lunes, septiembre 10, 2007

El "caso Madeleine"; una opinión personal

“Me sucede muchas veces, en algunas situaciones, que no estoy seguro de lo que pienso sobre un cierto asunto hasta que no me pongo a escribir sobre él”. Lo decía el domingo el escritor Don DeLillo en una conversación con Antonio Muñoz Molina publicada en El País. Me quedé dándole vueltas a la idea después de haber estado todo el fin de semana viendo pasar por delante de mis ojos titulares, fotografías e informaciones sobre el “caso Madeleine”, la niña desaparecida en el Algarve portugués, un asunto que me suscita tantas dudas que precisamente por eso me negaba a escribir sobre él.

Cuando hablo de dudas no me estoy refiriendo a la investigación, donde es evidente que las hay, sino que hablo de las personales. Las dudas ante el conflicto que tantas y tantas veces se genera cuando se enfrentan dos maneras de analizar una noticia como ésta: por un lado está lo que dicta el sentimiento moral de cada persona; por el otro, la interpretación particular que a uno le genera su condición de periodista, en mi caso. ¿Cómo resolver tal dilema? En definitiva, ¿cómo deben actual los profesionales de los medios de comunicación ante un suceso tan delicado? Delicado no sólo por las dificultades que se desprenden de la compleja investigación, sino también por sus implicaciones sentimentales y morales.

Después del bombardeo de informaciones recibido desde todos los medios, resultaba inevitable que mi hija mayor acabara interrogándome acerca de lo ocurrido con la pequeña Madeleine sin que yo supiera cómo contestar: pero dónde puede estar esa niña; por qué la dejaron sola; mira qué guapa es, me suena mucho su cara; cómo se ha podido ir tan lejos para que no la encuentren, ella sola, si tiene que estar por allí; por qué dicen que sus papás no son buenos; y si la encuentran, ¿contará todo lo que le ha pasado?... Mi desorientación ante las preguntas de mi hija no hacía sino corroborar la idea expresada por DeLillo.

La historia es, reconozcámoslo, lo suficientemente atractiva como para que nadie quiera perderse el espectáculo que nos están sirviendo día a día en los medios de comunicación. Además, es que resulta muy fácil caer en la simplificación, algo que contribuye a hacerla incluso más impactante y cercana, porque al final lo importante queda reducido a la elección entre dos posibilidades: si fueron ellos o si no. Esta escalofriante simplificación de lo sucedido le proporciona al “espectador” la posibilidad de colocarse con facilidad en la piel de los “personajes” en ambos supuestos: ¿sería yo capaz de resistir la presión mediática y policial si fuera inocente?; o lo que es peor ¿lo sería si fuera culpable?

Por si fuera poco, la comparación cinematográfica nos viene como anillo al dedo. Resulta fácil imaginar sin esfuerzo a Cate Blanchett, por ejemplo, encarnando el personaje de Kate McCain y aspirando al Oscar a la mejor actriz por su interpretación de la mamá de Madeleine. A más de uno se le habrá pasado por la cabeza algo parecido durante los últimos días, seguro. Con el añadido de que como tantas otras veces, la realidad supera a la ficción y el suspense por conocer el final nos devora por dentro como si de la mejor trama de Hitchcock se tratara.

Punto de partida: ante un suceso de tales características la prensa debe informar. Sin duda. El ciudadano quiere estar enterado de todos los detalles y los medios deben cumplir con su obligación. Hasta ahí no cabe duda alguna. Quiero decir que si se confirma que una mancha de sangre aparecida en el coche corresponde a la niña pues habrá que informar de ello. Pero las dudas comienzan a surgir en cuanto la palabra “morbo” entra en acción.

A partir de ahí, todo son caminos llenos de peligros en los que el informador se mueve en el filo de la navaja que separa el sensacionalismo de la información veraz. Ante la duda, los medios deberían pecar siempre antes por exceso de prudencia que por amarillismo, limitándose a dar los datos confirmados de la investigación y descartando todo tipo de especulaciones sin fundamento, si las hubiera.

