Sala de consultas del médico de Partido Popular. ¿Qué cómo se sabe que es el médico del Partido Popular y no, por ejemplo, el ambulatorio de la Seguridad Social? Muy fácil: primero, porque suena de música ambiente la sintonía del PP, el tarí, tarí, tarirorarí...; segundo, porque el médico lleva un bigote enorme, el tío; y tercero, pues porque lo pone bien grande, qué leches: “MÉDICO DEL PARTIDO POPULAR”. La escena tiene su complejidad técnica, no se vayan a creer: el escenario está dividido en dos. A la izquierda se encuentra la sala de espera, en la que esperan, que para eso está, Don Mariano acompañado de Dolores de Quépedal. Don Mariano deberá llevar una gabardina echada sobre los hombros, de manera que no se le vean los brazos. Este dato es importante, que no se le vean los brazos. ¿Que por qué? Todo a su tieeeempo, todo a su tieeeempo. A la derecha, el despacho del médico. Aunque el espectador alcance a ver desde su privilegiada perspectiva el interior de las dos estancias, se supone que ambas están aisladas por un tabique y una puerta cerrada. La prueba de que los dos personajes que esperan no ven al médico, aunque el espectador sí, es que éste, el médico, no el espectador, se está hurgando en la nariz. Qué complicadas que son las artes escénicas hoy en día, me cachis en la mar.
Don Mariano: entonces qué, Dolores, ¿terminasteis la partidita sin mí?
Dolores: Pues sí, verás, es que Esperanza se empeño, y ya sabes que cuando se le mete algo en la cabeza, es ordeno y mando. Así que encontramos un sustituto.
Don Mariano: ¿Un sustituto? ¿Y se puede saber en manos de quién dejasteis mis cartas?
Dolores: de Alejandro.
Don Mariano; ¿De qué Alejandro?
Dolores (señalando con las cejas hacia la puerta del medico y bajando la voz): del yerno.
Don Mariano: ¡Ajjjjjjjj!
Dolores. Ajjjj no, Mariano. Agag. Alejandro Agag. El de la Fórmula 1.
Don Mariano: Ya, ya, si digo ajjjjjjjj porque ya tenemos bastante con el suegr...
(En ese momento la conversación queda interrumpida debido a que el doctor abre la puerta de la consulta, y en un alarde visual sin precedentes en escena, el cuerpo todo del facultativo continúa en la parte derecha del escenario, es decir, en el interior de la consulta, pero, sorprendentemente, el bigote, y sólo el bigote, asoma por la puerta hacia la parte izquierda, hacia la sala de espera. Vaaale, siiií, el espectador lo ve todo, pero se supone que lo único que asoma es el bigotillo)
Dr.Ánsar (asomando, ya digo, sólo el bigote por la puerta): ¡Que pase el siguiente!
Dolores (a Mariano): Suerte, campeón.
Don Mariano (Volviéndose hacia Dolores mientras se levanta): ¡Gracias!
Dr. Ánsar: ¡Coño Mariano!, pasa, pasa y toma asiento.
Don Mariano: Hola doctor. Venía por...
Dr. Ánsar (interrumpiéndole): Ya, ya, ya lo sé. A mí no me tienes que dar explicaciones. ¿Qué estas tomando?
Don Mariano: Pues ahora mismito nada, pero si me sirve usted una cervecita, fantástico, Doctor.
Dr. Ánsar: no hombre no, me refiero a si te han recetado ya algún laxante o algo.
Don Mariano: pero es que yo no venía por...
Dr. Ánsar. No te me hagas el remolón, Mariano, no te me hagas el remolón. Mira, te tomas tres pastillitas de esto al día, de Patabajín, y verás qué pronto sueltas todo aquello que llevas dentro y que, no sabemos nunca bien por qué, por unas causas u otras, no somos capaces de expulsar por nuestros propios medios, tú ya me entiendes.
Don Mariano: Si yo le entiendo, Doctor, pero es que lo del estreñimiento ya se me ha pasado. Yo venía a consultarle otra cosa.
Dr. Ánsar (sorprendido): ¿Otra cosa? ¡no me digas más! Vienes entonces..., así me gusta, Mariano, así me gusta..., vienes a pedirme opinión sobre lo de la caza.
Don Mariano (más sorprendido aún): ¿La caza?
Dr. Ánsar: Sí, los tiros que se oyeron el otro día mientras jugabais al Cluedo, ya me lo ha contado Esperanza. Veras, no he dejado de pensar en ello y hay que aprovecharlo al máximo. La inoportuna cacería o hecho cinegético va a ser nuestra mejor y más contundente arma arrojadiza.
