Esta mañana me han tocado en el hombro. Toc, toc. Iba en el metro, me he vuelto y no había nadie. Bueno, en el metro sí que había gente, por un tubo, pero detrás de mi nadie. ¿Cómo es ello posible?, dirán los más tiquismiquis. Pues porque estaba apoyado sobre la puerta del lado que no abre. Sobre la del otro lado ya me apoyé una vez y casi me escuerno la cabeza, cierto. Por eso me apoyo siempre sobre la que no se abre. Hay estaciones con muy mala idea que te la cambian sin avisar, lo sé, pero ya me aseguro yo, menudo soy para eso, que en mi línea no suceda tal acontecimiento inesperado.
A lo que iba, que se me va el hilo. Ha sido una sensación extraña, no me había ocurrido nunca antes. Sí que me había sucedido alguna vez lo de oír voces o ruidos que parece que te están llamando: “Estilograaaaafic”, “Estilograaaaafic”..., pero lo de los golpecitos en el hombro no, eso nunca. Yo no creo demasiado en cosas de esas de sucesos sobrenaturales ni he tenido, por suerte o por desgracia, otras experiencias reveladoras en tal sentido, que yo recuerde. Hasta para eso soy un tipo de lo más normal.
Bueno, en realidad sí. Si que he tenido una, pero lo cierto es que hasta hoy no le había vuelto a dar importancia, y me la guardaba como recuerdo de infancia en algún rincón de mi cabeza. Ahora que lo pienso, debe de ser además mi primer recuerdo de infancia, porque sucedió estando yo durmiendo en la cuna, detalle - el de la cuna - que me lleva a pensar, con la sagacidad y astucia que me caracterizan, que no debía de tener la criatura – esto es, yo - más de año y medio o dos años, a lo sumo tres... no, no, cuatro ya no, seguro, yo creo que con cuatro ya no, que fui un bebe más bien grandecito y rechonchete. Acudiré a mis fuentes para verificar tal dato. Disculpadme un momentito.
Riiiing, riiiing
- ¿Mami....?
- Dime hijo.
- ¿Hasta qué edad estuve yo durmiendo en cuna?
- Fuera de juego me pillas ahora. Yo supongo que no debías tener, criatura, más de año y medio o dos años, a lo sumo tres...
- ¿Cuatro quizás?
- No, no, cuatro ya no, seguro, yo creo que con cuatro ya no, que fuiste un bebe más bien grandecito y rechonchete.
- Oye, ¿tú no estarías leyendo mi blog?
- ¿Cómo?
- Nada, nada, te dejo que estoy escribiendo.
Bien, ¿dónde estábamos? Ah sí, en la cuna, boca arriba, y sin poder conciliar el sueño. Fue entonces cuando algo llamó mi atención en el techo de la habitación, justo en la esquina, encima de la puerta. Una mano enorme asomaba. Gorda y fofa. Sí, como cuando inflas un guante de esos de fregar y se te queda aquello como un globo con dedos a punto de reventar, pues así.
Llamé a mi madre. No, no utilicé el teléfono entonces, ella estaba allí, en la habitación de al lado, cuidando de su retoño, y recuérdese, yo no debía tener más de año y medio o dos años, a lo sumo tres...
- ¿Mami...?
- Dime hijo.
- Hay una mano ahí abiba (teniendo en cuenta que yo no debía tener más de año y medio o dos años, a lo sumo tres...), dudo de que pronunciara correctamente “arriba”, y no voy a llamar otro vez a mi madre, la mujer, para que me lo aclare).
- Anda, mi niño, sigue durmiendo, que es una mancha.
Seguí durmiendo, sí, pero ahora, después de lo sucedido hoy en el metro, me pregunto: ¿era aquello realmente una mancha? Así que si os parece os voy a poner un vídeo de este tipo de sucesos extraños que a menudo acontecen en nuestras mortales vidas, que me lo ha enviado un amigo (gracias, Juan Carlos) y mientras vuelvo a llamar a mi madre para salir de dudas. Sobre lo de la mancha.
