Día 2
Recorrido: de Marsella a Savona (193 millas náuticas)
Salida de Marsella: 17.00 horas
Llegada prevista a Savona: 08:00 horas (del día siguieeeeente, ya no lo digo más)
Estado de la mar: calmo (y más saladito que ayer, si cabe)
Navegación turística: nada más abandonar el puerto de Marsella contemplaremos, a la izquierda (¡a babor, leches!) el famoso Castillo de If, para tomar enseguidita y sin más dilación rumbo a Italia con ruta oriental en proximidades de costas francesas. Quienes no se encuentren durmiendo placentera siesta u ocupados en otros menesteres - allá cada cual - podrán contemplar, dada la proximidad de la susodicha costa, la ciudad de Tulón, la isla de Hyeres con el famoso faro del cabo de Armas y la encantadora Saint Tropez, que debe su nombre a... el patrón de los torpes, digo yo que será.
La pregunta es: ¿se llegan a experimentar en un crucero verdaderas sensaciones de peligro? Pues sí; tengo que confesar que definitivamente sí.
Eso sí, se deben dar dos condiciones al mismo tiempo para que se produzca una terrible y verdadera situación de peligro, a saber:
1.- Que a través de cualesquiera de los altavoces estratégicamente situados en seleccionadas y discretas ubicaciones tanto de la cubierta como del interior del barco, el relajado y ocioso pasajero alcance a percibir el ritmo frenético de cualquier melodía bailable, especialmente si ésta contiene o se caracteriza por la persistencia de compases propios de ritmos tales como la salsa o el reggaetón.
2.- Que por las inmediaciones – casi siempre escondidos tras variados e irrepetibles disfraces y agazapados a la espera de saltar sobre su indefensa presa confundidos entre el pasaje – aceche algún que otro integrante del llamado equipo de animación (“scuadra de animazione”).
Si, y sólo si, se cumplen estas dos condiciones a un tiempo, ay amigo, lo más seguro es que caigas irremediablemente en la trampa tendida y seas víctima del único y verdadero peligro, o también “pericolo” que amenaza paraliza, aterroriza y no deja dormir al pasaje de este tipo de cruceros: ¡QUE TE SAQUEN A BAILAR (o “ballare”)!.
El procedimiento viene a ser el siguiente: mientras suena o "suona" la música, el tipo en cuestión, el reputado miembro de la “scuadra di Animazione”, se lanza inesperadamente sobre tu cuello al menor descuido, asiéndote fuertemente y sin contemplaciones del brazo y conduciéndote, también sin contemplaciones, al grito de “a ballare, signor”, hacia la pista de baile más cercana o en su defecto lugar despejado de cubierta destinado a tal fin, y allí que te suelta dedicándote palmas y más palmas al compás de la música arriba mencionada, mientras tú, qué remedio te queda, tratas torpemente de coger el ritmo meneando por igual brazos, piernas, tronco y trasero, y esperando cualquier posible distracción del susodicho miembro de la “scuadra” para regresar a tu estado natural, esto es, el de pasajero estático contemplador de la confusa línea en la que parecen fundirse cielo y mar, allá en el añorado horizonte.
El primer día, claro, a uno le pillan en todas, pero cuando ya pasas a ser marinero experimentado tu ingenio se agudiza y tu persona se espabila, de manera que andas por cubierta siempre ojo avizor (“occhio scrutatore”, dice mi diccionario “on line”), ansioso por poner en práctica las variadas e ingeniosas técnicas y tácticas de emergencia y escape aprendidas a base de bailar y bailar ritmos nunca deseados.
- ¡A ballare, signor!
- Scusi, scusi, pero es que me veo en la obligación de cuidar de la mía bambina.
Por ejemplo.
O esta otra:
- ¡A ballaer, signor!
- Scusi, scusi, pero es que ando buscando el lavabo, o toilette, que cuando me viene me viene, il apretón.
Hay otra incluso más segura, que es la técnica de la rana, y que consiste en meterte, cual batracio sorprendido al borde del estanque, de cabeza y sin pensarlo a la piscina en cuantito ves algún animador rondando por cubierta y está sonando la música, y sólo salir cuando, al menos, la música haya terminado. Aun así, yo recomendaría no abandonar la piscina incluso aunque no esté sonando la música, porque estos experimentados muchachos de la “scuadra di animazione” se las saben todas y te la juegan al menor descuido.
