados, no me vas a decir que no – podrías ayudarme a redactar mi autobiografía y contar algunas cositas que yo me sé que pudieran granjearnos algunos ingresos suculentos.
- Si no te he entendido mal, mi también querido vecino - le digo yo al del cuartocé -, tú lo que quieres es que te eche una mano con la cosa de la edición, que te corrija los textos previamente escritos por ti, o algo así.
- Bueno, no exactamente, mi querido vecino Estilografic, no exactamente. Sería más bien cosa de contratar yo una pluma, una pluma estilográfica en este caso, je je.
- No me irás a decir que lo que quieres es que escriba yo el libro por ti para que luego tú lo firmes como si fuera una obra tuya.
- Lo que quiero es que escribas tú el libro por mi para que luego yo lo firme como si fuera una obra mía.

Pues ya lo veis, sí que me lo dijo, el tío. Clavaíto. Y lo cierto es que aunque no le falte parte de razón al vecino del cuartocé cuando dice que uno a veces escribe tonterías y asuntos disparatados, lo de vender la capacidad creativa de uno, si es que la hubiere, de una manera tan fría, exenta de ética, profesionalidad y respeto hacia la propia obra de uno mismo, vaya, no me parece a mí del todo bien.

Así que - como suele ocurrir en estos casos cuando uno es educado y le da no sé qué mandar a freír monas al vecino del cuartocé, sobre todo teniendo en cuenta que quizás, qué sabe nadie cuándo (que diría Raphael), pudiera verme en la necesidad de solicitar su colaboración ante alguna posible carencia de cualesquiera alimentos lácteos en el electrodoméstico frigorífico, con lo cara que se ha puesto, la leche - mi cerebro procedió a trabajar de manera rápida e inmediata para buscar presto una buena excusa cuando, ante mi gesto de desconcierto, el tipo contraatacó diciendo:

- No me irás a decir que no te parece interesante la propuesta, motivo por el cual te dispones a rechazarla de inmediato, mi querido vecino Estilografic.
- No me parece interesante la propuesta, motivo por el cual me dispongo a rechazarla de inmediato - le conteste utilizando sus propias argucias lingüísticas.
- Vaya por Dios.
- Es que perdóname, vecino del cuartocé, pero a veces uno tiene que ser consciente de sus limitaciones, y yo no me considero capacitado para emprender tamaña aventura literaria como la que me propones.
- ¿A qué te refieres, vecino, con tus “limitaciones”?
- Hombre, pues que si me ofrecieran ser la nueva cantante de la Oreja de Van Gogh, por ejemplo, pues no sé, yo creo que diría que no.
- ¿Pues sabes qué te digo?, que yo creo que lo harías muy bien.
- No te creas, que yo nunca he escrito autobiografías.
- No, no, si me refiero a lo de la Oreja.
- Ah.

viernes, noviembre 23, 2007

El escusado

Definitivamente, voy a montar un restaurante. Y tengo una idea original. Pura mercadotecnia, que viene a ser lo mismo que marketing pero suena más "epañó". Se trata de un local estilo “modern toilet”, que no es que suene muy "epañó", en este caso, pero bueno.

¿Que qué es lo que es un “modern toilet”? Pues muy fácil. Viene a ser un restaurante con ambiente de toilet, que ya lo dice la palabra, es decir, que en lugar de sillas habrá tazas de váter en las que sentarse, rollos de papel higiénico en sustitución de las vulgares servilletas - que además cunde más y es mas barato, mira tú por donde – y bols con forma de pequeños inodoros haciendo la función de los aburridos y cansinos platos. Eso sí, todo ello muy pulcro y muy limpio, faltaría más.

Lo voy a llamar “El escusado”, preciosa palabra, sobre todo teniendo en cuenta lo fea que es “retrete”. Se puede poner con “s” o también con “x”, “excusado”, eso dice la RAE, pero a mi me gusta más con “s” porque es que con “x” significa también el derecho que tenía la Hacienda real de elegir, entre todas las casas dezmeras de cada parroquia, una que pagase los diezmos al rey, en vez de pagarlos a la Iglesia. Y no me resultaba muy conveniente, la posible asociación de ideas.

Bueno, en realidad no es tan original la idea. Este tipo de restaurantes ya los hay en algunos lugares de Asia, donde ha sido tomada la fotografía que ilustra esta información, que no la he hecho yo, Dios me libre. A ver si os creeis que uno es así de cochino, válgame el Señor.

El plato estrella será, ya os lo estaréis imaginando - que vosotros sí que sois cochinos, no lo vais a negar - una deliciosa mousse de chocolate, que se sirve con una forma así como de churrete recién caído del cielo, pero que huele y sabe como los ángeles, no te vayas a pensar otra cosa.

Se acabó la ordinariez esa de andar cada dos por tres reclamando la presencia del camarero, que se forma un griterío de lo más desagradable, hágame el favor. El sistema que voy a implantar resulta mucho más fino y original, dónde va a parar. En cada mesa habrá instalada un cisterna de la que se puede tirar para que de inmediato haga su aparición el maitre, solícito y dispuesto a atender la petición del apetente cliente.

Meando todavía pensando, digo me ando todavía pensando qué uso darle definitivamente a las escobillas, porque las veo como un poco grandes para acomodarlas cual si se tratara de cepillos de dientes. Quizás encuentre en el mercado algún modelo más delicado, suave y minimalista. Veremos.

La idea es buena que te cagas, no me digas que no. Lo que no tengo del todo resuelto todavía tampoco es adónde podrían dirigirse los comensales en el caso de que se diera la desagradable situación de que, encontrándose degustando los sabrosos manjares y deliciosas viandas, les sorprendiera la imperiosa urgencia de satisfacer sus necesidades, esto es, que les diera un apretón.

¡Ya sé! Colocaré un cartelito en la puerta del baño en el que diga bien clarito: “SALIDA DE EMERGENCIA”.