A lo que iba, que se me va el hilo. Ha sido una sensación extraña, no me había ocurrido nunca antes. Sí que me había sucedido alguna vez lo de oír voces o ruidos que parece que te están llamando: “Estilograaaaafic”, “Estilograaaaafic”..., pero lo de los golpecitos en el hombro no, eso nunca. Yo no creo demasiado en cosas de esas de sucesos sobrenaturales ni he tenido, por suerte o por desgracia, otras experiencias reveladoras en tal sentido, que yo recuerde. Hasta para eso soy un tipo de lo más normal.
Bueno, en realidad sí. Si que he tenido una, pero lo cierto es que hasta hoy no le había vuelto a dar importancia, y me la guardaba como recuerdo de infancia en algún rincón de mi cabeza. Ahora que lo pienso, debe de ser además mi primer recuerdo de infancia, porque sucedió estando yo durmiendo en la cuna, detalle - el de la cuna - que me lleva a pensar, con la sagacidad y astucia que me caracterizan, que no debía de tener la criatura – esto es, yo - más de año y medio o dos años, a lo sumo tres... no, no, cuatro ya no, seguro, yo creo que con cuatro ya no, que fui un bebe más bien grandecito y rechonchete. Acudiré a mis fuentes para verificar tal dato. Disculpadme un momentito.
Riiiing, riiiing
- ¿Mami....?
- Dime hijo.
- ¿Hasta qué edad estuve yo durmiendo en cuna?
- Fuera de juego me pillas ahora. Yo supongo que no debías tener, criatura, más de año y medio o dos años, a lo sumo tres...
- ¿Cuatro quizás?
- No, no, cuatro ya no, seguro, yo creo que con cuatro ya no, que fuiste un bebe más bien grandecito y rechonchete.
- Oye, ¿tú no estarías leyendo mi blog?
- ¿Cómo?
- Nada, nada, te dejo que estoy escribiendo.
Bien, ¿dónde estábamos? Ah sí, en la cuna, boca arriba, y sin poder conciliar el sueño. Fue entonces cuando algo llamó mi atención en el techo de la habitación, justo en la esquina, encima de la puerta. Una mano enorme asomaba. Gorda y fofa. Sí, como cuando inflas un guante de esos de fregar y se te queda aquello como un globo con dedos a punto de reventar, pues así.
Llamé a mi madre. No, no utilicé el teléfono entonces, ella estaba allí, en la habitación de al lado, cuidando de su retoño, y recuérdese, yo no debía tener más de año y medio o dos años, a lo sumo tres...
- ¿Mami...?
- Dime hijo.
- Hay una mano ahí abiba (teniendo en cuenta que yo no debía tener más de año y medio o dos años, a lo sumo tres...), dudo de que pronunciara correctamente “arriba”, y no voy a llamar otro vez a mi madre, la mujer, para que me lo aclare).
- Anda, mi niño, sigue durmiendo, que es una mancha.
Seguí durmiendo, sí, pero ahora, después de lo sucedido hoy en el metro, me pregunto: ¿era aquello realmente una mancha? Así que si os parece os voy a poner un vídeo de este tipo de sucesos extraños que a menudo acontecen en nuestras mortales vidas, que me lo ha enviado un amigo (gracias, Juan Carlos) y mientras vuelvo a llamar a mi madre para salir de dudas. Sobre lo de la mancha.
21 comentarios:
Bueno, querido estilografic, a ver si va a ser la misma mano, quiero decir, la mano de cuando usted estaba en la cuna y la que le toco el hombro esta mañana....
Jo, que mal rollo acabo de tener ahora buf..... que miedo!
besicos
Belén: que ya he hablado con mi madre otra vez y dice que no me preocupe por lo de la mancha, que eso son cosas de críos, que tenga en cuenta que yo no debería tener por aquel entonces más de año y medio o dos años, a lo sumo tres... Eso dice.
Si, pero... tu has visto la familia adams? esa mano... ais que miedo...
besos de debajo de la cama :S
Yo, por ir descartando... ¿Tú te has fumado algo?
¿O te fumaste algo cuando tenías más de año y medio o dos años, a lo sumo tres?
jijijiji. ¡Cómo mola!
:D
Yo una vez me disfracé igual, igual que el de negro con la guadaña.
:)
Te diré un secreto, Estili. Esa mano... es ¡la que mece la cuna!