- ¿Qué? - me pregunta el tipo de la ya famosa “scuadra” en cuanto salgo del agua una vez que la musica ha cesado -, ¿dándose un relajante bañito dejándose arrullar por el ir y venir de las suaves olas que se forman en la piscina gracias al movimiento del barco en su discurrir por la mar o “il mare”?
- Sí señor, sí. Resulta la mar de agradable , nunca mejor dicho, el suave bamboleo.
- ¿Balboleo ha dicho?
- Sí, en efecto, el desplazar de las olas le bambolea a uno delicadamente de un lado a otro.
- ¿Bamboleo o bambolea?
- Bamboleo y bambolea.
Recorrido: de Marsella a Savona (193 millas náuticas)
Salida de Marsella: 17.00 horas
Llegada prevista a Savona: 08:00 horas (del día siguieeeeente, ya no lo digo más)
Estado de la mar: calmo (y más saladito que ayer, si cabe)
Navegación turística: nada más abandonar el puerto de Marsella contemplaremos, a la izquierda (¡a babor, leches!) el famoso Castillo de If, para tomar enseguidita y sin más dilación rumbo a Italia con ruta oriental en proximidades de costas francesas. Quienes no se encuentren durmiendo placentera siesta u ocupados en otros menesteres - allá cada cual - podrán contemplar, dada la proximidad de la susodicha costa, la ciudad de Tulón, la isla de Hyeres con el famoso faro del cabo de Armas y la encantadora Saint Tropez, que debe su nombre a... el patrón de los torpes, digo yo que será.
La pregunta es: ¿se llegan a experimentar en un crucero verdaderas sensaciones de peligro? Pues sí; tengo que confesar que definitivamente sí.
Eso sí, se deben dar dos condiciones al mismo tiempo para que se produzca una terrible y verdadera situación de peligro, a saber:
1.- Que a través de cualesquiera de los altavoces estratégicamente situados en seleccionadas y discretas ubicaciones tanto de la cubierta como del interior del barco, el relajado y ocioso pasajero alcance a percibir el ritmo frenético de cualquier melodía bailable, especialmente si ésta contiene o se caracteriza por la persistencia de compases propios de ritmos tales como la salsa o el reggaetón.
2.- Que por las inmediaciones – casi siempre escondidos tras variados e irrepetibles disfraces y agazapados a la espera de saltar sobre su indefensa presa confundidos entre el pasaje – aceche algún que otro integrante del llamado equipo de animación (“scuadra de animazione”).
Si, y sólo si, se cumplen estas dos condiciones a un tiempo, ay amigo, lo más seguro es que caigas irremediablemente en la trampa tendida y seas víctima del único y verdadero peligro, o también “pericolo” que amenaza paraliza, aterroriza y no deja dormir al pasaje de este tipo de cruceros: ¡QUE TE SAQUEN A BAILAR (o “ballare”)!.
El procedimiento viene a ser el siguiente: mientras suena o "suona" la música, el tipo en cuestión, el reputado miembro de la “scuadra di Animazione”, se lanza inesperadamente sobre tu cuello al menor descuido, asiéndote fuertemente y sin contemplaciones del brazo y conduciéndote, también sin contemplaciones, al grito de “a ballare, signor”, hacia la pista de baile más cercana o en su defecto lugar despejado de cubierta destinado a tal fin, y allí que te suelta dedicándote palmas y más palmas al compás de la música arriba mencionada, mientras tú, qué remedio te queda, tratas torpemente de coger el ritmo meneando por igual brazos, piernas, tronco y trasero, y esperando cualquier posible distracción del susodicho miembro de la “scuadra” para regresar a tu estado natural, esto es, el de pasajero estático contemplador de la confusa línea en la que parecen fundirse cielo y mar, allá en el añorado horizonte.
El primer día, claro, a uno le pillan en todas, pero cuando ya pasas a ser marinero experimentado tu ingenio se agudiza y tu persona se espabila, de manera que andas por cubierta siempre ojo avizor (“occhio scrutatore”, dice mi diccionario “on line”), ansioso por poner en práctica las variadas e ingeniosas técnicas y tácticas de emergencia y escape aprendidas a base de bailar y bailar ritmos nunca deseados.
