La alarma creada por la difusión del vídeo en el que soldados británicos maltratan a jóvenes iraquíes es comprensible. Las crueles imágenes merecen la repulsa de cualquier persona con un mínimo de dignidad. Pero, ¿deberían realmente sorprendernos? El horror, la barbarie, la mierda en definitiva, está en todas las guerras; otra cosa es que traten de ocultárnosla y que no la veamos.
Ahora nos dan a oler un poco de esa mierda nos echamos las manos a la cabeza. Cuando un Gobierno decide participar en un conflicto bélico no envía sus tropas a jugar a la buenos y a los malos; las envía a la mierda, y allí es donde se rebozan. La responsabilidad no debería ser tanto de las tropas, sino de quien allí las ha enviado sabiendo donde las mandaba. Mientras sigamos permitiendo que haya guerras, que nadie se lave las manos, que a todos nos huelen.
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