(risa estentórea y macabra: JA JA JA JA JA)
:P
Ya me está dando miedo, ya.
Belén: ¡la mano de la familia Adams! Ahora lo entiendo todo. Bueno, todo no, que Raúl y Guti sigan sin ir a la selección no.
Mariano Zurdo: pues la mano era zurda, que lo sepas. A lo sumo tres, a lo sumo tres, que cuatro ya no, seguro, yo creo que con cuatro ya no, que fui un bebe más bien grandecito y rechonchete.
Irre: ¿Y qué hiciste con las orejas para que no se te vieran?
gachas, las llevaba.
- ¿Unas gachas Don Camilo?
- Si se empeña...
¡era la mano negra! ¡la mano negra! yo también la vi y en un colegio de Calasparra dicen que le saco lo ojos a un niño que había ido a hacer sus necesidades al retrete del colegio.
¡La mano negra! seguro
Joder, ¡la mano negra! Estuvo acechando la ventana de mi habitación durante meses la muy jodía...
Lamanonegra estuvo también en mi cole un tiempo, me acuerdo, me acuerdo. Y allí también decían que le había sacado los ojos a un niño que había ido a hacer sus necesidades al retrete del colegio. Qué cosas.
No, pero la de mi cuarto no era negra. Era amarilla, como los guantes de fregar. Sería entonces lamanoamarilla. Qué miedo.
La mano negraaaa!!! ufffffffff... no sé si podré dormir esta noche...
Meiga en Alaska: esto empieza a ponerse pero que muy feo.
Lástima que se te pasó preguntarle a tu madre en la segunda llamada cómo demonios le preguntaste sobre la mancha.
Porque si fue algo como... "shup, shup, mammmishup, hayshupshupuna shup mano hayshup abibaaashup" (osea, con chupete,) lo mismo te daba para despejar dudas. Que con shupchupete no dormirías cuando tenías más de año y medio o dos año, a lo sumo tres... Que con cuatro ya no, seguro, yo creo que con cuatro ya no!!
¡Genial! ;)
Ispilatze: con cuatro ya no, seguro que no. Con año y medio o dos años no sé yo, e incluso con tres, a lo sumo tres... Lo del chupete digo.
¿La manoamarilla?
Esa es con la que te hacías tú la... papilla. Una o dos, o a lo sumo tres...
Ainssssss, ¡pero qué ingenuos que me sois! ¡¡qué mano negra ni que niño muerto!! lo que da miedo son otras cosas, hombrepordios, a mi se me aparece una mano la empleo de asistenta, jajajajaj. Pues menuda soy yo. Miedo me daría que se me apareciera, qué sé yo, Rouco Varela en tanga, por ejemplo.
Uf, no se cómo puedes tener recuerdos de tan tan pequeño.
Mi madre siempre me cuenta que cuando yo era pequeña y estaba en la cuna, un día que ellos se fueron y dejaron a mi tía cuidándome sola en casa... que mi tía en una de las que pasó por delante de la habitación vio una mujer al lado de mi cuna diciendome cosas. Que le dio pánico fué a coger una mantita para envolverme y cuando fue a cogerme la mujer ya no estaba.
Y yo no me acuerdo de nada la verdad.
Lo tuyo si que es buena memoria joe....
Y lo del metro es que no se, hay veces que la ropa se muve y parece que alguien te toca pero no es así...
Tu no te asustes Estilografic, yo te defiendo a ti tb :D
¿La mano amarilla? interesante variante...
Wen, tu historia me parece mas inquietante, mas victoriana, una misteriosa mujer hablandole a un bebe, "otra vuelta de tuerca"
me referia a la novela de ¡coño se me ha olvidado el nombre!
Mariano Zurdo: llamaré a mi madre para preguntar, pero no, cuatro no creo. A las papillas me refiero ¿eh?
Vitru: la combinación RV/tanga prodúceme más escalofríos que cualesquiera manos de cualesquiera colores.
Wen: ¿que no me asuste?, ¿después de lo que acabas de contar? Cagaíto me hallo.
Joako: La novela de “Coño se me ha olvidado el nombre” no la he leído, pero el título promete.
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