Siempre he odiado a Tom Cruise. De toda la vida. No porque me parezca un mal actor, que tampoco es eso, sino porque me da como... repelús. Esa es la palabra. “Temor indefinido o repugnancia que inspira algo”, dice el diccionario.
- A ti lo que te pasa es que le tienes envidia – me dice mi mujer.
- ¿Yo envidia de qué?
- Pues de que es guapo. Y de que ha estado con la Pe y con la Kidman. Sobre todo con la Kidman.
- ¡Vamos anda!, si es un canijo...
El fin de semana pasado le tocaba a ella escoger película, pues como matrimonio bien avenido que somos alternamos la elección, un sábado ella y un sábado yo, y fuimos a ver una de Tom Cruise. No se sabe si por lo del repelús o por qué, pero el caso es que a mitad de película comencé a sentirme mal, o al menos eso me pareció, quizás tratando de justificarme a mí mismo.
- Cariño, salgo un momentito al baño.
- Vale.
Sé que es de mala educación levantarse en mitad de la proyección, pero chico, no aguantaba ni un minuto más. Pese a mi extrema delicadeza y precaución, no pude evitar que mi sombra apareciera levemente en pantalla y, claro, rápido comenzaron a oirse silbidos y abucheos procedentes de los asientos traseros. “Que se los dediquen a Tom Cruise”, pensé. Así permanecí un buen rato fuera de la sala tomando el fresco hasta que se me pasó tanto el escalofrío que recorría mi cuerpo, consecuencia sin duda del repelús, como la sensación de ceguera que la luz del proyector había dejado impregnada en mis ojos. Ya con la excusa de evitar nuevos abucheos, no volví a mi localidad y esperé a mi mujer a la salida.
De regreso a casa en el coche, marido y mujer nos sumergimos, como es habitual tras cada sesión cinematográfica de fin de semana, en profundo y detallado análisis del largometraje visionado:
- Qué, ¿te ha gustado?
- Psche. ¿ Y a ti?
- Un coñazo. Ya sabes que a mí Tom Cruise...
- Ya.
- Pues eso, que el próximo finde toca la Jolie.
- ¿La Jolie? Sabes que no la aguanto.
- Pues es lo que hay.
- Pero si es todo huesos, hijo.
- Y qué más da, si luego le ponen el cuerpo de otra. A mi mientras enseñe los ojos....
En semejantes reflexiones nos hallábamos cuando de repente a ella va y le entra la risa floja, que no lo puede evitar.
- ¿Qué pasa?
- ¡Ay qué bueno, Manolo!
- ¿Se puede saber de qué te ríes?
- ¡Ay, que me meo! ¡No me había dado cuenta! – me dice señalándome la cara y sin poder dejar de reír.
Paro el coche en el primer sitio libre que encuentro y me miro en el espejo retrovisor, a ver qué cojones pasa.
- ¡La madre que me parió! ¿Qué es esto?
- ¡Es Tom Cruise, Manolo! Lo tienes grabado en la cabeza. Yo me parto.
- Pues a mi no me hace ninguna gracia. ¿Qué hace Tom Cruise en mi frente?
- Se ve que al levantarte en mitad de la peli y poner tu cuerpo serrano entre el proyector y la pantalla, la imagen se te ha quedado impregnada en la cara. Oye, qué curioso.
- ¿Impregnada has dicho? ¡No me lo puedo creer!
- Te está bien empleado, por molestar.
Continuamos el camino de regreso a casa y en cuanto abro la puerta me voy derechito al baño a mirarme en el espejo. Confirmación absoluta: es Tom Cruise, y no otro. Abro el grifo a toda presión y comienzo a echarme agua y más agua confiando en que aquella terrible imagen se borre, pero ni con jabón. Me ducho, me froto con alcohol de 96º, con desmaquillante, con disolvente, con aguarrás... y nada. Me voy a la cama con la frente roja e irritada, pero, eso sí, siempre con Tom Cruise.
- Mira que eres exagerado – me dice mi mujer al meternos en la cama. Ya se te irá quitando.
- Claro, como a ti no te ha pasado...
- Te recuerdo que fuiste tú y no yo el que se levantó en mitad de la peli. Yo esas cosas no las hago porque sé que molestan
- Ya, porque era Tom Cruise y te gustaba, que si no...
- Anda, anda, relájate y ven aquí, cariño, que hoy va a ser como si lo hiciera con...
- Olvídalo, que no estoy yo para fiestas. Me da repelús sólo de pensarlo.
Así pasé toda la noche y toda la semana siguiente, sin poderme quitar de la cabeza la imagen de Tom Cruise, literal y figuradamente hablando. Hoy sábado, una semana después, hemos vuelto al cine a ver una de la Jolie, y mi mujer se ha levantado en mitad de la peli:
- Cariño, salgo un momentito al baño.
