martes, marzo 14, 2006

Sobre la mochila

ABC hace hoy en uno de sus editoriales uno de los más serios ejercicios de responsabilidad periodística y objetividad que se le recuerdan en mucho tiempo. Quizás el editorial de El País resulte más contundente, pero el de ABC cobra una especial significación por tratarse de un periódico al que no se puede considerar sospecho de afinidad con el actual Gobierno. Reproducimos el último párrafo:

“Las graves acusaciones que se han formulado en las últimas semanas, en especial a determinados sectores de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, se remiten a un momento temporal en el que gobernaba el PP. Fue bajo su mandato cuando se planificaron y perpetraron los atentados terroristas y bajo su Gobierno cuando se produjeron detenciones y acumulación de pruebas a la postre definitivas para el buen fin del sumario que se instruye. Y ese comportamiento forma parte de su patrimonio democrático. Resulta paradójico, por eso, que desde algunos sectores del primer partido de la oposición no se observen también desde esa perspectiva los acontecimientos producidos en torno a la investigación judicial del 11-M. En aquella fecha, 192 vidas quedaron segadas. Sería un perverso efecto diferido que, a propósito de su esclarecimiento judicial, algunos pretendan deslegitimar el Estado contra el que también atentaron los terroristas.”

Otro texto significativo aparece en el blog de Arcadi Espada, por cierto, reciente fichaje de El Mundo:

“Dado un hecho se remonta el curso de la historia río arriba y se van encontrado toda suerte de detalles que lo anunciaban. ¿Cuál es el hecho en el periodismo conspirativo del 191M? Hay varios: pero todos tienen un nexo común: el 191M se organizó para apartar al PP del poder. Dan igual los actores: etarras, Marruecos, Rafael Vera. Naturalmente ese hecho no se ha producido, pero el periodismo conspirativo procede como si sí. Establecido el hecho, el periodismo remonta la corriente. Y encuentra, como es lógico, infinidad de detalles que abonan sus sospechas. (...) Un atentado como el de Madrid provoca innumerables consecuencias. Entre ellas fallos organizativos, errores graves, chapuzas infantiles, y muchas tentativas de ocultar la propia responsabilidad en aquel segmento concreto de la acción que uno cualquiera tenía a su cargo. Las idas y venidas de la mochila del Pozo, por ejemplo. No se atribuye a la zozobra, al caos irreproducible del atentado, a las órdenes cruzadas, a la histeria y al griterío. Sería demasiado complicado. Es mucho más fácil que Vera estuviese allí.”

1 comentario:

Anónimo dijo...

ABC....¿Pierde lectores?