P.D: Si tenéis cualquier sugerencia que pudiera favorecer el negocio ya sabéis dónde encontrarme. Preguntáis por Escatologic Punto Blog, digo Estilografic Punto Blog. En qué estaré yo pensando, ¡mierda!

jueves, noviembre 22, 2007

Hipoxia

Pitirriiiing, pitirriiiing.....
- ¿Digame?....¿sí?....¿digame?
Pitirriiiiiiiiiiiing, pitirriiiiiiiiiiiiiing.....
- ¿Sí?...¿di....? ¡Vive Dios!, ¡qué tremendo despiste el mío!, si no es el teléfono, sino más bien el timbre de la puerta el que suena. De ahí el “piti” que aparece antes del “ring”. Ya decía yo. ¡Voooooy!
Pitirriiiiiiiiiiiiiiiing, Pitirriiiiiiiiiiiiiiiiiing.....
- Adelante, adelante, y disculpe usted la tardanza. ¿A qué se debe su visita matutina? Y sobre todo ¿quién es usted, buen hombre?
- Buenos días, señor Estilografic Punto Blog. Servidor es representante.
- ¿Y a quién representa exactamente, si se puede saber? ¿A algún futbolista?
- No, no exactamente, aunque algo tiene que ver, no va usted mal encaminado. Soy el representante de Colorado Altitude Training.
- Perdón, ¿de qué color ha dicho?
- No, no, no me refiero a ningún color, Colorado es el Estado en el que se encuentra la sede central de nuestra empresa, Colorado Altitude Training, sita en Louisville, Colorado, EE UU.
- ¡Dios santo! ¿Y que es lo que venden ustedes?, porque seguro que algo venderán, ¿no es cierto?
- Cierto es, verá, habrá oído usted hablar de Raúl, ¿no?
- ¿Raúl González Blanco?
- Blanco como la leche, mientras del Madrid no le echen, si me permite usted el pareado merengón.
- Se lo permito, se lo permito, que está usted en su casa, si también es merengón.
- Pues bien, habrá leído lo de la cámara de hipoxia que ha instalado en su habitación, el muchacho.
- Algo he oído, sí señor, pero si me lo explica detenidamente, me va usted metiendo en ambiente.
- De eso se trata precisamente, de meterlo a usted en ambiente, de acondicionar su habitación como si estuviera usted a más de 2.000 metros de altura rebajando el nivel de oxígeno y estimulando así la multiplicación de glóbulos rojos. De esa manera a usted le afectará mucho menos la fatiga y se sentirá mucho más joven, como le sucede a Raúl últimamente.
- ¡No me diga!
- Como lo oye. A ver, ¿con cuantas primaveras cuenta usted en su haber actualmente?
- Disculpe, no le he entendido la pregunta.
- Qué qué edad tiene, quiero decir.
- Ah, psssss.... estoy en los taytantos.
- Pues usted podría ver reducida esa cifra en un 30 por ciento en cuestión de diez semanas.
- ¡Impresionante!. ¿Y cuanto dice que me cuesta, que me parezca yo al Iniesta?, si me permite usted ahora el pareado culé, que hay que procurar tener contentos a todos los lectores, hombre.
- Pues la broma le saldría por un pico, eso es cierto, pero le va a merecer a usted la pena. Escribirá más y mejores post, eso se lo garantizo. Y se lo dice a usted un lector habitual de su blog, que lo leo a todas horas.
- No me diga que es usted, el que me lee.
- Yo le leo, si señor, yo le leo, pero digo yo que le leerá a usted alguien más, que no seré sólo yo el afortunado.
- Pues le voy a ser sincero, que me ha caído usted bien por ser merengón. ¿Ha visto usted el numerito ese que hay en la columna derecha del blog, abajo del todo, ese que casi siempre marca 1?
- Espere que me asome, a ver, ¿ése que tiene un circulo rojo con un muñeco, como si fuera un semáforo?
- Ese mismo, ese mismo.
- Lo veo, lo veo.
- Pues se trata del registro de visitantes. Cada vez que una persona entra en mi blog, el contador lo registra. Y he de confesar con tristeza y pesadumbre que casi siempre está en 1, con lo cual deduzco que usted debe ser mi único visitante, si es cierto que me lee a todas horas.
- Vaya por Dios, no me diga usted eso.
- Se lo digo, se lo digo.
- Le voy a ser sincero entonces yo también, hombre, que es que de tanto vender se acostumbra uno a mentir como si fuera lo más natural. En realidad yo es que apenas lo leo, he entrado alguna vez, sí, pero nada más, así como de paso.
- Y entonces, ¿ese 1 que siempre me marca el contador?, ¿de quién se trata?
- Ese 1 es usted mismo, alma de Dios.
- ¿Cómo dice?
- Que se trata de usted mismo, que cada vez que entra en su propio blog para comprobar cuánta gente le está leyendo, el registro de visitantes lo detecta y marca 1.
- ¿Yo leyendo mi propio blog?
- Exacto.
- ¡Qué cosas!
- Pero no se preocupe usted, porque si adquiere este nuestro producto, seguro que dentro de poco se le acumularán las visitas. Y ahora le refresco la memoria, que yo venía a venderle a usted una cámara de hipoxia, como la de Raúl.
- Ah, sí, déjeme pensarlo, déjeme pensarlo... no sé. ¿Y están ustedes vendiendo mucho?, pregunto.
- Pues la verdad es que sí. Y más que vamos a vender.
- Pues entonces no me va a interesar.
- ¿Cómo dice?
- Pues que si sólo lo utilizáramos Raúl y yo, pues muy bien, porque nos distinguiríamos de los demás sobremanera. Pero qué quiere que le diga, si llega un momento en que lo usan todos los futbolistas, o todos los blogueros en mi caso, ya me dirá usted de qué sirve.
- Créame que no le entiendo.
- Pues eso, que si todos los defensas se sienten tan o más jóvenes como Raúl, a ver cómo los va a desbordar; y si todos los blogueros escriben tanto o más que yo, y mejor, ya me dirá usted quién me va a leer a mí.
- Pues también tiene usted razón, no habíamos caído en el detalle.
- Que usted tendrá sus técnicas de venta, liante, que es usted un liante, pero yo también tengo las mías de defensa. Así que ya se puede ir volviendo con el cuento de la hipoxia a Louisville, Colorado, EE UU. ¡Charlatan!, que es usted un charlatán.

miércoles, noviembre 21, 2007

Un final para "dos relojes para una misma hora"

Desde su Blog de literazurda, nuestro admirado Mariano propone hoy que alguien escriba un final para su relato “Dos relojes para una misma hora”. Aquí queda mi propuesta. Pero leed antes el de Mariano, ¡hombrepordios!, que si no no hay forma de enterarse.

