No sé cuál será el nivel de conocimientos, madurez, educación, preparación, etc. de los jóvenes en Austria, pero aquí tú coges al azar a un adolescente de la edad de Natascha, la joven austriaca que ha pasado más de ocho años secuestrada, y o tienes la suerte de dar con el empollón de la clase o mucho me temo que no consigues sacarle más de dos reflexiones embarulladas sobre la vida en general o sobre su propia existencia.
Pues bien. Dicho esto, o resulta que la libertad y el contacto con el mundo exterior atontan y embrutecen al más pintado – cosa que no descarto - o hay algo que no cuadra en todo este asunto del secuestro. La claridad de ideas y su facilidad de expresión durante las entrevistas concedidas por la joven dan que pensar. Natascha va de Dios a Fidel Castro y de Fidel Castro a Dios con una claridad de ideas sorprendente teniendo en cuenta dónde ha pasado los años que el resto de los adolescentes dedican a su formación intelectual.
No sé. Me creo todo y no me creo nada. Puede que la chica haya sabido aprovechar al máximo sus horas de soledad o puede también que estemos asistiendo al comienzo de un terrible espectáculo mediático con un guión premeditado, en el que verdad y mentira acaben pavorosamente mezcladas por la voracidad de los medios.
Hagamos la prueba: alejemos a los chicos y chicas de nuestro barrio de la play, el messenger, el telefono móvil, el Gran Hermano y las canciones de Bustamante y a lo mejor aprovechan al máximo los ocho años de educación que hoy están perdiendo. O si no, esperemos a que el culebrón Natascha llegue a su fin y se descubra el pastel. Si es que lo hay.
Estilografic.art
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