En efecto, con o sin ayuda de manguitos (qué importancia tiene al fin y a la postre tal baladí e insignificante detalle) Estilografic Punto Blog, es decir, servidor, consiguió dar alcance al tan impetuoso como impaciente buque de recreo destinado a ser al tiempo lugar de residencia y transporte marítimo durante sus más que merecidas vacaciones. ¿Qué os habíais creído, que me lo iba a perder?
Y...¡voilà!, ya estoy de vuelta. Lo del viaje en crucero ha sido toda una experiencia. En los próximos días trataré de ir contando al estilo estilográfico (ya sabéis, con grandes dosis de la más imaginaria imaginación pero basada siempre en la más real de las realidades, valgan las sucesivas y redundantes redundancias anteriormente mencionadas, esto es, estilo/estilografico; imaginaria/imaginación; real/realidades y redundantes/redundancias), diferentes anécdotas y situaciones que sirvan para haceros una idea, para quienes no lo hayáis experimentado, de cómo es un viaje en un crucero.
Para empezar, y a modo de introducción, algunas aclaraciones que se me antojan necesarias:
Confieso, en primer lugar, que en mi acostumbrada planificación anual de las vacaciones no había encajado hasta la fecha la posibilidad de realizar un crucero, un tipo de turismo que no me había llamado nunca la atención. Según la idea preconcebida que tenía, me echaban para atrás principalmente dos cosas: una, esa imagen como de “lujo de mentirijillas” que se ofrece de los cruceros, con grandes salones, restaurantes y pasillos decorados con ostentación y pretenciosa ambientación; y otra, el escaso tiempo que le queda al pasaje para visitar los lugares en los que el barco realiza escalas, que es llegar a puerto y a las pocas horas ya estamos con el dichoso “todos a bordo que nos largamos”.
Y como era de esperar, mis dos ideas preconcebidas se confirmaron sin matización alguna. A veces uno no sabía si estaba de vacaciones a bordo de un barco o de compras por el centro comercial Plaza Norte de San Sebastián de los Reyes; y en cuanto a los destinos en tierra, te enteras de más detalles en los documentales de promoción que puedes ver desde el camarote que en la excursión en sí. Pero tengo que reconocer, en cambio, que después del viaje tengo otras muchas impresiones más que positivas de la experiencia.
La idea era la de disfrutar de unas vacaciones en familia. Mis padres, es decir, el Sr. Punto y la Sra. Blog, querían celebrar con algunos años de antelación sus bodas de oro, y nos propusieron reunirnos a todos en un crucero, puesto que somos una familiar pequeña y muy recogidita. ¡Y aunque no lo fuéramos!, ¡si en el barco cogían 4.000 personas sin achucharse ni nada!
Lo siguiente es aclarar que viajar en crucero ha dejado de ser un tipo de turismo para ricachonzuelos y familias adineradas. En esos barcos viaja gente de lo más normalita; vamos, en el mío iba toda la familia Estilografic..., no te digo más. Sí; se puede contratar un crucero que te deje tiritando la cuenta corriente para el resto del año, pero también se puede hacer por más o menos lo que viene costando un hotelito de medio pelo, eso sí, ajustando el tiempo de estancia a no más de una semanita, no te vayas a pasar.
¿Mareos con las consiguientes vomitonas arrojadas por la borda, ora a babor, ora a estribor? Al menos en mi caso, que me pongo nerviosito sólo de pensar que tengo que llevar a las niñas al Parque de Atracciones, lo cierto es que he vuelto con la caja de Biodramina intacta, con su precinto y todo. La única sensación parecida al mareo que experimenté la tuve al aventurarme a deslizar, junto con mi hija pequeña, mi cuerpo serrano por el tobogán (también conocido, por la susodicha, por el nombre de “botogán”) de cuatro alturas y otras tantas revueltas que coronaba la cubierta más elevada según se mira a proa, allá por el piso 12º del dichoso barquito. Tan grande es el bicharraco flotante que la mayor parte del tiempo te olvidas por completo de que te estás deslizando por aguas del Mediterráneo, te lo juro por Popeye.
Conviene señalar también que el barco llevaba bandera italiana y que la mayoría del pasaje era, por tanto, de esta nacionalidad. Aproximadamente 3.000 de las 4.000 personas que viajábamos a bordo del barco tenían el italiano como lengua materna. Lo digo más que nada por si en los sucesivos textos se me desliza algún que otro término en nuestra hermana lengua romance, signore e signori.
