martes, julio 17, 2007

Otros saludos

Una vez, estando yo en un bar de Sevilla tomándome unas tapitas – ya sabes, la pringaíta, el bienmesabe, loh shipironeh, lah gambahfritah...- acercóseme un tipo que mirándome a los pies me dijo (o díjome, ya que nos ponemos redichos):

- Déhame que te limpie loh shapatoh, pisha.

Yo tengo que reconocer que pese a tenerme por un tipo aseado, lo de los zapatos no es mi fuerte, no me duelen prendas (bueno, doler, doler, de las prendas me duelen a veces los mismos zapatos, de lo cochinos que los llevo). Y al pisha, que era un tío avispaó como pocos - se le notaba a la legua, que es lo que da tener que sobrevivir trabajando de bar en bar - no se le debió escapar el detalle y se vino directo a por mí, que anda que no había gente en la barra dándole a la servesita y shupándole la cabeza a la gambita.

- Si va a seh un segundito, quillo, no me se ponga tenso, mi arma.

Le dije que no al pisha, no por no darle dinero, sino porque me daba no sé qué que un tipo se te arrodillara a los pies como si tú fueras un ser superior, rebajarse de aquella manera el pobre hombre para ganarse unas perras, con lo que había en el suelo de cabezas de gambas, recién traídas de Huelva, oiga. Y eso que bien pensado a él le hubiera venido muy bien que le dijera que sí, pero ya digo que a mí la situación me resultaba desagradable.

Me acordé del suceso cuando leí ayer que la vice MTFDLV (me niego a escribir su nombre completo, que me ocupa medio post y ya me he enrollado bastante con el pisha de los zapatos) no se inclinó al saludar al Rey durante la recepción ofrecida por la familia real tras el bautizo de la infanta Sofía. Ya estamos con lo de siempre, que si con quién se deben casar, que si quién debe ir primero en la línea de sucesión, que si cómo hay que saludarles... La propia existencia de la Monarquía es la que genera todo tipo de debates absurdos.

A mí es que lo de las reverencias y esa manía por establecer diferencias es algo que nunca me ha gustado, por muy educado que uno sea, que se puede ser sin necesidad de agacharse, que parece que te van a soltar una colleja en ”to lo arto, ea”, como diría el pisha de Sevilla.

Me recuerda a la mili, qué quieres que te diga, y que no se enciendan las alarmas, que no me voy a poner a contar historias de la mili en plan abuelete. Antes vale, daba hasta prestigio ir inventando batallitas por ahí – la mayor parte de las historias que se cuentan de la mili son inventadas, eso está demostrado estadísticamente - pero ahora, lo único que pones al descubierto es que ya tienes una edad, que los jóvenes de ahora es que no la hacen, no sé si usted se ha dado cuenta, mi sargento.

Ahora saldrá el listillo de los comentarios: listillo dijo: “claro estilografic, te parece mal porque eras tú el que tenías que “cuadrarte” ante los demás, pero si hubiera sido al revés bien que te hubiera gustado que se te pusieran firmes los reclutas a tu paso”.

Pues no, listillo, que yo fui sargento de complemento, que ya lo he contado, y no me hacía ni pizca de gracia que me llamaran de usted y que se me cuadraran, pero es que no les quedaba más remedio, a ellos y a mí. La verdad es que mi experiencia como sargento - perdón, dije que no iba a contar historias de la mili, pero voy a ser breve, lo prometo - tampoco creo que llegara a ser muy humillante para nadie, porque acabé como suboficial encargado del bar del cuartel, y hasta me llevé una buena bronca del comandante por hacer el que se supone que no era mi trabajo, exactamente:

- Sargento estilografic, ¡venga a mi despacho, inmediatamente!
- Sí, mi comandante.
- ¿Qué hace usted recogiendo vasos sucios de la barra, que le he visto? Eso es algo que hacen los soldados, que para eso tenemos a la tropa y nuestro dinero nos cuesta. ¿Es que hay que recordarle a usted que es un sargento?
- Tiene usted razón, mi comandante, no sé qué paso, se me difuminaron lo galones, sin querer.
- Pues que no vuelva a suceder.
- Descuide, mi comandante. Y si da usted su permiso, vuelvo a mis obligaciones.
- Puede retirarse, sargento estilografic.

Retirarme, lo que se dice reitérame no podía, que me faltaban cuatro meses para licenciarme, pero esa fue la orden que más me hubiera gustado cumplir, de todas las que me dieron.

Así que, resignado y con el ardor guerrero por los suelos, volví a mis obligaciones en el bar, en el que, por cierto, no había ni pringaíta, ni shipirones, ni gambahfritah, ni bienmesabe, ni na de na, pisha.

