- Hola , muy buenas, señorita. Veníamos buscando un vestido de Comunión.
- ¿Qué pasa, que se les ha perdido uno?
- No mujer, me refiero a que tenemos intención de adquirir uno a un módico precio, si usted tuviera a bien ofrecérnoslo.
- Ah, bueno, pasen, pasen. Están ustedes en el sitio indicado.
- Ya, ya, ya lo hemos visto, lo indica bien grande en el cartel de la puerta: “VESTIDOS DE COMUNIÓN”..., pero del precio no dice nada.
- Para la niña supongo que será, ¿no?
- No, si le parece lo voy a llevar yo.
- Disculpe, disculpe, reconozco que me podía haber ahorrado la pregunta. Permíteme que le diga, no obstante, que le noto a usted pelín tenso.
- Ya, es que yo también me podría haber ahorrado lo que me va a costar el modelito de no haber resultado imbuido, todavía no sé cómo, por tamaña voluntad divina.
- Ya sabe usted que los caminos del Señor son inescrutables, alma pecadora. Todo sea por contribuir a seguir manteniendo buenas relaciones con el Vaticano y no enmendarle la plana al Gobierno después de la cordial reunión de ayer.
- Claro, cualquiera dice ahora que no, después de que Zapatero haya invitado al Papa a venir a España.
- Pues no se hable más. ¿Y cómo lo quieren, el vestido?
- Baratito, ya le digo.
- Ya, bueno... me refiero a las características del traje...
- Estoooo.... blanco, o en su defecto un crudito claro. digo yo, no sé.
- Hombre, hablo, más que del color, de la elaboración y composición de la prenda.
- ¿Mande?
- Si, que si quiere usted un vestido de organza, de seda rústica, de seda gazar, de otomán...
- ¿Otoqué?
- Otomán, un tipo de tejido acordonado bello y sugerente donde los haya. Y si no, le podríamos añadir jaretas, bieses, bordados o inclusive algún entredós, según sea su gusto o el de la niña, que ellas también han de opinar.
- ¿Entredós? Entre dos nada más es como lo vamos a pagar, entre mi mujer y yo, así que no lo complique mucho.
- También hay que tener en cuenta el tipo de manga, ya sea manga corta, manga de farol, manga chimenea...
- Demasiada manga ancha, es lo que he tenido yo al acceder a todo esto...
- Y así, si continuamos con el orden ascendente, llegaremos finalmente hasta el cuello.
- Efectivamente, señorita, usted lo ha dicho. Hasta el cuello que estamos, y todavía no hemos pagado.
- No, me refiero a que si van a quererlo con cuello de bebé, cuello chimenea, cuello mao...
- Mire, lo de mao casi que lo descartamos, a ver si después de todo el gasto la gente se va a pensar que lo hemos comprado en el chino.
- Bien, pues yo creo que este modelo les va a gustar. Pruébenselo a la muchacha.
- La verdad es que no es porque sea mi hija, pero a la niña, le pongas lo que le pongas...
- Ya. Eso dicen todos los padres. Y luego no sé por qué, a todos les gusta el más baratito y los demás es que no quieren ni probárselos.
(...)
- Pues sí que le queda bien, sí. Nos lo vamos a quedar. Díganos cuánto es.
- Espere, espere, que aún no hemos terminado. Vamos a probar los adornos para el pelo.
- Oiga, qué adornos ni qué niño muerto, si mi hija ya tiene el pelo muy bonito de nacimiento...
- Ande, ande, no sea usted así de soso. Mire, tenemos la corona simple, la doble corona, la diadema simple, la diadema ancha, el lazo blanco, las flores sueltas, lah papah fritah, er biemnmesabe, loh shipironeh, lah gambah plansha... Huy, disculpe que me he ido.
- Calle, calle, que esa es otra, lo del banquete.
- ¿Que pasa, que tienen muchos invitados?
- Muchos no, pero comen que da gusto, los jodíos.
- Suele pasar, sí.
- Bueno pues nos vamos a quedar con la corona simple. Ahora sí, dígame el total.
- Una cosita más...
- ¡No joda!
- Le falta a usted el cancán.
- ¿El cancán? ¡Señorita, que se trata de una conmemoración religiosa! ¡Déjese de espectáculos frívolos y picarones!
- No hombre, me refiero a la salerosa enagua con volantes almidonados que sirve para ahuecar la falda y darle más cuerpo y aire al vestido, que no vea usted cómo cambia.
- ¿La salerosa enagua? ¿Sabe lo que le digo? Que ahora entiendo yo el verdadero significado de la manida expresión.