... y entonces ella, ¿dónde cojones está ella?
- A mí qué me dice, amigo, yo soy el vigilante del metro, no una agencia matrimonial.
- Pero había quedado a las 22:18, usted debe saber qué ha pasado aquí. Ella no puede fallar.
- Yo qué sé. El metro está lleno de gente rara. Cuídese amigo, que me voy a hacer mi trabajo. Y mejor vuelva a casa y déjese de aventuras de quinceañeros, que le estarán esperando su mujer y su hija.

Su mujer y su hija, su mujer y su hija... Aquellas palabras resonaban en el interior de su mente una y otro vez, y no le dejaban volver en sí.... Pero, ¡cómo sabe este tío que yo tengo una mujer y una hija!, reacciono al fin. Esos segundos de retraso fueron suficientes para que el vigilante diera media vuelta y comenzara a alejarse por el pasillo. Al levantar la cabeza y recuperar el sentido, lo vio alejarse dándole la espalda, y entonces se dio cuenta de que por debajo de la gorra del uniforme a aquel hombre le colgaba una coleta que delataba la larga melena que trataba de disimular. ¡Es él! – se dijo, - ¡el melenudo del metro! Salió disparado tras él justo cuando doblaba el pasillo en dirección al andén de la línea 9. Supero la esquina desesperado tras sus pasos y al enfrentarse al nuevo pasillo que se extendía ante sus ojos comprobó sorprendido que allí ya no había nadie, ni rastro del falso vigilante melenudo.

Desolado, anduvo cabizbajo por el pasillo sin percatarse de que, pese a tratarse de la hora punta, por allí no caminaba ni un alma. En efecto, estaba solo, y del techo salía un luz rojiza, muy diferente de la habitual en el metro. El ambiente resultaba irreal. Se detuvo y miró en un gesto intuitivo el reloj que le había dado el melenudo. Marcaba las 00:00 horas.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que aquel pasillo sólo podía conducir de vuelta a su hogar, junto a su mujer y su hija, y que el reloj de su vida, el único que llevaría a partir de entonces, se había puesto a cero, concediéndole una nueva oportunidad.

ACTUALIZACIÓN: hay más finales en la blogosfera para la misma historia, como el de Javier en Cómo ser nadie, el de Vitruvia, en Xuntaletras, el de Escriptorum54 en Ad Libitum, el de Alfman en La Inopia, el de Iván, en El rincón del blogodependiente, el de Mayte en MGQEAOL, o el de Maite en No hay dolor.

martes, noviembre 20, 2007

Ser feliz

Cuando se trata de los hijos, resulta fácil caer en esa enfermedad o defecto que consiste en ver siempre la paja en el ojo ajeno y ni notar la viga en el propio. Ayer tuvimos reunión con el profesor de mi hija la mayor, y es una cita a la que no nos gusta faltar precisamente por eso, por ver si tenemos una viga metida en to’l ojo y no nos estamos dando ni cuenta, que hay que ver cómo somos, los padres.

Los que tenemos hijos y, sobre todo, los que nos relacionamos con gente que los tiene, comprobamos día a día que resulta muy habitual que los padres tiendan a considerar que sus tiernos zagalillos son los mejores en casi todo. Qué casualidad. Precisamente en esa idea se basan algunas de las numerosas campañas para la prevención del consumo de drogas y alcohol entre los jóvenes, en las que los padres son siempre los últimos en darse cuenta de que el niño o la niña toma drogas o bebe más de lo normal: ¿mi hija?, ¡mi hija me extraña!, serían los que iban con ella, si ella es una santa...

Y no pasa sólo con las drogas, que quizás es lo más llamativo y lo que tiene consecuencias más inmediatas, sino en general con todo: nuestros hijos nunca son los que ensucian el ascensor, ¡qué va!, ni los que se portan mal en clase, ¡por Dios!, ni los que pegan a los vecinos, ¡habrase visto! Siempre son los otros, los hijos de los otros.

Por eso, lo de hablar con los profes de los hijos en privado de vez en cuando es un ejercicio muy pero que muy recomendable. Si todo va bien, estupendo, y si en cambio algo va mal, quizás haya forma de ponerle remedio antes de que sea demasiado tarde. Pues bien, lo cierto es que el hombre nos dejó muy satisfechos. Porque claro, como el resto de los padres nosotros pensamos que nuestra hija es la repera, que lo hace todo la mar de bien y que no hay niña que comparársele pueda, pero tratamos de ser lo más objetivos posible y siempre te queda la duda de la puñetera viga.

No, no me voy a tirar ahora el moco aquí con lo que el profe nos dijo de nuestra hija, que eso la verdad es que sólo nos importa a nosotros y a ella, pero sí que hay algo que nos destacó y que me gustaría resaltar, porque nos pareció mucho más importante que sus posibles progresos con la ortografía y la caligrafía, que todo lo que pueda estar aprendiendo en conocimiento del medio (asignatura más conocida como “cono”), que sus destrezas en “mates”, que su correcta pronunciación en inglés y que su habilidad para la gimnasia rítmica.

Se trata de otro asunto, y es que el profe nos dijo que a nuestra hija se le nota que es una niña feliz. A veces no nos damos cuenta, pero es que es muy importante lo de ser feliz, qué coño. Y perdóneme, profe, por lo feo de la expresión.

domingo, noviembre 18, 2007

¡Vamos Federer!, digo ¡vamos Ferrer!

Es curioso lo que sucede con el deporte. Cuando nos disponemos a disfrutar de algún acontecimiento deportivo siempre nos sale la vena patriótica. Quiero decir que a uno le puede gustar mucho cómo juegan al fútbol los brasileños, pero ante un España-Brasil te cagas en la madre que parió a Robinho, si hace falta, por muy madridista que seas, o le mandas a tomar por no sé dónde en catalán a Messi a las primeras de cambio en un Argentina–España, con tu carné del Barça y todo.

En cambio, con Federer, yo no sé que tiene el tío que te da como cosa ir en su contra. El muchacho juega tan bien y con tanta clase que casi que a uno se le antoja la patria suiza cada vez que lo ve. Es un tipo único. A lo mejor si se enfrenta a Nadal no sucede tanto, por la fuerza, el carácter y el poder mediático del español. Pero el domingo, por ejemplo, en el partido contra Ferrer, es que había veces que me sorprendía a mí mismo alegrándome por los golpes magistrales de ese pedazo-de-suizo-que-juega-como-los-ángeles (¿lo ves?, ya me estoy confundiendo de patria).