Tan fácil resulta caer en estos casos en el “Fulanito ha dicho tal burrada, y no la digo yo, eh, que quede claro, pero me hago eco de ella” que resulta inevitable que se acaben desbocando toda una serie de especulaciones que terminan por arruinar la presunción de inocencia que nunca debería perderse de vista. La solución, si la hay, reside en subrayar la importancia de las fuentes consultadas por el informador y en la credibilidad de las mismas. Hacerse la pregunta de si es fiable Fulanito antes de publicar lo que Fulanito dice es una práctica que a veces olvidamos, y no siempre por descuido, a veces también por interés.

Pero también es cierto que pese a todos los cuidados que se pongan, la duda siempre estará ahí; yo mismo, incluso, cuando escribo este post, hago equilibrios sobre el filo y pienso si no hubiera sido más sensato no escribir jamás ni una palabra sobre este asunto. Y a vosotros, ¿qué os parece?

16 comentarios:

Mariano Zurdo dijo...

Filtraciones, rumores, datos, opiniones... No se le puede dar el mismo crédito a unos que a otros. Si se hace en los medios de comunicación, ¿cómo no lo vamos a hacer la gente de a pie, más en un tema tan delicado como este?
He seguido poco el caso porque no soporto las noticias-espectáculo, y prefiero esperarme al final de la investigación. Sólo sé que ahora parece que hay una mancha de sangre con el ADN de la niña. Y sólo sé que se está diciendo lo mismo que hace unas semanas cuando apareció sangre pensando que era de la niña y no lo era.
¿Pecar por exceso o por defecto? No lo sé. Cuando se peca por defecto la gente empieza a sospechar que se oculta información.
Como ves no tengo una opinión personal, tengo un lío de tres pares de narices.

estilografic.blog dijo...

Ya somos dos. O mejor dicho, ya somos seis pares de narices, lo que suma en total doce apéndices nasales.

Por relajar un poco el ambiente y abrir un paréntesis lo digo, que el post de hoy me ha quedado muy serio.

Viguetana dijo...

Hombre... a mí lo que me ha parecido siempre muy fuerte es que la policía portuguesa dijera que sospechaba de los padres (si es que lo dijo de forma oficial, que no lo sé).
Quizás habría sido mejor decir que estaban abriendo más vías de investigación y punto.
No sé...
Lo que siempre me resultó extraño es que alguien que acaba de perder a su hija tenga la cabeza tan fría como para montar una página web y un surtido variado de productos de marketing... ¿O acaso no fueron ellos? (Lo pregunto en serio, que yo tampoco tengo nada claro, ya ves.)

Buenos días Estili & Co.

wen- dijo...

No he seguido el caso ni lo pienso hacer. Leo los titulares del caso como de otros temas que no me interesan lo mas mínimo y punto.
Ha sonado duro, espero que no se me malinterprete, pero es que ODIO lo que hace la prensa con este tipo de casos.. me da asco y verguenza ajena asi que paso olimpicamente. Cuandop se resuelva tb leeré el titular y punto. Espero que la cria esté bien si aun es posible y que dejen trabajar a la policía.
Odio la prensa, lo siento por los periodistas pero cada dia la odio más... solo echo un ojo para ubicarme y poco más. No me creo nada. Nada de nada.

estilografic.blog dijo...

Hola viguetana, te hemos echado de menos. Veo que se siguen sumando narices al asunto.

wen: aunque yo sea parte implicada (y me odies un poquito por ello), entiendo el planteamiento que haces, y es precisamente lo que me hace tener dudas. Pero también entiendo que hay mucha gente a la que le interese saber la verdad de lo que pasó, no sé si por morbo o por qué, pero quieren saberlo.

Viguetana dijo...

:-)
Gracias por echarme de menos, Estili.

En cuanto a tu reflexión final, yo creo que los verdaderamente interesados en saber la verdad deberían ser los padres, familiares y amigos de Madeleine. Los demás, me parece a mí, sólo quieren saberlo por morbo.

Kim dijo...

Ne encanta tu post porque yo estoy exactamente igual que tú. Suscribo cada letra que has escrito.
Me quedo pegado al sillón esperando que salga alguien y nos diga lo que de verdad pasó de una vez. Yo no quiero hacer juicios sobre nadie, no se me da nada bien.

Isabel Burriel dijo...