- Vale.
Lo cierto es que no me he podido aguantar la risa floja cuando al regresar a casa me he dado cuenta de que los felinos y sensuales ojos de Angelina me miraban fijamente desde su frente. Es más, creo que por fin he superado el repelús y hasta diría que estaba especialmente excitado.
Esta noche hemos vuelto a hacer el amor después de una semana de huir de sus pretensiones. Ha sido una sensación diferente a otras veces, la verdad, como si todo fuera nuevo y nuestros cuerpos estuvieran aún por descubrir.
- A ti lo que te pasa es que le tienes envidia – me dice mi mujer.
- ¿Yo envidia de qué?
- Pues de que es guapo. Y de que ha estado con la Pe y con la Kidman. Sobre todo con la Kidman.
- ¡Vamos anda!, si es un canijo...
El fin de semana pasado le tocaba a ella escoger película, pues como matrimonio bien avenido que somos alternamos la elección, un sábado ella y un sábado yo, y fuimos a ver una de Tom Cruise. No se sabe si por lo del repelús o por qué, pero el caso es que a mitad de película comencé a sentirme mal, o al menos eso me pareció, quizás tratando de justificarme a mí mismo.
- Cariño, salgo un momentito al baño.
- Vale.
Sé que es de mala educación levantarse en mitad de la proyección, pero chico, no aguantaba ni un minuto más. Pese a mi extrema delicadeza y precaución, no pude evitar que mi sombra apareciera levemente en pantalla y, claro, rápido comenzaron a oirse silbidos y abucheos procedentes de los asientos traseros. “Que se los dediquen a Tom Cruise”, pensé. Así permanecí un buen rato fuera de la sala tomando el fresco hasta que se me pasó tanto el escalofrío que recorría mi cuerpo, consecuencia sin duda del repelús, como la sensación de ceguera que la luz del proyector había dejado impregnada en mis ojos. Ya con la excusa de evitar nuevos abucheos, no volví a mi localidad y esperé a mi mujer a la salida.
De regreso a casa en el coche, marido y mujer nos sumergimos, como es habitual tras cada sesión cinematográfica de fin de semana, en profundo y detallado análisis del largometraje visionado:
- Qué, ¿te ha gustado?
- Psche. ¿ Y a ti?
- Un coñazo. Ya sabes que a mí Tom Cruise...
- Ya.
- Pues eso, que el próximo finde toca la Jolie.
- ¿La Jolie? Sabes que no la aguanto.
- Pues es lo que hay.
- Pero si es todo huesos, hijo.
- Y qué más da, si luego le ponen el cuerpo de otra. A mi mientras enseñe los ojos....
En semejantes reflexiones nos hallábamos cuando de repente a ella va y le entra la risa floja, que no lo puede evitar.
- ¿Qué pasa?
- ¡Ay qué bueno, Manolo!
- ¿Se puede saber de qué te ríes?
- ¡Ay, que me meo! ¡No me había dado cuenta! – me dice señalándome la cara y sin poder dejar de reír.
Paro el coche en el primer sitio libre que encuentro y me miro en el espejo retrovisor, a ver qué cojones pasa.
- ¡La madre que me parió! ¿Qué es esto?
- ¡Es Tom Cruise, Manolo! Lo tienes grabado en la cabeza. Yo me parto.
- Pues a mi no me hace ninguna gracia. ¿Qué hace Tom Cruise en mi frente?
- Se ve que al levantarte en mitad de la peli y poner tu cuerpo serrano entre el proyector y la pantalla, la imagen se te ha quedado impregnada en la cara. Oye, qué curioso.
- ¿Impregnada has dicho? ¡No me lo puedo creer!
- Te está bien empleado, por molestar.
Continuamos el camino de regreso a casa y en cuanto abro la puerta me voy derechito al baño a mirarme en el espejo. Confirmación absoluta: es Tom Cruise, y no otro. Abro el grifo a toda presión y comienzo a echarme agua y más agua confiando en que aquella terrible imagen se borre, pero ni con jabón. Me ducho, me froto con alcohol de 96º, con desmaquillante, con disolvente, con aguarrás... y nada. Me voy a la cama con la frente roja e irritada, pero, eso sí, siempre con Tom Cruise.
- Mira que eres exagerado – me dice mi mujer al meternos en la cama. Ya se te irá quitando.
- Claro, como a ti no te ha pasado...
- Te recuerdo que fuiste tú y no yo el que se levantó en mitad de la peli. Yo esas cosas no las hago porque sé que molestan
- Ya, porque era Tom Cruise y te gustaba, que si no...
- Anda, anda, relájate y ven aquí, cariño, que hoy va a ser como si lo hiciera con...
- Olvídalo, que no estoy yo para fiestas. Me da repelús sólo de pensarlo.
