Cuenta hoy El País, a propósito del viaje a China de la vicepresidenta MTFDLV –que es como lo de ZP, pero a lo bestia -, las dificultades de los empresarios españoles en el país asiático, que se traducen hasta la fecha en un tremendo desequilibrio en la balanza comercial entre ambos países, muy favorable a China.
¿Nos entendemos los españoles y los chinos? El idioma es, sin duda, un primer escollo casi insalvable, pero más para nosotros que para ellos. Los chinos que se instalan aquí acaban aprendiendo el idioma más pronto que tarde, con sus limitaciones, pero lo aprenden.
Muy cacareada es la dificultad que tiene lo chinos para reproducir el sonido de ciertas consonantes, como la “l” o la “r” cuando hablan nuestro idioma, pero al final los entendemos. Y no, no se asusten, que aunque esté muy bien traído no pienso darles la tabarra ahora con el famoso chiste que contábamos todos de pequeños - y que ahora cuenta mi hija - sobre el chino que va a un hotel y no hay habitaciones salvo una en la que están los perros del Curro, etc, etc, etc.
Yo tengo un amigo chino – esto sí se lo cuento – que todos los lunes me salía con la pregunta ¿cuándo echan a cabello?, ¿cuándo echan a cabello?..., y yo pensando en que a lo mejor tenía problemas capilares o algo así, pero no, un día se hizo la luz y caí, atando cabos, en que se refería al entrenador del Real Madrid, que es que me daba apuro preguntarle.
Pero el empresario español difícilmente se hace entender allí, y además, tampoco nos vendemos. Cuenta la crónica de El País que los altos funcionarios chinos se sorprenden cuando se les dice que la española es la octava economía del mundo. Deben creer que se trata de cuentos chinos. Como lo de los derechos humanos, vaya.
¿Nos entendemos los españoles y los chinos? El idioma es, sin duda, un primer escollo casi insalvable, pero más para nosotros que para ellos. Los chinos que se instalan aquí acaban aprendiendo el idioma más pronto que tarde, con sus limitaciones, pero lo aprenden.
Muy cacareada es la dificultad que tiene lo chinos para reproducir el sonido de ciertas consonantes, como la “l” o la “r” cuando hablan nuestro idioma, pero al final los entendemos. Y no, no se asusten, que aunque esté muy bien traído no pienso darles la tabarra ahora con el famoso chiste que contábamos todos de pequeños - y que ahora cuenta mi hija - sobre el chino que va a un hotel y no hay habitaciones salvo una en la que están los perros del Curro, etc, etc, etc.
Yo tengo un amigo chino – esto sí se lo cuento – que todos los lunes me salía con la pregunta ¿cuándo echan a cabello?, ¿cuándo echan a cabello?..., y yo pensando en que a lo mejor tenía problemas capilares o algo así, pero no, un día se hizo la luz y caí, atando cabos, en que se refería al entrenador del Real Madrid, que es que me daba apuro preguntarle.
Pero el empresario español difícilmente se hace entender allí, y además, tampoco nos vendemos. Cuenta la crónica de El País que los altos funcionarios chinos se sorprenden cuando se les dice que la española es la octava economía del mundo. Deben creer que se trata de cuentos chinos. Como lo de los derechos humanos, vaya.
7 comentarios:
Sí, somos muy poco populares allí. Lo latino es mucho más conocido que lo español. ¡Muchos chinos piensan que "flamenco" y "bolero" son lo mismo! Saludos
Yo creo que en unos años el idioma dejará de ser escollo. Acabaremos por aprender chino sin duda alguna. Tiempo al tiempo...
saludos!
Hombre, el chino es 'jarto' difícil...Yo no me sentiría capaz de aprenderlo...
Cada vez mas gente aprende chino, es el idioma del "futulo"
Pues venga, a aprender chino.
Xie, xie (gracias) a todos.
Bueno, si somos justos, nosotros tampoco conocemos nada de la cultura china, y si pensamos que todos los chinos comen rollitos de primavera y pollo con almendras estamos apañaos...
Eso sí, los derechos humanos son universales, y cada uno los entiende a su manera. En el mundo entero.
China y Turquia, por poner dos ejemplos, dos países punteros que juegan con los derechos humanos como un trilero con la bolita.
Tengo un amigo que está trabajando en los futuros proyectos empresariales España-China, y desde luego lo primero es conocernos un poquito más. Y a esa presentación que no vaya ni el tolelo ni el oso panda. A esos ya les conocemos.
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