Y eso que hay que reconocer que en Shanghai el alicantino ha hecho un campeonato de campeonato, valga la redundancia, y que merecía estar en la final y casi ganarla, si no se hubiera enfrentado a ese pedazo-de-suizo-que... (otra vez que me pasa).

Lo cierto es que ya me estoy arrepintiendo de haber escrito semejante post que, seguramente, la cúpula dirigente del Partido Popular ya estará calificando como “antipatriótico”, subversivo” y claramente tendente a promover la ruptura de Estado español. Así que, pese a mi solicitud cursada recientemente en toda regla, me temo que voy a ser definitivamente descartado de cualquier lista de “sobresalientes” que el partido de Rajoy pudiera preparar para contrarrestar a los “notables” del PSOE (a quién se le ocurre recurrir a esa mediocre calificación, la de “notables”).

Pero yo, como la ministra de Desayunos y Meriendas, la Señá Magdalena, me mantengo en mis trece y no pienso dar marcha atrás, que“antes partía que doblá, ay que doblá, ay que doblá”. Y si quiere, se la canto en suizo, la de Maria Isabel, que también me la sé.

viernes, noviembre 16, 2007

Buenatero y Zapafuente

No me disgustó la entrevista de Buenafuente a Zapatero en La Sexta, pero sí es cierto que, conociendo el ingenio del primero y vista la buena disposición que mostraba el segundo, la cosa podía haber dado mucho más de sí y que a algunos nos dejó con la miel en los labios.

Los mejores momentos me parecieron precisamente los que más se salían del guión, es decir, los más disparatados, surrealistas o alejados de la realidad, como la charla sobre los frutos secos y el colesterol, o el principio y el final de la entrevista, cuando el presidente achaca el retraso de Buenafuente a que se hubiera desplazado en cercanías y cuando, cambiando los papeles, es Zapatero quien se marcha de Moncloa tras nombrar al humorista vicepresidente.

El resto fue todo más previsible, con el agravante quizás de que los temas que ahora mismo están sobre la mesa (Chavez, obras del AVE, relaciones exteriores, relaciones con el PP, Estatut, etc.) han sido ya tan manoseados que sobre ellos ya se ha dicho de todo, incluidos los más extravagantes disparates.

A partir de hoy vendrán críticas y alabanzas ante los dos posibles puntos de vista: ¿deben los políticos tomarse de vez en cuando las cosas con humor o, por el contrario, es más conveniente aparentar seriedad ante la ciudadanía? Los defensores de lo primero echarán mano del “buen talante” esgrimido por Zapatero como parte de su forma de hacer política, mientras que los defensores de lo segundo argumentarán que para hacer humor ya están los payasos y que los políticos deben dedicarse a gobernar con seriedad y eficacia.

Quizás la solución resida en que ambas cosas no debería ser incompatibles. Pero claro, después hay que saber demostrarlo. El debate está servido.

jueves, noviembre 15, 2007

Contrastes

Comienza a hacer frío por las mañanas en Madrid. Hoy, por esas casualidades de la vida, resulta que uno ha salido de casa hecho un pimpollo, con mi donaire y gallardía a cuestas, siempre en la medida de lo posible, claro. Ayer me corté el pelo, que ya me iba haciendo falta, la verdad, y esta mañana he estrenado las últimas adquisiciones de mi vestuario, chaqueta y pantalón nuevos, que también me iban haciendo falta, dicho sea de paso.

Como todas la mañanas, antes de subir a la oficina he pasado por la habitación de Ángel. Yo es que paso todas la mañanas - como Pedro por su casa - por la habitación de Ángel, y lo veo allí, tumbado, durmiendo, tapadito hasta las cejas, qué digo hasta las cejas, hasta más arriba de las cejas, si sólo un día intuí ver levemente su nariz, en uno de esos movimientos que medio dormidos todos hacemos en busca de una postura que mejor se acople al colchón.

Ángel no tiene colchón,. Bueno, en realidad tampoco tiene habitación y yo qué coño sé si se llama Ángel, si nunca he hablado con él. Se lo puse yo un día, lo de Ángel, sin preguntar ni nada. Él vive (hagan el favor los lectores de poner el “mal” en su sitio, que se me ha despistado, justo antes de “vive”, pegadito a la “v”, por favor) frente a los Juzgados de la Plaza de Castilla, en un banco a la salida del parking que digo yo que debe salir por cerca de 3 euros la hora. Me refiero al aparcamiento, que el banco supongo que será gratuito. Algo es algo.

Allí está siempre, rodeado de restos de tetrabriks, latas y hojas de periódicos, como esperando su turno para cruzar la calle y afrontar su juicio que quizás tenga pendiente. Como lo hago yo, por su habitación pasan a diario funcionarios, procuradores, abogados, jueces, fiscales, personas, gente, la dueña de un perro que hace sus necesidades allí mismo y no se para a recogerlas (aclaro: es el animal, el pobre, el que hace sus necesidades y es la dueña la que no se para a recogerlas), como si uno tuviera que aguantar que el perro del vecino le cagara en la alfombra del salón.

Pero Ángel hoy no estaba. El banco sí, sigue allí, formando parte del mobiliario urbano. Y yo que casi nunca me detengo al ver a Ángel por no interrumpir mi rutina camino del trabajo (Ángel creo que no, pero yo sí que trabajo), me he parado al ver su espacio vacío, y he tenido la tentación de tocar, a ver si la piedra seguía caliente y resulta que es que el hombre sólo ha madrugado o se ha trasladado a un rincón más resguardado del aire que sopla del norte, Castellana abajo. Pero la piedra estaba fría.

Hoy, que iba yo hecho un pimpollo, ya lo he dicho, con mi chaqueta y pantalón nuevos y mi recién aireado tupé, al ver que ya no estaba he pensado en todo lo que nunca hice por él. En el café calentito que no le he comprado cada mañana y que le pude haber servido en vaso de plástico, en la napolitana de crema recién hecha a la que nunca le invité o en el paquete de Ducados que no le traje cada vez que veía las cajetillas vacías que nunca recogí esparcidas por el suelo, como si se las fuera a poner cual pantuflas para levantarse al baño que nadie le dejó libre.

