Después de todos los comentarios que se habían dejado caer antes del partido (que si los insultos a Eto'o, que si el anticatalanismo emergente como consecuencia de la tormenta del Estatut y las recientes pancartas aparecidas en el Camp Nou, que si el recuerdo del cochinillo de Figo, que si la cercanía del 20 de Noviembre, etc.), y al final el público del Bernabéu (que no es el pueblo de Madrid, pero casi) dio al mundo una soberana lección.
El Barça, no hay duda, le dio un baño al Madrid en lo que a juego se refiere, pero el público del Bernabéu ha sabido ser una vez más ejemplo de tolerancia, señorío y gusto por el buen fútbol, algo que por desgracia no abunda en todos los campos de España.
La gente se olvidó de la política y se dedicó a ver y a admirar lo que sucedía en el terreno de juego.
En eso, ganó el Madrid.
Quien no se consuela es porque no quiere.
El Barça, no hay duda, le dio un baño al Madrid en lo que a juego se refiere, pero el público del Bernabéu ha sabido ser una vez más ejemplo de tolerancia, señorío y gusto por el buen fútbol, algo que por desgracia no abunda en todos los campos de España.
La gente se olvidó de la política y se dedicó a ver y a admirar lo que sucedía en el terreno de juego.
En eso, ganó el Madrid.
Quien no se consuela es porque no quiere.
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