lunes, diciembre 19, 2005

Excesivo King Kong


La nueva versión del clásico King Kong inunda las pantallas navideñas precedida, como no podía ser menos, de una excesiva campaña de publicidad. Y es que todo es excesivo en la película de Peter Jackson. Excesivo es, sin duda, su metraje, una condición que parece desgraciadamente obligada para toda cinta que se precie. Excesivas son algunas de sus escenas más espectaculares – las luchas del gorila con otras bestias, la estampida de dinosaurios, el pozo de los insectos gigantes, etc. -, todas ellas dejan en el espectador la sensación de haber durado más de lo necesario.

Volviendo a la publicidad, cabe señalar que no resulta muy apropiada la campaña de promoción de la película realizada por una cadena de hamburgueserías como si se tratara de la última producción de la factoría Disney, cuando King Kong no es precisamente una película dirigida al público infantil, pues contiener imágenes excesivamente (otra vez) violentas.
Lo mejor de la película, y es muy bueno, es sin duda la historia de amor entre la bella y la bestia, a lo mejor porque ahí Peter Jackson no se muestra excesivo, sino contenido. Sólo por eso merecía la pena hacer la nueva versión del clásico. Y ese enfrentamiento entre lo bello y lo monstruoso tiene su expresión más cinematográfica en el duelo de primeros planos entre la chica, una guapísima Naomi Watts, y el chico, un tal Kong, King Kong.

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