Ángel ha tenido que no estar para que mi chaqueta y mis pantalones, y mi recién estrenado tupé, pensaran seriamente en él, y quizás ya sea tarde. Quizás ya no vuelva nunca. Tal vez perdió su juicio pendiente con la vida.

miércoles, noviembre 14, 2007

Comunicado oficial de Estilografic Punto Blog

Ante los sucesos que tuvieron lugar en el transcurso de la fiesta virtual organizada por Mariano, el de La tinta azul de la memoria, el pasado martes y trece - que también tiene narices la fecha que elige, el tío -, con motivo de la celebración de la apertura de su nuevo blog, denominado, en brillante juego de palabras, “Blog de literazurda”, y las noticias que en los medios se han venido publicando en el día de hoy, en mi opinión poco fieles a la realidad de lo sucedido, quiero aclarar públicamente esto mismo, es decir, “la realidad de lo sucedido”, de forma sincera y humilde:

Primero, pedir disculpas a la blogosfera y a quien se haya podido sentir perjudicado.

Segundo, explicar que todo comenzó a partir de algo más o menos común y conocido que yo personalmente padezco que es el miedo a la fiestas virtuales en las que participa mucha gente. Debido a que soy padre de familia y en estado civil casado, sin que en mi matrimonio se haya producido, que yo sepa, "cese temporal de la convivencia", era mi primera fiesta en mucho tiempo, y en previsión de mi miedo opté por tomar un par de copas antes de entrar para, en la medida de lo posible, desinhibirme de dicha dificultad. Una vez comenzado el vuelo, digo la fiesta, y después de cierto tiempo de tranquilidad en casa de Mariano, comencé, sinceramente, a sentirme intranquilo y temeroso de que pudiera desencadenarse en mi un ataque de pánico dentro del fiestorro, del que, dicho sea de paso y en rima, comenzaba a estar hasta el gorro. Ante tal indeseable sensación, que me resulta difícil de controlar, ciertamente agitado solicité a la tripulación del avión, digo a la camarera del fiestón, me sirvieran un combinado según el derecho que, creo, me otorga la invitación recibida.

Sin embargo, lejos de ser satisfecha dicha mi, creo, justa y muy normal, petición, fui tratado, considero, de forma no muy cordial por un miembro de seguridad del fiestón, el cual simple y llanamente me negó la consumición aduciendo que ya había bebido bastante. Yo, inquieto, reconozco que increpé, quizá subido de tono, la respuesta del miembro de seguridad del fiestón, momento en el que se desencadenó una discusión entre nosotros dos por la ya referida cuestión. Hubo por mi parte algún insulto, del cual me arrepiento y me retracto, pero en el contexto de una discusión recíproca en torno a lo que yo considero mi derecho como invitado. Lejos de ser diplomático, el miembro de seguridad del fiestón entró al trapo y me desafió personalmente. El enfrentamiento subió de tono pero siempre de forma estrictamente verbal, hasta que llegó la calma.

Después de haberse, creo, solucionado el enfrentamiento, desistiendo yo de seguir con el mismo, el anfitrión decidió, de forma absolutamente desproporcionada e innecesaria, en mi opinión, una grave medida muy inconveniente y dañina para todo el pasaje, digo personal, consistente en mandarnos a todos a nuestras casas sin que hubiera en ese momento ninguna situación de riesgo explícito ni patente para nada ni nadie en el fiestón. A partir de ahí lo que hizo el anfitrión fue "informar" a los blogueros de que volvíamos a nuestra casas "por mi culpa", cuando creo que es evidente y constatable que esto está muy lejos de ser así. El fiestón podía y debía perfectamente haber continuado con absoluta normalidad y sin riesgo alguno para nada ni para nadie.

De cualquier modo, y al margen de todo cuanto queda relatado y considerado con absoluta sinceridad y humildad deseo, terminar pidiendo disculpas por si mi conducta, ciertamente subida de tono, hubiera molestado u ocasionado algún inconveniente a cualquiera de los blogueros o miembros del fiestón.

Poco más puedo añadir. Reiterar mis disculpas a todos, mi profundo malestar por lo sucedido y mi arrepentimiento de aquello que estrictamente a mi respecta.

Fdo: Ramón Melendi Espina, digo Estilografic Punto Blog

He tenido que cambiar “avión” por “fiestón”, “pasajeros” por “blogueros” “comandante” por “anfitrión” y algún que otro detalle sin importancia, pero agradezco profundamente a Melendi que prácticamente me haya escrito el post de hoy. Hay que reconocer que este tío es un artista, qué narices.

P.D: Perdóname la broma, Mariano, pero no lo he podido resistir. No sé si será la mejor forma de dar a conocer tu nuevo blog, pero en fin, desde aquí le deseo lo mejor.

Con todo mi cariño y admiración.
Ah, y gracias por el fiestón.

martes, noviembre 13, 2007

La ilusión

No quisiera parecer plasta y “empujoso” (dícese de aquellas personas, instituciones o campañas publicitarias, mayormente esto último, que se empeñan en anticiparnos los acontecimientos que aún están por suceder), pero me temo que ha llegado la Navidad. Ya está en todas partes. Ayer, sin ir más lejos, vi un árbol de Navidad en la calle, en plena Glorieta de Cuatro Caminos. Te lo juro.

No obstante, uno trata de resistirse, hombre, que cada cosa a su tiempo. En casa, por ejemplo, no declaramos iniciada la Navidad hasta que no se abre el jamón. Es el pistoletazo de salida. Más que nada porque es abrirlo y oye, no sé que pasa, que se te empieza a llenar la casa de gente que viene con la intención de quedarse a cenar, y luego la copita, y luego el turrón, y luego el cava, y luego...

Pues ya lo están advirtiendo hoy los periódicos, y lo repito yo bien clarito para que lo sepan la visitas, más que nada: los españolitos vamos a pagar un 71,55 por ciento más que el año pasado por la cesta de la compra de Navidad, debido a la subida de los alimentos.

Yo este año, no obstante, me he propuesto comenzar la Navidad de otra manera, ya no solo por lo de la cesta de la compra, que también, sino porque mis hijas ya me acaban de dar la primera lección, de la cual me dispongo a dejar testimonio:

Seguro que todos habéis tenido alguna vez, ¡confesadlo!, una de esas burbujas de cristal que contienen una figurita de, qué sé yo, la Torre Eiffel, un Papá Noel, la Virgen de Covadonga, la madre que la parió (en general digo lo de la madre, no me refiero a la Virgen, ¿eh?)..., sumergida en agua, y que cuando la agitas resulta que allí empieza como a nevaaar y a nevaaaar que es que no te lo puedes imaginaaaar.

