Nuestro sistema educativo presenta enormes deficiencias que habrá que mejorar; de eso no cabe duda. Debe ser una prioridad. Pero esta realidad no debe servir para que descarguemos todas las culpas sobre el sistema educativo. Que cada palo aguante su vela.
Bajo el fracaso escolar subyace un problema social más profundo. No toda la culpa está en el colegio. A veces, la educación de los hijos deja de ser una prioridad para los padres. Hay otras ocupaciones más importantes. La sociedad nos obliga, decimos. Es que, claro, trabajando los dos..., nos justificamos. ¡A ver quién sobrevive con un solo sueldo!, añadimos. Y al final, cumplen los dieciocho y son para nosotros unos perfectos desconocidos.
Pues así nos va. Muchos padres se quejan de que los colegios no abren más días/horas para atender a sus hijos. El deseado colegio abierto las 24 horas los 365 días del año sólo sería un parche - cómodo, pero sólo un parche - , nunca una solución. Lo que los hijos necesitan no son más horas de colegio, sino de padres. Y eso sólo se soluciona con una profunda reforma social. Reducciones de jornada, horarios flexibles, cambio de mentalidad, etc.
Todos tratamos de conseguir mejores sueldos, pero ¿el precio que estamos pagando – y también nuestros hijos – no está siendo muy elevado? Cuándo habrá un gobierno que se atreva a meterle mano al melón de la reforma social? Ay, amigo, ese es un asunto con resultados – si es que los hay - a muy largo plazo, así que mejor no tocarlo, dirán los políticos.
Pues que lo toquen; antes de que sea demasiado tarde.
Estilografic.art
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