lunes, julio 27, 2009

Relatitos: (10) La naranja (segunda parte)

Pincha aquí despacito para leer la primera parte.

Resumen de lo publicado: Sucedió que un lunes cualquiera iba nuestro hombre al trabajo en el autobús cuando de repente se le volcó la bolsa de la comida, y la naranja, la pedazo de naranja que llevaba dentro para el postre, echó a rodar y salió por la puerta del autobús en dirección a la calle, en pleno Paseo de la Castellana, a la altura del Bernabéu. Allí, un tipo que iba leyendo el MARCA le arreó tal patada que ni el mismísimo CR9, y la naranja echo a rodar por el carril bus Castellana abajo con nuestro hombre detrás, a la caza y captura. Después de pasar por increíbles vicisitudes y peligros fueron a detenerse, la naranja primero y nuestro hombre después, frente al cartel de publicidad de El Corte Ingles, en plenas rebajas. Entonces, cuando parecía sonar de fondo la suave y pegadiza melodía de Carlos Baute...

¡BRRRRRRRRRRMMMMMMMM!

¡La moto! La puñetera moto Yamaha FJR 1300 AS se me cruzó por delante de las mismísimas narices al ir a agacharme ya sin resuello para recuperar mi anhelado postre, y a punto estuvo de espachurrarnos a ambos, objeto perseguido y sujeto perseguidor. Sin embargo, el hábil conductor logró esquivar ambos obstáculos sin apenas reducir la marcha, y cuál fue mi sorpresa al contemplar cómo en un alarde de acrobática y casi circense habilidad, la ágil y esbelta muchacha que viajaba como “paquete” desabrazose del maromo conductor y extendió su brazo izquierdo para atrapar el cítrico, continuando la Yamaha su camino para tomar dirección hacia la Avenida de América, es decir, Joaquín Costa arriba, dejando ya el Paseo de la Castellana.

- ¡Taxi, taxi!

Quién me iba a decir a mí que una situación de tanta emergencia y de tan incierta resolución, como era en definitiva la de la cada vez más cercana pérdida de mi añorada naranja, iba a suponer sin embargo que se viera hecho realidad uno de los sueños que de niño siempre tuve, que no era otro que el de poder espetarle a un taxista, poniendo cara de interesante, aquello que tantas y tantas veces había oído en las películas:

- ¡Siga a esa naranja!, digo..... ¡siga a esa moto!
- ¿Cómo dice, señor?
- ¡Digo que siga a esa moto, la de la naranja!
- ¿A que moto se refiere? Yo no veo ninguna moto naranja.

Tras hacerle al taxista un breve resumen de lo ocurrido para que se aclarara de una santa vez (véase el "Resumen de lo publicado"), conseguí que éste se pusiera por fin a rebufo de la Yamaha - que ya subía por Joaquín Costa a todo trapo - a regañadientes primero, pero complaciente después una vez que se hubo percatado de la ajustada indumentaria que tenía a bien lucir la ágil “señorita paquete”, cuyos pantalones de talle bajo, por no decir bajísimo, dejaban a la intemperie lo que en lenguaje científico viene a denominarse “triángulo sacro” y a conocerse en lenguaje metafórico sencillamente como “hucha”.

- Así que una naranja, ¿eh pillín? Qué pasa, que le pone la chavala, ¿no?

Por no ponerme a discutir y arriesgarme a que el taxista no quisiera participar en la persecución, opté por decirle que sí, que estaba bien buena, y el tipo pareció darse por satisfecho con mi nueva versión. Y satisfecho también con la panorámica al parecer, porque pegaba el morro del taxi tanto tanto a la rueda trasera de la Yamaha que a punto estuvimos al menos en un par de ocasiones de tragarnos enterito el sacrosanto triángulo de la moza.

- ¿Pues sabía usted que esos pantalones son malísimos para la salud?
- Desde luego, si no se separa un poco usted de la moto ya lo creo. ¡Nos la vamos a pegar gorda!
- No hombre, no, no se preocupe que está usted en manos de conductor experimentado. Lo contaban el otro día en la COPE. Me refiero a que al ir tan ceñidos a la altura de la caderita pueden llegar a estrangular un nervio que hay por ahí, provocando una sensación de adormecimiento en los muslos que se conoce con el nombre de parestesia. ¿No ha oído usted hablar de ello?
- Pues no. Si le digo la verdad no. No suelo escuchar la COPE... ¡Cuidado!

Mi grito de alarma hizo que el taxista pegara un brusco frenazo en mitad del túnel de Joaquín Costa, que si bien provocó que mi frente fuera a rebotar contra la parte trasera del reposacabezas del conductor, al menos evitó, y ése era su propósito, que el Skoda Octavia del taxista se fundiera en un solo cuerpo con la Yamaha del maromo, con lo cual ya me di por satisfecho. Sin embargo, y ante tal despropósito, el motorista pareció apercibirse de nuestras erótico-festivas intenciones - bueno, las mías en realidad no, las mías eran sencillamente gastronómicas - y arreole tal acelerón a la Yamaha que en un abrir y cerrar de ojos desapareció de nuestro campo de visión perdiéndose entre coches y autobuses, de manera que desde el cruce con López de Hoyos hasta la Avenida de América llegué a dar definitivamente por perdida mi naranja.