En cuanto a las escalas, lo dicho, que no hay mucho tiempo para descubrir los mejores rincones de Marsella, Nápoles, Túnez o Palermo, pero sólo por contemplar las magníficas vistas que ofrece el barco al acercarse al Golfo de Nápoles con el Vesubio al fondo o de la catedral de Palma de Mallorca ya es más que suficiente.
Y si lo que se pretende es disfrutar de la vida a bordo, allí hay entretenimiento para todos los gustos y edades. Eso sí, pensando siempre en el gran público, que nadie espere que le programen un ciclo de cine experimental o un conferencia sobre “Utilidades y aplicaciones de la aceleración de partículas tras la puesta en marcha del Gran Colisionador de Hadrones (LHC, siglas en inglés) de la organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, siglas también en inglés)” Eso no. Lo que hay, por ejemplo, es un magnífico equipo de animación que no te deja respirar un minuto y a la mínima que te descuides te pone a bailar La Bomba, El Papichulo o El Aserejé, coreografías que, alrededor del tercer día de crucero más o menos (dependiendo de la destreza de cada cual), todo buen marinero al uso debería ya irse sabiendo, no me vengas con cuentos.
Y...¡voilà!, ya estoy de vuelta. Lo del viaje en crucero ha sido toda una experiencia. En los próximos días trataré de ir contando al estilo estilográfico (ya sabéis, con grandes dosis de la más imaginaria imaginación pero basada siempre en la más real de las realidades, valgan las sucesivas y redundantes redundancias anteriormente mencionadas, esto es, estilo/estilografico; imaginaria/imaginación; real/realidades y redundantes/redundancias), diferentes anécdotas y situaciones que sirvan para haceros una idea, para quienes no lo hayáis experimentado, de cómo es un viaje en un crucero.
Para empezar, y a modo de introducción, algunas aclaraciones que se me antojan necesarias:
Confieso, en primer lugar, que en mi acostumbrada planificación anual de las vacaciones no había encajado hasta la fecha la posibilidad de realizar un crucero, un tipo de turismo que no me había llamado nunca la atención. Según la idea preconcebida que tenía, me echaban para atrás principalmente dos cosas: una, esa imagen como de “lujo de mentirijillas” que se ofrece de los cruceros, con grandes salones, restaurantes y pasillos decorados con ostentación y pretenciosa ambientación; y otra, el escaso tiempo que le queda al pasaje para visitar los lugares en los que el barco realiza escalas, que es llegar a puerto y a las pocas horas ya estamos con el dichoso “todos a bordo que nos largamos”.
Y como era de esperar, mis dos ideas preconcebidas se confirmaron sin matización alguna. A veces uno no sabía si estaba de vacaciones a bordo de un barco o de compras por el centro comercial Plaza Norte de San Sebastián de los Reyes; y en cuanto a los destinos en tierra, te enteras de más detalles en los documentales de promoción que puedes ver desde el camarote que en la excursión en sí. Pero tengo que reconocer, en cambio, que después del viaje tengo otras muchas impresiones más que positivas de la experiencia.
La idea era la de disfrutar de unas vacaciones en familia. Mis padres, es decir, el Sr. Punto y la Sra. Blog, querían celebrar con algunos años de antelación sus bodas de oro, y nos propusieron reunirnos a todos en un crucero, puesto que somos una familiar pequeña y muy recogidita. ¡Y aunque no lo fuéramos!, ¡si en el barco cogían 4.000 personas sin achucharse ni nada!
Lo siguiente es aclarar que viajar en crucero ha dejado de ser un tipo de turismo para ricachonzuelos y familias adineradas. En esos barcos viaja gente de lo más normalita; vamos, en el mío iba toda la familia Estilografic..., no te digo más. Sí; se puede contratar un crucero que te deje tiritando la cuenta corriente para el resto del año, pero también se puede hacer por más o menos lo que viene costando un hotelito de medio pelo, eso sí, ajustando el tiempo de estancia a no más de una semanita, no te vayas a pasar.
¿Mareos con las consiguientes vomitonas arrojadas por la borda, ora a babor, ora a estribor? Al menos en mi caso, que me pongo nerviosito sólo de pensar que tengo que llevar a las niñas al Parque de Atracciones, lo cierto es que he vuelto con la caja de Biodramina intacta, con su precinto y todo. La única sensación parecida al mareo que experimenté la tuve al aventurarme a deslizar, junto con mi hija pequeña, mi cuerpo serrano por el tobogán (también conocido, por la susodicha, por el nombre de “botogán”) de cuatro alturas y otras tantas revueltas que coronaba la cubierta más elevada según se mira a proa, allá por el piso 12º del dichoso barquito. Tan grande es el bicharraco flotante que la mayor parte del tiempo te olvidas por completo de que te estás deslizando por aguas del Mediterráneo, te lo juro por Popeye.
