viernes, junio 26, 2009

Relatitos: (8) Lío de fechas

Salí de la biblioteca tan contenta con mi libro entre las manos y emprendí directamente camino hacia el parque más cercano con la intención de sentarme en un banco y comenzar a devorarlo. El libro, no el banco, por supuesto. - ¡Joder! - dije en voz alta - ¡por fin lo pillo!...

Llevaba detrás de él un par de años, y no había manera.

Me lo había recomendado una antigua profesora que tuve en una academia del barrio de Tetuán, justito detrás de la Plaza de la Remonta, en la que durante 2007 hice el curso de Decoración e Interiorismo que acabó por cambiarme la vida. Resulta que al poquito de terminar el curso fui contratada, gracias al contacto de una amiga - y también a mi buena pluma, todo hay que decirlo -, como directora de contenidos de la web “DECOCINAPUNTOCOM”, especializada, evidentemente, en decoración y en mobiliario de cocinas. Gracias a ello pude abandonar mi anterior ocupación de diseñadora de figuritas, velitas y otros complementos de repostería, en la que llevaba ejerciendo más de quince años, ridículamente retribuida pese a haberme especializado como me había especializado en la creación de muñequitos para tartas nupciales, que siempre, quieras que no, tienen más tirón.

Me venía además de perlas el paseíto hasta el parque para poder abstraerme por unos instantes del problema que me traía desde hacía días de cabeza, consistente en cómo narices instalar en una cocina de menos de doce metros cuadrados un horno de doble función, un novedoso modelo con dos cavidades diferenciadas e independientes que permiten cocinar sendos platos a la vez sin que se produzca lo que técnicamente denominamos en la profesión como “batiburrillo de olores y sabores”, lo cual resulta de lo más desagradable, imagínate el panorama.

El libro se titula, no lo he dicho, “El quid de la cocción”, y resulta ser – lo aclaro para quienes no sean entendidos en la materia – el principal tratado y autoridad en lo que a cómo distribuir los electrodomésticos en una cocina respecta. Que si no hay mejor sitio para la nevera que el rincón que menos estreche el paso; que si nada mejor para el lavavajillas que la pared en la que nunca pega el sol directamente; que si la línea de trabajo jamás debe estar dividida en dos partes, y menos enfrentadas la una a la otra...

Teniendo como tengo la... costumbre – iba a decir “fea”, pero fea tampoco es, qué leches – de cotillear, cada vez que saco un libro de la biblioteca, las sucesivas fechas que quedan reflejadas en el papelito destinado a que los sucesivos usuarios sepan cuándo tienen que devolver el ejemplar si no quieren ser sancionados con la retirada del carné por un tiempecito, que a mi me ha pasado unas cuantas veces, me resultó extraño observar que la fechas de las últimas devoluciones eran “24 oct 1987” y “20 feb 1990”. Y luego nada.

Lo primero que se me ocurrió – despierta que es una – fue consultar la fecha de edición del libro, pues deduje por lógica que un manual de tales características, para ser recomendable como lo era éste, no debería tener más de diez o doce años a lo sumo. Y es que los diseños de cocina se pasan de moda con sorprendente rapidez y facilidad, no te imaginas cómo, y está bien que así sea, porque ello asegura precisamente la continuidad y la rentabilidad de nuestro trabajo.

“Primera edición: enero 2006”, decía una línea más abajo de la que anunciaba el nombre del ilustrador de la cubierta, dato este último que también llamó mi atención, un tal Espotorno Deleña, con el apellido, eso sí, escrito sin hache intercalada entre la “t” y la “o”, como hubiera sido de esperar.

- ¿Cómo es posible? - me dije - ¡Aquí hay gato encerrado! No tanto por lo del nombrecito del ilustrador y por lo de la “h”, que también, sino, sobre todo, por lo de las fechas. Y de inmediato eché a correr calle abajo de vuelta a la biblioteca.

- ¡Señorita! – le dije al llegar a la bibliotecaria poniendo el libro sobre la mesa y con gesto desafiante, no sé por qué, porque tampoco era para tanto – ¡Aquí tiene que haberse producido un error en las fechas!
- Disculpe - se excusó. - En efecto, ha debido de producirse un error. Ahora mismo lo soluciono.

Dicho y hecho. Con extremada tranquilidad y sin mostrar la más mínima alteración en su rostro, la bibliotecaria agarró el libro ante mi actitud incomprensiblemente chulesca y violenta, se ausentó con él bajo el brazo unos segundos, no más de quince, y regresó con las manos vacías pero, eso sí, con gesto y aspecto rejuvenecidos.