Don Mariano: Pero es que...
Dr. Ánsar: No se hable más, Mariano, no se hable más. Ese par de dos, Pellejo y Mamón, han cometido un error y lo van a pagar caro. Machácalos, Mariano, machácalos, antes de que te machaquen ellos a ti, el ministro y el juez.
Don Mariano: Ya, pero...
Dr. Ánsar: Y ahora me vas a disculpar, querido, pero son cinco minutos por consulta, ya sabes, y vamos ya por los cinco con treinta, que hay que ver cómo pasa el tiempo cuando uno, o en este caso tú, está bien acompañado, ¿verdad? (Se levanta y se dirige a Don Mariano para que éste a su vez se sienta obligado a levantarse, invitándole así a abandonar la consulta) Ah, y no dejes de tomarte el Patabajín, tres al día, desayuno, comida y cena ¿eh?
Don Mariano (resignado): Tres al día , ya.
Dr. Ánsar: Y arriba ese ánimo (hace ademán de ir a estrecharle la mano a Don Mariano y entonces éste se descubre el brazo, ahora sí que sí, y se le ve una mano enorme, hinchadísima y toda enrojecida, pero no hace falta que el actor que haga el papel del sufrido líder se haga una escabechina, no, no seamos brutos, sino que vale con una mano postiza de esas de broma, ahora que estamos en Carnavales, incluso con un guante rojo de los de fregar bien hinchadito, esto último resulta muy práctico).
Dr. Ánsar (asustado al verle la mano): ¡Jesús, Mariano!
Don Mariano: Por esto venía, doctor, por esto venía...
Dr. Ánsar: ¿Pero qué te ha pasado?
Don Mariano: Que he puesto la mano en el fuego.
TELÓN
(continuará)
18 comentarios:
¿A quién se le ocurre meter la mano en el fuego por nadie?
¡Si eso es un nido de víboras!
:O
Irre: vamos, yo ni por el suegro de Agag.
¡Quita, quita! Por ese no daba yo ni un duro de madera.
Uy no me fio yo del médico con bigote... noooooooooo
besicos
Jajajajaja, ¿me pregunto si serían quemaduras de primer o de tercer grado?
Un beso
Irre: ¿existen los duros de madera? Y ahora que lo pienso: ¿existen todavía los duros?
Belén: pues no te creas, porque tengo entendido que gana mucho en las distancias cortas, cuando su bigotillo alcanza ya a rozarte la mejilla. Tengo entendido, ¿eh?
Veinteañera: de primer grado, dalo por seguro. Y del tipo "chamusquina".
Patabajín? Jajajajajajaajajajaja...
Como para fiarse del médico ese...... uffffffffffffffff... como se suele decir "¡ vade retro !" ( o algo así XD )
Patabajín rima con Leire Pajín, que estás en todo pillín (que también rima con patabajín y leiré pajín, jolín).
Pues hoy han imputado a Camps, así que corro a comprarme palomitas para asistir presto al tercer acto.
Besitos/azos.
Wen: la misma palabra lo dice, Patabajín, no hace falta ni leer el prospecto, para saber cuál es su efecto. (me ha salido un verso perfecto)
Mariano Zurdo: lo de Camps a mi plin, que yo duermo en Pikolín.
Jajajaja, y tan perfecto :D
Al otro mariano, me invitas a verlo y a palomitas? así comentamos las jugadas y tal, como en los partidos de futbol XD
¡Qué bien os lo pasáis, coño!
Wen, eso está hecho, yo pongo las palomitas. Venga Irre, celosona, que tú también estás invitada, hombrepordios...
Ah, y llevaré Taponol para contrarrestar los efectos del Patabajín.
¡Tú sí que eres majo, Zurdo!
:D
Vamos a ver: se esfuerza uno sobremanera para escribir una obra dramática de lo más seria y trascendente, y venís ustedes vosotros después y convertís esto en un cachondeo que si patatín, que si patatán, que si Patabajín que si Taponol.
¡Jamás sufrí afrenta tal!
Pues dicho esto, que nada, que podéis seguir con las ocurrencias.
EStilografic, jajajajaja, es que inspiras todo tipo de cosas con estas cosas que escribes, es genial :D
Yo del taponol paso, eh? que suena como el culo, nunca mejor dicho XD
Eso del Afrentatal también suena a medicamento. ¿Para qué sirve, exactamente?
Wen:
El Taponol es cosa de Mariano
por eso te suena como el ano.
Irre:
Utilízase el Afrentatal
para mejorar el tránsito intestinal.
(rimaba mejor con "rectal", pero iba a ser ya demasiado para un blog serio como el que nos ocupa)
¡fíjate!
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