Han pasado casi 30 años desde que J. M. Serrat publicara uno de sus trabajos más poéticos y quizás menos conocidos, al álbum que lleva por título 1978.
Queda muy lejos, sí, pero en ese disco hay una canción, Tordos y caracoles, cuya letra bien podría haber sido escrita estos días. Para quien no la conozca:
No atiende
ese alboroto de tordos
a cuestiones
de patria y de frontera,
de próceres,
de aniversarios y banderas,
ni aún hoy que es
día de fiesta nacional,
cuando irrumpe en la canción del sol
de la charca en donde abrevan,
del árbol que esconde el nido
y la compañera,
picando olivos,
hurgando en mieses...,
si el territorio le pertenece.
Les contemplaba una procesión
de caracoles murmurando
su falta de consideración,
a ras de suelo y babeando...
Demasiado ocupados en las palabras
para poner a salvo de ellas las cosas,
demasiado obligados en sus pesadas corazas
como para poder entender a aquél
que lo deja todo para poder ser él.
Demasiado preocupados en palpar con los cuernos,
en mandar christmas de Navidad,
y en prepararse un hermoso entierro.
Quien quiera que se dé por aludido, porque hay tanto caracol suelto por ahí...
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