lunes, junio 23, 2008

Comida silenciosa

Al haber creído conveniente servidor evitar hablar - por aquello de la saturación, más que nada – de cualesquiera de los dos asuntos que bien pudieran denominarse como los dos grandes temas del día, esto es, el Congreso del Pepé y el furbo, encontrábase uno a primeras horas de la mañana lo que se dice “sequito” de motivos para escribir un post mínimamente decente y digno de ser publicado en esta tan seria como trascendente bitácora personalísima donde las haya.

Menos mal que, más tarde que temprano, llegaría por fin la ansiada hora de la manduca o yanta y vínome la inspiración como caída del cielo. Resulta que iba yo husmeando entre la variada oferta de mesones, figones o cualesquiera otras muchas y variadas casa de comida que abundan por los alrededores de mi departamento laboral o lugar de trabajo, cuando de repente, ¡toma ya!, dime de bruces con una de esas pizarras que hacen las veces de soporte anunciante del menú del día, que asaltan el paso de los transeúntes haciendo continuos guiños a sus hambrientos estómagos, en la que aparecía con letra bien clarita, impreso a tiza como debe ser, mi “segundo plato” favorito, camuflado entre las opciones de un menú a 11,50 euros por cabeza: “solomillos a la pimienta con patatas fritas”, ¡Válgame el señor!, ¡con lo que me gustan!

Y así ha sido como el destino o los hados, materializados en carne y adoptando la sabrosa apariencia de solomillitos, me han llevado a descubrir un peculiar restaurante en el que hasta la fecha nunca jamás había fijado ni mi vista ni mi estómago, del que lo primero que me ha llamado la atención, aparte de los consabidos solomillitos, ha sido el impresionante silencio y ausencia de escándalo en el ciertamente glamouroso y acogedor comedor de diseño último modelo.

Seducido no tanto por el refinado aspecto del local, sino más bien por la tentadora oferta gastronómica en lo que al segundo plato se refiere, no he dudado en acomodarme sin más dispuesto a esperar a que se me facilitara el elegante y colorido folleto del menú del día para confirmar la presencia en el mismo de los ansiados solomillitos que, dicho sea de paso, provocándome estaban ya tal cantidad de secreciones enzimáticas ácidas acompañadas de semejantes crujidos estomacales que dábame la sensación de que rompiáse de manera estridente el sobrecogedor ambiente monacal reinante entre aquellas elegantísimas mesas.

Una vez saciado mi apetito y degustado con deleite el apetecible “segundo plato favorito” quedábame solo ya ver saciada también mi curiosidad ante tal ambiente tan poco característico de los lugares por mí frecuentados de manera habitual en el cumplimiento diario del sano y necesario ejercicio de almorzar.

- ¡Óigame camarero!, ¡óigame!.
- No grite, no grite que le oigo perfectamente. ¿No ve que aquí hay mucho silencio y brilla por su ausencia el escándalo?
- Efectivamente, y acerca de ese extremo es por lo que quería yo a usted precisamente preguntarle. Dígame: ¿Cómo es posible que en un restaurante no se escuche ni un solo grito o expresión vehemente del tipo de “¡oído cocina!”, “¡marchando!” o “¡cóbrame la mesa cuatro!” tan habituales en otros lares de esta misma condición?
- Ah, muy fácil. Tal peculiaridad, que es precisamente la que nos distingue y nos proporciona nuestro rasgo distintivo más característico, se debe a la aplicación en nuestro establecimiento del llamado sistema CPPAMICBIAE, toda una revolución en el campo de la hostelería, créame, un sistema que goza ya de generalizada implantación en países escandinavos que, como usted ya sabrá, se caracterizan por su consabido gusto por el silencio y su pronunciada tendencia a evitar el escándalo .
- ¿Y en qué consiste – y perdone mi curiosidad – el llamado sistema CPPAMICBIAE, si puede saberse?
- Yo se lo explico ipso facto, hombre, pero no hace falta que me chille tanto usted, si le oigo perfectamente.
- Disculpe, disculpe, es que inevitablemente déjome llevar por la costumbre, ya sabe.
- Pues se trata del sistema de Camarero con Pinganillo en Pabellón Auditivo y Micrófono Inalámbrico en Cavidad Bucal Incompatibles Ambos con el Escándalo.
- Extiéndase algo más por favor, no me sea tan técnico.
- Pues el sistema mediante el cual cada uno de nuestros camareros y camareras acometen su sufrida labor dotados/as de un pinganillo discretamente introducido en el pabellón auditivo y de un micrófono inalámbrico incorporado en cavidad bucal mediante los cuales, ambos dos artilugios, se comunican con el laboratorio central, esto es, la cocina, sin apenas levantar la voz y evitando cualquiera síntoma de escándalo que producirse pudiera.
- ¡Ya decía yo, leches! ¿Y lo llevan todos?
- Todos y cada uno de nosotros, sí señor.
- Pues nada, nada, me parece muy bien. Y una vez saciados tanto mi apetito como mi curiosidad, haga el favor de cobrarme. Tome doce euros y quédese con la vuelta.
- Me temo, señor, que con eso no le va a llegar.
- ¿Cómo que no? Pero si el menú es a 11,50, según reza la pizarra.
- Sí, pero a eso hay que sumarle la cantidad correspondiente a la llamada TMT.
- ¿Cuálo?
- Sí, la Tasa de Modernización Tecnológica. La correspondiente a la implantación del sistema arriba referido pensando siempre en la comodidad del cliente y, ya sabe, en la ausencia de escándalo.
- Ya. ¿Y cuanto viene a sumar la broma entonces?
- Son treinta euros en total.
- ¿Pues sabe qué le digo? Que eso sí que me parece un... ¡ES-CÁN-DA-LO!, ¡es un escándalo!