Sigo el filo haciendo los mismos equilibrios. Puede que me caiga o que me lo clave...
Yo tampoco puedo decir ni opinar ni asegurar. Me limito a esperar como en las películas pero hay una cosa que me martillea la cabeza y no puedo decirla ni pensarla. Menos mal que mi hija solo dice bla abaa, taaataaa mama porque no sabría qué responder.
Añadiré algo y es que la prensa se siente obligada a informar, sesgada como siempre pero ¿Y el matrimonio? ¿Se han visto obligados a hacer semejante campaña?
También tengo lío.

Viguetana. Todo lo que han montado ha sido a través de una empresa de publicidad gigantesca. De esas que se encargan de campañas de políticos y esas cosas con patas.

Anónimo dijo...

Creo que todos tenemos muchas dudas sobre este caso. Sobre el caso en sí, y sobre como posicionarnos frente a las noticias que obtenemos. Yo no odio a la prensa, pero cada vez me creo menos lo que leo, sobre todo, porque difiere mucho lo que ves o lees en un medio, de lo que ves o lees en otro.En cuanto a si los padres serían capaces de algo así, y de montar despues la campaña que han montado, yo creo que tanto si son inocentes como culpables, la campaña encaja perfectamete en ambos casos. En el primero para defender su inocencia y encontrar a su niña, y en el segundo para encubrir su culpabilidad y afianzarsu coartada.
En todo caso, añade mis tres pares a los vuestros.

pati dijo...

Delicado el asunto. Estoy con viguetana y añado otro interrogante más como madre: qué clase de sangre te corren por las venas cuando "drogas" a tu hijo/a para poder salir a cenar con tu marido & co. "tranquila"?
Me creo poco o nada de lo que la prensa sensacionalista diga al respecto.
Me sorprende creer en lo que ciertas mentes pueden llegar a maquinar.
Encima de la mesa te dejo mis tres pares de narices.

Un saludo.

estilografic.blog dijo...

Pues va teniendo narices la cosa ya, a estas alturas.

Mi intención, de todas formas, era plantear las dudas sobre el tratamiento de la noticia y sobre lo que el caso está teniendo de espectáculo televisado. En los detalles de la investigación, aunque tengo mi opinión, casi que prefiero no entrar, porque podría estar equivocado.

Desesperada dijo...

aportaré mi humilde opinión de periodista: creo que, en este caso concreto, la prensa escrita ha sido bastante más comedida que en ocasiones anteriores. creo que jamás se adelantaron a la información aportada por las fuerzas de seguridad, y si el caso se ha convertido en la bomba mediática que es, pienso que fue en gran parte provocado por los padres de madeleine. por eso me alucinará muchísimo que sean culpables, porque, ¿cómo cojones se les ocurre organizar algo semejante si lo eran?

Carlos J. Galán dijo...

Me parece obvio que de lo que sea noticia hay que informar. Otra cosa es que se confunda lo que es una mera especulación, una filtración interesada o un simple rumor con un hecho noticiable. En mi blog he escrito una reflexión sobre ello:
http://carlosjaviergalan.blogspot.com/2007/09/el-caso-madeleine.html

Anónimo dijo...

YO TENGO UNA PERSEPCION DE TODO ESTO Y TALVEZ SI INVESTIGARAN SI EN EL MOMENTO DE LA DESAPARICION DE MADELEINE HABIA UN EDIFICIO EN CONSTRUCCION PORQUE LA PUDIERON HABER PUESTO ENTRE LOS MUROS. DEBE HABER UN INSTRUMENTO QUE SEA CAPAZ DE VERSE ATRAVEZ DE ELLOS.

luis dijo...

YO TENGO UNA PERSEPCION DE TODO ESTO Y TALVEZ SI INVESTIGARAN SI EN EL MOMENTO DE LA DESAPARICION DE MADELEINE HABIA UN EDIFICIO EN CONSTRUCCION PORQUE LA PUDIERON HABER PUESTO ENTRE LOS MUROS. DEBE HABER UN INSTRUMENTO QUE SEA CAPAZ DE VERSE ATRAVEZ DE ELLOS.

Anónimo dijo...

I wish not concur on it. I regard as warm-hearted post. Expressly the title-deed attracted me to review the intact story.