- ¡Me cago en la leche!... snif.
- No se vaya usted a poner a llorar hombre, que se me llevan los demonios...

El caso es que otra cosa no, pero perseverante a la par que sensiblón resultó ser un rato el taxista, con lo cual tras realizar el tío un par de maniobras altamente peligrosas imbuido por la visión de mis lágrimillas, tuvimos todavía tiempo para observar cómo moto, maromo, naranja y muchacha, esta última con su hucha y todo, giraban a la izquierda y tomaban dirección Barajas enfilando la Carretera de Barcelona.

- ¿Los sigo, jefe? – me dice el taxista contemplando cómo irremediablemente el semáforo se nos va a cambiar de color en las mismas narices.
- ¡Adelante! – alcanzo a contestar con determinación y gesto heroico secándome el lagrimal, siendo testigo de cómo la luz del semáforo luce no ya roja, sino más bien colorada como un tomate.

¡CATAPLAFFFFF!

(continuará)

15 comentarios:

Paco Becerro dijo...

Esa naranja... es casi la naranja mecánica.

Impresionante la muchacha, la raja, la moto etc, dando la curva.

Quedamos pendientes de la siguiente entrega.

Jove Kovic dijo...

Estoy con el corazón encogido, por favor, siga con el relato, profesor Estilografic.

estilografic.blog dijo...

El futuro bloguero: según el taxista, impresionante sobre todo la muchacha. O la raja, yo qué sé.

Jove: pues imagínate cómo estoy yo después de que la dichosa naranja haya tomado un rumbo por mí insospechado, que ahora no sé cómo narices voy a terminar esto.

Mariano Zurdo dijo...

¡Gensanta, algunos personajes como nos complican la vida! Sobre todo los redondos, que les da por rodar y rodar, rodar y rodaaaaaarr...

estilografic.blog dijo...

Mariano Zurdo: Y ya le he dicho al taxista que tenga más cuidadito, no hay que llegar primero, pero hay que saber llegaaaar.

wen- dijo...

Jajajajajaj, jope, menuda agilidad la de la chica.... una persecucuión en coche... esto sí que no me lo esperaba yo !! jajajaja

Belén dijo...

Dios mío... el triángulo sacro, o los hoyuelos de las sacroilíacas pueden dar lugar a tantas y tantas historias....

Besicos anatómicos

estilografic.blog dijo...

Wen: ¡ni yo!

Belén, tú que entiendes más de anatomía: ¿podrías explicar, de modo sencillo para que lo entienda la concurrencia, qué narices son "los hoyuelos de las sacroilíacas" y ya de paso confirmar si es verdad lo de la parestesia que dicen en la COPE?

Belén dijo...

Claro, querido mío, lo que tu mandes:

Los hoyuelos de las sacroilícadas es la zona anatómica en la cual se pueden palpar la articulación Sacroiliaca, juntura o unión entre el ilión (o Pelvis) y el sacro)

Es una articulación que, aunque parezca inmóvil, es la que nos permite caminar, disociando las cinturas, algunos con mas brío que otros... y ahí no me meto.

En el sacro aparece una cascada de nervios llamado poéticamente cola de caballo (los anatomólogos eran unos cachondos) que inervan la zona púdica (no, es que se llama así, la zona guarrilla, vamos, la púdica...) y cerca de la ASI (articulacion sacroiliáca) pasa el nervio ciático, que es el que inerva la pierna, por eso si hay problemas a este nivel, pueden aparecer las famosas parestesias...


Vamos, que la COPE, sin que sirva de precedente, va y dice algo mas o menos cierto...

Besicos

El taxista dijo...

Sí, muy cachondos los dos marianos, ¿eh?
Pero no sigamos con la rancherita con lo de "con dinero o sin dinero" que os veo venir. ¡¡¡A pagar la carrera, leñe, que estoy jugando la vida detrás de la sacroilíaca, digo de la naranja...

estilografic.blog dijo...

Belén: ¡Ole tus sacrosantos hoyuelos!

Que digo yo que a lo mejor fue en Onda Cero, y me estoy haciendo un lío.

Taxista zurdo: ¡...y tu palabra es la leeeeey!

Elena Casero dijo...

Oyes, ¿no sería Daniel el del taxi persiguendo una naranja en moto?

A ver la siguiente fase y cómo y dónde acabamos.-

Irreverens dijo...

¿CATAPLAFFFFF?

:O

glups...

estilografic.blog dijo...

Elena: vete tú a saber, pero puede ser, sí, porque no llevaba cartel, así que no estaba ni libre ni ocupado.

Irre: eso se ha oído, sí señora, con cinco efes. Pero no tengo ni idea de qué es lo que ha podido pasar.

David dijo...

jate tu... que buen motivo para bajar a los madriles... creo que hare una escapadita para ayudar al Sr. Estilografic con lo de la paquete... aunque yo no se que pinta esa naranja en todo esto la verdad....