Bueno vale, confieso que me he dejado llevar por la emoción en la descripción, que no es para tanto, que más bien se trata de una tremenda horterada comparable a la bailarina de sevillanas o al toro que hay quien todavía se atreve a poner encima de la televisión. Pero si tú eres un niño o una niña de entre tres y ocho años, no juegas a las videoconsolas más que lo justo, no tienes mp3 y no ves el Gran Hermano, pues como que aquel cachivache te puede llegar hasta a hacer una ilusión fuera de lo normal.

Pues algo parecido les pasó a mis dos peques, y como el cachivache susodicho, o susodicho cachivache (por entrenar la destreza de la lengua, lo hago) puede calificarse como “barato” (qué susto, por un momento creí que esa palabra ya no existía, del desuso, y que el corrector ortográfico me la iba a eliminar), les compramos uno a cada una, provocando en la criaturas una tremenda alegría, como ya estará imaginando el avispado lector.

“¡Papá, papá, tiene nieve dentro!”, me dice la mayor sorprendida. La pequeña es que no decía nada, simplemente se había quedado sin palabras ante la magia del artilugio. “No hija, no”, le aclaro yo, se trata de un efecto óptico, de una simple ilusión.

A continuación pasó lo que tenía que pasar: que a la pequeña le duró el cachivache un suspiro y medio más, pues acabó hecho añicos en el mismo centro comercial veinte minutos después, con el consiguiente llanto cuyo final vino a coincidir con la apertura de la bolsa de patatas fritas que también habíamos comprado, ya no tan barata, en el mismo centro comercial.

La mayor, en cambio, guardo su preciado tesoro con sumo cuidado en el bolsillo del abrigo y allí lo mantuvo hasta llegar a casa, colocándolo a continuación en el lugar más alto de la estantería de su cuarto, donde ningún “agente externo” (esto es, las manos de su hermana) pudiera poner fin a su preciada existencia.

Pero hete aquí que, cosas del destino, a los pocos días la criatura fue a retirar un cuento de la estantería con tan mala fortuna que la burbuja rodó mueble abajo, poniendo, como en efecto ella había temido, fin a su existencia, para qué vamos a andarnos con eufemismos si la realidad fue así de dura.

- No te preocupes hija, si sólo me costó un euro - traté de consolarla.

Pero cuando vi su gesto de desesperación y sus lágrimas que no paraban de brotar supe que, efectivamente, tal y como yo le había hecho comprender sin que en realidad fuera mi intención, lo que flotaba en el agua de aquel cachivache tan hortera y que acababa de derramarse por el suelo no era nieve, sino que se trataba verdaderamente de una ilusión.

Su ilusión.

Moraleja: el pistoletazo de salida de la Navidad no lo va a dar este año en casa la paletilla de Ibérico, sino la pechuguita de pavo o la mortadela, que la tengo bien fresca, oiga.

lunes, noviembre 12, 2007

Palabras

Sucede con algunas palabras o frases, que pasa mucho tiempo sin que las utilices o las veas utilizar, y de repente, al encontrarlas en un texto o al escucharlas de labios ajenos, y no digamos si son propios los labios, te sorprenden gratamente. No, no me estoy refiriendo a la "real" frasecita de moda que no pienso repetir aquí, que ésa sí que la escucho a menudo, sobre todo cuando mi hija pretende ver los dibujos o su serie preferida y yo me pongo a reflexionar sobre mis cosas en voz alta, como ahora, que hay que ver qué padre más desconsiderado, ¡hombre por Dios!

Esas palabras (las otras, no las del Rey), aunque no se utilicen, están ahí, dormidas en nuestro cerebro, y cuando se despiertan porque alguien las pronuncia o las leemos se ponen en marcha toda una serie de reacciones en cadena que demuestra el poder evocador que tiene el lenguaje y que a veces hasta asusta, de la fuerza que posee.

Hoy me ha pasado con “tramoyista”, qué bonita la palabra. ¿eh?. He leído esta mañana que hay huelga de tramoyistas y me apetecía escribirla, porque creo que no lo había hecho nunca. Sin embargo, debe ser una palabra que escuché mucho de niño, imagino que en cuentos, porque la tenía ahí, guardada en la memoria y llena de evocaciones y recuerdos. Me sugiere por ejemplo la historia del tramoyista que anda siempre escondido ente bambalinas (¡otra!, ¡otra!, ¡bambalinas!), contemplando embelesado (¡otra!) la belleza de esa actriz de reparto, casi anónima para el público, pero que a él le ha robado irremediablemente el corazón. No me está gustando que haya huelga de tramoyistas, que acabo de descubrir, mira tú por dónde, que para mí son muy importantes.

Me sucede algo parecido con algunos nombres. El otro día, por ejemplo, leí una entrevista con Desmond Tutu, un nombre que no oía desde hace muchos años, pero que debía yo guardar arrinconado en algún lugar de mi memoria, no sé por qué. Debía ser de esos nombres que escuchaba de pequeño como música de fondo en los telediarios, o mejor en el telediario, que entonces sólo había uno. Lo asocio a su vez con otros nombres que también sobrevolaban las paredes de mi hogar, como el de Hanna-Barbera (que son dos), David Carradine (más conocido como Kung Fu), Jimmy Carter o Idiamindadá, (este último lo recuerdo así, todo seguido, como si fuera un solo nombre).

Soy ahora consciente de que muchos de ellos me llegaban vacíos de contenido, vamos, que no tenía yo ni puñetera idea entonces de quién era ese tal Tutu, pero al escucharlos hoy se me viene a la cabeza el salón de mi antigua casa de Madrid, la mecedora de mi abuela o mi primera equipación de futbolista que debieron regalarme por mi cumpleaños, asuntos todos que poco o más bien nada tienen que ver con el apartheid o las ideas que combatía el arzobispo surafricano.

Ahora me pregunto cuáles serán las palabras que estén almacenado hoy mis hijas en sus todavía incipientes memorias, y sobre todo qué sentimientos sé les desbocarán, independientemente de su significado, cuando su memoria las recupere dentro de muchos años.

- Hombre papaíto, que estoy viendo los dibujos, ¿por qué no te callas?

Era inevitable.

jueves, noviembre 08, 2007

Caso cerrado

El equipo de investigación de Estilografic punto blog está en condiciones de afirmar que el llamado “Caso Medusa V”, también conocido como “El sospechoso viaje del Hombre del Moco en el metro de Madrid”, está cerrado y bien cerrado.