Conviene señalar también que el barco llevaba bandera italiana y que la mayoría del pasaje era, por tanto, de esta nacionalidad. Aproximadamente 3.000 de las 4.000 personas que viajábamos a bordo del barco tenían el italiano como lengua materna. Lo digo más que nada por si en los sucesivos textos se me desliza algún que otro término en nuestra hermana lengua romance, signore e signori.
En cuanto a las escalas, lo dicho, que no hay mucho tiempo para descubrir los mejores rincones de Marsella, Nápoles, Túnez o Palermo, pero sólo por contemplar las magníficas vistas que ofrece el barco al acercarse al Golfo de Nápoles con el Vesubio al fondo o de la catedral de Palma de Mallorca ya es más que suficiente.
Y si lo que se pretende es disfrutar de la vida a bordo, allí hay entretenimiento para todos los gustos y edades. Eso sí, pensando siempre en el gran público, que nadie espere que le programen un ciclo de cine experimental o un conferencia sobre “Utilidades y aplicaciones de la aceleración de partículas tras la puesta en marcha del Gran Colisionador de Hadrones (LHC, siglas en inglés) de la organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, siglas también en inglés)” Eso no. Lo que hay, por ejemplo, es un magnífico equipo de animación que no te deja respirar un minuto y a la mínima que te descuides te pone a bailar La Bomba, El Papichulo o El Aserejé, coreografías que, alrededor del tercer día de crucero más o menos (dependiendo de la destreza de cada cual), todo buen marinero al uso debería ya irse sabiendo, no me vengas con cuentos.
10 comentarios:
¿Y esto es SÓLO la introducción?
XDD
¡¡¡BIENVUELTOOOOO!!!
¿No tendrás fotos de tu personita bailando el aserejé por casualidad, no?
Por cierto, que esas ideas preconcebidas también las tengo yo... y por eso tampoco tengo pensado realizar ningún crucero en breve.
Pero estaré atenta a mi pantalla por lo que nos puedas contar de positivo.
Un bacio.
XD ay ay, qué emoción verte de vuelta....
Voy a leerte XD
Juas
Yo es que como a Irre, los cruceros no me llaman, aparte de por las cosas que dices.. porque en vacaciones prefiero tranquilidad y estar con menos de 4000 personas cerca de mi XDD
Me da una angustia pensarlo....
Eso, sí, lo de la familia y el aniversario y eso ha tenido que molar... que familiar sí que lo soy un rato XD
jeje qué bueno. El título de la conferencia se parece un poco a la última que dio Rodros no?
yo sería de las de meterme en la disco toda la noche a ligar, habría posibilidad? bueno, con italianos paso, la verdad..
si no es indiscrección a cuánto sale la semana?
Irre: pues no las tengo, no. Y si las hubiera o hubiese, ten por seguro que estarían ya en el fondo del mar, matarilerilerón, chim pon.
Wen: lo de las 4.000 peronas la verdad es que no lo parece, porque todo es enorme y está muy bien organizadito. Pero sí, sólo de pensarlo da un poco de agobio.
Géminis: tienes disco, pub, sala de piano, sala de baile, sala de hacer el gamberro, teatro, casino, etecé etecé etecé. Eso sí, todo ello llenito de italianos. Por dos mil euracos más o menos te sale el camarote doble y todo incluído (menos bebidas) para dos personas y en temporada alta. En mi caso, además, las niñas iban gratis.
Querido mío, yo que te imaginaba en unas vacaciones estilo Vacaciones en el Mar... y me dices que todo fue normal????
Pues nada, aqui me siento a ver qué me cuentas con sus redundancias :)))
Besicos
Y que tal el Capitan Stubing??? y Julie aun lleva esas faldas estilo años 60-70??? y Isaac ya sabe hacer un mojito como Dios manda???
Seguro que Gopher se hizo un lio con las maletas y los camarotes.
Felicidades por las buenas vacaciones
FtD, XDDD pero qué mega friki eres.... Cómo te puedes saber todos esos nombres?? XDDD
¿Y si remas o ayudas a echar carbón a las calderas no te hacen un descuentito?
A mí a priori no me llama mucho la atención el tema crucero, pero quién sabe, lo mismo algún día me lío el ancla a la cabeza y navego en pos del mediterráneo...
Besitos/azos.
Belén: pues siéntate y ten paciencia,querida mía, que va para largo.
ftd: alucinado me has dejado. Ah, bienvenido.
wen: eso mismo digo yo.
Mariano zurdo: si te lías el ancla a la cabeza me temo que no navegas, sino que vas pa'bajo. Prueba a ver.
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