Estilografic.art

13 comentarios:

Isabel Burriel dijo...

El caso es que a mi, a veces me caen mal, y a veces bien. Me da igual que sean monarcas o lo que sea pero creo que hay cosas que deberían cambiar. Una monarquía parece algo obsoleto pero como elemento decorativo o diplomático está curioso. Ahora bien, tendrían que buscar otra forma de suvbencionar sus caprichos que se me antojan un poco caros. Podrían buscar patrocinadores, como los equipos de fútbol.
Y me parece fatal que den tan mal ejemplo. Eso de que vayan sólo a instituciones privadas (hospitales, colegios, etc) para sus cositas me parece un poco snob.
En fin, que me parece que como siempre sirven más para generar polémica que para otra cosa (que si saludo, que si no, que si sucesión, que si derechos, que si plls en vinagre...)

Mariano Zurdo dijo...

Me apunto a la idea de Inte. Ya me veo a ese peazo de borbón con el chaqué lleno de publicidad y anunciándose en el teletienda. "Compre el pack de discursos de navidad de la década de los 90 y por el mismo precio le regalamos una foto tuneada con el fotochó de toda la familia".
Y lo de las reverencias... Me quedo sin palabras. Eso sí, ahora mismo me apunto a una cañita y unas gambitas de Huelva. Os espero en el bar de la esquina.
Ah, y perdón, que no había dicho hola: HOLA.

Buscando dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Buscando dijo...

Yo ser Familia Real lo veo sólo un curro, y les respeto haciendo su curro (no vamos a entrar en si me parece un curro necesario o no) lo mismo que al panadero, la pollera, el administrativo de Caja Madrid, etc., y no les haría una reverencia a ninguno de ellos, y tampoco me gustaría que me la hicieran a mí. ¡Qué horror! Yo odio los pelotas y el servilismo (y lo digo con el conocimiento de causa de quien ha tenido un curro de directiva muchos años), así que ¡no más reverencias!, que me suenan a eso, a servilismo. Se puede ser muy educado dando la mano, mirando a los ojos, y con un tono y una conversación agradables.

estilografic.blog dijo...

La ¿: a mi caerme la verdad es que me caen bien, que el Rey tiene su punto y la Reina es una tía muy seria. Otra cosa es que me haga gracia agacharme para saludarlos.

Eliosa: tienes más razón que el Rey en lo que dices.

Mariano: vete pidiendo otra ronda, que tengo entendido que la ¿ y eloisa zampan bastante.

Anónimo dijo...

“claro estilografic, te parece mal porque eras tú el que tenías que “cuadrarte” ante los demás, pero si hubiera sido al revés bien que te hubiera gustado que se te pusieran firmes los reclutas a tu paso”.

jajajajajajajajajaja (sorryyyyyyy!!!!!!!!)

estilografic.blog dijo...

wilde: te has quedao sin gambas, por listillo.

wen- dijo...

A mi me parece una institución antigua y absurda. No sirve para nada más que para gastar dinero. Como no estoy de acuerdo y me cabrean ( por muy majos que sean, que lo son), paso de todo lo que tenga que ver con ellos... No sabia ni que bautizaban a la cria... de hecho no sabía ni que hubiera otra cria... ale ale, a tener hijos... que como pagamos nosotros...! dios, que cara mas dura.

Javier Menéndez Llamazares dijo...

Yo también llevo los zapatos que... bueno, mejor ni mencionarlo. Y mira que intento ser lo más pulcro posible, pero lo del calzado debe de ser una vía de escape (le preguntaré a nuestro amigo Zurdo, que creo que de manías sabe un rato) o algo así.
Pero creo que hiciste bien: eso de que un tío hecho y derecho se te arrodille y te saque lustro a los botines... vamos hombre, que ya pasó la edad media hace mucho. Al leerte me he acordado de esa foto de Javier Arenas que le costó las elecciones, ¿os acordáis?
Por cierto, una entrada excelente.
Saludos.

estilografic.blog dijo...

Javier: es que en Andalucía se lleva mucho lo de los limpiabotas, y además, claro, hay mucho señorito andaluz por ahí suelto, ya sabes.

Lo de los zapatos tenemos que corregirlo, ¿eh?

estilografic.blog dijo...

wen, que te olvido: no te falta razón, pero en fin, quién sabe si lo que venga será peor.

Anónimo dijo...

Nada, que vengo de Belén y ya no quedaba jamón, y llego aquí y ni gambas ni ná de ná, pero como soy una chica optimista veré el lado bueno y creeré que los haceis para ayudarme con mi régimen, jajajja.

Buenas noches.

Desesperada dijo...

pues yo lo veo genial, lo de no hacer la reverencia. es el colmo. menudo protocolo rancio y machista...