Así pasé toda la noche y toda la semana siguiente, sin poderme quitar de la cabeza la imagen de Tom Cruise, literal y figuradamente hablando. Hoy sábado, una semana después, hemos vuelto al cine a ver una de la Jolie, y mi mujer se ha levantado en mitad de la peli:
- Cariño, salgo un momentito al baño.
- Vale.
Lo cierto es que no me he podido aguantar la risa floja cuando al regresar a casa me he dado cuenta de que los felinos y sensuales ojos de Angelina me miraban fijamente desde su frente. Es más, creo que por fin he superado el repelús y hasta diría que estaba especialmente excitado.
Esta noche hemos vuelto a hacer el amor después de una semana de huir de sus pretensiones. Ha sido una sensación diferente a otras veces, la verdad, como si todo fuera nuevo y nuestros cuerpos estuvieran aún por descubrir.
En cambio ahora, la llamada depresión post-coito está siendo también más acusada que nunca. Vuelvo a intranquilizarme y a sentir el repelús. Y es que no me puedo quitar de la cabeza qué coño estarán haciendo a estas horas Katie Holmes y Brad Pitt.
15 comentarios:
Uy, uy qué repelús me ha dado a mi lo de la frente...... XDDDDDDDDDDD
Qué surrealista estás hoy, ¿no?
;D
Comparto tu repelús para con el Tom Cruise.
Y la Jolines me cae bien, pero lo cierto es que en la última peli que la vi estaba realmente en el p*** chasis.
XDD
Tengo una idea, pasa por delante del televisor varias veces esta noche... o mejor no, que se te puede pegar cualquier cosa más tremenda todavía, jajaja!
Besos
Gracias por el aviso, la próxima vez que esté en un cine viendo al cruise, prefiero desmayarme a estar con el careto ese dos semanas... que repelús...
Besicos
Wen: pues imagínate si se te "impregna" en el culete, por ejemplo.
Irre: siguiendo tus sabios consejos, anoche pasé unas cuantas veces por delante de la tele mientras ponían el Mira quién baila, y se me han impregnao, a partes iguales, la Terelu Campos y la Obregón. A ver dónde voy yo ahora.
Belén: pues estate quietecita en la butaca y no te muevas, verás cómo no pasa nada.
Llevo días sin ducharme, impregnada de retazos de un Brando joven montado en un tranvía llamado deseo. Cuando desaparezcan tendré que ir pronto a ver algo de Johnny Deep.
¿Alguien conoce a alguien que le guste Tom Cruise?
Marisa: que yo sepa, a la mujer de Manolo, el tipo de la historia. le gusta el Cruise. Y poco más.
Con lo de Brando haces muy bien, dónde va a parar. Ahora, te advierto que el último Brando también daba un poco de repelús.
Manolo, pues dentro de nada ponen un ciclo de José Luis López Vázquez y Gracita Morales. Yo no digo nada...
Mariano Zurdo: pero eso ya es cine de autor, que tengo entendido que no se impregna tan fácilmente. Que lo sepa, señoriiiito.
Eso te ocurre por leerte las cosas a medias...
¿O acaso no escribí: "o mejor no, que se te puede pegar cualquier cosa más tremenda todavía", eh?
Por cierto, lo tuyo con la Obregón ya empieza a oler un pelín...
:P
Irre: es que tengo que reconocer, aunque hoy me duela, que hace muuuchos años, jovencito yo y jovencita ella, la Obregon despertome numerosos instintos hormonales, hoy ya caducos y desvencijados. Y eso marca. O, mejor dicho, impregna.
Caducos y desvencijados los instintos, no la Obregon y yo.
Más jovencito yo que ella, ¿eh?
yo me encontré a Tom Cruise en la gran vía - bueno, estaba en una promoción de esas - y es enano, no mide ni metro y medio...
si se te impregna en el culo digamos el calvo de la lotería, podrías hacer un calvo con dos sentidos no? jajaja, tú has empezao..
Géminis: tú lo que pasa es que eres muy gansa. Gansa no en el sentido de ave palmípeda del orden de las Anseriformes con plumaje básicamente gris y pico y patas de color naranja o amarillo, según la especie, no. En el sentido de alta.
Y no pienso entrar en tu provocación, gansa, que eres una gansa. Pero no en el sentido de alta, ni de ave palmípeda y tal y tal, no. En el sentido de hacer el ganso, esto es, de hacer o decir tonterías para causar risa.
Pero bueno, depende del grado de rasuración de las nalgas o posaderas, porque haylas también indepiladas, si es que tal palabro existiere.
Todos tenemos un pasado, rey.
:)
El otro día me llamaron loco cuando corrí tras un gato y trepé hasta lo más alto de un alto árbol.
Ahora lo entiendo todo!!!!
Maditos documentales de la 2!!
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