- ¿A que expresión se refiere, señor?
- A cuál va a ser, a la de “¡me cago en la hostia!”..., que se dice.
- ¿Qué pasa, que se les ha perdido uno?
- No mujer, me refiero a que tenemos intención de adquirir uno a un módico precio, si usted tuviera a bien ofrecérnoslo.
- Ah, bueno, pasen, pasen. Están ustedes en el sitio indicado.
- Ya, ya, ya lo hemos visto, lo indica bien grande en el cartel de la puerta: “VESTIDOS DE COMUNIÓN”..., pero del precio no dice nada.
- Para la niña supongo que será, ¿no?
- No, si le parece lo voy a llevar yo.
- Disculpe, disculpe, reconozco que me podía haber ahorrado la pregunta. Permíteme que le diga, no obstante, que le noto a usted pelín tenso.
- Ya, es que yo también me podría haber ahorrado lo que me va a costar el modelito de no haber resultado imbuido, todavía no sé cómo, por tamaña voluntad divina.
- Ya sabe usted que los caminos del Señor son inescrutables, alma pecadora. Todo sea por contribuir a seguir manteniendo buenas relaciones con el Vaticano y no enmendarle la plana al Gobierno después de la cordial reunión de ayer.
- Claro, cualquiera dice ahora que no, después de que Zapatero haya invitado al Papa a venir a España.
- Pues no se hable más. ¿Y cómo lo quieren, el vestido?
- Baratito, ya le digo.
- Ya, bueno... me refiero a las características del traje...
- Estoooo.... blanco, o en su defecto un crudito claro. digo yo, no sé.
- Hombre, hablo, más que del color, de la elaboración y composición de la prenda.
- ¿Mande?
- Si, que si quiere usted un vestido de organza, de seda rústica, de seda gazar, de otomán...
- ¿Otoqué?
- Otomán, un tipo de tejido acordonado bello y sugerente donde los haya. Y si no, le podríamos añadir jaretas, bieses, bordados o inclusive algún entredós, según sea su gusto o el de la niña, que ellas también han de opinar.
- ¿Entredós? Entre dos nada más es como lo vamos a pagar, entre mi mujer y yo, así que no lo complique mucho.
- También hay que tener en cuenta el tipo de manga, ya sea manga corta, manga de farol, manga chimenea...
- Demasiada manga ancha, es lo que he tenido yo al acceder a todo esto...
- Y así, si continuamos con el orden ascendente, llegaremos finalmente hasta el cuello.
- Efectivamente, señorita, usted lo ha dicho. Hasta el cuello que estamos, y todavía no hemos pagado.
- No, me refiero a que si van a quererlo con cuello de bebé, cuello chimenea, cuello mao...
- Mire, lo de mao casi que lo descartamos, a ver si después de todo el gasto la gente se va a pensar que lo hemos comprado en el chino.
- Bien, pues yo creo que este modelo les va a gustar. Pruébenselo a la muchacha.
- La verdad es que no es porque sea mi hija, pero a la niña, le pongas lo que le pongas...
- Ya. Eso dicen todos los padres. Y luego no sé por qué, a todos les gusta el más baratito y los demás es que no quieren ni probárselos.
(...)
- Pues sí que le queda bien, sí. Nos lo vamos a quedar. Díganos cuánto es.
- Espere, espere, que aún no hemos terminado. Vamos a probar los adornos para el pelo.
- Oiga, qué adornos ni qué niño muerto, si mi hija ya tiene el pelo muy bonito de nacimiento...
- Ande, ande, no sea usted así de soso. Mire, tenemos la corona simple, la doble corona, la diadema simple, la diadema ancha, el lazo blanco, las flores sueltas, lah papah fritah, er biemnmesabe, loh shipironeh, lah gambah plansha... Huy, disculpe que me he ido.
- Calle, calle, que esa es otra, lo del banquete.
- ¿Que pasa, que tienen muchos invitados?
- Muchos no, pero comen que da gusto, los jodíos.
- Suele pasar, sí.
- Bueno pues nos vamos a quedar con la corona simple. Ahora sí, dígame el total.
- Una cosita más...
- ¡No joda!
- Le falta a usted el cancán.
- ¿El cancán? ¡Señorita, que se trata de una conmemoración religiosa! ¡Déjese de espectáculos frívolos y picarones!
- No hombre, me refiero a la salerosa enagua con volantes almidonados que sirve para ahuecar la falda y darle más cuerpo y aire al vestido, que no vea usted cómo cambia.
- ¿La salerosa enagua? ¿Sabe lo que le digo? Que ahora entiendo yo el verdadero significado de la manida expresión.