Para quienes sienta la imperiosa necesidad y tengan el valor de querer conocerlo con todo detalle (allá ellos), y a petición del ínclito y admirado Clandestino (reclamaciones y quejas en su blog, por favor), aquí dejamos ordenados los artículos que dan cuenta de todo lo sucedido y del proceso de investigación seguido por nuestro equipo:

1.- La investigación
2.- La mediación
3.- La conclusión

Una vez más, nos podemos sentir orgullosos del trabajo de nuestro equipo de investigación, que con su ardua labor demuestra la necesidad de llegar hasta el final de los asuntos más oscuros.

"PORQUE LOS VERDADEROS RESPONSABLES NO ESTÁN EN DESIERTOS REMOTOS NI EN MONTAÑAS LEJANAS".

Ése es nuestro lema, y lo va a seguir siendo. Pese a quien pese.

Estilografic.art

miércoles, noviembre 07, 2007

La conclusión

A continuación detállanse las conclusiones extraídas por el equipo de investigación de Estilografic punto blog tras la investigación abierta el pasado día lunes 5 de noviembre de 2007, después de los sucesos acaecidos en el metro de Madrid y ya reseñados en post anterior (véase aquí).

Ante la sospecha inicial de que el sujeto sospechoso de la investigación (en adelante referido como Hombre del Moco, o mejor HM) pudiera pertenecer a una especie indeterminada diferente de la humana, se realiza in situ - esto es, en el mismísimo vagón del metro - una exhaustiva inspección ocular y auditiva del sujeto por parte del investigador, desde extremo superior hasta extremo inferior (es decir, de arriba abajo).

La citada inspección determina que el sujeto sospechoso, HM, es portador de anteojos graduados sujetos en perfecto equilibrio a pabellones auditivos y apéndice nasal del sujeto, valga la redundancia de sujetos, manufacturados los anteojos mediante la utilización de material dúctil y maleable de composición compleja, que combina el cristal con cierto elemento pastoso indeterminado de un color semejante al castaño intenso, esto es, marrón caca (al elemento patoso me refiero, no así el cristal, que resulta transparente de toda transparencia).

El sujeto sospechoso, HM, es portador asimismo de un Ipod de 80Gb de quinta generación de tonalidad cercana al bermellón también intenso, esto es, color rojo fosforito, valorado - tras realizar la oportuna comprobación en tiendas PC City, Mipecé y Mediamarkt, en oferta por aniversario en el caso de esta última, y obteniendo la media aritmética - en la nada despreciable cifra de 350 euros con 90 céntimos, IVA incluido.

Pese a que finalmente resulta imposible determinar si lo hace de manera habitual o resulta ser sólo una actividad ocasional, la investigación concluye que el sujeto sospechoso, HM, miente, tal y como se procede a demostrar a renglón seguido por los siguientes hechos probados:

En llegando el tren en el que viaja el sospechoso a la concurrida estación de Avenida de América, correspondencia con líneas 4, 6 y 7 nada menos, otro distinto pasajero, de apariencia también humana y en nada sospechoso el hombre, al encontrar su camino hacia la puerta automática del vagón interrumpido por el cuerpo, en este casi sí sospechoso y también de apariencia humana, del sospechoso HM, le inquiere con la pregunta “¿va usted a salir”, a la cual pregunta el sospechoso HM responde con aparente determinación con un rotundo “no”.

Tras análisis sintáctico detallado de la frase u oración pronunciada por el sospechoso HM como respuesta, esto es, “no”, la investigación en curso llega a la conclusión, antes referida, de que el sospechoso HM falta a la verdad, extremo éste que el investigador tiene ocasión de comprobar debido a que acaba resultando que sí, que aunque lo haga cuatro paradas más tarde, el sospechoso HM acaba saliendo del vagón.

A todo ello se hace necesario adjuntar la ya referida en post anterior costumbre comprobada, también in situ, del sujeto sospechoso, HM, de introducir el dedo...(que no encuentro necesario repetir debido a la posibilidad de que resulte reiteradamente desagradable a la susceptibilidad del potencial lector).

En lo que respecta a la referida, también en post anterior, publicación sospechosa con el título de “LA CAÍDA DE MEDUSA V”, observadas de cerca y aumentadas n veces las fotografías encontradas en internet, también conocida con red de redes, de los caballeros intergalácticos armados hasta los dientes, el análisis pixelgráfico de las mismas determina que se trata de muñecos inanimados del todo inofensivos, que observados en detalle no solo no infunden el menor terror, sino que inducen incluso a la risa y el esparcimiento del observador, en este caso el investigador.

Por consiguiente, y teniendo en cuenta que: a) a ver cuándo se ha visto a un extraterrestre de la galaxia más lejana portar para su uso y disfrute complementos de las características arriba mencionadas y encima pagar en euros, ¡vamos hombre!; b) al menos de vez en cuando el sujeto falta a la verdad; c) el sujeto se mete el dedo en la nariz, y d) los supuestos terribles guerreros ni son terribles ni dan la menor guerra, la corriente investigación en curso determina la pertenencia a la raza humana del sujeto sospechoso, HM, así como su manifiesta y patente inocuidad para con sus ya considerados como semejantes seres, esto es, el resto del mundo humanoide.

Mención aparte merece a este investigador la intervención (véase aquí) del excelentísimo señor don Nicolas Paul Stéphane Sarkozy de Nagy-Bocsa, presidente de la República de la Francia, copríncipe de Andorra y Maestre de la Legión de Honor, quien durante el transcurso de la investigación, y preocupado por la posibilidad de que el investigador de Estilografic punto blog pudiera haber sido abducido por seres extraterrestes, que definitivamente queda comprobado que no son tales, se ofreció como mediador para devolver a su lugar de procedencia al citado investigador en el caso de que éste hubiera sido abducido, extremo este que posteriormente resultó ser incompatible con la verdad, esto es, falso de toda falsedad. Y todo ello ante la inoperancia y parsimonia de las autoridades españolas competentes, a pesar de ser ésta la nacionalidad, la española y no la francesa, del investigador investigante de la investigación.

Sin más, y para que conste donde convenga y pueda utilizarse como complemento o aportación en cualquiera otra investigación subsiguiente que abierta quede a consecuencia de avatares semejantes o relacionados no previstos en el discurrir de acontecimientos futuros que pudieran producirse, se firma la presente en Madrid, a 7 de noviembre de 2007.