21 comentarios:

Mariano Zurdo dijo...

Joder, tras una comida silenciosa, toda una zarzuela, ¡LA DOLOROSA!

Irreverens dijo...

¿Cuál es la verdad de esta entrada, Estili?
Es que después de tu penúltima entrada, yo ya no sé con qué información quedarme...

¿Llevaban pinganillos los camareros? ¿Te han pegado el sablazo con la TDT?

En cualquier caso, ¿estaban ricos los solomillitos au poivre?

Belén dijo...

Pero por qué me haces esto!!!!!!!!!

Joder estil, que voy a estar tarareando el escándalo por unas horas, ya me lo hiciste con Miguel Bosé jooooooo

Besicos sin sableado

estilografic.blog dijo...

Mariano Zurdo: es que estos restaurantes modernos tienen de todo. Eso sí, tú pides para beber vino y casera y en vez de dejarte en la mesa la botella de tintorro del malo bien fesquito y la gaseosa para que tú te sirvas a discreción, como debe de ser, te ponen un vaso llenito de hielo con una mezcla que más bien parece sangría de garrafón, hombrepordios, dóndesehavistoeso.

Irre: ya sabes, hay un poquito de todo en la historia. Eso sí, los solimillos estaban la mar de ricos, esa es la pura verdad.

Belén: es que de eso se trata la guasa, precisamente.

Mariano Zurdo dijo...

Y seguimos zarzueleros, porque no me lo vas a discutir, la sangría será de garrafón, pero con gaseosa,
LA REVOLTOSA.

estilografic.blog dijo...

Mariano Zurdo: ole, ole y ole.

Anónimo dijo...

Válgamedios!. Yo de ti los denunciaba por publicidad engañosa, porque el suplemento debía de estar bien a las claras, ousease, en letra diminuta ininteligible como en todo producto y/o publicidad en este nuestro país, en una esquinita de dicha pizarra. Siempre y cuando, como dice Irre, esto que nos cuentas sea cierto y no una más de las invenciones de tu, calenturienta a la par que ingeniosa, cabeciña.

Anónimo dijo...

Por cierto, no sé si te diste cuenta, pero al final me fui a la playa sin ti. Es que como no llegabas......

estilografic.blog dijo...

Vitru: a lo mejor estaba ¿eh?, es que no llevaba las gafas puestas.

Y ya, ya me he dado cuenta, como no quisiste jugar el jurgol-playa... ya no te ajunto.

Anónimo dijo...

Ah!!¿ya no me ajuntas?, pues sabes qué?, que no me importa, porque ahora mismo le pido a Irre que se ponga los crampones y que se venga a jugar conmigo.
Ale!!

Anónimo dijo...

Porque ella tiene crampones y tú no, chincha rabiña...

estilografic.blog dijo...

¿No iréis a jugar al jurgol-sala con crampones?,
no me toquéis los...balones,
que los pincháis.
¡Qué caray!

Anónimo dijo...

¡¡Habla cucurucho, que no te escucho...!
Además, jurgol-sala no, pero a waterpolo sí, porque los balones se tocan con las manos y así no nos estorban los crampones.

estilografic.blog dijo...

Pues al waterpolo juego yo solo
y no veas lo que molo.

Irreverens dijo...

¡¡jojojo!!
Cómo mola, Vitru, waterpolo con crampones. Si ya cuesta sacar el cuerpo del agua sin nada en los pies, no quiero ni imaginarme cómo puede ser con unos crampones atados a los mismos.
:D
:D

¿Qué "sus" pasa hoy?

estilografic.blog dijo...

Que la Vitru no quería jugar al jurgol-playa conmigo, y en consecuencia ya no la ajuntaba. Pero ya se me ha pasao.

estilografic.blog dijo...

OBSERVACIONES GRAMATICALES:

Debido a lo mal que suena la oración del anterior comentario: “ya no la ajuntaba”, me he llegado a plantear una duda gramatical: ¿es “ajuntar” un verbo transitivo o, por el contrario, se trata de un simple y mísero intransitivo engañoso que nos hace caer en un laísmo galopante, fenómeno muy común en los hablantes madrileños del mismo Madrid?

Bien; bajo mi opinión aquél o aquello al que se ajunta o se deja de ajuntar es, en efecto, el complemento directo. Así, en “Estilografic no ajunta a la Vitru”, “la Vitru” sería el complemento directo, y es lo mismo que decir “no la ajunta”. Aunque suene mal, no se trata de un caso del referido laísmo galopante, no. Por tanto, “ajuntar” funciona como “querer” u “odiar”, y se construye con complemento directo, en esta caso “la Vitru”.

Lo que sucede es que se produce cierta cacofonía al juntarse la “a” de “la” y la “a” de “ajunta”. Y eso es lo que pasa.

JOAKO dijo...

Pues siguiendo con el decir lo que a uno le viene en gana, espero que tu sepas de lo que hablo, ¡que viva Maceda!

estilografic.blog dijo...

Joako: ¿te refieres a Maceda el que fuera gran jugador de Sporting y Real Madrid, y protagonista del famoso 12 a 1 a Malta? Si es así, que viva.

JOAKO dijo...

también fue el que marcó el decisivo gol que clasifico a España para semifinales en la eurocopa del 84

belenmadrid dijo...

jajajajjajaa otro caso en que los comentarios acompañan al texto e incluso lo magnifica!! (pero es que aquí dentro se magnifica todo..)

maceda juega mañana?

qué hambre tengo..