- ¡A ballare, signor!
- Scusi, scusi, pero es que me veo en la obligación de cuidar de la mía bambina.
Por ejemplo.
O esta otra:
- ¡A ballaer, signor!
- Scusi, scusi, pero es que ando buscando el lavabo, o toilette, que cuando me viene me viene, il apretón.
Hay otra incluso más segura, que es la técnica de la rana, y que consiste en meterte, cual batracio sorprendido al borde del estanque, de cabeza y sin pensarlo a la piscina en cuantito ves algún animador rondando por cubierta y está sonando la música, y sólo salir cuando, al menos, la música haya terminado. Aun así, yo recomendaría no abandonar la piscina incluso aunque no esté sonando la música, porque estos experimentados muchachos de la “scuadra di animazione” se las saben todas y te la juegan al menor descuido.
- ¿Qué? - me pregunta el tipo de la ya famosa “scuadra” en cuanto salgo del agua una vez que la musica ha cesado -, ¿dándose un relajante bañito dejándose arrullar por el ir y venir de las suaves olas que se forman en la piscina gracias al movimiento del barco en su discurrir por la mar o “il mare”?
- Sí señor, sí. Resulta la mar de agradable , nunca mejor dicho, el suave bamboleo.
- ¿Balboleo ha dicho?
- Sí, en efecto, el desplazar de las olas le bambolea a uno delicadamente de un lado a otro.
- ¿Bamboleo o bambolea?
- Bamboleo y bambolea.
- ...porque mi vida yo la prefiero vivir asiiii.... ¡A ballare, signor!
8 comentarios:
¡Que horror!
Ordas de animadores intentando animar a diestro y siniestro, sin distinguir quien esta animado y quien no, ale todos al jaleo, y encima italianos, ¡con lo pesados que son!, un animador italiano debe ser como un dentista ciego y un psicoanalista argentino, "pericoloso" y pesado.
¡jajajaja, me río por la imagen que se me ha formado en la cabeza mientras te leía y por el comentario de Joako, jajajaa!
XDDD
Yo es que no soporto que me saquen a hacer nada delante de nadie, diossss... me habría pasado el día en la piscina ¡y buceando!
[La próxima vez que quedemos, nos tienes que enseñar a bailar el reggaeton ese.]
:P
jajajajajajjaja, es que tenias que bailar??? jo pues no me imagino a mi con la cara de super borde que me dejan cuando sale el reggeton ese de los cojones :)
Besicos
Juas, por que lo cuantas así, eh? que sino estaría ya con un ataque de ansiedad de grado 7 XDDD
¿Y no hay documento gráfico, incluso mejor cinematográfico, que acompañe a esta magnífica crónica, hombrepordios?
¿Y si el día de la presentación de la editorial vienes disfrazado de Anita Obregón y te arrancas con algún bailecito salsero, porrompompero?
Besitos/azos.
jajajajja me paaarto, menos mal que no has ido conmigo, me pondría de acuerdo con el animador para pillarte despistado y sacarte a bailar.. me está gustando esto del crucero XD
ahora que veo lo de mariano.. te pienso sacar a bailar en la clandestina XDDD
y a wen también :P
Joako: eso digo yo. Pero si yo me sé animar solito la mar de bien, hombre.
Irre: quítate esa imagen de la cabeza a la voz de ya, que resulta la mar de desagradable.
Belén: mira que le tenéis manía al reggaeton ese, mujer. Si es una musiquilla la mar de agradable.
Wen: Pues para quitar la anisedad te recomiendan hacer un crucero, que dicen que resulta la mar de relajante.
Mariano a babor: Tu comentario se me antoja la mar de comprometedor.
Ni hay documento gráfico, ni cinematográfico, ni Anita Obregón, no bailecito salsero, ni porrompompero.
Géminis: a estas alturas ya no me pillarías despistado, que ya estoy la mar de experimentado.
Géminisotravez: ¡me tiro al agua! Y ya no pienso usar ni una vez más la manida expresión "la mar de".
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