Estilografic.art

martes, noviembre 06, 2007

La mediación

Después de los problemas que me daba el contestador automático que instalé para “sortear” llamadas delicadas, he decidido cambiarlo por un identificador de llamadas musical, un invento la mar de fenomenal (sí, lo sé, no estoy curado del todo, qué pasa, ya es hora de asumirlo, lo de las rimas). Ahora, si me llama Ángel Acebes (que lo hace a veces), suena el politono de “A veces llegan cartas...” , si me llama la señora de Aznar, se oye la melodía de “Message in a bottle” de los Police, si llama Bernardo Schuster, gime el “No me llores más”, de David de María..., y así funciona, el aparato.

El caso es que lleva un rato sonando La Marsellesa, y no se si contestarla o ignorarla, la llamada.

-¿Si, dígame?
- Bon jour, monsieur plumier.
- ¿Cómo dice?
- Buen día, señor estilografique
- Buen día, buen día, ¿con quién tengo el gusto, si vous plait?
- Icí al telephone le habla Nicolás.
- ¿Nicolas Redondó, digo Redondo?
- No, no, Nicolas Sarkozy, le president de la France.
- ¡Olalá!, encantado, monsieur Sarkozy, president de la France. ¿Y a qué se debe la llamé, la comunication, quiero decir, la llamada o como se diga?
- Tengo entendí que ha sido usted abducí, quiero decir que tengo entendido que ha sido usted abducido, según leí en su blog hier, digo ayer.
- Bueno, no exactament, digo no exactamente. No debió entenderlo usted trés bien, digo del todo bien.
- Alors?
- Verá, es que pensé yo que iba a ser abducí, señor Sarkozy, digo abducido, señor sarcosido. Pero no, al final no sucedió así.
- Trés bien, trés bien, je comprends, je comprends. Alors, no necesita usted de mi mediación.
- Pues no, je ne necesite pas de su mediación, aunque ya sé que mola un montón.
- D’acord, d’acord. Vous parlez français trés bien, en vers.
- Merci, president, merci, Voulez vous danser avec moi?
- Pardon?
- Nada, nada, cosas mías. Oiga, una preguntita: ¿cómo está la cosa con Cecilia, su ex?
- Si tengo cualquier cosa que decir sobre Cecilia, desde luego no lo diría aquí. ¡Imbécil!
- ¿Oiga?, ¿oiga? ¿Aló? ¡Ha colgado, el tío! ¡Qué caractér!, digo ¡qué carácter!. No sé si lo diría por mí o por su jefe de prensa, lo de imbécil.

Estilografic.art

lunes, noviembre 05, 2007

La investigación

Desde primeras horas de la mañana vengo investigando un asunto turbio que me está oliendo muy pero que muy mal, y creo que estoy en condiciones de afirmar que estoy tras la pista de algo gordo. La cosa ha empezado de la forma más simple y prosaica posible, cuando un sujeto se ha situado a mi lado en el vagón del metro desplegando con toda naturalidad una publicación que ha llamado poderosísimamente mi atención, tengo que decirlo así. Y a medida que avanzo en la investigación esto se está poniendo cada vez más feo.

A mi es que me gusta investigar, lo tengo como hobby, jobi, ovi o como se diga. Es algo que me sucede desde pequeñito, claramente influido por las ya lejanas lecturas de los libros de Enid Blyton, y de manera especial por los de la serie de “Los siete secretos”, que yo es que fui siempre más de “Los siete” que de “Los cinco”, pues a estos últimos los tenía cierta manía, no sé por qué.

Reproduzco a continuación el primer borrador del informe que estoy redactando como resultado de mis investigaciones, con los puntos más significativos:

1.- El sujeto investigado, con forma humana y de unos cuarenta años de edad según el calendario y manera de medir el tiempo vigentes en el planeta Tierra, fue encontrado en el vagón del metro de la línea 9, a las 08:45 horas de la mañana del lunes 5 de noviembre, leyendo ávidamente y en actitud del todo sospechosa un ejemplar de la publicación titulada, también sospechosamente, “LA CAÍDA DE MEDUSA V”.

2.- En la citada publicación, ilustrada con tenebrosas fotografías de guerreros intergalácticos pertrechados hasta los dientes con el más sofisticado armamento jamás visto por criatura terrestre alguna, aparece impresa a grandes letras la también sospechosa leyenda: “LA GUERRA OS LLAMA ¿ACUDIRÉIS A LA LLAMADA?”, cuyo significado hace dudar al investigador abajo firmante de la aparentemente inocente cara de madrugador empleado de oficina del sujeto arriba referido (bueno, tampoco tan madrugador, no nos vamos a engañar).

3.- Tras proceder a iniciar profusas, profesionales y detalladas investigaciones (esto es, teclear el título de “LA CAIDA DE MEDUSA V” en la ventanita de Google y darle a “buscar”) concluyo que, bajo la apariencia de un inocente y cuasi-infantil juego de estrategia denominado con la referida leyenda, se esconde lo que interpreto - gracias a mi olfato de investigador del siglo XXI heredado de mi ya aludida reflexiva lectura de la obra de Enid Blyton – como una amenaza del más allá sobre nuestro querido, admirado y nunca del todo valorado planeta Tierra, me da la sensación.

4.- Tras una primeras dudas no lo suficientemente razonadas, concluyo que el tipo sospechoso pertenece definitivamente a la especie humana, deducción que establezco con carácter definitivo al observar la repetida actitud del sujeto de la que hace gala en numerosas ocasiones, y de manera especial en el momento de descender del vagón de metro teniendo el correspondiente cuidado de no introducir el pie entre coche y andén. Se trata, la actitud referida, de esa costumbre tan propia de los habitantes de este nuestro planeta de dejar deslizar, con mayor o menor disimulo, la parte final de uno de los cinco apéndices articulados que componen la mano (en este caso la derecha) en el interior del orificio nasal que comunica con el aparato respiratorio del sujeto, también llamado nariz, con la evidente y desagradable intención de extraer de él una muestra fehaciente de mucosidad, comúnmente conocida como moco.

5.- Debo confesar que por un momento quien les habla, o mejor quien les escribe, temió la posibilidad de ser abducido por fuerzas extraterrestres, pero recuperó las necesarias cordura y tranquilidad con solo imaginar la escena de mi espera en cautiverio en algún paisaje intergaláctico confiando en mi feliz retorno a la tierra, ansiando el momento de mi liberación al grito de “que sí, que sí, que venga Sarkozy”.

Seguiremos informando.

Estilografic.art