- Asunto solucionado – concluyó.

Y así ha sido cómo finalmente he regresado a mi antiguo trabajo, tras aceptar que el mundo del diseño y la decoración de cocinas no era lo mío. El caso es que ahora mismo estoy diseñando un vestidito de novia comestible, una reproducción en miniatura de un diseño italiano en raso y organza, modelo Velina, que va a ser la sensación de la próxima edición de la Feria de la Pastelería Nupcial y Complementos (FEPANUC’94), a la que espero asistir si las fechas me lo permiten.

A las fechas de celebración del evento me refiero, claro.

14 comentarios:

Irreverens dijo...

A mí no me puedes contar estas historias, rey, porque si habitualmente ya no sé en qué día vivo, ahora ni te cuento...

¡Feliz 1995!
:D

David dijo...

usease que el quid del relato está en las fechas... aaahhhmmmmm y yo que pensaba que lo fundamental era saber de que esta hecho el vestido comestible... porque tangas si que los hay comestibles... pero vestidos... Que sabor tendrá? tendrá el mismo sabor uno que sea de tirantes que uno de esos de escote palabradehonor (eso es porque cuando te pones a hablar con una chica que luce ese escote... le dices eso de palabradehonor que te estoy mirando los ojos!!).

bueno me voy que hoy, que faltan 2 días para Sant Jordi, toca por primera vez en Barcelona un tal Bruce Springsteen...

Jove Kovic dijo...

Muy buen relato, tú también deberías decirle a Mariano ( el editor, no Rajoy, no tú mismo) que te edite de una vez, por ejemplo, mañana.

Belén dijo...

Yo es que no hubiera ido a cambiar el libro... tu sabes lo bien que me los pasé en el 96??

Besos

wen- dijo...

Madre mía, otra vez nooooooooooooooo
ooooooooooooooooooooooooooooooooo !!!

Mariano Zurdo dijo...

Después de hacerme un croquis he vislumbrado que el punto de cocción de la organza en su vigésima edición es de 94 grados durante siete años. Más o menos.
¿El manicomio más cercano, por favor?
Besitos/azos

Jove Kovic dijo...

No te preocupes, Mariano(editor), yo tampoco he entendido nada, pero debo evitar que mi imagen de intelectual de izquierdas quede a la misma altura que mi imagen de maldito poeta maldito, esto es el nivel del mar o, incluso, menos.
Salud y República, la alegría que falte.

Jove Kovic dijo...

que no falte, hombrepordios!

Sandra Sánchez dijo...

jaja...es como un libro que viene del futuro...qué guay!
;)

Carlos Añejo dijo...

Yo, entre el 24 de octubre de 1987 y el 20 de febrero de 1990 trabajaba de muñeco de tarta nupcial. ¡Qué gran trabajo aquel!... a mi compañera de tarta le encantaban los juegos eróticos con nata.

estilografic.blog dijo...

Vamos a ver si nos aclaramos (servidor incluido): resulta que la muchacha cree haber vuelto a su antiguo trabajo, pero lo que ha sucedido en realidad es que se ha producido un fugaz y repentino viaje en el tiempo, topatrás, motivado porque la bibliotecaria ha solucionado, no sabemos cómo, el error de las fechas (el libro estaba editado en 2006 y, por tanto, no podía haber sido prestado ni en 1987 ni en 1990). Vete tú a saber la que ha liado, la bibliotecaria.

Y así, al final del relato nos encontramos más o menos en 1994, el libro con el error no existe, y la muchacha trabaja en lo que antes trabajaba, en lo de los muñequitos, y ello se corrobora porque espera participar en la Feria FEPANUC’94 que, como su propio nombre indica, se celebrará en 1994.

Ahora sí que me he perdido.

marisa bop dijo...

Me estoy mareando viajeneltiempo parriba viajeneltiempopabajo. Venga, me voy ahora al 92 que creo que fue un buen año.

wen- dijo...

Jajajajajajaj, menuda aclaración Mariano !!! Perdónanos.... si es qe algunos somos más simples.... XDD

Paco Becerro dijo...

En este caso, tendré que esperar a que llegue el año 1996, para ver qué pasa finalmente y conseguir ese libro, tan interesante para mi...

Por si no nos vemos este fin de semana, aprovecho y te felicito por el año nuevo, Feliz 1995 para ti y para todos los lectores.