- ¿A que expresión se refiere, señor?
- A cuál va a ser, a la de “¡me cago en la hostia!”..., que se dice.
17 comentarios:
O dicho en otras palabras: un negocio de la ostia, jajajajajajajja
Por cierto, no es que me haga gracia sumirte más en la miseria (léase aquí tanto la miseria moral como la monetaria) pero te has olvidado los zapatos (y sus correspondientes calcetines), y lo que sea que le manden llevar en la mano, esto es: rosario, librito.... ah! y la vela, aunque de esa seguro que tienes ahora mismo, concretamente dos, jajajajajaj.
Vitru: ¿Rosario? Si hombre, y Lolita y la Pantoja, no te jode.
¿Y velas pa qué? Digo yo que a las once de la mañana habrá luz de sobra.
jgsgsjignd gsojgob jg ejiopbspeg
Traducido, que se me llevan los demonios con este tema. Grrrrrrrrr
Mariano Zurdo: gracias por la traducción. Por un módico precio, en lugar de comuniones se hacen también exorcismos. Y no te hace falta vestidito ni nada.
Dios nos libre de tamañas ceremonias. Seguro que tu hija lucirá hermosa pero... ¿imaginas al Zurdo vestido de fino tafetán?
¿Qué ha sido de las niñas que tomaban la primera comunión vestidas de monja clarisa? eso será más baratito digo yo. ¿Y el misal?, eso saldrá por un pico, papel biblia, en cartoné, con lomos repujados en piel, cubierta con letras doradas en pan de oro e incrustaciones de nacar, marcapaginas en seda natural y letra gotica con mayúsculas floreadas trabajadas a pluma por monjes amanuenses, ¡Un pico!.
Propongo una libreria extupenda, alli te pueden conseguir de todo, se trata de "La calndestina"...
Pero que cabroncete que puede llegar a ser uno...¿verdad Mariano?...
"extupenda" o "esssstupenda" me san olvidao las comillas...
Pues yo hice la comunión con un trajecito azul y blanco la mar de bonito y discretito, por no hablar del precio que tb era mcho más discretito. Y no fuí la única que no iba emperifollada, eh? y la mar de contentas vamos.....
En fin, que no es ninguna obligación, a mi es que me parece una barbaridad gastarse ese dinero en todas esas cosas por un solo día y para nada.... pero en fin... que para gustos los colores.
De todos modos existen otras opciones XD
¡¡¡kmognaudbgco añlkdnoignaodnga!!!
:O
:O
:O
Marisa: hay uno monísimo con jaretitas que tanto al zurdo como a servidor nos iba a quedar de muerte. Eso sí, después del exorcismo se quedan hechos una penita, con los vómitos y eso.
Joako: si se lo pido a La Clandestina, el misal ese, ¿tú crees que quedará la niña libre de toda pecado y protegida de toda perturbación? Dios te oiga.
Wen;: incluso está la opción de no hacerla, que creo que sale de lo más baratito. Pero, ya sabes, uno se deja llevar... y acaba metido en la espiral.
Irre: ¿un nuevo caso de posesión demoníaca, tal vez? ¡Leches con el maligno!
perdona estil, pero llorandito de risa me tienes con la imagen tuya vestidito de primera comunión, si es que llevo unos días muy gráfica! jajajajajajajja
besicos
¿Una nueva línea de negocio para la clandestina? no lo veo, no lo veo...
Por cierto, a ver cuando acaba el exorcismo que tengo un mareo de grumete en plena marejada. Tropecientas vueltas que me ha dado ya la cabeza...
Pues, Zurdo, a mí me llegan a vestir así a los ocho años, y me traumatizo = diabolizo más de lo que estoy.
XDD
Belén:supergráfica te veo yo; supergraficagilísticaespialidosa, más bien.
Mariano Zurdo: pues te falta todavia bajar las escaleras haciendo el pino puente, que es el ejercicio más dificultoso de cuantos resultan obligados en el nada agradecido arte de la posesión.
Irre: a los nueve; la va a hacer a los nueve.
Pues sabed todos que yo hice la comunión vestido de algo parecido a un misionero de safari, camisa de color hueso con grandes bolsillos en el pecho, cuello más bien grande y trabillas en los hombros, pantalones acampanados del mismo color que la camisa y unas sandalias cruzadas tipo jesucristo de color marrón, algún día os pondré la foto.Es más podiamos hacer un concurso de foto religiosa retro comunionera, ¡Salvaje!
Joako, ostrás, pues a mi me parece una idea buenísima XDDDDD
Yo me apunto !!
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